𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘 𝐎𝐍𝐄. daddy looking at me, will I ever be free?
𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐔𝐍𝐎. ❛ papá mírame, ¿alguna vez seré libre? ❜
⚠ En este capítulo se describe un ataque de ansiedad, sé que puede ser tema sensible para muchos así que lean con precaución!
NO SABÍA EN QUÉ MOMENTO SE HABÍA APARTADO DEL GRUPO DE ALUMNOS, tampoco sabía que su expresión era de puro terror o que estaba negando con la cabeza mientras retrocedía bajo la mirada del resto de sus compañeros.
Lo único que era capaz de percibir era un pitido insoportable en sus oídos y aquella frase repitiéndose una y otra vez en su cabeza.
Ella se viene conmigo.
Su vista comenzó a nublarse al notar una presión en el pecho y el ardor de su cicatriz en el hombro.
Giró la cabeza al notar que las puertas del lado contrario del dojo estaban un poco abiertas, pero se arrepintió en el instante en el que pudo distinguir la sonrisa de Christopher a través de las lágrimas acumuladas en sus ojos.
Su mano se posó en su pecho y apretó su camiseta en un puño, como si aquel trozo de tela fuera el responsable de que sintiera que el aire no estaba llegando a sus pulmones.
Ella se viene conmigo.
Cada vez que esas palabras aparecían en su mente parecían que bajaban hacia su tráquea y la estrujaban con más fuerza, privándole de oxígeno.
Sus piernas fallaron y acabó sentada en el suelo, con los ojos cerrados y sus mejillas húmedas, esperando al momento adecuado para poder abrirlos y haber olvidado todo lo que había pasado esa mañana. Pero aquella frase seguía retorciéndose en su mente, enrevesando las letras y haciendo una bola gigante con ellas que la obstruía de pensar con claridad.
Sin embargo, abrió los ojos cuando sintió una cálida mano posarse sobre su hombro, reduciendo el ardor de su cicatriz.
—No os acerquéis, necesita espacio—La voz de Miguel sonaba lejana para ella debido a que el pitido seguía perforando sus tímpanos, pero los otros chicos parecían haber captado el mensaje ya que dieron varios pasos hacia atrás—. Mels, ey. Mírame, intenta respirar conmigo.
El chico comenzó a inhalar y a exhalar lentamente, pero ella no era capaz de seguirle. Seguía sintiendo que se ahogaba.
—N-no... No puedo—Consiguió articular para después soltar un sollozo.
—¿Qué está pasando aquí?—preguntó Johnny mientras entraba junto a Daniel a aquel dojo.
—Melody está teniendo un ataque de ansiedad—explicó el latino.
—Oh, mierda—Murmuró el rubio con los ojos clavados en la castaña, que estaba abrazando sus rodillas en el suelo.
—Sam, id al jardín—Ordenó Larusso y los chicos obedecieron inmediatamente.
—¿Qué hacemos?—preguntó de nuevo Lawrence, acercándose un poco a los dos adolescentes.
—No sé, he intentado que respire más lento pero no es capaz.
—¿No tendrás alguna cosa de esas del balance que nos sirva?—Daniel miró a Johnny con el ceño fruncido.
—¿A qué te refieres con eso?
—No sé, ¿con tantos arbolitos y cosas raras de meditación no tienes nada para ayudarla?
Larusso iba a responder pero Miguel los interrumpió—Ahora no es el momento para que discutais—Les reprochó y luego miró a la chica, que había puesto una de sus manos sobre la del pelinegro—. A lo mejor podemos intentar distraerla, porque si sigue pensando en lo que ha dicho ese...—Miguel sacudió la cabeza—. No va a mejorar.
—Vale, em...—Johnny se arrodilló delante de la castaña, llamando su atención—. ¿Te he contado alguna vez sobre el día que tu madre y yo nos colamos en un spa?—La chica frunció el ceño y negó levemente con la cabeza mientras seguía intentando calmar su respiración—. Bueno, pues básicamente tu madre me arrastró a un spa y cuando llegamos ninguno de los dos tenía dinero, así que decidimos colarnos por la puerta de atrás. Cuando lo conseguimos, nos encontramos con varios cubos llenos de café y, como yo tenía sed, bebí un poco de uno—Daniel y Miguel fruncieron el ceño, pero el rubio los ignoró y continuó—. El caso es que después, una vez entramos, descubrimos que ese café era usado para que la gente se bañara en él, así que lo vomité encima de uno de los trabajadores y tuvimos que salir corriendo porque nos perseguían los guardias de seguridad.
Melody soltó una pequeña risa que llamó la atención de los tres chicos.
—Eso es, intenta respirar lentamente—La animó Miguel mientras Daniel y Johnny le contaban más historias para que ella consiguiera regular su respiración.
Una vez lo consiguió, soltó sus piernas —que había abrazado durante todo ese rato— y las estiró, pero se quedó mirando el suelo durante unos segundos, intentando asimilarlo todo.
—¿Puedo irme a casa?—Murmuró y los dos adultos asintieron, pero antes de que ninguno se ofreciera a llevarla, volvió a hablar—. Caminando. Necesito un poco de aire libre.
—Puedo acompañarte si quieres—Se ofreció Miguel, que seguía a su lado.
La castaña asintió y el chico la ayudó a levantarse.
Sin embargo, aún era capaz de oír aquella frase como un susurro en la parte trasera de su cabeza. Recordándole que todo lo que tenía se tambaleaba sobre una cuerda floja, y, como Cobra Kai ganara el torneo, aquella cuerda desaparecería junto a todo lo que había vivido hasta aquel momento.
Ella se viene conmigo.
(...)
—¿ESTÁS MEJOR?—le preguntó Hawk a Melody mientras ellos dos y Demetri caminaban por los pasillos del instituto, de la misma manera que solían hacerlo siempre.
Ella suspiró y se mordió el labio—Ha dicho si ganan, ¿no? Esperemos que no lo hagan.
—No lo harán—Aseguró el chico de la cresta ahora morada y ella le sonrió.
Le parecía cruel que, de alguna manera, la vida le hubiera devuelto a su amigo y que ahora había posibilidades de volver a perderlo.
Melody sacudió su cabeza—De todas formas intento no pensar en ello. ¿Aún no sabemos nada del nuevo sensei de Cobra Kai?
—Terry Silver—La voz de Demetri llamó la atención de sus dos amigos.
—Espera, ¿Silver?—repitió la castaña y el chico asintió—. Eso tiene sentido—Murmuró y los dos chicos se miraron entre ellos.
—¿Por qué dices eso?—preguntó Eli.
—Porque, no sé si tú recuerdas las mil historias que Kreese contaba sobre la guerra, pero yo sí lo hago. Y, aunque la mitad eran falsas, sí que recuerdo que mencionara a un tal Silver que iba con él al ejército—Explicó.
—Pues tienes razón. Veterano de Vietnam. Empresario. Tuvo sus altibajos, pero está forrado—Leyó Demetri en su tablet—. Nada malo excepto un escándalo con residuos tóxicos en los ochenta.
—El tío controla.
—¿Cómo descubriste su nombre?—cuestionó la chica.
—Le hice una foto en el dojo. Encontré una beta de reconocimiento facial y toqué el código que fuera compatible con HEIV—Melody ladeó la cabeza, satisfecha con aquella explicación.
—Me encantan tus frikadas—Dijo Yasmine, llegando a su lado y acercándose a su novio.
—Eres la primera persona que me lo dice y mi preferida—Los dos se dieron un beso, incomodando a los otros dos chicos y a Moon, que estaba con la rubia.
—Me gusta el nuevo color—Le dijo la castaña a Eli, haciendo que Melody los mirara con una pequeña sonrisa—. El morado representa el chakra corona. Simboliza la iluminación.
—Sí, por eso lo elegí—dijo el chico jugando nerviosamente con las correas de su mochila.
—Ya. Oye, Melody—la aludida le prestó atención, aún sonriendo al darse cuenta de lo nervioso que estaba su amigo—, ¿has visto a Liam? Tenemos que hacer un trabajo juntos y no lo encuentro.
—Oh, probablemente esté con Miguel. Se ofreció a ayudarle con matemáticas porque ya sabes lo mal que se le dan a Liam—Moon asintió arrugando levemente la nariz—. Pero si lo veo le digo que te busque.
—Genial, gracias—Al ver que Yasmine se estaba despidiendo de Demetri, ella hizo lo mismo con los dos chicos—. Nos vemos.
Eli siguió a la chica con su mirada y luego se acercó a su amigo—Oye, no te ofendas, pero no tengo ni idea de cómo te la ligaste.
—Ya somos dos.
—Que sean tres—dijo Melody.
—Supongo que fui yo mismo y, no sé cómo, funcionó.
La castaña suspiró, nostálgica—¿Recuerdas cuando dijiste que los matarías a todos solo para conseguir que te escupiera en la cara?—Los tres rieron y Demetri negó con la cabeza, divertido.
—Bueno, ya que nosotros ya estamos al tanto de la vida amorosa de nuestra pequeña M—El chico le revolvió el pelo a la castaña y esta le dio un manotazo, haciendo que riera—. ¿Qué hay de Moon y tú?—Le preguntó a Eli—. ¿He notado cierto acercamiento?
—Acercamiento no sé, pero tus adorables nervios los he notado hasta yo—El peli morado entrecerró los ojos hacia su amiga y ella rió.
—Solo nos estamos acostumbrando a volver a ser amigos. Además tiene novia, así que...
Demetri y Melody se miraron con el ceño fruncido—¿Piper?—preguntó la segunda—. Qué va, eso se acabó.
—Melody tiene razón, lo dejaron hace semanas—Los dos amigos comenzaron a caminar mientras Hawk se quedaba atrás, asimilando aquello.
—¿Semanas?—preguntó antes de acelerar el paso para alcanzar a sus amigos—. ¿Una semana? ¿Cinco semanas? ¿Cuántas semanas son "semanas"?
—Tíos. No os los vais a creer—interrumpió Miguel junto a Liam y a Sam. La última miró a Melody de reojo, aún no habían superado lo del día de la fiesta de cumpleaños—. El sensei se emborrachó y se lió a tuitear—El latino le tendió su móvil a Demetri.
—Me creo de todo excepto que sepa tuitear.
—Después de los dinosaurios y las pirámides me sorprendería que sepa lo que es twitter—Murmuró Melody.
—¿Dinosaurios?—preguntó Liam con el ceño fruncido.
—¿Y pirámides?—Eli repitió la acción del ruloso y la chica sacudió la cabeza.
—Es una larga historia.
—Parece que él y el señor Larusso volverán a enfrentarse—Dijo Miguel mientras los tres chicos leían los tuits del sensei.
—Espera, así que, ¿van a pelear?—cuestionó Hawk y Melody tomó el móvil de su novio para asegurarse de que no era una ilusión.
—Parece que sí. Debí verlo venir—Se lamentó Samantha.
—No es tu culpa, probablemente hayan discutido por lo de... los senseis de Cobra Kai—Habló Melody sin apartar la vista del teléfono, pero también dándose cuenta de una cosa.
—¿Para quién cree que tuitea? Tú y Melody sois sus únicos seguidores—Le dijo Demetri a Miguel y él se encogió de hombros.
—Lo que nos lleva a la siguiente pregunta, ¿cómo es que no lo habías visto?—Melody levantó la vista del móvil al darse cuenta de que la pregunta de Liam iba dirigida hacia ella y se encogió de hombros.
—No uso twitter, es demasiado tóxico para mi gusto. Pero parece que va en serio—Dijo la chica refiriéndose a los varios tuits que había publicado el rubio.
—¿Entonces es cierto? ¿Los senseis van a luchar?—preguntó Eli y todos asintieron, preocupados—. ¡Qué pasada!—Liam frunció el ceño a la vez que todos se miraban indecisos.
—No es una pasada—Dijo el ruloso—. ¿Qué va a pasar después? ¿Volverán a colaborar juntos aún sabiendo que el otro le ha ganado?
El timbre resonó por los pasillos, y todos se miraron, ahora preocupados por lo que había dicho Liam.
—Hablaremos después de clase sobre esto—Dijo Miguel antes de que todos se dispersaran y se fueran a clase.
Melody, sin embargo, se quedó parada en medio del pasillo, dándole vueltas a aquel asunto y su novio pareció ser el único que se había dado cuenta.
—Mels, ¿estás bien?—preguntó con preocupación al ver la expresión preocupada de la chica.
Ella se mordió el labio. Sabía que Liam tenía razón y que, si los senseis peleaban, se separarían, haciendo que sus posibilidades de ganar el All Valley se reducieran a la mitad. ¿Estaba dispuesta a correr ese riesgo de dividir la cuerda floja en dos y hacerla aún más frágil?
Melody asintió y sonrió. Una sonrisa que Miguel sabía que era falsa, pero no le importó que él se diera cuenta—Sí, sólo me acabo de acordar de que me dejé el libro de cálculo en casa y como tengo hora libre pues iré a por él ahora.
—¿Estás segura?—preguntó el pelinegro con desconfianza y ella volvió a asentir antes de dejar un corto beso sobre sus labios.
—No te preocupes por mí. Nos vemos luego—Añadió antes de alejarse casi corriendo, notando cómo aquel susurro se hacía más intenso.
Ella se viene conmigo.
(...)
A PESAR DE HABER JUNTADO CUALQUIER GOTA DE VALENTÍA QUE HABÍA PODIDO ENCONTRAR EN SU INTERIOR, sentía que se iba evaporando con cada paso que daba. No obstante, no frenaba o miraba hacia atrás. Necesitaba saber por qué.
—¿Dónde está Christopher?—preguntó Melody con la respiración agitada después de abrir la puerta del dojo, llamando la atención de todos los alumnos de Cobra Kai.
—¿Qué haces tú aquí?—cuestionó Keene, acercándose.
—Robby, no quiero discutir. ¿Dónde está?—El castaño la observó en silencio.
Sus ojos se veían más apagados, también tenía unas ojeras bajo sus párpados que había intentado cubrir con maquillaje con poco éxito y también había notado una gota de desesperación pintando su voz.
—Está en la parte de atrás.
La chica asintió—Gracias—Murmuró antes de dirigirse hacia donde le había indicado el castaño.
Abrió la puerta de la parte trasera, recordando todas esas veces que había estado en esa misma sala con Miguel y Johnny, entrenando o simplemente riendo y charlando.
Todos esos recuerdos que parecían estar saliendo a la luz desde hace unos días, como si ella misma tuviera miedo de no ser capaz de recordarlos si Cobra Kai era declarado campeón del torneo y que, por esa misma razón, ahora estaban contaminados con esa pizca de incertidumbre que no le dejaba especificar si volvería a crear nuevas vivencias junto a ellos.
—Tardaste más de lo que pensaba en aparecer—dijo Christopher mientras guardaba algunas cosas en cajas.
Melody cerró la puerta detrás suya y tragó saliva, intentando buscar al menos una gota de valentía—¿Por qué? ¿Por qué quieres que vaya contigo?—preguntó con la voz ligeramente temblorosa.
—¿Por qué? ¿En serio no lo sabes?—El hombre se giró hacia la chica, que se cruzó de brazos y se encogió en su sitio. Estaba asustada. Bien—. Porque soy tu padre, por esa razón.
—¿Mi padre?—La castaña comenzó a sentir que le picaban los ojos, pero negó con la cabeza, intentando espantar las lágrimas—. ¿Eras mi padre el día que me abandonaste? ¿Eras mi padre el día que me prometiste que habías cambiado? ¿Eras mi padre el día que me ingresaron en el hospital por tu culpa? ¿Eras mi padre el día que casi me revientas una botella en la cabeza?—Negó con la cabeza, sintiendo una lágrima resbalar por su mejilla—. No. Tú no eres en lo que pienso cuando escucho esa palabra.
Una risa amarga llenó la estancia—¿En serio crees que el pringado de Lawrence puede considerarte como una hija? ¿A ti?
—Yo no he dicho que fuera él—Murmuró la castaña, apretando más sus brazos contra su cuerpo.
—No hace falta. Siempre estáis pegados a él. Tú y ese... latino minusválido—Escupió con odio, haciendo que Melody sintiera su sangre arder con ira.
—No te atrevas a hablar de Miguel.
—¿Qué vas a hacer? ¿Llorar? Parece que se te da muy bien teniendo en cuenta que es lo único que haces últimamente—La castaña tragó saliva, y apartó la mirada, avergonzada.
—Te odio—Murmuró y el hombre rió.
—Créeme, lo sé.
—¿Entonces por qué quieres que vaya contigo?—preguntó con frustración al no poder entender qué era lo que quería de ella.
—Porque será divertido ver cómo todos perdéis algo y, en tu caso, como pierdes todo—Dijo el hombre con una sonrisa, haciendo que la castaña apartara la mirada, intentando no romperse allí mismo.
—No lo verás si ganamos—Habló la castaña cuando reunió suficiente valor como para hacerlo.
Chris se limitó a reír—No lo haréis—Aseguró—. Si no me equivoco, vuestros senseis pelearán esta noche y, después de eso, os dividiréis. Igual que Pangea se dividió en los continentes. Ya sabes lo que dicen: divide y vencerás.
Melody abrió la boca, dándose cuenta—Fuiste tú, tú los incitaste a pelear.
El hombre se encogió de hombros con una sonrisa—Estaban borrachos en un bar, no paraban de discutir sobre quién debería entrenaros para vencernos y yo solo les di una idea. En mi defensa diré que esa unión ya estaba agrietada, solo necesitaba un empujoncito.
La chica tragó saliva—¿En serio estabas tan asustado de que os ganáramos como para tener que llegar a ese punto?—preguntó, desafiándolo con la mirada.
—Oh, vamos. Esa estúpida unificación se estaba rompiendo poco a poco. Ahora me dirás que no habías pensado en eso—La chica agachó la cabeza—. Eso creía—El hombre se dio la vuelta, dispuesto a seguir con lo que estaba haciendo, pero la voz de Melody hizo que se congelara.
—Veo que tenías la misma confianza sobre nosotros que la que Kreese tiene sobre ti—Una pequeña sonrisa orgullosa se dibujó en su rostro al ver cómo el cuerpo del castaño se tensaba.
—¿Qué quieres decir con eso?—preguntó mientras se giraba lentamente.
—Bueno, si confiara en ti para entrenar a los Cobra Kais no habría ido en busca de la ayuda de Terry Silver, ¿me equivoco?—Al ver cómo Chris tragaba saliva y apartaba la mirada, su sonrisa se ensanchó—. Ahora me dirás que no habías pensado en eso—El hombre la volvió a mirar con la furia reluciendo sobre sus iris azules—. Eso creía.
La chica dio media vuelta, pero justo cuando su mano rozaba el picaporte de la puerta, Chris habló:—Eso no quita el hecho de que vamos a ganaros, y de que vendrás conmigo.
Fue en ese momento en el que se dio cuenta, no quería perderlo todo, y solo había una forma de asegurarse de que eso no pasaría. Era egoísta pero debía hacerlo, si no, se estaría arriesgando a tener más de tres cicatrices cubriendo su blanquecina piel.
—No—Sentenció ella sin darse la vuelta.
—¿No?—Christopher rió—. ¿En serio confías en que ganaréis?
Melody se giró—Hiciste el pacto con los participantes del torneo, ¿verdad?—El hombre asintió, con seguridad—. Entonces ese trato solo engloba a los que participen, ¿me equivoco?—Christopher frunció el ceño y la chica tragó saliva—. Entonces no voy a ir contigo, porque no participaré. Lo dejo.
Y dicho eso, abandonó aquel dojo.
(...)
EL ATARDECER YA HABÍA CAÍDO POR COMPLETO Y LA PELEA de los senseis iba a llevarse a cabo en unos instantes.
Melody, sin embargo, esperaba que alguno de los dos adultos entrara en razón.
Sabía que su decisión había sido de cobardes, ¿echarse atrás antes de una pelea? Puede que la filosofía de Miyagi-Do le dijera que era mejor no estar en la pelea, pero ella había estado y había salido corriendo.
Así que, su única esperanza era que alguno de los senseis no se hubiera tomado las palabras de Christopher tan a pecho y que reaccionara antes de que fuera demasiado tarde. Por eso no diría nada sobre su decisión hasta que acabara el combate, porque aún tenía la esperanza de que aquella unificación se mantuviera intacta y de que no tuviera las grietas que todos sabían que tenía y que se hacían cada vez más grandes.
—¡Ya está aquí!—Exclamó Chris mientras se acercaba a Johnny y lo grababa con un palo selfie—. ¿Quiere decir algo a la cámara? Sensei Lawrence, ¿quiere decir algo antes del combate?
Johnny subió a la plataforma, que es donde se encontraba Daniel—¿Qué hacen los niños aquí?
—Es lo que tiene retransmitir tu vida por las redes sociales.
Johnny miró a Melody, Miguel y a Sam, que los observaban expectantes, esperando a que cancelaran aquella estúpida pelea.
—Puede que haya otra forma—Peters sintió que el alivio la invadía cuando escuchó las palabras de Johnny, sin embargo, aquella sensación no duró mucho.
—La hay. Pero no quieres entrar en razón.
Lawrence sonrió y negó con la cabeza—¿No contemplas la posibilidad de equivocarte nunca en nada?
Daniel suspiró y señaló el lugar con sus manos—¿Qué estamos haciendo? ¿Vas a volver a exponer tu argumento sin base ante ellos?
—No. Quiero lo mejor para ellos—Melody comenzó a agarrar la piel del dorso de su mano, intentando calmar sus nervios que aumentaban con el rumbo que estaba tomando aquella conversación.
—Lo mejor para ellos es Miyagi-Do—Aseguró Larusso—. Y si para eso debemos enfrentarnos, pues vamos allá.
—Vale, Larusso. Acabemos con esto.
Melody bajó la mirada hacia la hierba que cubría el suelo a la vez que mordía su labio inferior. No iban a parar, ¿verdad?
—De lado—Ordenó Miguel que, junto a Sam, sería el árbitro—. Saludo.
—De frente. Saludo.
Los adultos se colocaron en posiciones para luchar y Melody sintió cómo el labio que tenía entre sus dientes comenzaba a sangrar.
—¿Listos?
—¡A luchar!
Johnny fue el que atacó primero y Daniel bloqueó sus patadas y puños, pero no llegó a frenar el golpe directo hacia su costilla, que hizo que su contrincante ganara un punto.
—Punto, Lawrence—Daniel miró a su hija, dolido por el hecho de que hubiera sido ella la que había anunciado el punto.
—Lawrence pega primero—Narraba Mitch para darle ambiente al vídeo de su amigo—, como el eslogan de su antiguo dojo, que lleva grabado a fuego en lo más profundo de su ser—Chris lo miró, confundido—. ¿Qué? Intento meternos en situación.
—Uno, cero para Lawrence—Anunció Miguel—. ¿Listos?
—¡A luchar!
Daniel consiguió un punto con una patada que impactó en el pecho del rubio.
—Punto, Larusso—Johnny miró a Miguel, que parecía estar arrepentido de hacer de árbitro de aquella disputa—. Uno a uno—Dijo el latino mientras los hombre se ponían en posición—. ¿Listos?
—¡A luchar!
Johnny volvió a atacar primero, pero después de varias patadas y puñetazos, Daniel consiguió bloquear una de aquellas patadas e impactó con su puño en el pecho del rubio.
—Punto, Larusso—Anunció Sam y los alumnos celebraron que el hombre se acercaba a la victoria.
—¡Toma ya! Dos a uno. Larusso toma la delantera—Relató Chris.
—Si anota un punto más, Larusso será el ganador.
Melody había dejado de morder su labio y ahora se dedicaba a abrazarse a sí misma, buscando la manera de parar aquel combate.
—Dos a uno para Larusso. ¿Listos?
—¡A luchar!
Johnny volvió a atacar primero, pero Daniel dio varios golpes sobre su brazo, obstruyendo su movilidad.
—¿De qué coño vas?
El rubio fue capaz de frenar una patada con su pie, y después tiró a Larusso al suelo para ganar un punto dándole con su pie en el pecho de Daniel.
Los alumnos celebraron aquel empate, aumentando la tensión de saber quién sería el ganador.
—¡Punto, Lawrence!
—¡Venga, sensei!
—¿Algún truquito más que tengas bajo la manga?—le preguntó Johnny al otro hombre.
—No soy yo el que juega sucio.
—Dos a dos.
—El que anote gana.
—¿Listos?—preguntó Miguel.
—¡Esperad!—Exclamó Melody y todos la miraron, los alumnos quejándose por cortar el ambiente—. ¿Estáis seguros de que queréis seguir con esto? Todos sabemos que los dos sois buenos luchadores, por eso queríamos unirnos. Para poder aprender de ambos, no para que os peleéis.
»Por favor—Suplicó en un susurro—, acabad con esto.
Los dos hombres se miraron, y fue Johnny el primero en hablar:—Acabaremos con esto.
—Pero determinando quién es el ganador—Completó Larusso.
«Oh, para esto sí que se ponen de acuerdo, ¿no?»
La castaña asintió y bajó de la plataforma, volviendo a su sitio.
—¿Listos?
—¡A luchar!
Johnny lanzó una patada que Daniel consiguió esquivar y luego hizo lo mismo con un puño que iba directo a su cabeza. Lawrence también consiguió esquivar los golpes de Larusso, que lo tiró al suelo.
El pelinegro esquivó el barrido del otro hombre y el rubio bloqueó su patada para después esquivar otros golpes y empujar a Daniel contra una de las columnas de la plataforma, haciendo que los alumnos soltaran exclamaciones de dolor.
Larusso se agachó, esquivando una patada y luego los dos hombres volvieron a enfrentarse. Lawrence bloqueó un golpe y Daniel hizo lo mismo, hasta que Johnny le dio un golpe en la cara y Larusso una patada.
A la vez.
Los dos cayeron al suelo y los alumnos exclamaron, eufóricos. Eso era un empate en toda regla.
—¡Punto Lawrence!
—¡Punto Larusso!—Dijeron ambos árbitros a la vez.
—¿Estás segura?—preguntó Miguel.
—¿Estás tú seguro?
—¡Veamos la grabación!—Sugirió Demetri.
Todos se reunieron alrededor de Chris para poder ver el vídeo y asegurarse. Todos menos Melody, que se había apartado un poco del grupo porque ella ya estaba segura de que había sido a la vez.
—Cambia de ángulo—Dijo Johnny al ver que ambos golpes habían sido al mismo tiempo.
—No hay más ángulos.
—¿No tenéis más móviles?
Peters negó con la cabeza y, cuando iba a dar media vuelta e irse, se encontró con Eli, que tenía una chaqueta negra y la capucha puesta.
—¿Eli?
—¿Hawk?—preguntó Miguel, para después acercarse.
—Joder. Eli, ¿qué ha pasado?—cuestionó Demetri mientras su amigo se acercaba.
Eli bajó su capucha, mostrando la falta de su morada cresta en su cabeza, y todos lo miraron horrorizados. Melody se tapó la boca con su mano, completamente sorprendida y Johnny se abrió paso entre los estudiantes.
—¿Quién ha sido?—preguntó el rubio y el chico bajó la mirada.
—Cobra Kai—respondió antes de volver a cubrirse con la capucha.
—Kreese y Silver lo pagarán—Aseguró Lawrence.
—Por Dios, Johnny, ya—Habló Daniel detrás suyo—. El tío intentó matarte. ¿Quieres luchar contra ambos?
—Pues claro que quiero, joder. Mira lo que han hecho—Melody se acercó a Eli y le acarició el brazo para después darle un abrazo al notar los ojos rojos e hinchados del chico después de llorar.
El chico no dudó en apretar a su amiga entre sus brazos y no pudo evitar que una lágrima resbalara por su mejilla.
—Lo siento—Susurró la chica sobre su hombro y el castaño negó con la cabeza.
—No es tu culpa—Los dos se separaron y volvieron a centrarse en la discusión de los dos senseis.
—¿Tu solución es echar gasolina al fuego? ¿Por qué no me sorprende?—Murmuró Daniel.
—Sensei, para—le dijo Miguel a Johnny pero el rubio lo ignoró.
—Aún piensas que tu método es el único. Qué orgulloso estabas con la broma de los aspersores. Pero, de haberle plantado cara, esto no habría pasado—Johnny señaló a Eli.
—Si se pelean cada vez, ¿dónde acabarán? ¿En el hospital? ¿En la cárcel?—preguntó Daniel—. Que hayas estado en ambos...
—Ya vale, papá—interrumpió Sam.
—¿Qué?
—Johnny tiene razón. Da igual cuánto nos defendamos, si no contraatacamos seguirán acosándonos.
Daniel miró a su hija y luego a Johnny—¿Y te preocupaba mi influencia sobre tus niños? ¿Es esto lo que quieres, Johnny? ¿Que mi hija y mis demás alumnos actúen como tú?
—No hace falta que sigas preocupándote. Porque esto se acabó—sentenció Lawrence y Melody cerró los ojos, intentando no echarse a llorar al recordar las palabras de Christopher.
—Por mí bien.
Por mucho que le doliera, su padre tenía razón, aquella unión se había estado agrietando poco a poco, y acababa de romperse.
—Eagle Fangs, vámonos.
Los chicos comenzaron a seguir a su sensei, pero el rubio se dio la vuelta al ver que la única chica de su dojo no se movía—¿Melody? ¿Qué haces? Vamos.
Sentía las miradas de todos los alumnos arder sobre ella, así que se tuvo que morder el interior de la mejilla para intentar no llorar—No voy a ir—Murmuró, haciendo que todos fruncieran el ceño, confundidos, menos Daniel, que sonreía orgullosamente.
—Al menos uno de tus chicos sabe lo que le conviene—Le dijo Larusso a Johnny, pero la chica volvió a hablar.
—Tampoco voy a quedarme.
Un silencio llenó la estancia, mientras una lágrima silenciosa resbalaba por la mejilla de la castaña.
—Mels, ¿qué...?—Comenzó Miguel, pero ella lo interrumpió.
—Lo siento, pero no puedo volver con mi padre—Melody miró a ambos senseis antes de continuar hablando—. Pensé que... Pensé que entraríais en razón, que os daríais cuenta y que esto no pasaría. Pero ha pasado, y no puedo arriesgarme—La castaña se sorbió la nariz y soltó un pequeño sollozo—. Lo siento pero lo dejo.
La chica pasó al lado de donde estaban sus antiguos compañeros y amigos, que la seguían con la mirada, sorprendidos por lo que acababa de pasar mientras intentaba reducir las lágrimas que se formaban en sus ojos.
Era una maldita cobarde egoísta.
Y lo peor de todo era que todos y cada uno de ellos habían caído en el plan de Christopher.
El plan que había ideado después de que Silver lo convenciera de que alejar a Melody de sus amigos los destruiría a todos.
Este capítulo me costó más de lo habitual porque estoy super ✨sensible✨ y pues he tenido que hacer como cinco pausas porque me echaba a llorar ayuda (además me puse música sad de fono pa ambientar y pues no salió muy bien)
En fin, pasando de mis tonterías habituales, no sé cómo sentirme con este capítulo la verdad, me gusta pero no me gusta. Agh, no sé.
Conclusión, Christopher te odio y nada va a hacer que cambie de opinión.
POR CIERTO, solo vengo a anunciarles que es MUY probable que cuando termine este acto, me ponga manos a la obra con una saga de Cobra Kai de varios libros y estoy muy emocionada kfahflah. Un especial gracias a Isa por escuchar mis ideas y animarme a seguir adelante con ella, ily <3
Bueno, creo que eso es todo, espero que os haya gustado y nos leemos.
NO MERCY, BITCHES
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