PLANES

CAPÍTULO VEINTIUNO

Planes,

— Nora, yo me encargaré de esto, tú ve a descansar un rato más. — Pidió Tetsu, mirando a la mujer quien planeaba hacer el desayuno.

— ¿Está segura, señorita Amalia?

— Estoy segura, prometo que no quemaré la cocina. — La mujer sonrió, asintiendo.

Yamagawa comenzó con su trabajo, planeando hacer un desayuno sencillo que no le tomaría mucho tiempo. La noche anterior, después de la charla con los dos hermanos, los tres habían dormido extrañamente tranquilos, por lo que a esa hora de la mañana seguramente los chicos se encontrarían aun durmiendo.

Tetsu se había despertado antes de lo usual, así que bajó a la cocina, sorprendiéndose al ver a la ama de llaves allí, dispuesta a preparar algo de comer, entonces sucedió lo anteriormente mencionado.
El agradable aroma del café recién hecho inundó la cocina, provocando que una pequeña sonrisa se estirara en el rostro de la joven, quien picaba las verduras rápidamente.

Un par de manos se deslizaron por su cintura, terminando en un fuerte agarré que le apegó a un cuerpo el cual reconocía medianamente bien.

— ¿Por qué cocinas a esta hora? — Preguntó Ran con su voz ronca a causa del reciente despertar.

— No tenía nada qué hacer, además, por si lo olvidabas, hoy tenemos clases. — El chico se quejó mientras apoyaba su mentón en el hombro de la castaña. — ¿Rindo sigue dormido?

— Sí. — Tetsu acercó un trozo de pan a la boca del chico, quién separó sus labios, aceptando gustoso la comida. — ¿Por qué no faltamos hoy?

— Desde que los conocí a ustedes dos, idiotas, no he dejado de tener faltas, perderé el año si sigo así. — Ran rio.

— Pero pasamos más tiempo juntos. — Con un delicado beso en su cuello, el más alto le giró, quedando frente a frente. — ¿No es eso mejor?

— No lo es. — El chico frunció su ceño. — Tampoco lo será si pierdo el año.

— Bueno... — Ran sonrió. — Podemos repetir el año juntos.

— Qué genial idea. — Ironizó la menor, volviendo a girarse, continuando así con su tarea inicial. — Ve a despertar a Rindo.

— Claro. — El agarre en su cintura desapareció, Tetsu suspiró, terminando finalmente con su trabajo.

Tomó la comida y la llevó a la mesa, colocando todo de manera ordenada mientras esperaba a los dos hermanos. Las pisadas bajando las escaleras avisaron de su llegada antes de que sus voces se hicieran presentes.

— Tengo un hambre del carajo. — Expresó Rindo, acercándose a la chica, posando sus labios sobre los de la contraria.

— Buenos días a ti también. — Ran giró a la chica, posando esta vez él sus labios sobre los de la menor.

— Rindo, convence a Tetsu de no ir a la escuela. — Rindo les miró antes de sonreír.

— No vayamos a la escuela hoy, Tetsu. — Ran rodó sus ojos ante el poco esfuerzo de su menor, pero no esperó la respuesta de la chica, quien aceptó.

— Está bien.

— Oye, espera... ¿Por qué aceptaste tan rápido cuando lo pidió él? — Ran le miró indignado.

— Te dije que era el favorito.

— Más bien, nos quedaremos en casa y ustedes, imbéciles, me ayudarán a limpiar todo este sitio. — Señaló la chica. Por instinto, los dos hermanos recorrieron con su mirada la casa, era enorme, no podían imaginar limpiar todo eso.

— Mejor vayamos a la escuela. — Yamagawa rio, tomando asiento en la mesa.

— Gracias por la comida.

[...]

La chica de cabellos castaños miró por unos segundos su cuaderno antes de soltar un suspiro frustrada, no entendía absolutamente nada.

— ¿Problemas? — Preguntó Kioko, su amiga asintió.

— Detesto química, la odio, no debería existir. — Yamada rio, girando su torso levemente para ver con lo que su amiga luchaba. En un rápido movimiento la menor resolvió aquel ejercicio. Tetsu sólo pudo hacer una mueca, sin comprender cómo la pelinegra había hecho aquello. — Supongamos que yo resolví eso.

— Eres una perezosa.

— Solo en química y en historia. — Corrigió la mayor, cerrando su cuaderno y levantando su mano. — ¡Profesor, Kioko y yo hemos terminado!

— Bien, pueden retirarse.

Ambas chicas chocaron sus palmas, recogiendo sus cosas y saliendo de su salón, caminando sin prisa a la salida.

— ¿Harás algo hoy? — Preguntó Yamada, Tetsu asintió.

— Los chicos querían llevarme a algún sitio, pero no entendí muy bien. — La castaña miró a la salida, allí estaban los dos hermanos esperando. — Tan solo me dijeron que preparara una mochila con ropa de cambio.

— Oh ¿Harán un viaje largo? — Tetsu se encogió de hombros. — Bueno, buena suerte, ten cuidado.

— Claro. — Ambas llegaron hasta los hermanos, la menor se despidió de los tres antes de marcharse por otra dirección, dejando a la castaña con los dos mayores.

— ¿Preparaste las cosas?

— Sí, le pedí a Nora que me esperara afuera con la mochila ¿Podemos pasar rápido a casa? — Rindo asintió, tomando a la chica de la cintura para guiarle a su vehículo. — ¿A dónde iremos exactamente?

— Lo verás cuando lleguemos. — Respondió Ran, sonriente.

— Eso no me hace sentir bien ¿Y si me secuestran?

— Lo habríamos hecho desde el primer momento en que te conocimos. — Rindo le subió a su motocicleta, subiendo él después. — Sostente.

Los tres comenzaron a desplazarse rápidamente a casa, Tetsu apoyó su cabeza sobre la espalda de Rindo, cerrando sus ojos mientras pensaba en sitios a los que los dos chicos junto a ella podrían llevarle, estaba ansiosa y curiosa ¿Qué harían? ¿En dónde se quedarían? ¿Cuánto tiempo sería?
Sus pensamientos se detuvieron al sentir el vehículo detenerse, abrió sus ojos notando a Ran bajar de su motocicleta y acercarse al portón, saludando y recibiendo la mochila que Nora tenía en manos. Tetsu se despidió con la mano de la mujer, pidiéndole antes que no se preocupara, que volvería sana y salva a su hogar.

— ¿Cuándo volverán tus padres? — Preguntó Rindo, la chica hizo una mueca, pensándolo por unos segundos.

— Creo que faltan unas dos semanas, a veces hablo con mi padre por mensajes, dice que si todo sale bien volverán en trece días.

— Entiendo. — El chico sonrió. — Aprovechemos el tiempo antes de que vuelvan.

— ¿Por qué lo dices?

— Supongo que cuando vuelvan ya no podrás salir tanto tiempo con nosotros. — Yamagawa rio.

— No suelen pasar mucho tiempo en casa, además, son algo permisivos, no les molesta que salga mientras les avise antes a dónde voy y con quién. — Los brazos de la menor se enrollaron con fuerza alrededor del chico. — Hace frío ¿Falta mucho?

— Estamos cerca. — La conversación acabo allí hasta que llegaron a su destino. Una vez el vehículo se detuvo nuevamente, Tetsu descendió, mirando a su alrededor con curiosidad, había algunos árboles alrededor, y pocas casas cerca.

— Parece escena de película de terror. — Susurró la chica, notando a Ran colocarse a su lado. — No son asesinos en serie ¿Cierto?

— Deja de decir tonteras. — Rindo tomó su mano, entrelazando sus dedos y comenzando a caminar. — Tenemos una casa por aquí, no solemos venir mucho, pero es un lugar tranquilo para pasar una o dos noches.

— Bueno... Si lo ves del lado positivo, sería un bonito lugar para una luna de miel. — Sonrió la joven.

— Podemos venir aquí cuando nos casemos ¿Qué opinas de eso? — Yamagawa rio, negando.

— Creo que pensar en matrimonios ahora es demasiado pronto, además... No podría casarme con ambos ¿Lo recuerdan?

— Soy voluntario. — Pronunciaron ambos hermanos a la vez, la menor rodó sus ojos.

— No me casaré con ninguno, fin de la historia.

— Qué cruel... Me gusta. — Susurró Ran, sacando unas llaves de su bolsillo. — Es aquí.

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