𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘-𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍


"VOLVIENDO A CLASES"

AL DESPERTAR, ELLA LO HIZO CON UN GRAN DOLOR DE CABEZA Y CON UNA VENDA ALREDEDOR DE LA FRENTE, posiblemente por el golpe que había recibido en la batalla.

Pasó poco tiempo ahí, y cuando el momento llegó ella y los demás se disponían a salir del hospital para dirigirse a la escuela.

Claro que la peliazul se despidió de su tía, quien la llenó de muchos abrazos al momento de irse, y una vez ya todos camino a la escuela, la de cabellos azules pensó seriamente en todo lo que debía contarle a Bakugō.

Sin embargo, fue detenida por la policía, debía declarar y hacer papeleo, su tía fue quien le acompañó, se estuvieron todo el día ahí, y una vez ya en la noche mientras iban camino a la escuela ambas hablaban acerca de las últimas actualizaciones de su vida que no trataran sobre héroes.

Al llegar a la entrada del colegio, se despidieron, su tía se subió al auto negro de Keigo y se fue, Natsuki por su parte simplemente empezó a caminar y mientras lo hacía pensaba en todo lo que había ocurrido.

Cuando llegó a los dormitorios de su clase, no todos estaban ahí, algunos se acercaron y empezaron a preguntarle y decirle cosas, la de cabellos azules simplemente se colocó nerviosa e intentó responder, más no pudo porque escuchó el grito de su mejor amigo.

—¡Takami Natsuki! —la de cabellos azules miró con sorpresa al rubio ceniza, quien le estaba mirando con cierto enojo.

—H-hola, Katsuki-san —saludó ella.

—¡Idiota! ¿Por qué nos respondes el maldito celular?

—L-lo siento —murmuró ella apenada.

Sabía que su amigo amaba maldecir, por eso no le afectaban las palabras que decía, ella ya lo conocía lo suficiente.

El par de amigos subió al elevador y una vez ahí los dos solos la de cabellos azules le sonrió y le dió un abrazo al rubio, quien no lo correspondió pero si le dió unas palmaditas a la chica en la cabeza.

—Ah, eres tan desconsiderada, no supe nada de ti en todo este tiempo —murmuró él mientras la chica continuaba con el abrazo.

—Lo siento, se me olvidó responderte los mensajes, no lo volveré a hacer.

—Es que más te vale no volver a hacerlo —le amenazó.

El elevador se abrió en esos momentos y quien notó lo abrazados que estaban los mejores amigos fue nadie más que el bicolor.

Algo se removió en el interior del Todoroki, no sabía que era, pero lo que sí sabía era que deseaba separarlos.

¿Por qué tenía esa clase de deseos?

No lo sabía, no tenía ni idea de porque pensaba en eso.

—Oh, Todoroki-san —espetó ella—. No te vi allá abajo.

—Takami-san —le correspondió el bicolor frío, sorprendiendo a la chica, pues él usualmente no era así con ella.

El par de mejores amigos se observaron confundidos, sin embargo no mencionaron nada, ellos salieron del elevador y él entró. Lo último que ella visualizó fue a los ojos de Shōto, quien la estaba mirando con mucha atención.

La de cabellos azules se despidió de su amigo, prometiendo hablar sobre todo en cuanto tuvieran la oportunidad.

Al día siguiente todas las clases transcurrieron con tranquilidad, y al finalizar estas la chica se despedió de Bakugō, quien iba a las lecciones extra para su licencia provisional.

Intentó despedirse del Todoroki, fallando en el intento, pues el chico no parecía dispuesto a hablar con ella, cosa que le extrañó.

¿Qué ocurría con él? Le parecía bastante extraño lo que ocurrió, usualmente cuando ellos dos se despedían Shōto le daba una pequeña sonrisa y le deseaba suerte en el día.

Eso no había ocurrido ese día.

—Qué raro —murmuró ella mientras se acomodaba su boina.

Los días siguientes fueron así, el Todoroki estaba mucho más frío de lo normal, cosa que a la chica le hizo sentir insegura.

¿Había hecho algo mal?

Intentó no darle importancia, por lo que se concentró solamente en las clases y otros pendientes, y ese día, Mina estaba haciendo breakdance, provocando que ella sonriera levemente.

Le parecía increíble lo que la chica de cabello rosa hacía, y notaba la gran sonrisa que ella tenía en el rostro mientras bailaba, la reconocía muy bien, ella tenía esa misma sonrisa cuando practicaba gimnasia.

Ese mismo día, Aizawa recordó una actividad que se hacía todos los años, algo que todas las escuelas hacían.

El festival cultural.

—Se acerca el festival cultural —dijo mientras se acomodaba en su saco de dormir amarillo.

La mayoría exclamó en alegría.

Todos empezaron a discutir la situación, algunos de ellos parecían reacios a la idea de la celebración del festival cultural, entre ellos Natsuki, pero habían otros que en serio querían llevar a cabo esa celebración.

Y entonces, luego de que Aizawa se durmiera, todos empezaron con la toma de la decisión de lo que se iba a hacer.

—Como delegado de la clase 1-A —habló Iida—. Yo, Iida Tenya, tomaré las riendas. Intentaré agrupar todas las propuestas. Empecemos mencionando ideas. Si tienen una, alcen la mano.

Y así la mayoría empezó a alzar la mano, la peliazul sonrió divertida ante eso, sus compañeros eran entusiastas, eso le gustaba de ellos.

[...]


Cuando Aizawa le dijo que iban a visitar a Eri no se negó, realmente Natsuki se encontraba preocupada de lo que haya ocurrido con ella. Además de ella, Mirio y Midoriya también la visitarían, cosa que los tenía algo nerviosos a ambos.

Cuando abrieron la puerta de la habitación de la menor, el peliverde y el rubio fueron los que hablaron primero.

—Eri —dijeron ambos, la menor se mostró sorprendida al verlos.

—Siento haber tardado en venir —se disculpó Midoriya.

—Traje frutas, come las que quieras —habló Mirio—. ¿Cuál te gusta? Deja que lo adivine, el durazno, debe ser el peach.

—La manzana —respondió la niña provocando una pequeña risita en la peliazul.

—Lo sabía.

—Te pelaré una manzana, una apple.

La de cabellos azules por su parte se acercó a la pequeña y le dió una leve sonrisa.

—Hola, Eri —murmuró la peliazul con una sonrisa leve—. Agradezco que hayas querido verme.

Un rato después, los tres ya sentados en un banquito cada uno, la menor fue quien habló.

—Estuve pensando todo el tiempo, en cuando me salvaste —empezó a decir Eri mientras observaba a Midoriya, quien se sorprendió—. Solo sé el de Lemillion y Falcon, quería saber el tuyo.

—Soy Midoriya Izuku, mi nombre de héroe es Deku —espetó él con una sonrisa amable—. Deku es más corto y fácil de memorizar. Si, Deku.

—¿Nombre de héroe?

—Es un apodo —respondió él.

—Deku-san.

—Si, eso es.

—Lemillion, Falcon, Deku y.... El señor de los lentes. Los hirieron a todos por mi culpa —espetó la menor provocando que la peliazul se sintiera mal—. Sufrieron por mi culpa. Lo siento. Por mi culpa perdiste tus poderes, Lemillion....

Al notar que ninguno de ellos habló, ella lo hizo.

—No fue tu culpa, Eri-san —espetó la peliazul levantándose de la silla para agacharse frente a ella y limpiar sus lágrimas—. Nada lo fue.

Le dió una amable sonrisa, eso provocó que la menor dejara de llorar.

—Eri-chan —le secundó Lemillion—. Nadie piensa que nos hicieras sufrir, solo pensamos que nos alegramos de que estés a salvo. No te disculpes por algo que no es así. Tu tranquila. Peleamos porque queríamos verte sonreír.

La de cabellos azules le dió una leve sonrisa antes de volver a levantarse y sentarse en la silla, los tres aspirantes a héroes observaron como la menor intentaba sonreír.

Lastimosamente fallando en el intento.

—Lo siento, no se como se sonríe.

Eso rompió el corazón de la peliazul, la niña frente a ella había sufrido demasiado.

Entonces escuchó como Midoriya le preguntaba a Aizawa si Eri podía ir al festival cultural, eso provocó una gran sonrisa en Mirio y una leve en Natsuki.

—¿Festival cultural?

—¡Es una gran idea, Eri! —exclamó Mirio con emoción—. El festival es una celebración que se hace en nuestra escuela. Todos se esfuerzan para que disfrute el resto de la escuela.

—Hay muchas actividades, te vas a divertir —le dijo la peliazul con su típica sonrisa leve—. Hay comida, atracciones, manzanas acarameladas —mencionó lo último notando lo mucho que le gustaban las manzanas a la niña.

—¿Manzanas?

—Son más dulces que las normales —respondió ella con ternura notando la ilusión en la menor.

—Más dulces...

—De acuerdo, hablaré con el director —habló Aizawa.

—Entonces ¿Qué te parece, Eri?

—Estuve pensando en cuando me salvaron, en quienes me salvaron, quiero saber más cosas de ustedes.

—Te contare tanto que te aburriré —habló Mirio con una sonrisa—. Hablaremos con el director para que te permita ir.

—Si —dijeron el peliverde y la peliazul.

—Yo ahora no voy a la escuela, así que será una cita.

—¿Cita?

—Una excursión entre dos personas íntimas.

Y entonces, cuando escuchó la palabra cita, se imaginó a ella misma en una con cierto chico.

Chico que le estaba ignorando.


Author's note: 

Estoy enferma en plena semana de exámenes, lo bueno de ello es que ya casi termino, y luego de eso tendré más tiempo libre así que espero terminar de editar el libro y así publicar otro u otros fics. 

Espero se cuiden y que no se enfermen, beban mucha agua y coman bien <3

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