𝒩 | 𝗙𝗢𝗨𝗥

Las cosas en Hawkins iban raramente bien. Desde el club que no había tenido ninguna discusión, hasta Sia y Nancy, quienes ahora hablaban un poco más.

Habían pasado dos semanas, lo que significa que la rubia ya tenía 16 años, algo que realmente la emocionaba, pues ahora sólo la castaña le llevaba tres años.

La rubia se encontraban enfrente de la casa de los Wheeler's, limpió su falda y su chaqueta para después tocar el timbre.

Un Mike Wheeler algo adormilado abrió la puerta, sonrió al darse cuenta que se trataba de su amiga, o más bien, crush.

— ¡Sia! — dijo con emoción, la mirada del pelinegro divagó hasta las manos de la chica, ya que sostenía una tarta de frutos rojos — Gracias por el detalle.

La ojiverde sonrió un poco incómoda — Bueno, realmente es para Nancy — la sonrisa del chico desapareció.

— Sí, debí suponerlo — respondió un tanto desanimado — Ahora la llamó — volvió a meterse a su casa.

— Lo siento — se disculpó, aunque la puerta ya se había asotado.

Sia realmente se sentía apenada con su amigo, no había pensado que a él también le encantaba la tarta de frutos rojos.

La puerta volvió abrirse, ahora dejando ver a una Nancy Wheeler algo arreglada.

— Hola Nancy — saludó Sia emocionada —  Te traje esta tarta de frutos rojos, cómo te gusta — habló un tanto orgullosa de si misma por saberlo.

La castaña la tomó, mientras en su rostro ya había una sonrisa  — Gracias Sia, no te hubieras molestado, en serio — el olor de la tarta llegó hasta ella — Estoy segura que sabe muy bien, gracias.

Wheeler al ver a la chica asentir,  entró a su casa para guardar el detalle de Sia, para después volver a salir.

Nancy vió detrás de la chica, pues tenía planeado salir en su auto, sólo para entregarle unas cuantas cosas a Steve Harrington.

— ¿Quieres venir conmigo? — preguntó — Tengo que entregarle unas cosas a Steve.

La rubia de inmediato aceptó, Nancy le indicó que subiera al auto, cosa que la chica hizo.

Antes de que la chica prendiera el auto, volteó a ver a la ojiverde con una mirada sería. Mientras que Windsor fruncía el ceño — ¿Qué?

— Ponte el cinturón — indicó con obviedad.

la rubia realmente no quería, pues el cinturón solía incomodarla, pero.

¿Cómo corregir a Nancy Wheeler?

El trayecto apenas empezaba, la ojiverde tenía la duda de que llevaba la castaña en esas cajas que le daría Harrington.

Sia recordó lo que había pasado unos días atrás, haría una pregunta que realmente estaba interesada en saber. Además de ver qué tan nerviosa podía ponerse Nancy.

— Nancy — la chica la vió de reojo, indicándole que le estaba poniendo atención — A tí — pensó si decirlo — ¿A ti te gustan las chicas? — cuestionó a lo que la castaña de inmediato se tensó.

— No lo sé — contestó, la rubia la veía sin creerle — Creó que no.

Sia levanto ambas cejas — ¿Segura? — preguntó con un tono divertido.

— Segura — respondió no muy segura, irónico.

La ojiverde notaba lo tensa y nerviosa que estaba Nancy, recordó lo dicho por Wheeler hace unos días, claramente estaba mintiendo.

Sia quitó su cinturón, lo que hizo que Nancy la voltear a ver rápidamente — ¿Qué haces? póntelo — indicó.

dios mío, Nancy — llamó la rubia a lo que la chica frunció el ceño — ¡La vida es demasiado corta para fingir que eres heterosexual!  — exclamó un tanto divertida, haciendo reír a la castaña.

— Sólo es confuso — explicó Nancy mientras manejaba — Nunca he salido con una chica.

< Podrías > pensó Sia con una sonrisa.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Wheeler frenó, indicando que habían llegado a la casa de Harrington.

Nancy bajó del auto juntó con las cajas, volteó a ver Windsor, ella sólo negó, indicando que se quedaría en el auto.

La castaña llegó hasta la puerta de la vivienda, dónde se encontraba ya afuera Steve.

Sia los observó por unos minutos, notó la expresión de enojó y confusión en la chica, pues la conocía tan bien, que sabía cuando estaba enojada o inconforme. Mientras Steve negaba varias veces y parecía alzar un poco la voz, la rubia realmente deseaba escucharlos.

Pasaron diez minutos cuando la ojiverde vió de nuevo a Nancy subir, no dió avisó cuando de repente arrancó, obligando a la ojiverde a ponerse el cinturón.

— Steve tiene sus momentos de idiotez... — murmuró la castaña audible.

Windsor estaba confundida, el que la viera discutir con Harrington no la alegraba del todo, pues veía que Wheeler tenía sus ojos llorosos.

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