una día a la vez

No le temo a morir, le temo a vivir la muerte de quienes amo.

Un hombre vestido con un alba de sacerdote le entrega un teléfono al cardenal José Luis.

—Excelente noche señor Belial, debo admitir que me sorprende su llamada a estas horas de la noche. ¿En qué puedo ayudarle?

—Lamento decirle que el acuerdo se ha ido a la basura, señor cardenal.

—¿No le comprendo señor?

—La demonio liberó a mi pequeña ángel y a la híbrida. Lamentablemente en el acto ha sido asesinada por mi gente y dudo mucho que cuando se entere el híbrido se mantenga con los brazos cruzados, sobre todo si ya no tenemos nada con que manipularlo.

—Eso es muy lamentable y complica demasiado la situación ya que es un ser de armas tomar, este hecho no lo perdonará, seguramente buscará vengarse por la muerte de su hembra. Necesitaré protección de su gente, señor.

—La tendrá, pero creo que será mejor encontrarlo primero nosotros y acabar con esta situación antes de que se vuelva un problema mayor.

—Es una lástima, tiene un gran potencial ese Nephilim.

—Me despido de su santidad, le pido mantenerme informado de cualquier movimiento.

—Téngalo por hecho señor Belial, que tenga una excelente noche.

***

Ezequiel se encontraba de cuclillas en la azotea de un pequeño edificio frente al club de Alexander, vio salir a Víctor con sus guardaespaldas. El hombre iba acompañado de otro y sonreía como si llevaran una conversación agradable. Comenzó a agudizar su oído y su vista para tratar de escuchar su conversación, su móvil comenzó a vibrar sacándolo de concentración, miró que era una llamada entrante de Melissa, la ignoró y lo volvió a guardar. Siguió observando los movimientos de Víctor, lo vio despedirse del hombre que le acompañaba y dirigirse a su auto que lo esperaba a la orilla de la avenida. Un hombre le abrió la puerta del asiento del pasajero y Víctor subió, fue hacia el lado del copiloto y el auto arrancó y otro lo siguió.

Ezequiel apareció sus alas y las extendió, voló para seguirlo. Después de un rato llegaron a una colonia muy exclusiva de gente adinerada. El auto se detuvo en una en una residencia y las puertas se abrieron automáticamente. Ezequiel llegó hasta la azotea, observó el lugar dando se cuenta de que había mucha vigilancia, su móvil volvió a vibrar, lo revisó y vio que la llamada entrante era de Elliot. Sin dudarlo contestó la llamada.

—¿Qué sucede?

—¡Maldito infeliz! te marco yo y no me contestas, en cambio con Elliot no lo dudaste.

—Hola Melissa

—Eres un idiota, yo estoy muy preocupada por ustedes y tú ni siquiera te dignas en contestar.

—Estoy bien, gracias por preocuparte.

Mientras escuchaba a Melissa miró como una pequeña niña corría al encuentro de Víctor y le abrazaba, él sonrió de medio labio, había encontrado lo que buscaba; el hogar y la familia de Víctor.

—¡Cómo te odio! Necesito hablar contigo, es muy urgente, parece que nos siguen vigilando, los hombres han regresado.

—Espera, iré para allá.

Ezequiel terminó la llamada y se marchó del lugar para regresar a casa.

***

—¿En dónde está Neimy?

—No está

—¿Por qué siento que me están ocultando algo?

Melissa entró a la casa, miró a Isaías que se encontraba acostado en el sillón grande, seguía con la ropa extraña que parecía de un soldado griego, sucia y llena de sangre, al verla entrar se sentó rápidamente.

—¿Ezequiel lo ha liberado? —preguntó a Elliot en susurro.

—Sí.

—Hola Isaías.

—Hola —contestó sin mirarla.

—¿Cómo siguen tus heridas? —Melissa intentó acercarse y él rápidamente se echó para atrás incómodo.

—Se han curado.

—ok.

El albino contestó y desvió la mirada para no cruzarla con ella. Melissa miró a Elliot extrañada y él solo levantó las cejas al mismo tiempo que subió y bajó sus hombros. Melissa siguió caminando hasta la cocina.

Al llegar a la cocina se detuvo de golpe al ver a Eli y a Ashley. Eli lavaba algunas frutas y Ashley cocinaba algunas verduras con algo de carne. Se miraron entre sí y Melissa fingió una sonrisa.

—Parece que la familia ha crecido bastante. ¿Ella es Elizabeth? Lograron rescatarla. ¿Pero en dónde está Neimy? Tengo que hablar con ella, los acusaré.

Caminó a la habitación de Neimy, la abrió y al ver que no estaba se giró a mirar a

Elliot.

—¿En dónde está? —Él entró a la habitación y cerró la puerta.

—Yo no sé cómo decirte esto.

Se talló el rostro frustrado, le era muy difícil hablar de ese tema aún le dolía el alma, sus ojos se inundaron al punto de salirle las lágrimas. Ezequiel entró y los interrumpió, Elliot dio un suspiro de alivio.

—¿Qué pasa?

—Elliot estaba a punto de decirme en dónde está Neimy y por su cara, me preocupa.

—Neimy no está aquí.

—De eso ya me di cuenta. ¿No la han podido rescatar?

Hubo un silencio y Melissa miraba a uno y a otro, su corazón comenzó a acelerarse.

—Está muerta. —Finalmente dijo Ezequiel.

—¿Qué?

Melissa se quedó en shock, miró a Ezequiel y luego a Elliot. Él agachó la mirada.

Ahí se dio cuenta que no bromeaba, ella carraspeó sin saber qué decir.

—No juegues con eso, no seas estúpido.

—Jamás haría eso —dijo serio.

Él la miró a los ojos sin una pizca de alguna emoción en su rostro, Melissa fruncio el entrecejo y apretó los puños intentando contener el llanto.

—¡¡¡ERES UN CABRÓN!!! —gritó y lo abofeteó.

—¡Melissa, no!, ¡¿qué haces?! —dijo Elliot con sorpresa.

—¡Son un par de mierdas!, ¿cómo puedes decir eso tan tranquilo?

—Basta Melissa, no sabes lo que ha pasado.

—No, no lo sé, porque no me dicen nada, porque no me permiten estar con ustedes. —Fijó sus ojos a Ezequiel—, contigo.

La puerta se abrió y entraron Elizabeth y Ashley, Eli miraba a Melissa, se acercó a Ezequiel y fijó su mirada en la mejilla de él, frunció el ceño y se giró hacia Melissa.

—Vete —le ordenó con hostilidad.

Melissa observó a Eli y luego a Ezequiel esperando que dijera algo, él se dirigió a Eli y su semblante cambió a uno más relajado. Tocó su mejilla y la acarició con su dedo pulgar, bajó la mano volvió mirada a Melissa, ellas se miraron de una forma retadora, Eli se dio la vuelta y salió de la habitación y Ashley la siguió. No era necesario que Ezequiel le dijera lo que deseaba, ellos sabían lo que deseaban el uno del otro sin necesidad de palabras.

—Vaya, tu chica te tiene muy bien cuidado.

—Basta de dramas, dime a lo qué viniste.

—Sabes que, no sé para qué vine, si está claro que te importa una mierda, me doy cuenta que no somos parte de tu círculo familiar.

—Melissa, por favor, las cosas han sido muy difíciles para nosotros —dijo Elliot interrumpiéndolos—. Creo que lo único bueno de todo esto es que Ezequiel pudo encontrar a Elizabeth, sabes lo importante que era para él. No es que no queramos que estés con nosotros, las cosas se están poniendo muy peligrosas, a Neimy la asesinaron unos malditos que intentan manipular a Ezequiel y no queremos involucrarte. —Al escuchar el nombre de Neimy, Melissa comenzó a llorar y Elliot la abrazó—. Lamento todo esto, estos dos últimos días han sido una pesadilla. —Melissa correspondió su abrazo.

—Lo siento, estaba muy preocupada, no sé cómo, pero sabía que algo está pasando con ustedes, desde que supe que las tenían secuestradas no he podido estar ni un solo día tranquila, pero quería esperar su llamada, pero nunca lo hicieron.

Melissa miró a Ezequiel cruzando la mirada con él, se acercó y lo abrazó de la cintura ya que ella era muy bajita junto a él, él correspondió su abrazo.

—Saben que pueden confiar en mí.

—Los dejo que hablen, yo iré a mi cuarto —dijo Elliot y salió de la habitación.

Ezequiel y Melissa se sentaron en la orilla de la cama de Neimy.

—Desde que te traje el recado del Cardenal hemos visto autos extraños día y noche como si estuvieran vigilando, mi padre el día de ayer intentó hablar con las personas y se fueron, pero ya tarde volvieron y eso me está poniendo muy nerviosa, temo que les puedan hacer daño.

—Lo mejor es que te los lleves de ahí, llévalos de vacaciones o a donde sea, pero sácalos de aquí al menos hasta que todo se calme.

—Pero.

—No te preocupes, yo pagaré por eso, esto se pondrá aún más difícil y sería mejor que no estén, solo mientras cobro algunas deudas.

—¿Es por Neimy?

—Es por ella y por todo.

—Entiendo. Dime Ezequiel, ¿el estar con Elizabeth es como lo hablamos alguna vez? Sobre el significado de que ella fuera tu compañera.

—No sé qué es lo que siento, pero estar a su lado es suficiente para mí y no deseo estar con nadie más, es como si hubiese encontrado esa parte de mí que me habían arrebatado cuando asesinaron a mis padres.

—Entiendo.

Melissa agachó la cabeza mirando al suelo, él la tomó del mentón para obligarla a levantar el rostro, al mirarla tomó un mechón de su cabello y lo colocó atrás de su oído. Ella lo miró a los ojos.

—Sabes que te quiero, pero no es como tú a mí, es por eso que intento mantenerme lejos, porque no me gusta lastimarte.

—Lo sé, siempre has sido sincero conmigo. Yo y mi estúpida esperanza de que algún día puedas amarme, solo ha hecho que me alejes de ti.

Ella sonrió con tristeza, él la abrazó nuevamente pegándola a su pecho y acarició su cabeza.

—Tengo que irme, no quiero que mis padres estén solos tanto tiempo.

—Está bien ¿vienes en auto?

—No, llegué en taxi.

—Le diré a Isaías que te lleve.

—No es necesario.

—Si lo es, ya es muy tarde, por el momento vigilaremos tu hogar, pero es necesario que se vayan lo antes posible.

—Sinceramente no creo que papá y mamá te hagan caso.

Melissa se levantó de la cama y se dirigió a la puerta, Ezequiel salió tras ella, ella se desvió a la habitación de Elliot, tocó la puerta, la abrió y entró, Elliot estaba sentado en la orilla de la cama, Melissa se acercó y comenzó a llorar, lo abrazó, se mantuvieron así por unos minutos sin decir nada, solo se abrazaron con fuerza escuchando sus sollozos.

—Te quiero Elliot, sabes que estoy para ti.

—Lo sé, yo también te quiero Melissa.

—Tranquilo, todo estará bien, solo ve un día a la vez, no te presiones. Ya veras que poco a poco podrás seguir.

—Sí, lo intentaré.

Melissa le dio un beso en la mejilla y salió del cuarto mientras que él la siguió, cuando pasó por la cocina donde se encontraban las chicas, ella se detuvo y sonrió.

—Me voy, fue un placer conocerlas.

Las chicas solo le miraron. Sin esperar respuesta Melissa siguió su camino a la sala. Ezequiel ya se encontraba en la sala junto a Isaías.

—Isaías toma las llaves de uno de los vehículos y lleva a Melissa a su casa, y no tardes. Pero antes que te de algo de ropa Elliot para que puedas lavarte y te quites eso. Elliot, también necesito que le compres un celular, necesitaré estar en comunicación con él.

Los tres se miraron entre sí, Elliot le hizo una seña con la cabeza para entregarle algo de ropa, después de unos minutos, Isaías salió con las llaves en la mano y una vestimenta más casual y algo ajustada, playera y pantalón de pants. Se dirigió al patio pasando por un lado de Melissa, ella lo miró y dio un giro completo siguiéndolo con la mirada, después la desvío a Elliot y Ezequiel, les hizo una seña con la mano despidiéndose de ellos, ellos solo asintieron, apresuró el paso para alcanzarlo a dónde se encontraban tres vehículos estacionados, dos camionetas y un carro, todos de modelo reciente.

Isaíasabrió la puerta de una de las camionetas y Melissa entró, la cerró, tambiénentró a la camioneta y la puso en marcha.

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Hasta aquí mis bebés, gracias por seguir apoyando la novela. Les mando mis mejores vibras 🙏 ¿Quién creen que sea ese hombre con máscara? ¿Tienen alguna teoría? ¿Creen que Isaías sea de fiar?

Déjen me sus comentarios y no olviden dar voto. Los amo. Besos hasta donde estés. 😘

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