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━MI SOL━
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Ya había pasado algunas horas desde que me desmayé en los brazos de el capitán. Si no hubiera sido por su voz, quien sabe donde estaría ahora. Su voz me hizo abrir mis ojos para darme cuenta que sus palabras eran muy ciertas. No dire que eso significa que la muerte de mi hijo ya no me duele porque eso jamás se ira ni en un millón de años, porque no olvide el dolor sino aprendí a vivir con el.
Hasta ahora no he recordado algo interesante, solo que mi vida de niña era una mierda. Siendo marginada por todo mi clan y una deshonra para mi familia por ser diferente a ellos, mi cabello y ojos eran los únicos diferentes entre todos. Mientras ellos tenían el cabello azul y ojos rojos, yo lo tenía inverso.
Solo recordaba que odiaba mi cabello y constantemente me los arrancaba mientras que mis ojos eran azules en el fondo ya que siempre los tenia rojos e hinchados de llorar dia y noche.
Y me gustaría saber porque siento que amo mi cabello, nunca lo corte porque algo dentro mío me lo prohibía. Y realmente quiero saber el motivó de eso.
Salí de mis pensamientos en cuanto escuche a el pequeño -realmente pequeño- Griamore.
──¿Por qué lloras pequeño? ─lo tome entre mis brazos meciéndolo. ──No estabas dormido. ─el hizo un ligero puchero. ──Tienes hambre, ¿cierto? ─en respuesta él soltó una pequeña risa. ──En ese caso vamos abajo.
Baje las escaleras escuchando algunas voces.
──Oh, es Lady Scarlett. ─dijo el pequeño Gil, él y Howzer llevaban puesto el traje de la taberna.
──Y no olvides ahora a el pequeño Griamore. ─Howzer se acercó a mi mirando de brazos cruzados a el pequeño. ──¿Qué crees que haces? Aprovechando la situación para estar así de pegado con ella, ¿eh?
──Creo que eso es demasiado, Griamore. ─Gil también se acerco mirando mal el pequeño.
Quien en respuesta abrazo mis pechos acostándose entre ellos mirando a los dos con una ligera sonrisa. Desde que son niños pelean por estar abrazados a mi y saber quien es mi favorito.
──Malnacido. ─a los dos se les vio una vena saltar por sus frentes.
──Ya dejen de enojarse, celosos. ─los abrace acostando su cabeza en mis pechos. ──Saben que a los tres los quiero por igual.
Los solté de inmedisto en cuanto mi cuerpo se tensó al sentir esa presencia, era muy leve y la percibí por unos instantes, pero la sentí. Aquello era imposible de sentirlo después de todo él ya estaba muerto... ¿verdad?
──Ezio... ─mire por la ventana sintiendo un frio viento que golpeaba mi rostro. ──No debo estar equivocada. ─cerré mis ojos negando eso.
En eso la puerta se abrió dejando ver a King quien ha estado actuando muy extraño, y me imagino que es porque Gowther le borro los recuerdos a Diane justo cuando estaba por decirle que la ama.
──¿Piensas irte por tu cuenta? ─preguntó Meliodas en cuanto King nos dijo que se iba. ──¿No buscarás a Diane, necio?
──Eso es importante. ─dijo con firmeza. ──Sin embargo tengo otro motivo para irme. ─aclaró.
──Entonces nosotros iremos...
──No necesito tú ayuda, Meliodas. ─le cortó a el capitán. ──Ya te lo dije. Por ahora no confío en ti.
──Sate, sate, sate, no te pongas así, King.
──Oye, King. Eso fue demasiado. ─hablo Gilthunder. ──¿Qué pasa con Meliodas que no confías en él? Dinos.
──Todo. No se como pueden confiar en él. ¡Alguien cuya identidad es desconocida y no quiere hablarnos de su pasado!
──¿Eso significa que desconfías de mi también? ─pregunté dandole leche a el pequeño.
──Lo tuyo es diferente, Lett. Tú no recuerdas nada de tu pasado. ─no dije nada solo coloqué a el pequeño en mi hombro dando suaves golpes en su espalda para que eructe y se duerma.
──¡Bueno, tú podrías decir lo mismo de mi! ─hablo Elizabeth. ──No tengo la menor idea de quienes son mis padres. O quien soy yo en realidad. Y aún así, tanto tú, como el Sr. Meliodas, me ayudaron cuando lo necesitaba. Me salvaron a mi y a mi reino.
Le entregue a Hendrickson a el pequeño Griamore dormido. Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras lo tenía cargado y se esfumó en cuanto se lo di a alguien más.
──Lo siento, tengo prisa. ─y con eso se fue.
──Esto cada vez todo esto es una mierda. ─susurré acercándome a la ventana. ──Soy yo, ¿o el aire se siente frio? ─pregunté mirando a las afueras.
──Yo lo siento normal. ─dijo Meliodas. ──¿A qué te refieres con eso, fosforito?
──No lo sé. Siento a el... ─mi mirada se oscureció y mi respiración comenzó a ser más agitada.
──Scarlett...
Apreté mis puños con una gran ira mientras miraba por la ventana en ese preciso momento en el que sentí su presencia.
──Así que sigues con vida... ─apreté mi mandíbula. ──Madre.
A los segundos sentí a Sora llegar a mi lado, seguramente se traslado para decirme algo importante.
──Lady Scarlett... tengo malas noticias. ─me dijo agitada.
──Creme... ya lo sé.
Salí de la taberna bajando de un salto del lomo de la mamá de Hawk. En cuanto toque tierra di un gran golpe a el primer árbol que mire, liberando todo el coraje que mi cuerpo radicaba.
──Maldita bastarda... ─escuche el crujir del árbol al ser destrozado por completo.
──Scarlett. ─mire a Meliodas. ──¿Sucede algo?
──Tengo que irme. ─esto lo sorprendió.
──¿Te vas a ir con... él? ─entre cerro sus ojos.
──Hay asuntos de más importancia que estar con mi esposo. ─di me dia vuelta. ──Tengo la sensación de que nos veremos pronto, ricitos de oro.
──Creo que lo mejor es dejarte ir. ─sus palabras claramente fueron con otra intención.
──Desde siempre debió ser así.
Me perdí entre los árboles alejándome cada vez más de ellos. No me separe porque mi madre siguiera viva, sino por la razón del que lo este. Si ella esta viva y por unos instantes sentí su poder significa que él también lo esta, ¿no?
Llegué a una colina donde podía mirar las aldeas a lo lejos.
Es el mejor lugar. ─pensé mirando el sol mientras el viento chocaba con mi rostro.
Cerré mis ojos unos segundos.
──¿Qué pasá si algún dia me pierdo, mamá?
──En ese caso me aseguraré de tomarte siempre la mano para que eso nunca pase, mi amor.
──¿Y si alguien nos separa?
──Me encargaré de que vuelvas a mis brazos. Justo a donde siempre debes de volver.
──¿Y cómo harás eso si estaremos muy lejos?
──Cantaré.
──Pero tu canto atrae a todos los hombres, ¿no se supone que solo yo debo de volver a tus brazos?
──En ese caso solo cantaré para ti. Solo serás tú la única persona que venga a mi en cuanto la oigas.
──¿Y si estamos muy lejos?
──Mientras me escuches cantar. Ni el sol, ni la luna te prohibirán llegar hasta mamá, cariño.
Respiré profundo y a los segundos comencé a emitir mi dulce melodía pensado en solamente él.
━━Eres el regalo que nunca pedí.
La porción de cielo que no merecí.
Todos mis anhelos se han cumplido en ti.
Y no quiero perderte, no lo quiero así.
No de nuevo. Pensé sabiendo que todas las personas me escucharía, algo que sucede solamente con las sirenas. Su canto es especial y más para atraer a los hombres sin embargo... esta es para él
Te dejè y tan sola, me sentí sin ti.
Y no quiero de nuevo estar así, así.
Tómame en tus brazos, soy parte de ti.
Soy parte de ti.
Eres mi sol, luz calor y vida para mi.
Eres tu mi sol, estrella que a mi vida sustento.
Eres tu mi sol.
Eres mi mundo. Pensé sintiendo una presencia acercarse.
Lo que quiero ahora es perderme en ti.
Y ser envuelta en todo lo que eres tu.
Ser envuelta en todo lo que eres tu.━━
Canté el último verso mirando a quien más amo en mi vida. A él hombre que me robo el alma al solo verlo. La sonrisa en mi rostro era cortan al solo mirarlo a esos ojos ahora oscuros al igual que sus alas.
Extendí mis brazos y a los segundos lo sentía aferrado a mi pecho sintiendo sus lágrimas humedecer mi ropa mientras yo lo abrazaba fuertemente para que no se fuera dr mi lado, cerrando mis ojos evitando llorar.
──M-m-mamá... ─dijo llorando fuertemente. ──No sabes cuanto te necesitaba y cuanto te he extrañado.
──Ya pasó mi pequeño. ─besé su frenté. ──Estas conmigo. Ya no hay nada que temer. No mientras estes a mi lado, amor. ─junte su frente con la mía. ──Porque mamá ya esta contigo, mi sol.
「• • •」
──¿Esa voz...?
──No fue...
──Scarlett. ─las miradas fueron a parar a el capitán y dueño de la taberna.
──No sabia que Lady Scarlett cantará tan bonito.
──Esa canción fue muy hermosa.
──No fue una canción. Fue un llamado. ─le aclaró el rubio a la platinada.
──¿Y a quien llamaba, Sr. Meliodas?
──A su hijo.
Los rostros sorpresivos no tardaron en hacerse presentes. Si bien se acaban de enterar que ella tuvo un hijo y sintieron lastima en cuanto supieron que ya había muerto.
Y ahora era imposible no sorprenderse ante eso.
「• • •」
Mientras que lejos de aquella madre e hijo una figura masculina abría sus ojos mientras una leve sonrisa aparecía en sus labios al sentir como algo dentro suyo se llenaba feliz de sentir aquellas presencias, de las cuales una de ellas era parecida a la suya mientras la otra es la presencia que más ama.
──Aunque no te vea... se que tienes esa sonrisa que me cautivo una vez, mi reina.
Y con eso cerró sus ojos.
Temiendo que recuperé sus memorias y recuerde su verdadera relación con él.
Temiendo muy adentro suyo que recuerdo cuando asesino a el hombre que ella amaba profundamente.
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