┆O.22
━JAMÁS━
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Kenzo quiso hacerle frente a la castaña, quien reía como toda una psicópata con mi ojo en su mano. Me levanté del suelo corriendo con dificultad para lograr empujar al pelirrojo recibiendo la herida que iba para él.
Pude sentir todo en cámara lenta. Desde el filo del kunai enterrándose en mi piel, justo arriba de mi mejilla, hasta cuando pasó por mi párpado terminado justo en mi ceja.
Gemí de dolor aunque intentará retenerlo, mi mano ocultó la herida tratando de retener la sangre que salía sin pudor alguno.
──¡¡Yumei!! ─gritó Kenzo llegando junto a un lado mío. ──. ¡¿Estás bien?! ¡¿Te duele mucho?!
Gracias al inmenso dolor que sentía en mi rostro, me contuve a gritarle por preguntar estupideces. Claramente no estoy bien y no grito porque me encanta que corten mi rostro.
──Cuidado, ella tiene intenciones de matarnos. ─levante mi cabeza buscando a la castaña por los lados. ──. ¿Dónde está? ─pregunte al no verla.
──Creo que se fue por donde vino. ─lo mire con mi único ojo.
──No. Va por su ojo. ─me levante al recordar verla pelear con el tipo antes. ──. Y yo recuperaré el mío por las buenas o por las malas.
──Te acompaño, no quiero estar solo. ─llegó a un lado mío mirándome de reojo. ──. Tú... ¿qué piensas? ¿Crees que si saldremos vivos de esto? ─preguntó nervioso.
──Cállate, Kenzo. ─lo mire de reojo. ──. No vas a morir, ninguno de los dos lo hará, ¿escuchaste? No lo permitiré. Y deja de pensar en eso, todos lo que lo piensan terminan muertos.
──Entonces ya estoy más que muerto. ─lo dijo entre serio y con diversión.
──No digas eso. ─le riñe. ──. Nadie va a morir. Trataré de que eso no suceda.
──Confiaré en ti. ─me sonrió, sin imaginar que esa fue la última sonrisa de felicidad que me dio.
──Kenzo, pase lo que pasé, huye a la aldea. ─pedí en caso de que no saliéramos vivos. ──. Yo trataré de hacer tiempo.
──¡Estás loca si crees que te dejaré sola! ─me gritó con su ceño fruncido. ──. No importa si no puedo protegerte, no te dejaré solá. Te prometo que pasé lo que pasé regresaremos ambos a la aldea.
Me sorprendí al ver un brillo de determinación en sus ojos. Era la primera vez que lo miraba sin temblar de miedo por el enemigo.
Solté un pequeño suspiró.
Llegamos a donde había visto antes a la Hyuga "peleando" con el tipo que nos quería matar. El cuerpo del hombre yacía en el suelo sin signos de vida. Sin perder tiempo, me acerqué revisando sus cosas hasta que encontré un frasco con un Byakugan, era el ojo de Suki. Mirando a los lados, lo guarde en mi porta armas.
Me levanté al escuchar pasos acercarse lentamente, me puse en guarda sacando mis cuchillas. Kenzo a mi lado sacó un kunai en forma defensiva. De entre los árboles salieron varios kunais que fueron desviados fácilmente por nosotros.
──Buenos reflejos, chicos. ─poco a poco se fue mirando la silueta de Suki. ──. Creí que estarían donde los dejé hace unos minutos. ¡Demonios, ahora tendré que soportar al idiota! ─exclamó para sus adentros.
──No vamos a caer en otra de tus trampas. ─le gritó el pelirrojo dejando completamente de lado el amor que sentía por la Hyuga. ──. Maldita traidora. ─expresó con dolor y podía ver en sus ojos el dolor.
──¿Traidora? Tu no sabes quienes son los traidores aquí, Kenzo. ─en su ojo derecho se podía ver un gran enojo. ──. Hago esto únicamente por poder. Me haré poderosa y nadie podrá contra mí.
No entendía sus palabras.
──Eres una idiota. ─hablé. ──. ¿Para qué ser el más poderoso si no tendrás nadie a tu lado? ─frunció el ceño. ──. Te diré algo y grabalo en tu estúpida mente. El poder no es importante, sino la gente que amas.
──¿"Qué no tengo a nadie a mi lado", dices? ─vi su mirada oscurecerse. ──. Nunca te has puesto a pensar, ¿por qué?
──Sinceramente tu existencia me da igual. ─sinceré. ──. Si vives o mueres no me importa, pero ahora te quiero ver muerta, bastarda.
──¡Es por tu maldita familia! ─me miro enojada. ──. ¡Juro que te mataré! ¡Justo ahora!
Corrió directo a mi sin perder tiempo alguno. Detuve a Kenzo, que quería interponerse, esta era nuestra pelea. Aunque no entendía porque ahora mi familia era la culpable de que estuviera sola, se supone que su padre murió por cosas de su clan, ¿por qué mi familia se vería involucrada en ello?
Ella activó su Byakugan, solo el de su lado derecho, el único que ahora tiene. Yo esquivaba sus puños suaves golpeando con mis cuchillas hasta que mi ojo dolió distrayéndome ocasionado que ella lograra darme uno de su puño suave justo en mi pecho.
Escupí sangre tratando de levantarme del suelo, pero me dolía todo el cuerpo. Me levanté mirando inexpresivamente a la chica castaña al frente mío. Mi ojo ardía como nunca, jamás creí experimentar este dolor, la sangre no paraba de salir de la herida. Apreté con fuerza la cuchilla drenando una gran cantidad de chakra formando una gran hoja en la punta.
No la iba a dejar irse intacta después de lo que me ha hecho.
Con mi velocidad al máximo corrí a sus alrededores dando golpes desconcertandola del no saber mi ubicación. Uso su rotación mientras que yo utilizaba el viento contrarrestando la rotación dejándola indefensa para mi cuchilla afilada de chakra.
Sin darle tiempo a saber de donde provenía el golpe, hice lo mismo que ella, pasar mi kunai de su oreja a oreja. Así es, le acabo de dejar una herida en todo su rostro. Literalmente, comienza de su oreja y termina en su otra oreja.
Sonreí al escucharla gritar llevando su mano a la inmensa herida.
Ojo por ojo, diente por diente. ─pensé.
Ella me quito mi ojo, yo le quito el suyo, ella me hirió, yo no me quedo atrás. No perdí tiempo y tome mi abanico haciendo sellos para que este crezca, solo tengo segundos en esta forma y después no podré hacer mucho.
Tendré que estrenar mi nueva técnica con ella.
──Futon: Midare Senbu. ─le di una patada mandandola a volar por los aires.
Lancé mi abanico para cortarla. Desaparecí llegando detrás suya, justo a su espalda, tomando mi abanico, gire y con fuerza la golpeé con mi abanico para que caiga e impacte contra el suelo. Causó una gran grieta que la desconcertó. En un parpadeo llegue al frente de ella quien se estaba reponiendo.
Caí en cuclillas exhausta. Mi abanico volvió a su tamaño normal. Gaste la mitad de todo el chakra que me quedaba, todavía no perfeccionó el jutsu y al utilizarlo me gasta más chakra del que pensé.
Mi pecho subía y bajaba lentamente recuperando todo mi aire que mis pulmones me pedían. Mire con mi único ojo a Suki toser sangre por el gran golpe, se levantó con mucho dolor mirándome con su único ojo. Parece que él mío lo guardo.
Intenté pararme, pero caí de nuevo. Mis piernas estaban deshechas y mi herida del ojo ardía como nunca.
──¡Maldita mocosa! ¡Nos mentiste! ─abrí mi ojo sorprendida de escuchar una voz masculina detrás de mí. ──. ¡Ninguno de tus compañeros está donde nos dijiste!
Gire mi cabeza mirando hacia arriba a un hombre de cabellera platinada, llevaba una capa negra con nubes rojas dejando su pecho al descubierto. Pude ver su banda de regulación, era un shinobi de Yugakure y uno renegado. Mi vista cayó en una guadaña roja con plata de triple hoja que cargaba en su espalda.
──¿Mmh? ─al parecer se dio cuenta del estado de Suki. ──. ¿Qué mierda te pasó? Parece que alguien quería matarte. ─dijo con burla sin notar mi presencia.
──¡C-cállate mal-dito... estúpi-do! ─gritó respirando con dificultad.
──¿Dónde está el hombre al que le ibas a pagar? ─me estremecí al escuchar otra voz a un lado del chico. ──. Dijiste que tenía una gran recompensa.
Observe al hombre de piel oscura, era más alto que el otro. Su rostro era cubierto por una marcara ni siquiera podía ver de qué color tiene el cabello, únicamente miraba sus ojos los cuales eran inusuales: esclerótica burdeos con iris y pupila verde claro. Llevaba la misma capa y provenía de Takigakure, y al igual que el otro era un renegado.
──Es-esta por allá... ─movió su cabeza donde estaba el cuerpo retirado de nosotros.
──¡Eso no me importa! ─exclamó el platinado mirando a su compañero caminar por el cuerpo. ──. ¡Me dijiste que podía matar a tus estúpidos amigos y ellos no estaban donde me habías dicho!
──Tienes suerte imbécil... uno está al frente tuyo y otro escondido-o detrás del árbol de-detrás tuyo. ─sonrió de medio lado.
──¿Eh? ─agacho su cabeza mirándome con una sonrisa lascivia. ──. ¿Tú eres la que dejó a Suki media muerta? ─no dije nada, solo lo mire inexpresiva. ──. Me estás agrandando niña. ¿Qué dices? ¿Quieres unirte al jashinismo?
──¿Jashinismo? ─pregunté haciendo tiempo para poder levantarme y cortarlo con mi cuchilla. ──. ¿Qué es eso?
──Nadie te juzgará por asesinar a personas. Entre más asesines más feliz estará jashin-sama. ─dijo con una sonrisa de psicópata.
──Soy una kunoichi. ─me levanté con dificultad. ──. Me dan misiones para asesinar y jamás me ha importado lo que la gente piense. ─drene chakra logrando cortar profundamente su pecho dañando sin duda su corazón.
──Eso es un no, ¿verdad? ─lo mire impresionada de que no gritara de dolor o cayera al suelo. ──. Y pensar que me agradabas. ─tomó su guadaña. ──. Te mataré.
──Quiero verte intentándolo, escoria. ─dije entrecerrando mis ojos.
Él me miró de reojo frunciendo levemente su ceño, despues alzó una ceja al ver mi mirada cansada, pero no con miedo.
──Al menos jashin-sama estará encantado de que su sacrificio sea un primor. ─relamió sus labios tomando con fuerza su arma. ──. Es una lastima que te mate ahora. Me hubiera deleitado con hermosura en unos años más.
Retrocedí esquivando su guadaña haciendo que esta pasara por mi lado. Él jalo la soga de su arma atrayéndola y por acto reflejo salte esquivando de nuevo el arma.
──Bien, déjenme esto a mi. ─le habló a la castaña y al tipo, quien tenía cargado sobre su hombro el cuerpo del renegado que solo estaba observando la pelea. ──. Tú ve con el líder. Quería que fueras una vez que nosotros llegáramos. ─miró a Suki.
──No necesitas decirlo. ─con dificultad dio media vuelta yéndose. ──. Fue un placer haberte conocido, Sarutobi Yumei. ─río alejándose.
──¡Maldita perra! ─solté con enojo. ──. Te voy a matar, ¿escuchaste? ─me miró de reojo. ──. Jamás te perdonaré esto, sin importar las excusas que tengas.
──No tengo excusas. ─miró al frente siguiendo su camino. ──. Tu no me conoces, Yumei, tú solo sabes lo que yo quiero que sepas. ─giró su cuerpo para mirarme. ──. Los mataré a todos, así como lo hicieron con mis padres.
──¿Cómo...? ─murmuré al no entender aquello.
──¡No me des la espalda, linda! ─logre desviar la guadaña a tiempo con mi manopla. ──. Buenos reflejos para estar distraída, primor.
──Date prisa y acaba con los dos. ─dijo su compañero lanzando con unos hilos a Kenzo a un lado mío. ──. Tenemos que ir a la oficina de recolección.
──¡De nuevo! ─gritó. ──. ¡Ya me harte de tus estúpidos trabajitos extras!
Aproveché su distracción, hice girar las cuchillas en el aire haciendo sellos de manos volviendo a tomar mis cuchillas.
Fūton: Fūjin no Jutsu. ─dije en mi mente.
Infle mi pecho para expulsar de mis labios una fuerte ráfaga de viento combinado con el polvo de mi alrededor. El jutsu que hice es capaz de diezmar cualquier cosa que esté atrapada en ella en tan solo unos segundos.
──¡Bien hecho, Yumei! ─felicito Kenzo llegando a un lado mío. ──. Ahora solo queda uno.
Fruncí mi ceño al sentir movimiento en el humo que se creó. Y no me equivoque. Mire la forma de la guadaña acercarse rápido a nosotros. Empuje a Kenzo cayendo al suelo esquivando el ataque.
──Ya me enoje. ─mire al hombre con la capa destruida y el intacto. Me miraba con un notable enojo. ──. ¡Te daré de sacrificio a jashin-sama!
──I-imposible... ─solté por lo bajo, era imposible vivir después de aquello.
Movió su guadaña hacia nosotros, me levanté, pero mis piernas perdieron equilibrio haciéndome caer. Mi cuerpo pesaba mucho y mi energía junto a mi chakra estaban por los suelos.
Creí que iba a ser mi final, que la guadaña me mataría, pero alguien se interpuso enfrente mío protegiéndome con su cuerpo.
──Kenzo... ─susurre al ver la guadaña atravesando su pecho.
Él sonrió con la sangre saliendo de sus labios. Su rostro estaba a unos centímetros del mío dejándome ver como el brillo de sus ojos se iba apagando.
El hombre atrajo su guadaña haciendo a Kenzo escupir sangre, la misma que cayó en mi rostro. El cuerpo de pelirrojo en lugar de caer se levantaba tomando con fuerza su kunai girando su cuerpo haciendo frente con sus pocos minutos de vida al tipo.
──Estas a nada de morir y quieres pelear conmigo. ─dijo con burla en su voz. ──. ¡Qué patético! ─se rió.
Su risa se detuvo cuando picos de tierra lo atravesaron. Kenzo tomó varios kunais con papel bomba lanzándolos a su dirección, pero a pesar de todo lo que hacía, el tipo de la capa salía ileso como si fuera inmortal... no, el tipo era inmortal.
Tendré que cortar su cabeza.
──Bien, ya me cansé de ti. ─lamió su guadaña, más específico donde estaba la sangre de Kenzo. ──. Estas maldecido. ─dijo creando en el suelo un diagrama de un círculo con un triángulo invertido con su propia sangre. ──. Acabo de maldecirte. ─su piel se volvió negra con blanco. ──. ¡Ahora experimentaremos el dolor juntos! ─se rió como psicópata, tomando una lanza.
Ninguno de nosotros decíamos algo, Kenzo estaba más muerto que vivo mientras que yo seguía sin poder levantarme. Sabía que ya no había escapatoria, es nuestro fin.
──¿Dónde comenzaré? ─paso la lanza negra por todos lados de su cuerpo. ──. ¡Ya se donde! ─sin previo aviso atravesó su lanza en su estómago.
──¡ARGH! ─Kenzo gimió tomando con fuerza en el mismo lugar donde el tipo se enterró la lanza.
──Kenzo. ─intente levantarme, pero no podía, realmente no podía moverme y si lo hacía el dolor se hacía presente. ──
Mierda.
──¡Esto es tan divertido! ─exclamó sacando la lanza. ──. ¡Pero terminaremos con esto de una vez! ─sonrió y bruscamente atravesó su corazón.
Mi ojo se abrió al ver la sangre caer de sus labios.
──¡¡KENZO!! ─grite a los cuatro vientos.
Mi grito fue lo único que se escuchó por todo el bosque al ver el cuerpo de mi amigo caer al frío suelo.
Termine de contarle a Kakashi lo que pasó en la misión. La sorpresa estaba en su rostro, aunque no lo podía ver sabía que estaba sorprendido.
──Hyuga Suki nos tendió una trampa para que los dos tipos nos matarán. ─dije inexpresiva mirando un punto a lo lejos. ──. Si no hubiera sido por el tornado que el viento creó, ya estuviera muerta.
──Eso es... ─Kakashi no sabía con certeza lo que diría.
──Irreal. ─complete alzando una ceja.
──Me cuesta creer que una chica como Suki hiciera eso. ─confesó. ──. Ella era tranquila y siempre estaba feliz.
──A mi también me cuesta creerlo. ─me levanté de la camilla. ──. Me creas o no, es problema tuyo. ─lo miré de reojo antes de entrar al baño. ──. Pero te aseguro que nunca olvidaré que ella tuvo la culpa de que Kenzo esté muerto. Juró por el amor que siento, que mataré con mis propias manos a Hyuga Suki.
──Vengarte de ella no traerá a Kenzo a la vida. ─su voz se escuchó severa.
──Lo sé.
──Y aún piensas en hacerlo, ¿verdad? ─mi silencio fue su respuesta. ──. Los que siguen el sendero de la venganza, nunca terminan bien.
──Ya, ¿y? ─lo miré de reojo. ──. No me importa si tengo que morir, si termino en una oscuridad sin salvación. ─lo encaré. ──. ¡No me importa si termino con su miserable vida! ─apreté con furia mis puños. ──. Quiero entender, quiero que me explique porque razón traicionó a la aldea, ¿por qué nos intentó matar? ─miré su ojo con rabia e impotencia. ──. Dímelo, Kakashi. Si me lo dices olvidare la venganza y trataré de vivir. Dime, ¿por qué lo hizo?
Él solo se quedó en silencio por unos segundos colocando su mano en mi hombro.
──No trates de entenderlo todo, Yumei, a veces no se trata de entender, sino de aceptar. ─dijo, como si él supiera la razón o tuviera una idea de porqué ella traiciono la aldea.
Abrí ligeramente mi ojo.
──¿Quieres que solo acepte la muerte de Kenzo y la traición de Suki sin justificación alguna? ─aparte con brusquedad su mano. ──. ¡No me jodas, Hatake! ─lo miré a los ojos, podía sentir mis ojos humedecer.
──Yumei... ─se sorprendió al verme de esta manera.
──No me importa cuanto me tome, voy a matarla y le exigiré una explicación. No me importará el motivo por el cual lo hizo. ─le di la espalda. ──. Sabré sus motivos y la mataré.
Me adentre a la habitación del baño cerrando con pestillo.
Solté un pesado suspiro.
Me miré al espejo. Tenía vendado mi ojo izquierdo, era la primera vez que me miraba, desde que desperté me negué a ello. Mis manos fueron quitando las telas blancas hasta que cayeron por completo al suelo.
Abrí mis ojos y por primera vez me miré, mi lado izquierdo ya no era el mismo, ahora tenía una cicatriz y una perla en lugar de una esmeralda.
──¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ─cerré mis ojos deseando que esto fuera una mala jugada del destino.
Pero no lo era.
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