- ᴏɴᴄᴇ: ᴇʟ ᴇsғᴜᴇʀᴢᴏ ᴇᴍᴜʟᴀ ᴇʟ ᴛᴀʟᴇɴᴛᴏ -

— Ah, he sido poco discreto, ¿no es así?

Le mira con recelo, hace tantos años que no se ven, hace tanto tiempo desde que se dirigieron la palabra y ahora, esta parada ahí y tan solo unos pasos, le da la espalda, aún así puede sentir la mofa en su postura, puede imaginar esa sonrisa altanera, esa mirada cargada de soberbia; él en cambio esta tenso, irritado; aprieta los puños dentro de los bolsillos de su pantalón. No presagió que se delataría tan fácil, pero se ha revelado, ha sido el mismo quién ha anunciado su presencia.

Jay suspira buscando serenarse antes hablar. Extendió su brazo, abriendo su puño en donde puede distinguirse apenas unos cuantos granos de arena plateada. Sunghoon le observa por encima del hombro, con una sonrisa engreída, y gira apenas el torso en su dirección, hace un ademán con su mano, gira la muñeca denotando elegancia, sus dedos se pliegan uno a uno volviendo a estirarse emanando de poco en poco un hipnotizante brillo plateado, casi seductor, la arena oscila alrededor de sus dedos, trazando una trayectoria oblicua; la arena se desliza entre sus dedos de forma delicada, como una cascada, caen por el espacio entre sus dedos volviendo a flotar, repitiéndose el recorrido.

Era él, el discípulo más talentoso, el más habilidosos, el favorito de la corte, el objetivo de su razón de estar aquí. Siempre demostró ser superior en su manejo de las summus arenas, inclusive llegado a superar a sus mentores, era más que claro que ha querido que se le acerque, ese descuido ha sido planeado, debe ser cauteloso en lo que haga de ahora en adelante.

— No es propio de ti tal descuido —. Asegura — Ha sido premeditado.

Sunghoon arquea una ceja, su expresión se torna agria.

— Por supuesto, cualquier error que cometa se me dirá que fue planeado, que lo tenía calculado, jamás se pensará que es solo eso, un desacierto —. Manifiesta con descontento — Después de todo, nunca se me permitió equivocarme.

La postura de Jay se relaja, baja la mirada y sus manos van a su cadera, considerando la posibilidad de ser un descuido, no lo cree, él siempre estuvo por encima, cuando él apenas podía dominar lo más básico, Sunghoon ya hacía de excéntricos trucos dirigiendo toda la atención en él y solo en él, un prodigio del que no se veía en siglos; pero existía una posibilidad, mínima, casi nula que en efecto, haya sido descuidado, poniéndose por encima de él por una vez en toda sus existencia. Pero la sarcástica risa le hizo volver.

— Reconozco que fue duro, jamás podré demostrar toda mi gratitud —. Vacila — Pero es por eso que yo no cometo errores -. Habla frívolo haciendo énfasis en las ultimas palabras — Ni siquiera debí esforzarme tanto, la chiquilla esa... ¿Cuál era su nombre?

Jay permanece callado. Él se gira por completo hacia él, con elegante desdén, mueve los dedos y la arena dorada del discípulo menos habilidoso se desliza entre ellos opacándose poco a poco hasta caer al suelo como polvo. Se jacta, cruza sus brazos por encima de su pecho.

— Esta rebosante de tu arena, tan plagada esta que deja rastro con solo caminar. Hasta un novato podría dar contigo con solo el notar esa cantidad absurda en ella —. Continúa hablando — Es como...

Se percata, Jay emboza una sonrisa de lado, orgulloso, pasa la lengua por sus labios negando con su cabeza.

— ¿Qué serán, cien años? Y no has cambiado —. Su postura ha cambiado, es él quién emana seguridad, no se ve más como alguien menor, están a la par, algo que Sunghoon no había visto antes — Sigues siendo ese mismo pedante que se regocija ante los errores ajenos.

Sin decir más, Jay abre las manos, y una nube de arena dorada se extiende a su alrededor. La arena forma efímeras figuras en el aire, impulsada por una corriente de energía que desata un viento a su alrededor. Ambos cabellos ondean, y aunque no tiene la gracia de Sunghoon, su fuerza es intimidante, arrolladora, siendo un desbordante poder que desconocía. Jay avanza un paso, luego otro, hasta reducir la distancia entre ambos. La arena vibra a su alrededor, amenazante, el flujo de la arena se vuelve más vehemente hasta amedrentarlo.

— ¿Jamás por tu cabeza se te llego a pasar que dejaba esa excesiva cantidad de arena en Eunso para provocarte? —. Hace una pausa, la arena se disuelve, Sunghoon esta desconcertado — He mejorado tanto como para desafiarte, Eunso solo ha sido el cebo en el que caíste.

— ¿Un sebo? —. Sunghoon empieza a reír, su voz suena incrédula — Curioso, Jay. Me pareció que era más que un solo cebo, estoy realmente intrigado en el porqué.

Jay aprieta los labios.

— No te mortifiques, un cebo...

— ¿Un cebo? — Sunghoon lo interrumpe. — No te engañes, Jay. Sé que buscas emular mi talento. — Da un paso hacia él, con mirada severa se aclaro la garganta. — Puedo detectar tus deficiencias con tan solo solo grano de tu arena, ¿y aun así crees que puedes engañar? ¿Tanto cuidado por alguien que al que denominas como que solo es un cebo?

La mirada de Jay se endurece, pero Sunghoon continúa, y con gran indiferencia pronunció:

— No importa cuánto te esfuerces. Nunca podrás superarme.

Agotado, no deja de repetir en su mente la disputa con el discípulo desertor. Se atormenta pensando que, si en vez de provocarlo hubiera obedecido llevándolo ante su mentor como se le ordenó en un inicio, ya estaría de regreso, quizás incluso recibiendo algún reconocimiento por su lealtad. Fantasea con el "hubiera", imaginando la recompensa que habría obtenido al presentarse triunfante con el desertor. Pero sabe que todo ha sido culpa suya, de su orgullo, de esa necesidad egoísta de demostrar que al fin lo ha superado, y es por ello que literalmente Sunghoon envuelto en arena se escurrió por entre sus dedos volviendo a huir. 

Ingresa al aula, es igual a cualquier otra mañana, los estudiantes charlan entre ellos, algunos dormitan en sus asientos, aguardando al profesor. Las conversaciones giran en torno a cosas triviales: tareas, planes para el fin de semana, y la emoción de una salida al karaoke; temas que apenas despiertan su interés.

— Lindo collar, ¿es nuevo?

Haneul sostiene el collar que Eunso lleva al cuello, tirando de la cadena con una falta de cuidado que le resulta casi provocativa. Jay desvía la mirada, dejándose caer en su asiento, sin intención de prestar atención a la charla entre ellas, se ha plateado el mantenerse al margen de los asuntos de Eunso.  Las palabras de Sunghoon han estado en su mente desde su encuentro, cuestionando por qué tomarse tantas molestias por alguien como ella. Esa duda persiste, aferrándose aún más fuerte, cuando volvió a salvarla de una situación que ella misma había provocado. Recordaba cómo ella fue grosera con él, y aun así, terminó corriendo en su auxilio, a protegerla incluso de su propia imprudencia.

— Algo tan caro como esto no puedes permitírtelo —. La voz de Haneul tiene un matiz burlón mientras juguetea con el collar.

Sentada sobre la mesa de Eunso, cruza las piernas y atrae las miradas de algunos compañeros en el salón, disfrutando la atención que provoca. Jay la observa desde su asiento, sin querer involucrarse. La postura dominante de Haneul, sonríe inofensiva mientras tira de la cadena como si fuera una correa, siempre ha gozado ese papel de chica inocente. Eunso aparta su mano de un manotazo escondiendo el collar por debajo de la blusa de su uniforme notablemente incomoda. 

— No me digas —.  Murmura Haneul con fingido asombro, sus ojos brillan llenos de malicia. — ¿Has vuelto de arrastrada con Jung...?

— Yo se lo regale —. Interviene finalmente. 

La tensión en el aula se hace palpable. Algunos estudiantes dejan de hablar, sorprendidos por su intervención, Eunso mira a Jay algo desconcertada, Haneul también se queda en silencio, su mirada ahora recelosa. No esperaba que él se interpusiera. Con una mueca de fastidio, se desliza de la mesa y regresa a su asiento.

Eunso intenta captar la mirada de Jay para expresar su gratitud, pero él la evita, manteniendo una expresión de agotamiento y una sombra de decepción en su rostro. Finalmente, recoge sus cosas y se dirige a la puerta  y cuando cierra la puerta tras de sí, Eunso se queda mirando, perdida en sus pensamientos. La imagen de Jay alejándose persiste en su mente. Sabe que debe disculparse por la actitud que tuvo el día anterior, y también agradecerle, sin embargo las palabras se le quedan atrapadas en la garganta. 

- Playlist -
Paranoid - Palaye Royale

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Aloo, por primera vez tenemos un cap que solo sigue a Jay, qué les ha parecido?
En sí, Jay tiene una historia, que a mi, me parece muy interesante, claro que se ira explorando conforme avance la historia, lo que si, es muy obvia la rivalidad que hay entre él y Sunghoon.

No se olviden de dejar su estrellita en el cap y un comentario no hace mal <3
Nos leemos pronto!

Ig: swe3t_faby

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