𝐅𝐈𝐕𝐄
"FESTIVAL DEPORTIVO"
AL DESPERTARSE, SU HERMANO MAYOR ESTABA A SU LADO. Cuando Keigo miró que su hermana despertó, la abrazó con fuerza. Había temido por la vida de su hermana cuando le llamaron diciendo que se había desmayado en un ataque de villanos.
—¡Idiota! ¿Cómo pudiste exigirte tanto? —le regañó el mayor mientras sin dejar de soltar a su hermana—. ¿Sabes lo preocupados que Kira-chan y yo hemos estado?
—Tenía que hacerlo, Keigo, Aizawa-sensei podría haber muerto —se defendió rápidamente—. Él está bien, ¿cierto?
—¿Por qué te preocupas por los demás y no por ti? —cuestionó el rubio luego de soltar un suspiro—. Tu sensei se encuentra bien, dentro de lo que cabe.
—¿Ya podemos irnos? —hizo otra pregunta, no le gustaba mucho estar en ese lugar, después de todo, la enfermería de la Academia se parece mucho a los hospitales, y a ella no le gustaban los hospitales.
—Ya podemos, creo yo —respondió el mayor de los hermanos.
Entonces, ambos salieron del lugar sin que nadie los mirara. Solo el director y los profesores sabían que la chica era hermana del héroe número tres.
Al llegar a su hogar, el par de hermanos pasó toda la tarde juntos. Y cuando la hora de dormir llegó, ella se sonrojó mientras le preguntaba a su hermano algo que no hacía desde que era niña.
—¿Puedo dormir contigo? —cuestionó con timidez.
—¿Tienes miedo?
Ella asintió muchas veces, cosa que provocó que Keigo sonriera antes de aceptar. Y, entonces esa noche ambos hermanos durmieron tranquilamente, como no habían hecho desde hace mucho tiempo.
Keigo no tuvo insomnio esa noche, logró dormir bastante bien con su hermana a su lado, y Natsuki dejó de sobre pensar y analizar demasiado las cosas, relajándose por completo al tener a su hermano al lado.
Y al día siguiente ella estaba tranquilamente en su hogar pues habían cancelado las clases. Su hermano pasó una parte de la mañana con ella, pero inevitablemente tuvo que ir a trabajar.
Ya dos días después del incidente las clases volvieron de nuevo. La de cabellos azules entraba mientras escuchaba a sus compañeros hablar.
—¿Escucharon las noticias de ayer? —espetó Hagakure, una chica que tenía el kosei de ser invisible—. ¿Vieron que todos los de nuestra clase aparecimos en la pantalla por un instante? Aunque yo no resalté para nada...
La de cabellos azules quiso decirle que en algún momento iba a resaltar, pero debido a su inseguridad, no dijo nada.
Escuchó como sus compañeros empezaban a hablar de ese tema, más no mencionó nada, después de todo no le agradaba la idea de estar en la mira de los ciudadanos de Japón.
—¡Escuchen, la clase de esta mañana está por comenzar! —exclamó Iida—. ¡Dejen de hablar y tomen asiento!
—Ya estamos en nuestro asiento —escuchó que dijo uno de sus compañeros.
—Tu eres el único que no está sentado —dijo otro.
Ella simplemente miró con una mueca como su compañero se sentaba resignado en su asiento correspondiente, ser el presidente de clase debe ser algo difícil.
—Buenos días —escuchó la voz de su profesor, haciendo que se sorprendiera al mirar a Aizawa, quien estaba completamente vendado.
Todos empezaron a preguntar múltiples cosas al profesor, quien los calló a todos al responder.
—No importa como me encuentre —habló—. Lo más importante ahora es que la batalla aún no ha terminado —todos se sorprendieron al escuchar eso—. El festival deportivo de la U.A. será celebrado pronto.
Y eso provocó que la mayoría de estudiantes de alegraran. Volvieron a hacer muchas preguntas, mientras que la peliazul estaba sorprendida por lo que había escuchado.
Festival deportivo.
Personas iban a mirarla.
Muchas personas.
De inmediato se sintió ansiosa y nerviosa, no quería eso. Para nada. Pero sabía que no le quedaba de otra. Empezó a jugar con su cabello nerviosamente mientras pensaba en muchas cosas.
Y entonces, se le vino a la mente la oportunidad de impresionar a su hermano mayor.
Eso iba a hacer, iba a impresionar a Keigo, que él pudiera notar todo el esfuerzo que había hecho para poder parecerse a él.
Porque después de todo, su hermano era su inspiración para convertirse en héroe.
En la hora de descanso, mientras todos hablaban emocionados del festival, la chica estaba mirando escuchando lo que todos decían.
—Aunque haya pasado todo esto —habló un chico pelirrojo, Kirishima—. ¡Estoy realmente emocionado!
—¡Valió la pena haber entrado a la U.A!
—Solo tenemos algunas oportunidades, no podemos desperdiciarlas.
La joven se sentía de muchas maneras, y no estaba segura de cuál emoción era más fuerte. Si los nervios por el hecho de que iba a estar en televisión, sí alegría porque al fin podría usar bien su kosei, o determinación por enorgullecer a su hermano mayor.
Esas tres emociones eran demasiado potentes. En el almuerzo fue a la cafetería donde simplemente hizo fila para pedir el almuerzo, su sorpresa fue grande cuando su compañero de clase, Kirishima, le invitó a sentarse con él y con el rubio ceniza.
—¿Estás emocionada por el festival? —cuestionó el pelirrojo con una sonrisa amable en su rostro—. Yo estoy demasiado contento, al fin podré demostrar mi kosei.
—Tengo muchos nervios —admitió ella mientras que jugaba con su cabello—. Pero hay que dar lo mejor.
—¡Si, así se dice!
El rubio ceniza estaba callado, no decía nada, simplemente escuchaba atentamente la conversación entre dos personas que consideraba totalmente opuestas.
Mientras que Kirishima era extrovertido, Natsuki le parecía una persona introvertida. El pelirrojo era muy hablador, mientras que ella era demasiado callada, eran polos opuestos.
No pudo evitar cuestionarse cómo terminó en esta situación, le parecía completamente extraño como un día tenía a un séquito que le seguía por miedo a la actualidad, donde tenía a un compañero fastidioso que quería ser su amigo y ahora una chica peliazul callada pero con un gran poder.
Y más tarde, cuando ya era momento de irse, un montón de alumnos estaban en frente de la puerta, sorprendiendo a todos los alumnos de la clasde 1-A.
—¿Q-Qué esta sucediendo? —espetó Uraraka, una de sus compañeras.
—¿Qué necesitan de la clase A? —preguntó Iida está vez.
—¡No podemos salir! —habló Mineta—. ¿Para qué vinieron?
La de cabellos azules miró con nervios a todos los que estaban ahí, quería ir a su hogar, quería ir a descansar, pero ver a toda esa gran cantidad de personas provocó que se pusiera muy nerviosa.
—Vieron a observar al enemigo, basuras —espetó el rubio ceniza mientras caminaba hacia la puerta—. Después de todo, somos quienes soportaron el ataque de los villanos. Seguramente quieren vernos antes del festival deportivo.
La de cabellos azules miró con asombro al chico explosivo, ella jamás podría hacer eso de hablar sin temor a lo que podrían decirle los demás.
—¡Fuera de mi camino, extras! —exclamó el rubio con el ceño fruncido.
—¡Deja de llamar "extra" a personas que no conoces! —exclamó Iida siendo ignorado por el rubio.
La de cabellos azules simplemente miró toda la situación nerviosa, estaba jugando con su cabello como casi siempre lo hacía.
Entonces, cuando toda la situación se calmó, ella pudo respirar en paz y salió del salón sin despedirse de nadie, simplemente caminó a la salida. Fue a la estación de tren, y durante todo el trayecto se mantuvo escuchando su playlist de música clásica preferida.
Su día transcurrió normal, hizo tareas, limpió el lugar, llamó a su tía para contarle todo, y a la hora de la cena, los dos hermanos se encontraban uno frente al otro mientras comían.
—El festival se va a llevar a cabo, Keigo —mencionó mientras le daba un bocado a la cena que había preparado para su hermano y ella.
El hecho de haber sido criada por dos personas que no tenían ni idea de gastronomía también le impulsó a saber cocinar. No era su actividad preferida, pero era buena en ello.
—¿Si lo van a realizar? —ella asintió—. Entonces no se diga más, intentaré venir más temprano para ayudarte a entrenar.
—¿Lo harás? —cuestionó ella con un brillo en sus ojos.
Le encantaba pasar tiempo con su hermano mayor, Keigo era esa alegría en su vida, mientras que él era el sol, ella era la luna, uno no podía existir sin el otro.
—Debo entrenar mucho para estar al mismo nivel que los demás.
—Estoy muy seguro que eres de las mejores de tu salón, hermanita, no te vayas a fatigar como la última vez.
—No lo haré.
No hace mucho, la joven peliazul se exigía demasiado, entrenaba por horas, estudiaba demasiado y no descansaba ni dormía mucho, por lo que un día se había desmayado asustando a su hermano.
Desde ese día, ella había procurado no volver a ese círculo vicioso de exigirse hasta el desmayo. Y claro que su hermano también le vigilaba y procuraba siempre estar atento a su hermana.
—Hablo enserio, Natsuki.
—No volveré a hacerlo, lo prometo.
—Muy bien, ahora, dame eso, tu cocinaste, yo lavaré los platos.
—No me importa hacerlo —espetó ella—. Trabajas demasiado hermano, tú también debes descansar.
—Sabes que ellos no, que ellos no-
—Lo sé —cortó ella sabiendo lo que iba a decir, la organización que los había salvado le exigía a Keigo demasiado—. Pero debes descansar, sigues siendo humano.
—En definitiva has crecido demasiado.
Eso le provocó nostalgia, recordó todos los momentos que tenía grabados en su mente, las muchas veces que una pequeña Natsuki le decía a un adolescente Keigo que volará por todo Japón mientras la cargaba.
Tantas cosas que recordó, provocó que abrazara a su hermana repentinamente, sorprendiendo a la menor, quien confundida le devolvió el abrazo.
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