┆O.25
━"MISIÓN CLASE S"━
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Un movimiento de mi mano bastó para que el viento cortara en tres partes aquella marioneta, quien iba atacar al equipo del Nara junto al heredero y la princesa.
──A pesar de las molestias inesperadas, parecen que podrán cumplir la misión sanos y salvos. ─comentó mi compañero a mi lado.
──Eso parece. ─dije sin quitar la mirada de ellos.
──Es hora de reportarlo a la Hokage.
Asentí y en un parpadeo ambos desaparecimos de aquel lugar. La Hokage nos había pedido vigilar la misión que le asignaron al equipo del Nara entre las sombras, podríamos intervenir si era completamente necesario por un posible ataque enemigo, el cual sucedió gracias a los Akatsuki, pero no pasó a mayores al ver que el heredero seguía vivo.
──¿Así que el país Ko ha caído en manos de otro gran país? ─pregunto la Hokage después de reportar nuestro informe. ──. Y con esto vuelve a aumentar la gente dispuesta a usar el poder de Akatsuki.
Apreté mis puños al escuchar aquel nombre.
──Entonces, ¿qué pasó con Naruto y los otros chicos? ─preguntó.
──Por si acaso, los seguimos hasta que cruzaron las montañas que hace de frontera... ─contó el castaño a mi lado.
──El equipo del Nara llevó a los dos sanos y salvos al país de Ka, por lo que vimos la princesa también fue bienvenida. ─termine de decir por mi compañero.
──Ya veo. ─cerró sus ojos por unos segundos. ──. Hicieron un buen trabajo. ─nos miró. ──. Pueden retirarse.
Asentimos con la cabeza y en segundos dejamos de estar en la oficina apareciendo en los rostros Hokages. Sentí la ligera brisa mover mis cabellos chocando con mi máscara.
──Puedes ir a casa. ─habló Tenzo. ──. Hemos estado fuera de la aldea por semanas, esta fue nuestra última misión por el momento. ─aclaró. ──. Deberías descansar. Mañana tendremos entrenamiento.
──Te veré mañana entonces. ─lo mire de reojo.
Él solo afirmo con la cabeza desapareciendo. Decidí quedarme un poco observando el sol ocultarse entre las montañas. El paisaje anaranjado rojizo me recordaba un poco a Kenzo, a él le encantaban los atardeceres.
Sentí un chakra acercarse corriendo hacía mí. Me giré al observar a Pakkun llegar frente a mí con una carta en su chaqueta.
Me agache tomando la carta y sin decir nada, Pakkun desapareció al cumplir con su deber. Abrí la carta leyendo su contenido.
────
Te espero entre las calles del suroeste, antes de llegar al puesto de dangos. Hay algo importante que quiero pedirte.
─H.K
Pd: Quema la nota cuando la termines de leer. Nadie debe de saber sobre esto.
────
Fruncí mi ceño debajo de mi máscara al terminar de leerla. No tenía idea de lo que Kakashi me iba a pedir, pero parecía muy decidido y con mucha precaución.
De mi porta-armas saqué un zippo para prenderle fuego al papel dejando que las cenizas se las lleve el viento.
Observaba a las pocas personas caminando en las calles ignorando aquel callejón oscuro y desolado. Donde me encontraba entre las sombras escuchando, analizando y observando los movimientos de cierto platinado, quien estaba recargado en la pared izquierda antes de entrar al callejón.
Pasaba desapercibido leyendo su libro como siempre lo hacía, ante los ojos de todos era algo normal en él.
──Me sorprende tu habilidad para ocultar tu presencia. ─habló después de casi una hora de mi llegada. ──. Te he sentido hace apenas unos minutos. ¿Hace cuanto que llegaste?
No respondí. Me limité a verlo.
Él soltó una pequeña risa.
──Por lo que veo ser ANBU queda muy bien contigo. Te has vuelto escurridiza y silenciosa. ─comentó con cierto tono divertido. ──. Por eso te necesito.
Entrecerré mis ojos.
──Tengo el apoyo de un equipo de genin, y pensé que me faltaría alguien con un rango más alto. ─esté miró de reojo al puesto de dango, justo donde sus pupilos estaban sentados comiendo. ──. Ellos quieren ver algo que casi nunca nadie ha visto y no puedo permitirlo.
Cerré mis ojos. Sabía por dónde iba la cosa y en cierta forma me parecía divertido poder jugar con ellos.
──Así que pensé una forma de jugar con ellos. Una muy divertida. ─dijo cerrando su libro. ──. Quiero ver hasta qué punto llega su ambición por poder ver mi rostro.
Una brisa fuerte se dejó sentir por unos segundos haciéndole saber que estaba adentro.
──Te haré llegar los detalles con Pakkun.
Dicho eso, desaparecí.
Había llegado a casa. Por fin, después de semanas fuera, podía descansar un poco.
──Tadaima. ─anuncié mi llegada dejando mis sandalias en su lugar.
──¡Yumei-obasan! ─sentí unos pequeños brazos aferrarse con fuerza a mi cintura. ──. Creí que algo te había pasado. ─sentí humedecerse mi uniforme.
Una punzada me dio en mi pecho al ver a mi pequeño sobrino llorar pensando que me había ocurrido algo.
──Te espere todas las noches despierto y nunca venías a casa. ─lloriqueó sin soltarse. ──. Asuma también estaba preocupado.
Suspiré con pesadez. Había sido muy egoísta de mi parte irme por varias semanas sabiendo que tenía una familia esperando por mi. Pude haberme ido solo una semana, pero preferí negarme. En esa vez solo me interesaba seguir entrenando y ganar experiencias en combate o eso es lo que siempre digo.
Muy dentro mío escondo la verdadera razón por la cual no quiero regresar a la aldea; quiero encontrar a Suki. Por eso, no me importa alejarme de mi familia y amigos, no me interesa si soy egoísta.
Pero, simplemente no quiero estar en la aldea, en la cual el cuerpo de mi difunto compañero descansa, sin antes haber acabado con su asesino o el de Suki.
Aún no me perdono lo que sucedió aquel día. La confianza que tenía en los shinobis de la aldea poco a poco se iban a la mierda y eso era algo que la mayoría de ANBU'S me reclamaban.
──Konohamaru. ─llamé dejando mi mano en su hombro, hice mi máscara a un lado dejando ver mi rostro. ──. Tienes que entender que es mi deber.
──¡No es cierto! ─se separó de golpe. ──. Tu no deberías de estar en ANBU. ¡Tú solo buscas una excusa para estar fuera de la aldea! ─gritó con lágrimas en los ojos. ──. Ya no eres la misma. Quiero a la anterior Yumei, la que si me quería... ¡No a ti!
Se limpió las lágrimas echándose a correr a su habitación. No lo detuve, solo observaba por el lugar donde se había ido.
──¿Deberías hablar con él? ─escuche la voz de mi hermano.
──Él lo entenderá. ─dije, en un intento de convencerme a mí misma.
──Él es solo un niño, Yumei. ¿Qué quieres que entienda? ─preguntó con notable molestia. ──. Él solo es un niño de 8 años que se esfuerza por sacar buenas notas para que estés orgullosa de él. Pero, en cambio, tú ni siquiera pareces notar aquello.
──Cuando sea grande lo hará. ─lo miré, él soltó un bufido de enfado. ──. Hoy no tengo humor para una pelea, Asuma. Estoy agotada. Me iré a dormir.
Le di la espalda para subir las escaleras.
──Claro, vete. ─lo escuche hablar. ──. Después de todo, evades lo que no te conviene.
──Buenas noches. ─fue lo único que dije antes de desaparecer por las escaleras.
Me encerré en mi habitación. Él tenía razón en todo, pero no quería escucharlo. No me apetecía en estos momentos a pesar de que por mi culpa me estoy distanciando de mi familia, amigos y de casi todos en la aldea.
Pero tenía una excusa y era el miedo.
Temía que me traicionarán.
Y no creo poder con eso una vez más.
──Lo siento. ─solté por lo bajo dejando caer mi espalda a mi cama mientras observaba el retrato de mi equipo.
Había acabado mi entrenamiento antes de tiempo, pues Kakashi iba a llevar a cabo su plan ese mismo día. En la noche Pakkun me había traído los detalles de la "misión clase S". Me dijo los puntos en donde sus pupilos iban a intentar verle su rostro y un aproximado de la hora.
Él lo sabía porque iba ser el primero en dar siempre una idea, pues se iba a disfrazar de un fotógrafo y usaría un clon en algunas ocasiones. Yo estaré en las sombras siguiéndolo para estropear su cometido.
Como era en este caso.
Los cuatro habían entrado a los archivos de registros de todos los shinobis de Konoha. Son completamente confidenciales, nadie podía verlos, más que los altos mandos.
──No se muevan. ─hablé severamente llegando a sus espaldas en un segundo.
Pude ver como estos se tensaron quedando quietos justo antes de que vieran el rostro en la foto.
──Quedan detenidos. ─les aclaré lo obvio. ──. Si se mueven, será insubordinación, y se les tratará en consecuencia.
──Tengo ganas de estornudar... ─dijo Naruto en susurro evitando moverse.
──Aguántate, tonto. ─le dijo Sakura.
Hice sellos de manos para hacer aparecer esposas de viento en los cuatro.
──Pero, ¿qué...? ─observaron sus manos.
──Los llevaré ante la Hokage. ─demandé.
Ellos me miraron de reojo sin reconocerme.
──Estamos muertos. ─susurraron tanto Sakura como Naruto.
──Etto... creo que esto es solo un error. ─habló el castaño que claramente era Kakashi disfrazado. ──. Verás, noso–
Se quedó en silencio cuando le lance un kunai que rozó su mejilla.
──Ya hablaran con la Hokage.
Después de mi interrupción, nadie se atrevió a hablar.
Miré a un clon mío para que tomara los papeles. Claramente tuve que hacer tres clones para que creyeran que esto iba muy en serio, tuve que cubrir mi cuerpo con una capa negra dejando ver mi máscara, la cual mis clones la cambiaron.
Al final la Hokage les terminó dando un sermón en presencia de "Kakashi" –ya que era un clon–. Ella estaba enterada de la pequeña "misión" que ellos tenían así que no fue tan severo la cosa.
La segunda vez que lo intentaron fue un fracaso, me había encargado de que las palomas se interpusiera entre la cámara y su rostro con ayuda del viento.
Pero, la tercera fue la más divertida. En esta estaban todos unidos y elaboraron un gran plan con respaldos, nadie se dio cuenta de mi presencia entre los árboles cuando lo planeaban todo.
El plan A fue un fracaso.
Y con eso comenzaba el plan B.
Kakashi llevaría a la mujer –quien era Naruto– al hospital, pero fue interceptado por Chouji. Gracias al viento lo desvió del Hatake dejando que siga con su camino.
Shino lo había atrapado con sus insectos e Ino iba a usar su jutsu en él. Con el viento logré hacer que una rana saltará justo enfrente de Ino y de igual forma dispersé a los insectos.
Lo que se me complicó fue el jutsu del Nara, ese no lo podía deshacer con viento.
Naruto deshizo el jutsu y todos los demás llegaron junto con el Hatake real listo para tomar la fotografía.
──Mi turno terminó. ─hablé por el comunicador con mi equipo para esta misión. ──. Es su turno.
──Entendido. ─escuche las tres voces.
Justo a tiempo aprecie como el Hyuga ayudaba a su compañero a caminar, pero este lo retó a una carrera. Antes de que el castaño aceptara, Lee comenzó a correr en círculos distrayendolos hasta que pasaron de largo.
Aproveche ese momento para saltar por encima del Nara de forma rápida para que no supieran que fui yo. Eso lo descoordino y terminó perdiendo la conexión de su jutsu.
El clon de Kakashi desapareció sorprendiendo a todos.
──Misión cumplida para nosotros. ─susurré para mí. ──. Fallida para ellos.
Sin más desparecí de ahí.
Leía el libro en silencio sentada en el sillón individual.
──¿No te irritan tus ojos por usar pupilentes? ─pregunté mirando de reojo la puerta del baño abierta donde podía ver como se quitaba estos.
──No te imaginas cuanto. ─dijo con la voz fingida.
──Cambia tu voz. ─pedí dando vuelta a la página. ──. No te queda esa para nada.
Lo miré, se había quitado el maquillaje y las pegatinas moradas para cubrir la herida. Alcé una ceja al verlo sonreí abiertamente, a pesar de no ser la primera vez, estaba acostumbrada a verlo con máscara.
──Además de que cambiar el tono de voz desgasta la garganta. ─comentó haciendo sonidos.
──Supongo que te divertiste. ─me levanté dejando el Icha Icha en la mesa. ──. Y puede que yo igual.
──Gracias por tomar tu día de descanso ayudándome. ─se giró a mirarme, no llevaba camisa y siendo honesta me da igual, no es como si nunca hubiera pasado días con él.
Después de todo él me cuidaba en algunas ocasiones.
──No importa. ─abrí una ventana. ──. Ni quería estar en casa y salir a caminar tampoco estaba en mis planes.
──Te doy un consejo. ─lo miré. ──. No sigas en ANBU. Eres muy joven y tienes personas que te aprecian. No las pierdas por culpa de alguien.
Deje de mirarlo al escuchar sus palabras.
──Te veo después, Hatake. ─llegue a la ventana. ──. Por cierto, es muy interesante el Icha Icha. ─le guiñé un ojo y con una sonrisa salí por la ventana.
──¡Yumei eres muy pequeña para eso! ─escuche su grito con enfado.
Sin darle importancia paré en una librería.
──¿Qué puede pasar? ─me pregunté a mi misma.
Solo era un libro.
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