iv. War

Tw: escenas sexuales



Tom y yo cruzábamos miradas todos los días.

El seguía con ella, y yo seguía rodeada de chicos. A este punto no sabía si era por mi, o por mi estatus, pero poco me importaba. Me daban atención, y eso le molestaba a Tom, era lo único que importaba.

Recordaba su pequeña escena con Sarah todos los días, el solo imaginarlo haciendo todo eso con alguien más hacía hervir mi sangre.

Por lo que pensé en el perfecto plan, el me encontraría ahora.

Yo no tenía problema alguno con el exhibicionismo, de hecho me parecía interesante, incluso más con el frío de los pasillos y la luna entrando por la ventana. Al menos eso le dije a aquel chico del que ni siquiera me acordaba de su nombre.

Era un chico alto, de más o menos uno ochenta, al menos era más alto que Tom. Tenía su cabello castaño revuelto en rizos y sus ojos color avellana. Era sangre pura, solo de eso estaba segura. Bueno, eso y que era Gryffindor, la casa que Tom odiaba más.

Todo estaba mejor que planeado.

Tomé su mano mientras caminábamos entre la oscuridad del pasillo. El me miraba con una dulce sonrisa, en lugar de una de lujuria, o si quiera de hambre. Me dolería usarlo, pero me dolía más pensar en Sarah y Tom, así que no importaba mucho.

Tropecé con alguien y el me atrapó. Mire para atrás; una chica bajita, de fleco y lentes. Una completa nerd de Ravenclaw. Rodé los ojos.

—¡¿Qué haces en medio del pasillo?!

—Y-Yo...

—¿Tu... que?–Trate de apresurarla. No tenía tiempo para esto, Tom aparecería en cualquier momento y si no me veía realmente no tenía sentido.

—L-Lo siento, Diana...–No me sorprendió que supiera mi nombre, pero si me sorprendió la rápida mirada que le dio a mi acompañante.

—¿La conoces?–Le pregunte con una mirada rápida.

—La he visto un par de veces, me ayuda con la tarea.–Murmuró el con vergüenza. Trate de no reír. Volví mi mirada a ella, se veía más avergonzada aún, como si hubiera esperado que el la reconociera.

—¿Cuál es tu nombre?

—Myrtle...

—Myrtle.–Repetí, saboreando su nombre en mi lengua.–¿Sabes que no deberías estar en los pasillos tan tarde, verdad?–Ella asintió sin tener el valor de verme a los ojos.–¿Entonces que haces aquí?–Ella iba a responder.–¿Sabes que? No me importa. Vete de aquí antes que en verdad me enoje.

Ella volvió a asentir y salió casi corriendo, tropezándose con sus propios pies y viéndose más patética de lo que se había visto antes.

Mire a mi acompañante.

—No debías ser tan mala con ella, solo es una niña.–Pase los brazos alrededor de su cuello.

—¿En serio quieres hablar de ella en este momento?

—...No.

—Bien.–Me puse de puntillas para besarlo y el me correspondió ansioso. Sin importar el pequeño incidente con Myrtle, aún así seguía queriendo estar conmigo, era interesante. Lo paré.–¿Recuerdas que esto es algo de una noche... cierto?

—Cierto.–Como quiera me sonrió.

—Perfecto.–Volví a besarlo. Sentí como de un momento a otro me levantó del suelo y envolví mis piernas alrededor de su cintura. Me pegó contra el vidrio de una ventana. En el momento solo se escuchaba la lluvia y nuestras respiraciones agitadas, por lo que, cuando se empezaron a escuchar los pasos de Tom, no nos asustamos.

El si, pero le insistí que siguiera, en especial cuando bajo a repartir besos por mi cuello y mandíbula y logré ver a Tommy. El apretó su mandíbula. Imaginar lo que podría estar haciendo con mis chicos no era lo mismo que verlo en vivo y directo.

Otro punto para Lennox.

[...]

Después descubrí que el chico con el que me había acostado era Potter, Fleamont. Se notaba que era un Potter, completamente diferente a mi.

Pero no importo, después de esa noche no volvimos a hablarnos, al menos no tanto, era extrañamente interesante, y durante las clases que compartíamos a veces me hacía reír o me contaba chismes.

Tom estaba más alejado. Lo veía a veces durante las clases, pero se saltaba los almuerzos, las comidas, ni siquiera lo veía en la sala común. Sarah estaba más que preocupada por el, pero la primera vez que fue a buscarlo regresó temblando del miedo, por lo que no volvió a entrometerse.

Yo tampoco lo busqué. El sabía en lo que se metía. Al menos debía de haberlo sabido. No culpes al juego, culpa al mal jugador.

Aliste mi uniforme para ir a patrullar. Salí hacia la oscuridad de la noche y me topé contra alguien. Un pecho firme y fuerte.

Mire hacia arriba. Tom venía de regreso por alguna razón. Tenía el pelo revuelto, una mirada cansada y sus ojos rojos, aunque no podía decir que fuera por lágrimas, ya que habían algunos chicos traficantes.

—Supongo que estás feliz.–Di unos pasos para atrás. No sabía a qué exactamente se refería, pero no pude evitar jugar. Me crucé de brazos.

—Lo estoy.

—No fue divertido.

—Para ti no.

—¿Y para ti si? ¿Acostarte con un chico que ni siquiera te gusta? Eres igual que yo.

—Lo sé. Pero al menos yo no espante al chico.

—Ella es una entrometida.

—Creo que solo está enamorada de ti.–La entiendo perfectamente. Pensé.

No entiendo porque siguen enamorándose de mi. No soy un buen partido. Romperé su corazón sin importar que.–Se acercó poco a poco a mi, arrinconándome contra la pared. Teníamos suerte, éramos los únicos estudiantes aún despiertos.–Te destrozare y me desharé de tus pedazos, porque así soy yo, no me importas y no lo harás porque ni siquiera creo ser capaz de amar a alguien.

—Crees.–Esa palabra lo saco de su discurso dramático y me miró sin entender.

—¿...Que?

—Crees que no puedes amar a nadie.

—Nunca lo he hecho.

—Tal vez sea porque nunca has dejado que nadie te ame.

—No creo que...

—Yo se que si.–Miró mis ojos, buscando una señal de equivocación. Yo solo sonreí levemente.–Sabes que tengo razón, en alguna parte de tu oscuro corazón debe haber alguien, o si no, debe de haber espacio para alguien más que no seas tú.

—¿Así le hablas al chico del que has estado enamorada toda tu vida?

—No importa quien seas. Si se que te estás comportando como un idiota te lo haré saber.

—No soy un idiota.

—Entonces no actúes como si lo fueras. Así de simple.

—Crees que lo sabes todo. De mi, del mundo. No eres tan intelectual, no conoces todo y nunca lo harás.

—Ya deberías entender que tu opinión ya no tiene efecto en mi.

—No te creo. Se lo que haces. Sabes lo que hago. Ambos estamos igual, en la misma posición, en el mismo juego en el que alguien terminará muerto.

—¿Me matarías, amor?–El se quedó callado. Por un segundo pensé que diría que si.

—...No me refería a ti.

—¿Entonces a quien?

—No quieres saber.

—Si pregunte fue por algo.–Se acercó aún más peligrosamente a mi cara y tomó mi barbilla entre sus delicadas manos blanquecinas.

—Cualquiera. Cualquiera que se acerque a ti, que piense en ti, que si quiera respire cerca tuyo. Porque eres mía, siempre lo has sido y siempre lo serás.–Casi me dejó sin aliento. No tenía contestación a eso. Siempre fui buena con las respuestas, excepto en este momento.

El no dijo nada más y me dejó ahí, subiendo a su habitación.

Ahora tenía algo que averiguar; ¿Por qué me habían excitado tanto sus palabras?

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top