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GUARIDA


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──Debo admitirlo, estoy un poco sorprendido. ─habló. ──. Esos niños son mejores de lo que creí.

Escuchaba la voz del Akatsuki lejos de nosotros, a pesar de ello, él, se encontraba en el mismo lugar. Únicamente lo escuchaba a lo lejos por la prisión de agua que me impedía hacer cualquier movimiento.

Podía ver por el rabillo de mi ojo a mis compañeros estar en la misma situación. El viento por más que se esforzaba por intentar liberarme, la esfera de agua volvía a formarse.

Tsk. ─chasqueé mi lengua mientras miraba a los dos mayores. ──. Maldición. ─ni siquiera podía hablar un poco, esta cosa me lo impedía. ──. Soy una idiota por no haber reaccionado a tiempo.

Y ahora, para el maldito colmo, mi respiración comenzaba a pesar a medida que sentía cómo el aire se iba haciendo menos.

──Ahora, podemos pelear sin interrupciones. ─habló el tiburón mal hecho.

Ninguno de los cuatro podíamos hacer algo en esta condición, sólo nos queda confiar en nuestro sensei. Tendremos que esperar a que logre acabar con él, hasta entonces, solo podemos permanecer en estas prisiones de agua.

La cosa se puso realmente seria cuando Gai-sensei sacó sus Nunchaku. Lo que significa, que ese tiburón realmente es un oponente difícil de derrotar.

Después de un tiempo, ese tiempo en el cual estuvimos observando a Gai-sensei pelear, él logró derrotar a ese tiburón. No fue fácil, pero logró hacerlo al usar liberación de las ochos puertas

Antes de que lo hubiera derrotado, el Hyuga, logró sacarnos del jutsu.

Exhale una gran cantidad de aire que me hacía falta en cuanto sentí el viento tomarme antes de que cayera al suelo. Se sentía tan bien volver a sentir mis pulmones cargados de aire.

──Yumei, ¿te encuentras bien? ─Lee se acercó tomando mi mano para levantarme de donde el viento me tenía sostenida.

──No te preocupes por mí. ─dije sintiendo el fresco viento secar mi ropa que estaba empapada. ──. ¿Qué hay de ustedes? ¿Ya murieron? ─mire a los tres vivos. ──. Veo que aún siguen ocupando oxígeno.

──Yo también me alegro de verte bien, Yumei. ─comentó Tenten con una gota de sudor resbalar por su cien.

El agua a nuestro alrededor se comenzó a evaporar hasta dejar ver el escenario que antes se encontraba. Nos acercamos al cuerpo del tiburón sin vida aparente.

──Es extraño. ─habló Gai-sensei. ──. Tengo el presentimiento de que ya había peleado contra él.

Solté un suspiro al escuchar eso.

──¿Recuerda haber conocido a este individuo antes? ─le preguntó Lee.

──Es extraño, porque por lo que decía parecía saber todo sobre usted. ─comentó la castaña mirando a el mayor.

──Mejor olvidemos esto. ─dije mirándola de reojo.

──Creo que tienes razón, Yumei. ─soltó un ligero suspiro.

──Algo está pasando aquí. ─habló el Hyuga mirando con su Byakugan el cuerpo del tiburón.

El rostro del tipo ya no era el mismo por una extraña razón.

──¡S-su rostro...! ─balbuceo Gai-sensei.

──¿Quién es? ─preguntó Lee. ──. Sensei, ¿qué significa esto?

──No lo sé. ─respondió. ──. Pero hay una cosa de la que estoy seguro. ─los cuatro lo miramos con seriedad. ──. No había forma de que yo lo conociera.

Me di una palmada en mi cara.

──Lo voy a golpear. ─dije.

──Que ni se te ocurra. ─me dijo el castaño.

──¿Estaba usando transformación? ─preguntó Lee.

──No, Lee. ─le respondió el Hyuga. ──. Este jutsu es mucho más avanzado. ─aclaró.

──Cualquiera que haya sido capaz de hacerlo. Estoy segura de que no es un oponente que debamos tomar a la ligera. ─comenté mirando el cuerpo del tipo a un lado de Pakkun, quien estuvo fuera de la pelea.

──Ciertamente tu forma y expresión en la que lo dices, solo provocas que un miedo se expanda por mi espalda. ─dijo Tenten, mire de reojo sin expresión a la castaña.

──Tsk. ─me crucé de brazos sintiendo al viento despeinar mis cabellos. ──. Da igual. ─mire las nubes.

──Aún así, eso quiere decir que el real todavía anda por allí. ─murmuró Tenten.

──Lo único en lo que estoy segura es que esto solo fue para hacernos perder el tiempo y posiblemente para obtener información sobre nosotros. ─hablé bajando mi cabeza hasta ver de nueva cuenta el "Akatsuki".

──En ese caso no tenemos tiempo que perder. ─dijo Lee mirando a su sensei.

──Tienes razón. ─habló el sensei. ──. Démonos prisa.

Solo cerré mis ojos en afirmación de esas palabras.

──Es por acá. ─miramos a Pakkun comenzar a correr.

Nosotros no tardamos en correr siguiendo sus pasos.

Mis ojos pesaban poco, podía sentirlo. Me había pasado con usar el Byakugan por más tiempo de lo usual del que siempre usó, y aún así, podía moverme sin parecer cansada. Lo que note fue que Gai-sensei, que a diferencia de mi, si se miraba más que cansado.

──¿Se siente usted bien, Gai-sensei? ─preguntó Lee al escuchar algunos jadeos que daba al saltar las ramas.

──¿Eh? ─miro a esté. ──. ¿Estas bromeando? Mi batería sigue y sigue, Lee. ─soltó una risa hasta que su cabeza chocó contra una rama por no prestar atención al frente.

──¡No, Gai-sensei! ─gritó preocupado al verlo ahora en el duro suelo.

──¿Sigue vivo? ─me detuve en una rama cruzando mis brazos.

──No lo sé. ─me contestó Tenten al mirarlo. ──. No se ve que viva mucho.

──¿Pero qué esperaban? ─habló el Hyuga a una rama de mi. ──. Acaba de usar Asa Kujaku. Debemos dejarlo descansar un poco.

──Ya, ¿y? ─dije, lleve mi mano a mi porta armas buscando un cigarrillo.

Cerré mis ojos al no sentir aquella cajita que siempre llevaba. Extendí mi mano enfrente del Hyuga.

──Hyuga. ─abrí mi ojo mirándolo sin expresión alguna en mi rostro. ──. Ahora.

──Deberías descansar. ─soltó mientras sacaba mi caja de cigarros y la ponía en mi mano. ──. Y no fumar.

──Solo será uno. ─y con eso me senté en una rama encima de donde los demás estaban descansando con un Gai muerto.

Me lleve uno de los cigarros a mis labios para encenderlo dando una profunda calada. No tardé en sentirlo a un lado mío sentándose.

──¿Cómo es que fumas tanto? ─no dije nada, solo seguí con mi cigarro. ──. El idiota de tu novio no te dice nada.

Lo miré exhalando todo el humo en su lindo rostro de hermano preocupado.

──Yumei. ─movió su mano dispersando el humo mientras tosía un poco. ──. Te he dicho muchas veces que no hagas eso.

──Y yo te he dicho varias veces "qué estupidez". ─miré al frente dando una leve calada. ──. Además, no vas a morir por inhalar un poco de humo.

──Yo no, pero me preocupo por ti. ─lo miré mal por haber tomado mi cigarro apagandolo. ──. Debes preocuparte más por tus pulmones.

──¿Para qué? No es como si me los fuera a quitar para dárselos a alguien. ─regresé mi frente a la pequeña fogata que los demás hicieron. ──. O tal vez solo lo haría si se trataran de ti o mi hermano. Después de todo, ambos tienen mi tipo de sangre... y son mis hermanos. ─murmuré lo último, pero el logro escucharme.

──Y por esa razón me preocupo por ti. ─colocó su mano en mi cabello revoloteando este. ──. No fumes tanto.

──No lo hago. ─me miró directamente a los ojos sin ninguna expresión. ──. O no lo hago tan seguido. ─alzó una de sus cejas. ──. Si tienes razón, fumar casi una caja está mal. Trataré de fumar menos... trataré. ─murmuré levantando mi trasero de la rama.

──Por lo menos eso es algo. ─lo escuché susurrar cuando salté llegando al suelo.

Ya había oscurecido así que recargue mi espalda en el tronco de un árbol mirando el fuego. El viento sopló en él haciendo que incrementara su tamaño y el calor llegara a mi. Sentí al pequeño Pakkun venir acurrucarse en mis piernas quedando dormido con mis pequeñas caricias.

Cuando era pequeña y mis hermanos tenían misiones, Kakashi en pocas ocasiones me cuido y como era una niña creyó que me quedaría fascinada jugando con los perros, solo para no tenerme que cuidar tanto.

Alcé mi cabeza observando la enorme luna que se alzaba en nuestras cabezas. No sé por cuánto tiempo me quedé observándola, como si fuera lo más hermoso e importante a mi alrededor.

──¡Muy bien! Se acabó el descanso. ─escuche la voz energética de Gai.

──Gai-sensei, ¿está seguro? ─preguntó Lee preocupado.

──Absolutamente. ─le mostró su pulgar. ──. Me siento super bien. Solo necesitaba un poco de descanso.

──¿Qué dicen, Neji, Yumei? ─preguntó Pakkun mirándonos.

──No te preocupes. ─habló el castaño.

──Se recuperará muy rápido, después de todo es Gai-sensei. ─dije levantándome del suelo.

──¿Y qué hay de...? ─miro a la castaña.

──No te preocupes. ─habló la chica. ──. Ya estoy lista.

──Atención. ─los presentes miramos a el mayor. ──. Para recuperar el tiempo tendremos que avanzar con el doble de velocidad.

──No. Hagámoslo al triple de velocidad. ─agregó Lee. ──. Así podemos llegar antes de lo planeado.

Solo me crucé de brazos sintiendo a mis dos compañeros acercarse a mi lado junto a Pakkun observando a esos dos diciendo imprudencias.

──¡Bien, dicho! ─nos miró. ──. Y ahora que lo pienso, ¿por qué no lo hacemos al cuádruple de velocidad?

Solo cerré mis ojos mientras los demás lo miraban incrédulos.

──¿Q-qué...? No. ─balbuceo al no obtener respuesta alguna de parte nuestra.

──¿Ustedes dos no conocen el limite de las capacidades que tiene el cuerpo humano? ─pregunté soltando un suspiro.

──Eso es físicamente imposible. ─aclaró el Hyuga.

──Podrías dejar de decir tonterías, por favor. ─les riño Tenten.

──Ah, sensei... tal vez el triple de tiempo sea suficiente.

──Lee. ─le llamó Pakkun. ──. Creo que eso sigue siendo mucho.

Ya llevábamos tiempo desde que comenzamos a saltar por las ramas para llegar a la guarida de los Akatsuki, posiblemente lleguemos antes de los demás.

Y aún con eso, no lograba sentir ningún rastro, ni siquiera el viento sentía al enemigo.

──Siento que algo no está bien. ─habló el Hyuga, posiblemente esté en mi situación.

──¿Puedes percibir algo, Neji? ─preguntó Lee.

──¿El enemigo? ─preguntó esta vez Tenten.

──Pensé precisamente lo contrario. ─comentó. ──. No detecto ningún rastro del enemigo, eso es lo que me conflictua. ─Lee de cierta forma se sorprendió. ──. Fue muy grande su interés por retrasarnos, usaron un jutsu muy poderoso.

──¿Y qué es lo que piensas? ─preguntó el pelinegro menor.

──Qué acaso ellos... ─Tenten solo dejo las palabras en el viento.

Lo mejor por el momento es no decir nada, es más que claro que ellos solo nos retrasaron lo suficiente para no interrumpir lo que sea que estén haciendo. Ahora no les importa que estemos cerca, cualquier cosa que estén haciendo con Gaara muy pronto terminará.

──Tsk. ─chasqueé mi lengua, sentía un mal sabor de boca.

A los minutos logramos llegar a una cueva, la entrada estaba siendo bloqueada por una enorme roca.

──Así que es aquí. ─murmuró el sensei examinando esta con la mirada.

──Gaara está del otro lado de esta roca. ─aclaró Pakkun saltando de mi cabeza.

──No será sencillo de atravesar esta barrera. ─dijo Gai-sensei dando unos pasos al frente.

──¿Cuál es el plan? ─preguntó la castaña.

──Pulverizarla y avanzar. ─contestó Lee.

Me crucé de brazos al sentir el fuerte viento despeinar mis largos cabellos azabaches comunicando que nuestros compañeros están cerca de nosotros.

──No, Lee. ─giró mirando a su pupilo, y justo en ese momento los otros llegaron detrás nuestro. ──. Tarde como siempre, Kakashi.

──Bueno, es que tuvimos un pequeño contratiempo durante el viaje. ─se escluso.

──¡Naruto! ¡Sakura! ─exclamó Lee feliz de verlos.

──Un minuto. ─habló una anciana que venía con ellos. ──. Yo no soy ese pequeño contratiempo, ¿verdad, Kakashi?

──¿Y bien? ─entrecerré mi ojo al ver la expresión de Naruto, sus ojos eran un rojo intenso mientras su pupila era la de un zorro y en sus mejillas los bigotes que tenía estaban más marcados.

──Naruto. ─el Hyuga también se fijó en eso.

──Parece que veníamos pisandoles los talones. ─comentó Sakura.

──Sí, así es. ─dijo la castaña a mi lado. ──. ¿Y quién es la señora?

──Ella es la abuela Chiyo, es consejera de Sunagakure.

──Hola, jovenzuelos, ¿qué tal? ─sonrío mostrando el signo de amor y paz con sus dedos.

──Ya, ¿y? ─mire a otro lado.

──Pero qué jovencita tan grosera. ─dijo ante mis palabras.

──No lo tome a mal. ─se apresuró a decir Tenten. ──. Ella siempre es así.

──Muy bien. ─murmuró Gai-sensei. ──. Vamos a trabajar, Kakashi.

──Sí. ─respondió mirando la enorme roca.

El viento se hizo presente bruscamente intentando entrar pero estaba muy sellado, sin ninguna brecha para que entrara.

Esto sin duda será un largo día. ─pensé al ver la etiqueta que había en la roca.

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