𝐓𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄. fire and ice


𝐃𝐎𝐂𝐄. ❛ fuego y hielo ❜




AYUDAR A JOHNNY A ENTENDER LA TECNOLOGÍA NO ERA TAREA FÁCIL, y Melody lo sabía. Pero había alcanzado su límite cuando tuvo que explicarle que los dinosaurios no construyeron las pirámides y que no podía creerse todo lo que ponía en internet.

Así que, como merecido descanso, decidió pasar el día en la playa con sus amigos.

—¿Y a ti qué te pasa?—Le preguntó la castaña a Díaz, que caminaba cabizbajo a su lado.

—¿Huh?

—Sí, a ti. Llevas todo el camino en silencio, ¿te pasa algo?—Miguel negó con la cabeza, intentando ahuyentar aquella foto de su cerebro y fallando estrepitosamente—. ¿Es por Sam? Te lo dije, no deberías de haberla llamado.

La verdad es que la joven Larusso ya casi no pasaba mucho tiempo en su cabeza, al menos no últimamente.

Melody se esforzaba por hacer planes con el latino y el resto de sus amigos para que este no pensara en su ex novia muy a menudo, y eso se lo agradecía.

Pero ahora era ella la que no salía de su cabeza, ¿cuál es su relación con Robby? ¿Y por qué no se lo había dicho?

—Lo sé, la próxima vez te haré caso—Mintió el pelinegro, aprovechando aquella excusa que era totalmente falsa.

—Bien—Hubo un pequeño silencio mientras ambos caminaban hacia sus amigos, que estaban jugando al volleyball—. Ahora vuelvo-Le anunció al pelinegro mientras se alejaba caminando de espaldas.

Miguel siguió su recorrido con la mirada clavada en la arena que se escurría entre los dedos de sus pies.

—Hawk—Llamó a su amigo, que estaba ocupado preguntándole a Demetri cuándo se unirá al dojo.

—Anda, el campeón—La sonrisa del peliazul se borró al notar que su amigo tenía los ánimos tan bajos—. Tío, vale ya. Hace un día precioso, esto está lleno de tías, no llores por Sam.

—No es por Sam, es por el sensei.

—¿Es por su historial delictivo? Está en internet, a mi me parece la leche.

—Es por él y Robby Keene—Cortó el pelinegro, y los ojos de Eli viajaron a un punto concreto en el paseo de madera que separaba la arena de los puestos de comida.

—¿El mismo Robby Keene que está abrazando a Melody como si no se vieran en años?—Preguntó con una ceja alzada y Miguel se giró casi de inmediato.

—También tiene que ver un poco con ella—Admitió en un murmullo el chico, sintiéndose extraño por ver a su amiga estrujando a su enemigo entre sus brazos.

—Te eché mucho de menos—La voz de Melody acariciando su oreja derecha hizo que el estómago de Robby se removiera y este riera—. Me tienes abandonada.

—Nos vimos hace una semana—Protestó el castaño y la chica rió.

—Lo sé, ¿cómo está tu hombro?

—Bien, bien, ya no me duele—Peters asintió con una sonrisa y luego estampó un puñetazo juguetón en el hombro de su amigo—. Hey, eso no significa que puedas abusar de mí.

La melodiosa risa de la castaña hizo que los labios de Robby se curvaran hacia arriba.

—¿Qué tal todo? ¿Qué has estado haciendo este verano?—Preguntó, pero alguien interrumpió su conversación al tenderle un helado al castaño, era Sam.

—Oh, hola Melody. No esperaba encontrarte aquí—Peters ignoró por completo el doble sentido de aquellas palabras y le sonrió a Larusso.

—Yo sí que no me esperaba veros juntos—Melody se cruzó de brazos y ladeó la cabeza observando la linda pareja que hacían Keene y aquella chica. No le extrañaba que Miguel se pusiera celoso.

Oh, Miguel.

Giró su cabeza hacia su grupo de amigos y se encontró con el pelinegro negando con la cabeza de mala gana mientras acomodaba las cosas en la arena. Probablemente Demetri había hecho una mala broma.

—He venido con mis amigos a pasar el día, ya sabes, Hawk, Demetri, Moon, Liam—Hizo una pequeña pausa—, y Miguel—Sam agachó la cabeza observando el cucurucho que sostenía con ambas manos—. Está muy arrepentido de lo que pasó, y lo siente mucho.

Larusso asintió levemente, haciendo el gesto casi imperceptible—Yo también.

Melody le dedicó una sonrisa triste a la chica y luego volvió a girarse hacia su pequeño grupo, donde Liam parecía tener problemas colocando la sombrilla y el resto jugaban al volleyball.

—Bueno, debería irme. Espero veros de nuevo, ¡hasta otra!—Se despidió amablemente y hasta Sam se sintió mal por tenerle un poco de manía a la chica. Era demasiado perfecta.

—¿No le has dicho que vives con nosotros?—Le preguntó a Robby y este negó con la cabeza, aún observando a la otra chica con una sonrisa ladina.

—No quiero que piense de más por mí, ya se preocupa bastante, imagínate si le digo que casi me desahucian porque mi madre está en México—Murmuró un poco apenado y Sam asintió, ambos retomando su camino de vuelta a casa.

—Hola perdedores—Saludó al llegar junto a sus amigos.

—Y al fin apareces, bruja escarlata—Melody frunció el ceño al oír el apodo de Demetri—. Pareces una Wanda Maximoff playera—Aclaró el chico al ver el atuendo de la castaña. Bikini negro, shorts vaqueros también negros y una camisa de manga corta roja que enseñaba la parte de arriba de su bañador.

Melody rió y negó con la cabeza mientras dejaba su bolsa en la arena.

—Déjame ayudarte—Le ofreció a Liam al ver que el ruloso seguía teniendo complicaciones con la pequeña sombrilla.




(...)





LIAM TOMÓ UNA BOCANADA DE AIRE, DEJANDO QUE EL OLOR Y LA SALITRE DEL MAR SE COLARAN POR SUS ORIFICIOS NASALES.

Sus amigos estaban jugando al volleyball, eran Moon y Hawk contra Demetri y Miguel. Pobre latino, su compañero no daba ni una.

Sonrió desde su sitio en la sombra que Melody le había ayudado a situar, ya que el resto había ignorado por completo su pequeña pelea con aquella sombrilla que no parecía querer abrirse hace unos minutos.

Hablando de la reina de Roma.

El ruloso de bajó las gafas de Sol hasta la punta de la nariz, observando a su preciosa ex-novia-ahora-amiga —cosa que no le molestaba en absoluto ya que ambos habían superado sus pequeños crushes el uno con el otro— pasarse las manos por su cabello mojado por el mar mientras las gotas resbalaban por su blanquecina piel.

Parecía que iba a cámara lenta.

Miró hacia sus otros dos lados al darse cuenta de que no era el único que admiraba en secreto a la castaña, que parecía completamente ajena a las miradas de admiración de varios chicos en bañador.

Sonrió pícaramente al ver cómo Miguel le daba a la red al distraerse con la figura de Melody saliendo del agua.

—Hey—Saludó su amiga dejándose caer en la silla vacía que había a su lado.

—¿Hey? ¿Pero tú estás ciega?—Le preguntó Liam y la chica rió con el ceño fruncido mientras se secaba la cara con una de las toallas con el logo de Cobra Kai.

—¿Ciega por?

—Acabas de, literalmente, ganarte la atención del sesenta porciento de la playa con esa caminata de modelo que te acabas de marcar. ¡Y parece que no te has dado ni cuenta!—El leve sonrojo en las mejillas de la chica hicieron que el ruloso abriera los ojos—. Oh Dios... ¡No te has dado cuenta! Esto es... increíble—Melody rió tímidamente, disfrutando aquel pequeño berrinche que el chico de rizos parecía tener.

—Lo siento, estaba distraída. ¿Me miró mucha gente?

—Mirar sí, comer con los ojos también-La castaña se sonrojó aún más.

—¿En serio?

—No hay más ciego que el que no quiere ver—Murmuró el chico mientras negaba con la cabeza y luego suspiró para responder—. Sí. Por ejemplo, esos dos poco más y se le cae la baba. Yo saldría con uno de ellos si no quieres al otro, y...—Liam paró de hablar al darse cuenta de que lo había dicho en voz alta, y se giró hacia la chica que lo miraba con una ceja alzada.

—¿Qué acabas de decir?—Cuestionó ella y el chico rió nerviosamente—. Liam Jeffrey Anderson, ¿eso que acabas de decir quiere decir lo que yo creo que quiere decir?

El ruloso suspiró derrotado, ni salir bien del armario sabía.

Había intentado decirle a Melody su identidad sexual muchas veces mientras estuvieron saliendo juntos, pero siempre había algo que lo echaba para atrás y ahora acababa de soltarlo como si nada. Eso me pasa por hablar de más.

—¿¡Estás de coña?!—Exclamó la castaña y el chico bajó la mirada apenado.

—Digamos que es cincuenta cincuenta—Susurró y luego levantó la mirada hacia su amiga, que se tapaba la boca con las manos y miraba hacia el mar—. ¿Estás molesta?

—No, solo decepcionada...—Auch, eso había dolido—. ¡Podrías habérmelo dicho antes y así babeábamos juntos por el capi en Infinity War!—Liam miró a la chica con el ceño fruncido y su expresión se relajó al ver la sonrisa genuina de su amiga—. Pero me alegra que lo compartas conmigo. Gracias—El ruloso le devolvió la sonrisa sintiendo pura felicidad y luego la chica lo abrazó.

Sabía que nunca podría decírselo a sus padres, ellos eran... anticuados, por así decirlo. Pero saber que Melody lo aceptaba le había quitado un peso gigante de encima. Y aquel abrazo que se estaban dando le transmitía una comodidad que solo Melody era capaz de causar.

Ella era la típica persona capaz de consolar a cualquiera y de hacerlos sentir mejor con unas cuantas palabras, una sonrisa, un abrazo o una mirada. Tenía un pequeño talento para eso y para leer a las personas, lo que le convertía en una gran amiga y consejera.

—Oh,oh—Dijo Melody sobre su hombro para después separarse de su abrazo.

—¿Oh, oh?—Liam miró al punto al que la castaña estaba mirando.

Se encontró con Moon, hablando con dos chicos bastante guapos, pero ella tenía las manos detrás de su espalda y sus dedos se estaban flexionando una y otra vez. Aquella era la señal de ayuda que los tres habían desarrollado para situaciones como aquella.

Al parecer, los otros tres chicos habían dejado a Moon en la cancha sola mientras iban a por algo de comer y aquellos dos habían aprovechado la oportunidad para acercarse a la novia de Hawk.

Melody se levantó casi de inmediato—¡Amor!—Plantó un beso sonoro sobre la mejilla de su amiga y le pasó un brazo por su cintura, pegando sus cuerpos—. ¿Con quién hablas?—Peters miró a los chicos que tenían delante, eran bastante atractivos, pero no le daban buenas vibras.

—¿Esta es tu novia?—Preguntó uno con el ceño fruncido y ambas asintieron.

—Estas son mis novias—Corrigió el ruloso llegando junto a ellas y pasando sus brazos por los hombros de las chicas—. Estamos en una especie de poliamor, ya sabéis, ¿por qué salir solo con una persona?—Las dos chicas volvieron a asentir, con una sonrisa en sus rostros e intentando no estallar a carcajadas allí mismo—. En fin, ya podéis iros, me llevo a estas dos bellezas para hacer manitos en la arena.

Una vez los chicos dieron media vuelta y se fueron, los tres comenzaron a reír a carcajadas.

—¿Poliamor?—Preguntó Melody sujetando su estómago, que dolía de tanto reírse.

—Ha sido la excusa perfecta—Se defendió Liam y las chicas volvieron a reír.

—Gracias por ayudarme, no quería que Hawk me viera con ellos—Confesó Moon aún riendo.

—¿Qué se supone que no debo ver?—El peliazul le tendió un refresco a su novia y luego le dio un corto beso en los labios—. Hola—Susurró a centímetros de sus labios, pero Melody los separó tirando del brazo de la chica.

—Lo siento, pajarito, Moon es parte de nuestra relación poliamorosa ahora—Los tres volvieron a reír mientras el resto los miraban confusos—. Venga, un partido. Tres contra tres.

—¿Estás segura de que quieres perder?—Cuestionó Miguel para después acercar la botella de la bebida isotónica a sus labios.

Sin embargo, Melody fue más rápida y se la arrebató de las manos, bebió un trago y se la volvió a dar—Yo no estaría tan seguro de que soy yo la que va a perder, Díaz—La chica le guiñó un ojo y se alejó del latino, sintiendo cómo se revolvía su estómago.





(...)






LA CONVERSACIÓN DE HAWK Y MIGUEL SOBRE EL EVIDENTE PARENTESCO ENTRE ROBBY Y SU SENSEI fue interrumpida por las dos únicas hembras del dojo—¿Habéis visto el anuncio?

Los dos chicos se miraron con el ceño fruncido ante la pregunta de Melody.

—El padre de Sam ha montado un dojo y nos deja fatal-Aisha le tendió su móvil a Miguel y este lo tomó, aún con el ceño fruncido.

—Bueno, yo no diría fatal...

Las palabras de Peters fueron interrumpidas por la frase del anuncio: no te ocultes como las serpientes, sé un campeón.

—Vale puede que un poquito mal si que nos deje—Admitió la castaña, pero se sintió rara al notar la mirada defensiva con la que Hawk la miraba.

Antes de que pudiera preguntar por qué demonios la miraba así, Johnny interrumpió su conversación, obligando a Aisha a grabar su nuevo anuncio.

—Y corten—Aisha bajó su teléfono, viendo el vídeo y asegurándose de que había grabado todo.

—¿Lo tenemos?—Preguntó el rubio.

—Eso parece—Dijo Melody al lado de la otra chica—. Y no te has olvidado la mitad del discurso esta vez—Fue imposible ocultar el tono burlón de su voz.

—Vale, genial. Recuerda, que salga la serpiente al final. Quiero que destaque—Peters rodó los ojos, ya se lo había dicho cincuenta veces en menos de diez minutos—. La quiero cromada, y que suene Thunderstruck de fondo.

—Los derechos de la canción costarán mucho—Anunció Aisha y el hombre frunció el ceño.

—No, ya lo tengo, el cassette está en el coche—Melody respiró hondo para no golpearse la frente con la libreta en la que tenía los planos del anuncio en el que trabajaría más tarde en el portátil de su madre—. Ah, y ponme un flashtag bien guapo. Algo en plan: flashtag equipo Cobra Kai. ¡Y luego mándalo a internet!—Gritó para después desaparecer en el trastero del dojo.

«Va a ser un trabajo duro, pero seguro que conseguimos que el anuncio quede genial»

Melody sonrió, completamente de acuerdo con la voz de su conciencia, pero unas palabras lejanas llamaron su atención—Se trata de Robby Keene.

Dejó la libreta en el suelo y se acercó al trastero, en el cual Miguel y Hawk hablaban con Johnny.

—¿Qué pasa?

—Vi una foto suya y de Melody en su nevera—Comenzó el pelinegro—. No quería fisgonear, pero... sabemos que es su hijo—La castaña pudo notar el tono de decepción y tristeza en la voz de su amigo, y sintió cómo su corazón se encogía.

—Por eso se enfado después del torneo, ¿no?

Johnny miró a los dos chicos delante suyo con seriedad—¿Eso creéis?—Miguel negó con la cabeza, confundido por el remolino de emociones que sentía. De alguna manera, se sentía traicionado—. Sí, Robby es mi hijo, pero eso no influye en cómo dirijo el dojo. Tampoco es vuestro asunto, ¿vale?

—Sí, sensei.

—Pero, sensei...

—Pero nada—Cortó el rubio—. Largo, esta semana limpiáis el tatami.

Hawk hizo una reverencia y se marchó de allí con paso firme mientras Melody se escondía en la oficina del sensei para que su amigo no supiera que lo había escuchado.

—¿Algo más, señor Díaz?—La frialdad con la que Johnny le habló a Miguel sorprendió a la chica, nunca le había hablado así.

—No—Murmuró el latino antes de salir de allí con la tristeza adornando su rostro.

Melody iba a seguirlo pero se sorprendió al encontrarse de lleno con John Kreese mirándola con una ceja alzada.

—¿Espiabas a alguien, Peters?

La castaña se cruzó de brazos, ofendida—No estaba espiando a nadie. Solo... escuchaba por casualidad—Una imagen de ella misma dándose un manotazo en la frente cruzó por su mente.

—¿Escondida en la oficina?—Preguntó el hombre con gracia y ella entrecerró los ojos, ¿por qué tanta curiosidad?

—Si me disculpas, tengo un anuncio que editar. Y si no, voy a irme de todas formas—Melody recogió sus cosas y salió corriendo del local, pero Miguel ya se había ido.

¿Estaría también molesto con ella por no contarle sobre su amistad? No debería, pero era probable.

Había pensado en contárselo miles de veces, pero después de lo de Sam y el torneo podría apostar un dedo a que ellos dos no se llevaban bien, y que tu amiga tuviera una amistad secreta con tu enemigo no era algo fácil de digerir. Así que no le dijo nada, temiendo que justamente lo que estaba pasando ocurriera.





(...)






LOS NUDILLOS DE JOHNNY TOCARON LA PUERTA DE LA CASA DE MIGUEL TRES VECES.

El chico abrió, aún un poco decaído—Hola, sensei, ¿qué pasa?

—Vamos a dar una vuelta—El pelinegro lo miró confundido, pero luego lo siguió.

Cuando iba a preguntar por la evidente falta de la castaña que siempre estaba a su alrededor, Lawrence soltó un grito que lo pilló desprevenido—¡Melody!

—¿¡Qué?!—Exclamó la inconfundible voz de la chica desde el interior de su apartamento.

—¡Vamos!

La chica abrió la puerta mientras daba saltos a la pata coja poniéndose los zapatos—Voy, voy. La próxima vez—Soltó un gruñido cuando su pie se deslizó por uno de sus tenis—prueba a avisarme con algo más que dos minutos de antelación—Volvió a gruñir al darse cuenta de que se había puesto al revés la camisa de manga corta veraniega que tenía encima de un top blanco.

Unos minutos después, los tres se encontraban tomando algo en la cafetería-restaurante que había enfrente del hospital.

—Está bueno, ¿eh?—Preguntó el rubio, refiriéndose a la hamburguesa y los dos adolescentes asintieron—. El secreto es picar la cebolla, la sal no lo complica. Nada de mierda vegetariana, una parrilla y papeo de calidad.

—¿Cuánto tiempo llevas practicando ese discurso?—Cuestionó Melody para después beber su refresco, sonriendo, con la ayuda de su pajita.

Johnny la fulminó con la mirada y la ignoró, pero la chica no pudo ignorar cómo los ojos del hombre viajaban continuamente al hospital.

—¿Ves ese edificio?—Le preguntó a Miguel.

—¿El hospital?

—Ahí nació Robby.

«Ahí nacimos casi todos, Johnny»

—El cuatro de febrero de dos mil dos. Era lunes, su madre estuvo diecisiete horas de parto—Los dos jóvenes miraban al hombre un poco confusos, ¿a dónde quería llegar?

—Debió ser una locura—Opinó el pelinegro.

—Seguro que lo fue—El rubio hizo una pausa—. No estuve allí. Mi madre acababa de morir, fue un desastre. No conocí a mi padre, ella era mi mundo. Y, lo próximo que sé es que iba a ser padre. Vaya susto me llevé—Melody y Miguel lo observaron en silencio, escuchando aquella historia que Johnny Lawrence narraba con la voz levemente temblorosa por la emoción—. En vez de ir a darle la bienvenida al mundo, estaba aquí intentando recuperarme de tres días de borrachera e intentando reunir valor para cruzar la calle. Pero nunca lo hice—El rubio mordió el interior de su mejilla, intentando contener las lágrimas—. Le fallé a mi hijo... el primer día de su vida... y le fallo día tras día desde entonces.

—Sensei, esto es muy personal, no tienes que contármelo—Aseguró el latino mientras la chica a su izquierda permanecía inmóvil, impactada por la historia.

—No, es que... Ya tendría que habértelo dicho hace mucho tiempo. Es una de las cosas más dolorosas de mi vida—Melody tragó saliva, no era capaz de imaginar lo que sentía Johnny cada vez que Robby lo rechazaba o lo apartaba—. Pero una de las mejores cosas... ha sido daros clase. Y quiero que sepáis, pase lo que pase, os prometo... que estaré a vuestro lado. Y siempre pensaré en lo mejor para vosotros.

Una sonrisa de agradecimiento se formó en los labios de la castaña.

—Gracias.

—De nada.

El sonido del teléfono de Miguel interrumpió el momento—Perdón.

—¿Qué pasa?—Preguntaron los otros dos al ver el ceño fruncido del pelinegro.

—Es Aisha. El Miyagi-Do hará una demostración en el Valley Fest—La expresión de Johnny cambió completamente con la mención de aquel dojo.

—¿No me digas?





(...)






—MIGUEL, ESPERA—MELODY AGARRÓ EL BRAZO DEL CHICO, haciendo que este se girara hacia ella y parara su caminata hacia el coche de Johnny.

Ella humedeció sus labios con nerviosismo—Siento no haberte contado que conocía a Robby. Simplemente no salió el tema y luego pasó todo lo de Sam y el torneo y todo se derrumbó y no quería que tú también te alejaras de mí y...

—Melody—Interrumpió él poniendo una mano en su hombro.

La chica levantó la cabeza, encontrándose con el marrón oscuro de su mirada analizando cada una de sus expresiones faciales—¿Si?

—Yo nunca me alejaría de ti—El aire que los pulmones de la castaña habían retenido inconscientemente se escapó, dando paso a una sonrisa dulce—. Además, entiendo que no me lo dijeras, yo tampoco te había preguntado.

—No sabes lo que me alegra que digas eso, yo no tenía un discurso tan emotivo como el de Johnny—Bromeó, causando que ambos rieran suavemente.

Melody se perdió unos segundos en el brillo de los ojos de chico, iluminados por las luces de la ciudad que parecían dar un toque de luz a esa oscuridad en la que ella se sumergía inconscientemente cada vez que sus ojos chocaban.

—Gracias—Murmuró sin apartar la vista de sus ojos—. Por lo que dijiste antes—Aclaró.

Al chico pareció tomarle un rato descifrar a qué se refería, pero lo hizo.

—No es nada, sabes que estaré allí cuando me necesites—Melody no dudó en estrechar el torso del latino entre sus brazos.

Inhaló su aroma mientras sonreía, sintiéndose segura en sus brazos. No había pasado un año desde la primera vez que intercambiaron palabras y ella ya no era capaz de imaginarse una vida sin aquel chico junto a ella.

Era lo más parecido a un pilar que tenía, y no sabía qué pasaría cuando él no estuviera allí.

El sonido del claxon sobresaltó a ambos y se separaron, mirando hacia el coche negro con el ceño fruncido.

—Dejad de coquetear y subid al coche—Ordenó Johnny desde el asiento del piloto.

Melody rodó los ojos y caminó hacia el vehículo de mala gana, intentando ocultar el calor que se expandía por sus mejillas. Miguel tardó unos segundos más en reaccionar, pero acabó sentándose en el asiento del copiloto bajo la mirada extraña de su sensei.

—¿Qué pasa?

El hombre entrecerró los ojos con una pequeña sonrisa—Nada—Dijo finalmente antes de arrancar el coche.





(...)





DANIEL LARUSSO ARRASTRABA LA MESA CON LAS TABLAS DE HIELO HACIA EL ESCENARIO, preparando su gran final con una sonrisa.

No obstante las luces y la música cesaron de repente, haciendo que todos los integrantes del público se miraran confusos.

—¡Cobra Kai!

Con aquel grito había comenzado la demostración del dojo enemigo de Miyagi-Do.

La gran masa de gente que estaba delante del escenario patrocinado por el concesionario Larusso se vio atraída por el grupo de cobras que trotaba en fila hacia otro escenario mientras Back in the game de Airbourne opacaba el resto de sonidos que no fueran vítores o aplausos hacia los del gi negro.

Un cartel con el logo de la serpiente cubrió la insignia del Valley-fest y los adolescentes subieron al escenario bajo la sonrisa de satisfacción de Johnny Lawrence.

—Más chispas—Le ordenó John Kreese al técnico que se encargaba de ambientar a las cobras como si estuvieran en un concierto de electrónica.

—¡Cobras, enseñadles cómo es el karate de verdad!

Una pelea entre todos los alumnos comenzó, mientras la audiencia vitoreaba eufórica. Finalmente, fueron Miguel y Melody los que quedaron en pie y chocaron sus puños mientras sonreían hacia el público. Ellos dos y Johnny habían llegado a aquel acuerdo ya que si se enfrentaban podrían pasarse allí peleando toda la noche. Melody había bromeado con que el rubio no quería que su campeón fuera vencido por la tercera del torneo pero ella también sabía que un combate largo e igualado era lo que iba a suceder.

Después de la pequeña batalla, algunos alumnos rompieron tablas de madera con los ojos vendados o haciendo piruetas, para después lanzar todo tipo de artilugios con el logo del dojo al público.

Mientras los Larusso y Robby miraban aquel espectáculo apenados, Johnny Lawrence caminó hacia una pila de bloques de cemento perfectamente apilados—Cobras, encendedlo—Dos alumnos fueron los encargados de prenderle fuego a aquellos bloques con la ayuda de gasolina y un mechero.

El rubio observó el fuego durante unos segundos y Melody lo miró con un poco de desconfianza entre bambalinas, sin embargo cualquier preocupación se disipó en cuanto el puño del hombre atravesó todos los bloques en llamas provocando que la audiencia se volviera loca y comenzara a vitorear el nombre del dojo.

Los alumnos se reunieron con su sensei en el escenario, con amplias sonrisas.

—Lo has conseguido, sensei—Le dijo Miguel al hombre.

—No, lo hemos conseguido—Johnny miró al latino y luego a la castaña, ya que cada uno estaba situado a un lado suyo.

Y así, mientras las últimas llamas quemaban los añicos del cemento, los bloques de hielo se derretían, mojando el suelo y, declarando así, la victoria de Cobra Kai en aquella batalla.

Pero, ¿quién ganaría la guerra?


MARATÓN 2/3

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