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━PERDÓNAME━
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DESDE QUE TENGO MEMORIA, MI VIDA HABÍA sido una mierda. Al menos así lo he vivido, bajo aquella cruel mentira.
Mis padres, que me criaron y me dieron todo su amor, resultaron no ser mi verdaderos padres. Mi hermano, quien era frío con todos menos conmigo, no era mi hermano, era mi primo.
Sufrí por la muerte de mis "padres" a corta edad quedando al cuidado de mi hermano. Le tomé un gran odio a la rama principal de mi clan, si no fuera por ellos mi no-padre estaría con vida.
Y también mi verdadera familia.
Yo era la princesa del clan Hyuga, era mi derecho propio ser la próxima heredera del clan. Debía ser el líder que encabeza a los Hyuga's.
Pero no fue así.
Me habían puesto el sello de maldición condenando mi vida a la segunda rama, a solo proteger el secreto del Byakugan. Un inmenso odio y rencor se iba formando desde aquel momento, nadie lo notaba, era estupenda fingiendo ser una chica alegre y risueña. A pesar de las miradas de odio que me daba el consejo del clan, seguía mi vida escondiendo mi rencor en una máscara de felicidad.
Quería ser reconocida y por ello me esforcé en entrenar día y noche hasta llegar a la par de mi hermano, claramente no fue fácil. No dormía o comía hasta poder superarme a mi misma. No como mi hermano, él no se esforzaba para llegar a ser considerado un genio del clan. Al ver como incluso los de la rama principal lo adulaban por ser un prodigio, la envidia y odio hacia él... pronto nacieron.
Me aleje a pesar de que él solo se preocupaba por mi, decía que era lo único que le quedaba de nuestros padre y protegerme estaba en su día a día. En lugar de sentirme feliz, me daba más rabia que él no viera lo fuerte que era por lo tanto no necesitaba su miserable protección.
Con el tiempo, en lugar de medirme con mi hermano mayor, comencé a medir con mi prima, pues nuestra edad era la misma. Pronto una sonrisa de orgullo surcaba mi rostro al notar que mi fuerza estaba muy por encima de ella. Eso alivió mi envidia y odio hacia mi hermano y en la academia fui considerado un genio del clan.
Claramente no tenía que preocuparme por mi hermano, era más grande que yo y nadie de mis compañeros lo conocía. Así que no tenía que preocuparme por que notaran lo débil que era a comparación de un genio real.
Con ser un genio para mi generación bastaba. Un falso genio.
Pronto mis calificaciones resultaron ser unos de los primeros, me esforzaba por estudiar el poco tiempo que tenía después de entrenar por mi misma. Pero mantenerla siempre así no era fácil cuando aquel Uchiha lo hacía sin esfuerzo alguno, a pesar de que estaba siempre atento, no parecía esforzarse como lo hacía yo.
Inconscientemente, comencé a odiar al Uchiha. Querer ser siempre el primero en todos me disgustaba por completo y más cuando me enteré que su clan tenía un Dojutsu. Según era más fuerte que nuestro clan. ¡Patrañas! Me negaba aceptar aquella absurda realidad. Ante mis ojos el Byakugan era el mejor.
¿Qué tenía de especial ese tal Sharingan?
Pero el Uchiha no era lo que me interesaba, sino aquella niña azabache que fue una de las que sacaba notas altas. Muy aplicada y con gran educación, me daba asco de solo verla.
Creía que iba a ser un obstáculo en mi camino, pero sus calificaciones fueron bajando hasta el punto de llegar a ser unas de las peores. Siempre juntándose con el otro inútil haciendo travesuras. No tenían respeto por nadie, ni siquiera por el Hokage.
Me parecía completamente injusto que nadie le llamara la atención tanto como lo hacían como su amigo. Hasta que descubrí que era porque su padre era el Hokage. Y sin evitarlo, un odio surgió hacía ella. Sólo quería llamar la atención de todos en la aldea. ¿Acaso no se cansa de tener a su padre siempre con ella? Seguramente ya tiene conocimiento de muchos jutsu que el propio Hokage le da. Además, no importa lo que haga, nadie se atrevería a llamarle la atención por ser la princesa de Konoha.
¿Por qué ella sí es una princesa y yo no?
A veces envidiaba a mi prima, ella sí lo era y poco le importaba. No hacía nada por entrenar y hacerse fuerte e incluso su hermana menor era mejor en todos los sentidos.
De pronto, mi odio hacía la hija perfecta del Hokage se elevó al ver como dejo su actitud de una perdedora hacer antipática logrando tener el respeto de la mayoría de mis compañeros. Le temían por su inexpresión y porqué sabían que si la molestaban les iba peor. Dejó de tener malas calificaciones a tener buenas. No entendía como lo hacía si ni siquiera le importaba nada.
Parecía que no movía ningún dedo y ya era capaz de lanzar a miles lejos suya.
Lo único que me calmaba un poco era saber que era mejor que ella. Cuando teníamos pequeños combates en la academia, ella se rendía al conocer mi fuerza.
Era más fuerte que ella.
Me confíe con eso.
Hasta que me dejó en ridículo enfrente de toda la aldea con el Hokage y "Kazekage" observando todo. No podía creer que esa maldita me había dejado inconsciente por tres días sin siquiera esforzarse como lo había hecho yo.
¿De qué sirvieron todos mis desvelos para entrenar? Si al fin de cuentas ella me dejó en ridículo.
Yo era la más fuerte de mis compañeros, ¿cómo fue posible que ella me gano? ¿Quién demonios se creía para hacerme pasar por ese escenario?
Y para empeorar, mi hermano había sido derrotado por ese idiota.
Era lo peor que podía haber experimentado en mi vida.
El odio crecía cada vez más y dejé de fingir mostrando mi gran enojo hacía ella, a quien le daba competente igual.
Juré que me las iba a pagar.
Después, noté una pequeña carta escondida debajo de mi almohada cuando desperté de mi coma de tres días. Era un tanto extraña. Decía que tenía que decirme algo importante para ello tenía que salir de la aldea quedando en cierto punto.
No entendía de quién era, pero mi cuerpo se movió por sí solo llegando a ese lugar.
Donde conocí al hombre que me mostró la verdad de quien soy realmente. No me explico mucho, pero dijo que si quería despertar para conocer la verdad detrás de mi clan y con un gran poder... debía ir con él.
Pero, me puso una condición.
──Tendrás que eliminar a tus compañeros.
Ideé un plan e incluso contacté con algunos ninjas renegados. Él me dijo que dos de su organización me ayudarían a acabar con ellos, puesto que no podía hacerlo sola. Un requisito para el poder era tener un ojo completamente normal y qué mejor que quitarle un ojo a la perra que me dejó en ridículo frente a toda la aldea.
Deje que el líder de los ninjas se quedara con mi ojo para poder tomar el suyo. Una sonrisa se posó en mi rostro cuando le dejé una espantosa herida en su rostro.
Pero cómo no podía quedarse así, la muy bastarda me hizo una a mi.
Aquello me enojo mucho, pero no tenía muchas fuerzas para acabar con su vida. Me fui de allí dejando el trabajo en manos de aquel platinado.
Una vez con su ojo, él me enseñó la verdad detrás de mi clan. Había conocido el mayor secreto que Konoha guardaba. Mi padre siendo mutilado por el hermano de ella mientras que mi madre fue asesinada por el clan de su propio esposo. En mis venas no solo abunda la sangre Hyuga sino también la Uchiha. Sentí un inmenso odio al ver como mi familia había sido derrumbada por todos ellos, pronto un dolor en mi ojo izquierdo se presentó.
Ya no era la misma.
Juré vengar a mis padres de todo lo que Konoha les hizo. En especial al clan Hyuga que asesinó a mi madre y por dejar que asesinaran a mi padre.
Nunca lo perdonaré.
Con el poco tiempo, permanecía siempre al lado de quien resultó ser mi tío, el hermano menor de mi madre. Me convertí en un verdadero Akatsuki cuando Sasori murió e hice equipo con Deidara.
Cada que estaba con él, olvidaba mi deseo de venganza y todo lo malo que en mi vida había sucedido. Sin darme cuenta sentimientos de amor nacieron por él. En mi cabeza solo soñaba con hacer una linda familia con él.
Me estaba desviando del camino inconscientemente.
Pero no me importa, así podría estar más tiempo con él. A pesar de que no sintiera lo mismo por mí, o al menos eso es lo que creía, me conformaba con escuchar sobre su arte efímero.
Sabía que esto no le gustaba a mi tío.
Pronto aquella felicidad que sentía se esfumaba poco a poco.
──¡No! ─grité intentando correr hacía él. ──. ¡Deidara no lo hagas! ─mis ojos soltaban lágrimas cuando note que iba a utilizar su técnica definitiva.
──Es inútil. ─deje de moverme cuando él me tomó de mi capa con fuerza. ──. Nada lo detendrá.
──¡Suéltame! ─forcejé intentando liberarme de su agarré, pero me fue imposible. ──. Por favor, no quiero que muera... ¡no quiero perderlo!
Lo miré con mis ojos rojos e hinchados de tanto llorar. No quería que me dejara, no quería perderlo. No creía soportar estar lejos suyo.
Cuando menos lo esperé... una inmensa explosión de un gran radió se dejó ver.
──¡¡DEIDARA!!
Grité desgarrando mi garganta en el proceso al sentir un inmenso vacío dentro de mi ser. Mi ojo izquierdo comenzó a arder y un dolor se presentó en mi cabeza. Entre más recordaba a Deidara más dolor sufría.
──He esperado tanto por esto. ─escuche su fría voz con un toque de gracia. ──. Al fin. Después de todo lo que hice, lo que nunca planeé, es lo que logró hacerlo despertar.
Mi cuerpo se tenso cuando escuche sus palabras. Debí haber escuchado mal, él no estaría insinuando que todo mi dolor y sufrimiento fueron meros planes suyos.
──¿De qué demonios hablas? ─pregunté por lo bajo mirando la tierra bajo mis rodillas.
──Sí que eres idiota. ─soltó una leve risa. ──. Acaso nunca te pusiste a pensar la verdadera razón por la cual te traje conmigo.
──¿Razón...?
──Quería saber si podías despertar el Sharingan. Y ahora estoy más que satisfecho al ver el Mangekyo Sharingan. ─una risa arisca se presentó. ──. Estoy un poco molesto porque todos mis planes no resultaron. Al parecer el mocoso sí logró hacerte despertar ese poder.
Mis ojos se cristalizaron hasta sentir mis mejillas húmedas sin parar. Recién me estoy dando cuenta que él solo me estaba utilizando para su propio beneficio. No entendía del todo a que se refería con sus "planes". ¿Qué fue exactamente lo que planeo?
──No sabes lo difícil que fue tener que envenenar a tu propia hermana para generar su enfermedad incurable. ─su voz no se escuchaba para nada arrepentida. ──. Y tampoco fue lindo tener que poner en un genjutsu a los Hyugas para hacerles creer que fueron ellos los que asesinaron a mi hermana...
Giré mi cabeza lentamente mirando sobre mi hombro al hombre de la máscara.
──Yo fui el verdadero asesino.
Por unos segundos mi respiración se entrecortó.
──Yo fui quien mutiló a tu padre. Sí él no hubiera aparecido en la vida de tu madre jamás hubiera asesinado a mi propia hermana.
Cada palabra que decía sentía un dolor perforar mi corazón.
──Te iba a entrenar desde muy pequeña quitando esos ojos del clan Hyuga, pero esos dos se interpusieron en mi camino. ─sentí su mano en mi cabello. ──. Por suerte, los asesine después.
Mi mente no procesaba nada. Estaba en una especie de transe analizando todas sus palabras, no sabía si mentía y a este punto, no lo parecía. Desde que me contó toda la historia, había algunas cosas que no encajaban, por ejemplo... que él sabía todos los detalles de la historia.
Comó si él hubiera estado allí.
──T-tú... todo este tiempo... ¿siempre fuiste el villano? ─logré formular sintiendo mi cuerpo temblar bajo su mano.
──Eres la persona más estúpida e ingenua que conozco. ─soltó con frialdad. ──. Te creíste todo sin dudar. La única razón por la cual no te he matado es porque me gusta abastecerme de buenos ojos.
Soltó un gemido de dolor cuando me tomó de mi cabello para levantarme tomando mi mejilla con brusquedad.
──Tu Sharingan es muy bueno a pesar de solo tener uno. ─pasó su dedo quitando las lágrimas de mi ojo izquierdo. ──. Nadie puede detener el tiempo. Me vendrán muy bien para lo que se avecina.
──N-no lo permitiré. ─balbuceé aguantando el dolor que sentía por su agarre. ──. No pienso ser tu maldita marioneta. ¡Me largaré lejos tuyo!
En respuesta, me lanzó hacía una roca golpeando mi cabeza con fuerza. Me sentí desorientada comenzando a ver oscuro.
──No crees que ya es tarde. ─escuche su voz lejos. ──. Eres una renegada y siempre has caminado en la palma de mi mano.
Mi visión se iba nublando viendo como su capa se movía por el viento.
──Pero descuida, no creo que vayas a vivir por mucho tiempo...
Mis ojos se cerraron sintiendo el viento moverse por mi rostro.
──No te mataré, alguien más lo hará, ¿recuerdas?
Deje de escuchar cayendo en lo profundo de la oscuridad pensando en toda la mentira en la que he vivido. En lo que hice por un pasado engañoso culpando a inocentes.
Inocentes que murieron por mi culpa.
Banri-sensei, Kenzo...
Yumei... perdóname.
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