┆O. 58
━ LUZ ━
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Oscuridad.
Es lo único que podía ver y sentir. No sabía cuánto tiempo llevaba acostada en lo que parecía ser agua, pero se sentía bien no escuchar ni sentir nada.
Un poco solitario, tal vez.
Morir no era como creía que era, pero ya no hay vuelta atrás. Lo único que detestaba era que tenía todo el tiempo para recordar los últimos meses de mi vida en donde pude visualizar lo tan egoísta y cruel que fui con todos aquellos que solo intentaban apoyarme y sacarme adelante.
Supongo que arrepentirme no sirve de nada, así que no lo hago.
──¿Y bien? ¿Te gusta estar en la oscuridad?
Me sobresalte al escuchar una ligera voz a mi lado, como si otra persona estuviera acostado a mi lado. Cuando giré mi cabeza noté una ligera cabellera azabache, a pesar de estar a ciegas, podía verle perfectamente aunque no podía ver su rostro completo.
──¿Quién eres tú? ─cuestioné, la sensación de sentirme protegida no se iba de mi lado.
Él soltó una leve risa.
──¿Quién soy? ─escuche una leve mueca de tristeza fingida. ──. Duele saber que no conozcas a tu mellizo.
La sorpresa se instaló en mi rostro.
──¿Mellizo?
──No te culpo por no saber de mí. ─suavizó su voz. ──. Después de todo, padre prefirió esconderse sobre mí por el simple hecho de que morí al nacer.
Me quedé completamente helada cuando giró su cabeza dejando ver dos esmeraldas como ojos que hacían conjunto con su piel pálida.
──Pero sabes, Yumei. ─busco mi mano para entrelazarla. ──. Nunca te deje sola. Me prometí a mi mismo que siempre iba a proteger a mi pequeña hermana.
Sonrió en grande mientras sentía mis lágrimas caer.
──Tú... tú me protegías. ─murmuré recordando las veces que sentía una presencia. ──. Tú siempre estuviste conmigo aún después de morir... todo este este tiempo... ¿eras tú
Pasó su otra mano por debajo de mis ojos deshaciendo las lágrimas que obstaculizan mi visión.
──Cuando estuvimos en el vientre de madre, lamentablemente yo consumía gran parte de los nutrientes siendo tú la más pequeña y con menos probabilidad de sobrevivir al nacer. Eras la que menos oxígeno y nutrientes tomaba, parecía que no lograrías vivir por tu cuenta.
Comenzó a relatar acariciando mi mejilla.
──Debido a lo delicado del embarazo, hubo complicaciones tuvieron que hacerle una cesaría para que solo uno naciera. ─hizo una leve pausa. ──. Y entonces se decidió que ese era yo. Tenía más probabilidad de sobrevivir por mi cuenta a pesar de tener siete meses a penas.
Soltó un leve suspiró.
──Yo me aferré a ti cuando sentí que me alejaban de mi hermana. A pesar de luchar, lograron sacarme y al no sentirte, no pude respirar por cuenta propia... no estaba listo para vivir sin ti. ─apreté su mano inconscientemente. ──. Y morí a los pocos minutos queriendo estar contigo siempre.
Las lágrimas regresaron a pesar de que él las limpiaba.
──Fue una enorme sorpresa cuando te sacaron y vieron que tú respirabas por tu cuenta. Al ser la que menos oxígeno y nutrientes tomaba te hizo fuerte e inconscientemente te obligo a sobrevivir por ti misma.
Él me brindó una gran sonrisa.
──Y yo, por una extraña razón, pudé despertar un tanto extraño pues de cierta forma estaba conectada contigo con un vínculo invisible. ─sabía lo que estaba por decirme. ──. Y con el tiempo logré manifestarme, siendo uno con el viento.
──Y desde entonces, jamás te has alejado de mí. ─me aferré a él en un abrazó. ──. Siempre había sentido una sensación cálida y ahora que te abrazó, siento esa calidez.
──Te abrazaré las veces necesarias, Yumei. ─acarició mi cabeza. ──. Tú hermano siempre te protegerá.
El silencio reinó entre nosotros.
──Ahora que te puedo tener a mi lado. ─se separó de mí. ──. Hay algo que he querido hacer.
──¿Qué es?
Él sonrió para después golpear mi cabeza con fuerza.
──¡Idiota! ─me gritó. ──. ¡¿Cómo se te ocurre ser tan egoísta y alejar a todos solo porqué no quieres ver a nadie más muerto?! ¡¿Qué estupidez es esa, Yumei?!
Parpadeó sin decir nada mientras acariciaba mi cabeza donde sentía un chichón por el gran golpe que me dio.
──¡Qué estupidez haces con tu vida! No vivas alejados de las personas, eso no es divertido. Todos vamos a morir, ni tú ni nadie puede evitar eso. ─me miró severamente. ──. Sé que has perdido todo lo que has querido, lo sé, puedo sentir tu dolor como nadie más. Pero eso no es excusa para ser egoísta.
──Ya lo sé. ─miré a otro lado. ──. No necesitas regañarme.
──¡Sí lo sabes, ¿por qué no haces nada para cambiarlo?! ─no conteste, porqué no sabía porqué. ──. Nuestros padres y hermano murieron. Kenzo y Banri también. Ya no hay nada que pudieras hacer, deja de usarlos como excusa para alejarte de los demás.
Tomó mi rostro entre sus manos para que lo mirara.
──Ellos están muertos y la única manera de honrarlos es vivir con normalidad. ─él tenía toda la razón. ──. Qué ellos vean que vives feliz, tal y como lo hacías cuando ellos vivían.
Me abrazó.
──Demuéstrales que tú eres tu propia felicidad, no necesitas de nadie para ser feliz. ─acarició mis cabellos. ──. Su adiós te dolió, pero no te rompió.
Sin saber porqué, me desahogue por completo entre sus brazos. Saqué todo lo que no pude sacar ese día.
Lloré como nunca antes lo había hecho.
Todo era un caos.
Akatsuki había destruido la aldea por completo y solamente habían sobrevivido gracias a que Katsuyu los había protegido dentro suyo.
La pelea entre Pain y Naruto se llevaba a cabo, se creía que el Akatsuki estaba por ganarle al rubio, sino fuera porque cierta Hyuga lo defendiera ocasionando su "muerte".
Naruto nunca hubiera dejado salir más de tres colas del Kyubi.
Por suerte, Hinata había sido curada por Sakura evitando su muerte.
──¿Alguien ha visto a Yumei? ─preguntó Tenten, pues habían llegado hace poco a la aldea presenciando a la pelirosa salvar a la Hyuga, sin notar la presencia de su compañera.
──Ahora que lo dices, no le he visto en todo el día. ─dijo la pelirrosa.
Inconscientemente, la mayoría volteo hacia el Nara esperando a que dijera algo, pero su mirada perdida decía mil palabras.
El ambiente se puso un poco tenso.
──Pero es Yumei, de seguro estará bien... ¿no? ─intento animar Lee al notar la triste vibra.
──Tienes razón, Lee. Yumei es fuerte y debe de estar cuidando a... ¡A Kata-san! ─expresó Tenten animando un poco el ambiente.
Aquello aliviano un poco al ambiente, mismo que fue cortado gracias a la presencia de un clon de Katsuyu.
──Sakura-san... ─habló la babosa llamando la atención de la mayoría.
──Oh, Katsuyo-san. ─se acercó a ella. ──. ¿Sucede algo?
La invocación no sabía cómo decirle la noticia así que poco a poco fue dejando salir de su interior a la azabache, misma que protegió del ataque del enemigo.
──¡Es Yumei! ─sonrió Lee aliviado de verla. ──. Les dije que estaría bien. ─se acercó a ella notando que no estaba consciente. ──. Veanla, seguramente se cansó de pelear y se quedó dormida.
El silencio reinó en cuanto Katsuyu bajó la cabeza y se movió para dejar una mejor visión de su estado. Por unos segundos pensaron que sí estaba inconsciente, pero al mirar con detalle, su respiración no se notaba.
──Estás dormida... ¿no? ─los ojos de Lee se cristalizaron al notar su piel más pálida de lo normal.
Sakura llevó su mano temblorosa a su cuello, tensandose ante la piel helada. Sus ojos se abrieron con sorpresa para a los segundos bajar la cabeza escondiendo sus lágrimas.
──Y-yumei... está muerta.
Soltó aquellas palabras que paralizaron los corazones de los presentes.
Un golpe sordo se escuchó.
──Shikamaru-kun. ─murmuró Shiho, quien lo ayudaba a mantenerse de pie gracias a su lesión en su tobillo.
──M-muerta, ¿dices? ─se acercó al cuerpo de la azabache queriendo que aquello fuese una mentira.
Su rostro se heló cuando comprobó por sí mismo, que efectivamente, su amada estaba sin vida.
──N-no puede ser... ─sollozo Tenten ocultando su rostro en el pecho de su compañero pelinegro, quien lloraba sin un fin.
──Y-yumei... ─la Hyuga menor escondía sus sollozos entre su mano mirando la triste escena de su amiga.
Neji no decía nada, se limitaba a observar el cuerpo de la azabache, apretando su puño en un intento por retener sus ganas de llorar.
──Shikamaru-kun... ─murmuró Shiho al ver como el pelinegro abrazaba el cuerpo de aquella mujer desconocida ante sus ojos, reteniendo su dolor en lo profundo de su corazón.
Dejando salir leves lágrimas, pues había perdido a la joven que amaba desde niño.
El silencio reinaba la oscuridad.
Me dolía la cabeza por haber llorado durante tanto tiempo en los brazos de mi mellizo. Sus palabras me habían abierto los ojos, me sentía regañada y sentía su dolor al verme tan reservada por mi simple egoísmo.
Me hizo ver el daño que me estaba haciendo al igual que el daño que le hacía a los quienes me rodean. Nunca me puse a pensar en cómo se hubieran sentido todas aquellas personas que perdí, al verme tan fría y decaída.
Banri ya me hubiera puesto a dar vueltas completas a la aldea. Kenzo me hubiera llevado a comer a todas las partes que quisiera. Y Asuma me hubiera dado permiso para pasarla con su pupilo.
Me culpe de todo cuando la culpa no era de nadie, sino porqué el destino así lo decidió.
──¿Ya te sientes mejor? ─preguntó jugando con mi cabello.
Asentí con mi cabeza.
──Me alegra tanto eso. ─me aleje de él deshaciendo el resto de lágrimas de mi rostro. ──. ¿Me juras que dejarás de ser distante y volverás con tus amigos?
Me confundí con su pregunta.
──Claro que te lo haría, pero te recuerdo que estoy muerta. ─le aclaré lo obvio.
Él soltó una leve risa.
──Aún no es tu momento, Yumei. ─acarició mi hombro. ──. No antes de que te cases con el Nara y me den dos sobrinos, una niña y un niño.
──No te entiendo.
──Lo que quiero decir es que aún tienes una oportunidad de arreglar tu error con las personas importantes para ti. ─acomodó mi cabello. ──. Aún no es momento de estar juntos.
Sabía lo que decía, pero no sabía cómo aceptar lo que intentaba decirme.
──Hay alguien no ha dejado de buscarte. ─pronto, hizo una inmensa ráfaga de aire provocando que la oscuridad se fuera aclarando dejando ver un hermoso bosque. ──. Y con toda esta oscuridad no puede encontrarte. ─sonrió. ──. Así que le hice un favor.
Iba a decir algo, pero sentí como me tomaron con fuerza de mi cintura. Al mirar hacía abajo, logré ver una sombra aferrada a mí.
──Regresa con él y sé más feliz, hermanita. ─despeinó mi cabello. ──. Yo estaré apoyandote siempre.
Comencé a sentir como tiraban de mí lentamente y cada que lo hacía él se iba desvaneciendo.
──Espera... ─estiré mi mano queriendo llegar a él.
──Recuerda que no me iré. ¡Te quiero, Yumei! ─se despidió con su mano. ──. ¡Por cierto, mi nombre es Dai!
Antes de poder decirle algo, una inmensa oscuridad me absorbió. Sentía que está no era igual a la otra, pues comencé a escuchar leves sollozos y más ruido de fondo.
Hice un leve gesto de dolor al sentir mi cuerpo cansado y adolorido, seguramente por la pelea contra Pain. Abrí mis ojos lentamente volviendo a cerrarlos ante la luz que daba, parpadeé unas veces para acostumbrarme a la luz.
Estaba desorientada.
Al mirar alrededor noté algunos de mis amigos llorar en silencio otros miraban a los lados entre confundidos y asombrados. Al mirar hacía arriba me encontré con el Nara, el cual me abrazaba, esté tenía sus ojos cerrados con pequeñas lágrimas deslizando por sus mejillas.
Lleve mi mano a su mejilla acariciando está sobresaltado al chico. Cuando abrió sus ojos y encontró mis ojos, se quedó en silencio por varios segundos.
──¿Yumei? ─parpadeó varias veces sin creer lo que miraba.
──Lo lamento. ─acaricié su mejilla. ──. Por haber sido egoísta contigo y con los demás. ─a esté punto sentía una lágrima deslizarse por mi mejilla. ──. No merezco tu perdón, te aleje y siendo sincera mereces algo mejor.
Él llevó su mano a mi mejilla deshaciendo mi lágrima. Dio una ligera sonrisa y sin previo aviso... me beso. Un beso tan necesitado, que decía más de mil palabras y expresaba cuánto le hacía falta.
Y, como a él, también me hacía falta.
──Eres todo lo que necesito, aunque hayas sido una completa estúpida. ─solté una leve risa. ──. Tu inexpresividad y desinterés es lo que más me enamora de ti.
──Tu insistencia e inteligencia fue lo que me enamoró de ti. ─confesé sacando una leve sonrisa de su parte.
Y fue su sonrisa lo que trajo una gran calma en mi pecho.
A partir de ahora iba a vivir como antes.
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