𑁍|-- .-. / .-.. .- -. -.. --- .-- -. . .-. .-.-.!

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⋋⁠✿ ¡¿HUHHH?! ✿⁠⋌

Hey, it's been a while, hasn't it?

⋋⁠✿⁠ YOU! ✿⁠⋌

Haha, how long has it been?

⋋⁠✿⁠ ... Ten years have passed... ✿⁠⋌

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El sol se filtraba por las ventanas de la espaciosa habitación, pero eso daba completamente igual.

El joven rey se vistió con su ropa de siempre y se colocó el vendaje en el rostro que estaba acostumbrado a portar por la horrible cicatriz que le quedo tras una mala noche hace diez años.

Y mientras cepillaba su cabello para tenerlo listo para salir, Kaburamaru, una serpiente que se había colado en su habitación y que ahora era su fiel acompañante, subía por su pierna hasta sus hombros en dónde se envolvió alrededor de su cuello cual bufanda.

Suspiro con cansancio antes de salir de su habitación.

Su madre había fallecido hacia unos meses atrás, haciendo que el heredase el trono, más al considerarlo "demasiado joven" a pesar de ser ya el rey, todavía no recibía el dominio total del reino, ya que su mamá dejo a Azumi como la encargada de supervisar sus decisiones para que el reino no se fuera por la borda, como consideraba que se iría todo al conocer a su "inútil engendro"

Obanai: ¡Azumi!

Exclamó llamando a su otra acompañante, quien ya lo esperaba afuera de su habitación.

Obanai: ¿Cual es la primera tarea de hoy?

La mujer pensó antes de responder.

Azumi: Atraparon al culpable del homicidio de la prometida de uno de sus señores feudales, señor.

El tenso la mirada.

Obanai: ¿Algo más?

La dama asintió.

Azumi: Esté hombre también es culpable del asesinato de una sanadora, hermana de la mujer y de la progenitora de la familia de agricultures a las afueras del reino. La chica sanadora fue quien logro aturdirlo antes de morir, fue su hermana menor y el hijo de la agricultora quienes lo atraparon tratando de escapar.

Obanai no pudo evitar poner una expresión sería.

Que hombre tan asqueroso.

Azumi: Por su propia declaración, pudimos desenterrar varios actos horribles. Entre ellos, se sospecha que es el culpable de la desaparición de los hermanos Shabana, aunque eh de admitir que su madre no esta libre de culpa...

Iguro bajo la mirada, sabía perfectamente a qué se refería. No era bonito, esa mujer era un desastre.

Obanai: Muy bien.

Dijo inseguro, pero firme.

Obanai: Traigan al culpable y comenzaremos el juicio.

Dió la orden hacia su acompañante.

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──── 𝆺𝅥 ❊⃝╭𝆭╾𝆫 𝓞𝒔𝒎𝆬𝒂𝒏𝒕𝒐𝆭 🝐𝆹𝅥𝆭 𝅘𝅥𝅮 ────
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Miro con asco al hombre atado frente a el.

Su cabello rubio y su bello ojo que reflejaba el arcoiris eran una fachada.

Era un lobo vestido de cordero.

Obanai: Douma Shabana.

Lo llamo con frialdad.

Obanai: Se te acusa del asesinato de tres mujeres, una de ellas prometida del terrateniente del sur, y de la desaparición de tus propios hijastros, ¿Es eso cierto?

Cuestionó. Sabía muy bien la respuesta, más quería oírlo de sus labios.

El hombre sonrió con euforia e inclino la cabeza hacia la izquierda, el lado donde había sido apuñalado por una médica en un intento de autodefensa.

Douma: ¡Culpableeeee!

Rio antes de bajar la mirada y fingir tristeza mientras soltaba un par de lágrimas de cocodrilo.

Douma: No pude mantenerme en incógnito por mucho tiempo, que maaaal... Me causa mucha tristeza...

Lloriqueo causando un gran sentimiento de repulsión en Obanai, quien fácilmente se daba cuenta de que este mounstro estaba absuelto de emociones.

Trago saliva y abrió la boca para hablar.

Obanai: Douma Shabana, asesino, mentiroso y poco empático. Eres... Asqueroso. Que te corten la cabeza y tengas un viaje tortuoso al infierno.

Dio la orden señalando al hombre que sonrió sin inmutarse ante su sentencia.

Douma: No importa, no le tengo miedo a morir.

Declaró mientras era jalado por los guardias que se lo llevaban para decapitarlo.

"Que sujeto tan horrible..."

Pensó.

Este pensamiento se reforzaba al ver a los familiares de las víctimas llorando.

Era un chico de ojos verdes y cabello hasta los hombros, tres niñas pequeñas con broches mariposa junto con otras dos más grandes.

Sabía que ninguna de ellas estaba relacionadas a la primera víctima.

Kanae, una de las víctimas, prometida de uno de sus hombres feudales, fue la primera en ser asesinada hacia unos cuatro años atrás, a pocos días de casarse.

Era conocida por ser una mujer amable, alguien dulce, pero ingenuo al mismo tiempo. Las cinco niñas que lloraban tanto por ella, como por su hermana también asesinada, no estaban unidas a ella por la sangre. Pero todas habían llegado bajo su cuidado, considerándola su hermana mayor.

Comprendía lo difícil que debía ser para ellas.

Por otra parte, el chico de ojos esmeralda, era hijo de otra de las mujeres asesinadas; Kotoha, una mujer viuda que era agricultora, más su mala vista no le favorecía para nada.

Sin embargo, este chico también le había agarrado cariño a Shinobu, la sanadora que pudo aturdir a Douma lo suficiente para que pudieran someterlo.

Todos tenían sus razones para llorar, lo que hizo que su corazón se estrujara en su pecho, causándole un gran dolor y un resentimiento enorme hacia ese tipo de personas que se aprovechan de la gente vulnerable.

Se dió la vuelta y se dirigió a su trono, acompañado de sus fieles guardias reales, tres guerreros de casi su misma edad que además de ser su guardia, eran como amigos.

Mitsuri: Esto es triste... Son solo niños...

Murmuró con tristeza la guardia pelirosa.

Obanai: Tu también eres casi una niña.

Mitsuri: ¡No es cierto! Yo ya soy una mujer adulta!

Exclamó con un toque de infantilidad en su voz.

Tengen: Ahhh, miren, toda bonita, toda chiquita la "niña"

Rio despeinando el cabello trenzado de la mujer, que avergonzada, cubrió su rostro con dos de sus trenzas.

Kyojuro: ¡No tienes de que avergonzarte, Kanroji!

Exclamó con una sonrisa.

Kyojuro: Además, eres más alta que Obanai! Eso es mucho considerando que es dos años mayor.

Soltó sin pensarlo, haciendo a Iguro rodar los ojos, sabiendo lo que se venía mientras trataba de ignorar la sonrisa burlona de Uzui, el más alto, quien también se aseguro de despeinarlo a el.

Tengen: Owwww... ¡Es verdad! Miren al niño, todo chaparrito.

Dijo riendo mientras desacomodaba los mechones obsidiana del rey.

Mitsuri rio entre dientes antes de unirse le y pellizcar la mejilla del más bajo suavemente.

Mitsuri: ¡Es verdad! ¡Obanai es taaaaan lindooo!

Rengoku soltó una carcajadas que resonó por todo el salón antes de unirse, dandole unas palmaditas en el hombro.

Kyojuro: Si eres muy bajito!

Iguro se ruborizó y los alejo a todos, cruzándose de brazos.

Obanai: No se pasen de confiados, eh.

—(Referencia a mi fic favorito de un ship de Kimetsu, quien adivine, le doy un cocholate)—

Se apoyo contra su asiento y se cruzó de brazos mirando a su asistente.

Obanai: Azumi, ¿Que más hay?

La mujer pensó antes de responder.

Azumi: El señor feudal vendrá en un rato, quiere agradecerle a la guardia real por atrapar al asesino de su prometida.

Obanai: Mhhmmm... Pobre hombre.

Dijo con voz baja pretendiendo que sentía lastima. En realidad nunca había tenido contacto con sus terratenientes más que por cartas.

Claro, no podía sentir compasión por alguien que ni conocía en persona.

Va, ¡Ni sabía sus nombres!

Cada carta se firmaba con; "Atte: Sr. Terrateniente sur", "Atte: Sr. Terrateniente norte", etc.

Algo de lo que se pudo dar cuenta con la carta que Azumi le entrego en la que el hombre de prestigioso renombre anunciaba su inminente llegada.

           
         

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Muy buenos días, su Majestad.

Mis más sinceras disculpas por molestarle e interrumpir su rutina, más me gustaría agradecerle a sus caballeros por la captura del culpable de los asesinatos del reino.

Su guardia ah hecho un trabajo impecable y merecen un agradecimiento digno.

Voy a procurar llegar durante la tarde, ya que las distancias no nos favorecen lo suficiente.

Le agradezco su atención.

Att: Terrateniente Sur

     
     

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Los tres guardias leyeron por encima de el, cayéndose en el momento en el que su soporte, que era el rey, se levantó y se dirigió a su habitación, dispuesto a prepararse.

Mientras caminaba, Obanai los escuchaba murmurar entre si.

Mitsuri: Mwahhh, eh escuchado varios rumores sobre el terrateniente sur. ¡Dicen que da mucho miedo y que es muy malo!

Kyojuro: ¿Malo? Yo eh escuchado que es asombroso, dicen que es tan resistente que de niño cayó de las escaleras de su casa y se levantó como si nada aunque se estaba desangrando! ¡Es increíble!

Tengen: Pues yo eh escuchado que es un hombre infantil y desagradable. Y no se ustedes, pero me recuerda a un mocoso inmaduro.

Iguro escucho desde la distancia.

Wow, ¿Tantos rumores había de el?

No había estado al pendiente de ello...

Tampoco era como si le importara, claro.

Asi que se dispuso a irse a cambiar a su cuarto, en el camino, la serpiente alrededor de su cuello empezó a sisear como si pudiera hablar con el chico, y para colmo, este respondía.

Obanai: Mira, Kaburamaru, la verdad es que no me importa si es así de una u otra forma mientras no me afecte a mi ni a mi reino.

           
            

- ☕︎ -

         
          

La noche sustituyó al día con sus cielos estrellados y frescas brisas.

Aún ante eso, teníamos a un Obanai algo irritado, recorriendo los pasillos con impaciencia.

¿Donde estaba ese hombre que se hacía llamar "Señor Terrateniente"?

Ya era tarde y no lo encontraba por ningún lado, justo lo que rozaba con el, ya que odiaba la impuntualidad. Mientras refulfuñaba caminado, choco contra alguien alto.

Rápidamente se volvió algo irritado y se sacudió el polvo mientras se volteaba hacia esta persona.

"Ahhh, perdón, su 'Majestad'"

Dijo este supuesto "extraño" sonando un tanto burlón y grosero para Obanai.

El se volteo algo ofendido, pero baso con una mirada para quedarse callado. Era un hombre alto y musculoso, lleno de cicatrices.

Pero eso era lo de menos.

Por dios, ¡Reconocería ese cabello gris claro dónde fuera!

Esos ojos violetas, largas pestañas y flequillo de lado en dos.

Pero lo que más le sorprendió, era lo alto que era este tipo que de niños, era más bajito que el.

Joder, ¡Era como si una bacteria se hubiera convertido en un elefante!

Tartamudeo un poco señalando lo con el dedo antes de poder al menos emitir un ruido.

Obanai: ¡¿HUHHH?!

Sanemi: Eeeyy, ah pasado un tiempo, ¿No es así?

Pregunto mientras le diría una sonrisa de lado, sorprendentemente calmado para la situación en la que estaban.

Obanai: ¡TU!

Exclamó aún sin poder creerlo.

Sanemi rio un poco, aunque por dentro quería carcajearse por la reacción del chico.

Sanemi: ¿Cuanto tiempo ah pasado?

Pregunto.

Iguro lo miro un tanto consternado y desvío la mirada en silencio, tomándose unos minutos antes de hablar.

Obanai: Han pasado diez años...

Murmuró en un tono más calmado.

Obanai: ¿Vienes a enlistarte en la guardia real?

Pregunto sin poder desvíar la mirada de su cuerpo que aún con ropa, se notaba lo bien tallado que estaba.

—(No te culpo, Obanai. Al chile que rico)—

Sanemi ladeó la cabeza, negándose.

Sanemi: Para nada. Vengo a agradecerle a la grandiosa guardia real. Se nota que son gente disciplinada que por su esfuerzo, pudo agarrar a esa sabandija.

Dijo mientras caminaba al lado de Iguro, que mantenía la mirada fija en el.

Más cuando describió a su equipo como "Disciplinado"

Pues... Dudo un poco.

Obanai: Uhhh... Verás...

Sanemi no lo dejo terminar y abrió las puertas de un pasillo encontrando a tres miembros de la guardia real, haciendo un escándalo.

Los tres supermega disciplinados caballeros, estaban teniendo un combate con escobas, con baldes en la cabeza.

Parpadeo incrédulo, dejando todo en silencio, mientras los tres caballeros se miraban entre si.

Sanemi cerro la puerta e intercambio una mirada incomoda con Iguro antes de volver a abrir la puerta.

Ahora, los tres prodigio de pelea estaba de pie, firmes frente a la pared.

Kyojuro: ¿Se le ofrece algo, señor terrateniente?

Exclamó el de enmedio, ya que Mitsuri, por la vergüenza no hablaba y Tengen decidió no tomar la palabra.

Iguro se sobresalto ante esta pregunta.

¿Que había escuchado?

¡¿SEÑOR TERRATENIENTE?!

¿De verdad el era el único que nunca estuvo en presencia de uno de sus señores feudales?

Que desastre...

¡Peor aún!

¡Su amor de la infancia era uno de sus señores feudales!

        
         

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Después de un incómodo momento con la guardia real.

El duo había salido a tomar aire fresco al patio.

Afuera, Obanai sentía que tenía once años otra vez... Esa noche... La noche en la que justamente se conocieron.

Sanemi fue el primero en romper el silencio.

Sanemi: ¿Todavía tienes el osmanto en tu habitación?

Pregunto mirándole.

Obanai: ... No... Mi madre mando a cortarlo porque estaba muy grande.

Sanemi: Ya veo...

Obanai: ¿Cómo sigues con lo de la vista?

Sanemi: Bueno, es confuso. Todavía no puedo ver colores.

Obanai: Mmmhmm... Ya

Pronto, una duda aparecio en su mente al darse cuenta de algo.

Obanai: ¿En qué momento te comprometiste?

Pregunto sin mirarlo. No quería admitirlo, pero en el fondo, su corazón se apretaba al imaginarselo compartiendo un apasionado beso con alguien.

No sabía el porque, pero simplemente no podía evitarlo.

Sanemi: Ah eso... Fue arreglado. Pero debo admitir que Kanae me caía bien.

Soltó en un suspiro algo melancólico mirando el cielo.

Sanemi: Nos comprometieron, pero nunca hubo rencor alguno. O al menos yo no lo tuve.

Obanai: Mmmmm...

Sanemi: Pero... Creo que ya veía venir su muerte. Era muy ingenua y piadosa. Le abría la puerta a cualquier persona. Creo que no me sorprendió tanto que muriera.

Soltó mientras su sonrisa se empezaba a desvanecer de a poco.

Sanemi: Eh de admitir que... Era una gran amiga... Creo que la extraño un poco...

Murmuró en voz baja.

Iguro noto el desánimo en su voz, pero no dijo nada. Miro hacia el cielo y suspiro.

"¿Por qué...? ¿Por qué se siente tanta paz...?"

Pensó, pero no encontro respuesta...

     
       

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Vuelvo luego de un mes y quince tazas de café hoy

Solo puedo decir que espero que al menos a alguien le haya gustado.

Que lo disfruten mucho y saber que eso paso es suficiente para saber que mi esfuerzo no fue en vano

Sin más que decir.

C va Togy

En fin, la hipotenusa xd

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