ESO NO ES FESTEJAR
CAPÍTULO VEINTISEIS
Eso no es festejar,
Unos meses más tarde.
Tetsu sonrió mientras se acercaba a ambos hermanos, despidiéndose de los dos con un corto beso en la mejilla. Ese día era especial ¿La razón? Los hermanos estaban a punto de graduarse. Tetsu les vio marcharse. Acordaron verse después de la graduación, así que la chica les esperaría en el parque cerca de la escuela junto a su amiga, quien siendo gran fanática de aquellos dos chicos, había aceptado acompañarle para que no estuviera sola durante aquel lapso de tiempo.
— Entonces, ahora esos dos oficialmente pueden mantenerte. — Tetsu rodó los ojos sonriendo.
— A penas salen de la preparatoria, no conseguirán algo tan rápido. — La pelinegra hizo una mueca, sabía que había un pequeño detalle del cual la castaña no estaba consciente, pero también sabía que no era su responsabilidad decírselo, era la responsabilidad de los dos hermanos.
— ¿Qué planean hacer ahora? — Yamagawa elevó una ceja confundida. — Ahora que los hermanos Haitani salieron de la escuela ¿Qué harán? ¿No se separarán por ir a las universidades?
— No lo sé... Aunque parezca sorprendente, al día de hoy no hemos tocado el tema, simplemente... Será lo que la vida quiera. — Respondió la mayor, mirando el parque a unos metros. — Planeo terminar mi último año de preparatoria y después ir a la universidad, pero no sé qué será de esos dos... Después de todo son unos irresponsables.
— Espero que puedan seguir juntos... — Kioko se sentó sobre una banca, mirando a su amiga con confusión. — Pero... ¿Cómo es que los enamoraste? Es decir... ¿Por qué se interesaron en ti?
— Bueno... Había olvidado contarte sobre esto... — Tetsu miró a otro lado. — Los conocía desde antes.
— ¿Cómo? — Cuestionó la menor, sorprendida.
— Sí... Al parecer fue durante mi primer año de secundaria. — Comenzó la castaña. — Lo había olvidado totalmente, pero esos dos se me habían declarado antes.
— Oh-Por-Dios. — Pronunció Yamada, incrédula.
— Los rechacé claramente, ya sabes, durante la secundaria no estaba para nada interesada en las relaciones amorosas o esas cosas, y en realidad no me atraía nadie... Ellos fueron parte del montón que rechacé. — Kioko asintió, lo recordaba, su amiga siempre le contó sobre las confesiones que recibía y sus rechazos.
— Pero... ¿Quiere decir que ellos gustaban de ti desde entonces?
— Así parece, durante los días que estuvimos en su casa de vacaciones hablamos sobre esto... Son unos idiotas obsesionados. — Kioko suspiró asintiendo, la relación de la chica con los dos hermanos era increíblemente imposible y hermosa a la vez, al menos a sus ojos podría considerarse fan número uno de esa extraña relación.
— Ha pasado una hora. — Yamada comentó, mirando a su amiga quien asintió.
— Debe de terminar pronto. — Tetsu rio. — Ya no volverás a verlos en la escuela.
— No me lo recuerdes. — Se quejó la pelinegra, dándole un suave empujón a su amiga.
— Hey. — Tetsu giró su rostro, sus ojos mostraron leve sorpresa al notar a una chica conocida por ser gran fanática de los hermanos. ¿Qué hacía allí? Tetsu no tenía muy buenas experiencias con fanáticas de los Haitani que no fueran su mejor amiga, y por esa razón prefería evitarlas.
— ¿Qué quieres? — Tetsu se puso de pie, colocándose frente a su amiga quien, nerviosa, tomó el borde de la camisa de la mayor como una pequeña niña aterrada.
— Solo hablar. —Yamagawa rio con ironía.
— ¿Hablar? No querrás decir ¿Pelear? — Tetsu frunció su ceño. — Sé cómo son las mujeres como tú, aléjate de mí.
— Lo haré, pero antes debo disculparme. — La castaña se sorprendió al ver a la chica inclinarse. — Quizá nunca nos llegamos a conocer bien, y quizá tampoco lo hagamos, pero quiero disculparme por todo lo que hice, sé que estuvo mal y que mi forma de actuar no puede ser justificada, nunca llegué a hacer algo como lo que hizo Akira, pero puedes estar segura que desde ahora no te molestaré a ti o a los hermanos... Lo siento, Tetsu.
— ¿Qué le pasa a esta loca? — Tetsu miró a Kioko, quien por supuesto no comprendió su idioma materno. La mayor carraspeó. — ¿Bien? Si hablas de manera sincera, tienes mi perdón.
— Permíteme comenzar desde cero nuevamente. — La chica se enderezó. — Soy Nakamura Dai, es un gusto.
Tetsu no supo qué hacer, pero algo dentro de sí le decía que tal vez no sería tan mala idea darle una nueva oportunidad a una persona que intentaba cambiar para mejor. Sin pensarlo por más tiempo, estiró su mano hacia la menor, mirándole seriamente, sin ninguna expresión de desprecio en su rostro.
— Yamagawa Tetsu. — Se presentó la chica, notando la pequeña sonrisa estirarse en el rostro de la contraria.
— Espero que algún día podamos ser buenas amigas, Tetsu... Nos vemos. — Yamagawa movió la cabeza, asintiendo, Kioko por su parte se despidió con la mano alegremente, viendo a la chica marcharse.
— Eso fue raro. — Yamada asintió de acuerdo.
— Supongo que aún hay chicas no tan locas.
— ¿Cómo tú? — Kioko le codeó.
— Oficialmente no volveré a pisar ese infierno. — Tetsu se giró, mirando a los dos hermanos regresar. Ran fue el primero en acercarse y unir sus labios en un delicado beso.
— ¿Cómo les fue? — Rindo le miró.
— Bien, como siempre. — Yamagawa se acercó al hermano menor, rodeándole por el cuello con sus brazos, depositando un par de suaves y cortos besos en los labios del contrario.
— Me alegro. — Tetsu giró su rostro, mirando a Kioko. — ¿Quieres venir a casa, Kioko? Probablemente estos dos idiotas festejarán.
— Oh, no, no. — La pelinegra negó. — Debo de cuidar a Arata ¿Recuerdas?
— Es cierto... Rindo ¿Por qué no le das un aventón a Kioko? No debe ir muy lejos de mi casa.
— Está bien. — La castaña se alejó del chico de lentes, acercándose a Ran, quien les guio a su motocicleta y ayudó a su novia a subir al vehículo.
— Nos vemos en mi casa ¿Sí? — Rindo asintió, subiendo a su motocicleta, Kioko avergonzada, subió también, sosteniéndose de los hombros del chico. — Hasta luego, Kioko.
— Nos vemos, Tetsu.
Ran subió a su motocicleta al ver a su hermano marcharse. Yamagawa rodeó la cintura del mayor, apoyando su cabeza sobre la espalda contraria mientras sentía el motor encenderse, y poco tiempo después, el vehículo comenzó a trasladarse.
— Nena... ¿No crees que deberíamos de celebrar esto bien? — Tetsu sonrió.
— ¿Qué me vas a pedir ahora, Haitani?
— ¿Tienes casa sola? — La castaña negó.
— Está Nora, pero siempre está en el primer piso. — Ran mordió su labio levemente. — Ran, no tendremos sexo.
— Oh, vamos, linda. — El hermano mayor sonrió con inocencia. — Nunca dije que haríamos algo como eso.
— Claro, y yo reprobé Artes.
Al llegar a su casa, Tetsu bajó del medio, caminando hacia la entrada para abrir, Ran le siguió, entrando juntos a la construcción y seguido dirigirse hacia la habitación de la castaña.
— Tetsu. — Susurró Ran en su oído.
Yamagawa se sobresaltó al sentir como era cargada y la puerta de su habitación se cerraba de golpe, siendo ella aprisionada contra esta.
Sus piernas se enredaron en la cintura de Ran mientras comenzaban un beso deseoso y apasionante que hacía que sus vellos se pusieran de puntas.
— Rindo... — Recordó la chica.
— Es su culpa por tardar tanto. — Tetsu frunció su ceño, sintiendo al chico comenzar a recorrer su cuerpo con sus grandes manos. — Aprovechemos antes de que venga.
Tetsu sintió como era lanzada a su cama, Ran no tardó en acomodarse entre sus piernas, uniéndose una vez más en un beso mientras sus prendas comenzaban a desaparecer.
— Ran. — Gimió Tetsu, removiéndose al sentir al chico deslizar sus dedos sobre sus bragas. — Deja de perder el tiempo, imbécil.
— ¿Por qué tan desesperada, linda? — El chico se inclinó. Yamagawa se sonrojó en demasía al notar como los perfectos dientes del chico de trenzas tomaban el borde de su prenda y la deslizaban hacia abajo hasta deshacerse de ella totalmente.
Los labios de la menor se separaron, dejando salir un jadeo cuando la húmeda y cálida lengua del hermano mayor se presionó contra su sexo, deslizándose hacia arriba hasta llegar a su punto nervioso, succionando y volviendo a bajar.
Sus piernas temblaron debido al placer, mientras dos dedos se hundían en su interior, provocándole arquear su espalda y soltar un quejido.
— Apenas estamos comenzando, preciosa... Prepárate para lo mejor.
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Aviso: A partir de este punto habrá varios saltos de tiempo extensos.
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