❝ O8. - 𝘾𝙚𝙡𝙤 ❞

𝑯𝒐𝒚 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔
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Celo
╰───⌲Cap. 𝐎𝟖. ༣. . ·

Después de haber terminado con sus investigaciones, cada uno se fue a dormir a sus respectivos lugares. Durante toda la noche no podías dormir, ¿por qué? Sentías que todo tu interior estaba ardiendo, sentías que te dolía todo el cuerpo.

Un pinchazo en tu vientre hizo que te sentaras en la cama por el dolor, era insoportable; no podías soportarlo, el calor y dolor en todo tu cuerpo no podías soportarlo. ¿Acaso era fiebre? No lo sabías, pero de lo que estabas segura, era de que tenías que levantar a Yuuto y preguntarlo por el termómetro.

Lentamente, saliste de la cama y te dirigiste a la puerta para salir e ir a la sala. Al llegar, te encontraste a Yuuto dormido en el sofá. Lo moviste lentamente, por lo que se despertó.

—___, ¿qué sucede? -preguntó después de haberse sentado.

—Me siento mal -colocas tu mano en tu frente.

—¿Qué tienes?

—Me duele todo el cuerpo y tengo demasiado calor -murmuraste.

—Bien, ve a la habitación, yo ahorita voy -se levantó.

Mientras Yuuto se fue a buscar lo que necesitabas, te dirigiste a la habitación y te acostaste en la cama, completamente destapada. Yuuto entró a los minutos con medicamentos, un termómetro, una bandeja con agua y un paño.

Se dirigió hacia ti y dejó las cosas en la mesita de noche. Tomó el termómetro y levantó un poco tu brazo para colocarlo.

—Esperemos unos minutos -toma el paño y lo moja un poco para colocarlo en tu frente- Eso es para que se te baje un poco la calentura -sonríe.

El sonido del termómetro les llamó la atención, por lo que Yuuto lo quitó, notando que tenías 37.5 °C.

—Al parecer sí tienes fiebre -voltea a verte- Lo bueno es que hoy es fin de semana -sonríe- Podré estar cuidándote, ya son las siete de la mañana, y supongo que tienes hambre -asientes con una sonrisa- ¿Qué es lo que deseas desayunar?

—Waffles de arándanos

—Waffles de arándanos serán -te da un beso en la mejilla y se retira.

Apenas Yuuto salió de la habitación, dejaste salir todo el aire que estabas reteniendo. ¿Desde cuándo el olor de Yuuto era tan fuerte? Sabías que él olía a chocolate, pero no sabías que su olor era tan fuerte.

¿Por qué tu olfato estaba demasiado sensible? Apenas sentiste el toque de Yuuto te sobresaltaste, te sentiste demasiado sensible. ¿Qué te estaba pasando? ¿Acaso era algo malo? Querías saberlo, pero el calor y dolor era más fuerte.

No sabías en qué momento sucedió, pero te quedaste dormida.


• • •


Sentiste el exquisito olor a chocolate de Yuuto y el olor a waffles con arándanos. Te despertaste lentamente y notaste que Yuuto dejó el plato en la mesita de noche. Te quitaste el paño de la frente y te sentaste en la cama. Yuuto te dio el plato y comenzaste a comer en silencio.

—___ -dirigió su mano hacia tu coronilla para empezar a acariciarla.

—¡N-No me toques! -te alejas bruscamente de él.

—¿Eh? ¿Te hice daño? ¿Te duele? -no tardó en lanzar sus preguntas.

—N-No es eso -niega- Me siento sensible cada vez que me tocas -volteas a verlo- ¿Desde cuándo hueles tanto a chocolate?

—¿A chocolate? -asientes- No sabía que olía a eso -se encogió de hombros- ¿Pero sensible?

—S-Sí -suspiras- Tu olor es muy fuerte, y además, tu toque me pone sensible -lo ves de reojo.

—Creo que ya sé que tienes -se levanta y se va de la habitación.

¿Acaso tenías algo malo? ¿Por qué Yuuto se veía preocupado? No lo sabías, pero querías averiguarlo. Yuuto entró luego de un par de minutos y se acercó a ti para entregarte una botella de pastillas.

—¿Qué es esto?

—Son supresores -contestó. ¿Supresores? ¿Qué es eso?

—¿Supresores? -volteas a verlo con desconcierto.

—Sí, supresores -sonríe y se sienta a tu lado.

—¿Y para qué sirven? -te atreviste a preguntar. El nombre de las pastillas se te hacía conocido, creías que ya lo habías escuchado en algún lado, pero no sabías de donde.

—Para tu celo

—¡¿Mi celo?! -sorprendida.

—Sí, al parecer ya llegó el momento -se encogió de hombros.

—¿En dónde conseguiste esto?

—No lo sé, cuando aparecí aquí eso ya estaba -dijo.

—Ya veo -susurraste.

—Tómate una de esas pastillas, te ayudará a regular todo

—¿Cómo qué?

—Calor corporal, ansiedad y excitación -enumeró.

—¿Cada cuánto debo de tomármela? -sacas una de la cajita.

—Por lo que el doctor nos dijo, debes de tomarte una por día, recomendaba que sea a la misma hora todos los días. Pero eso sí, solo una por día

—¿Cuánto dura el celo?

—El doctor nos dijo que puede ir de tres a diez días en algunos casos. Pero en promedio, dura alrededor de una semana; es decir, de cinco a siete días

—Ya veo, muchas gracias, Yuuto -sonríes.

—No te preocupes -sonríe- Bueno, me voy, no quiero que te pongas sensible nuevamente -se levanta de la cama- Por cierto, como Midoriya no está para ayudarte con tu "problemita" -te sonrojaste- Vas a tener que estar encerrada este tiempo, no te molesta, ¿verdad?

—No, no me molesta -sonríes.

—Bueno, luego nos vemos

Yuuto salió de la habitación y rápidamente te tomaste el supresor. Te esperaste unos minutos y sentiste como el calor bajaba poco a poco, el dolor también se desvanecía de a poco, lo que sacó una pequeña risa.


• • •


Varias horas habían pasado, habías visto películas, series, anime, pero nada te entretenía. Ya era de noche y no sabías que otra cosa hacer. Estabas acostada en el suelo, tratando de bajar el calor de tu cuerpo que había comenzado a llegar nuevamente.

Tu pecho subiendo y bajando, tu respiración entrecortada, las lágrimas que tenías en los ojos. Era imposible no pensar en él, en Izuku. Su cuerpo bien trabajado, su voz ronca con la que solía jugar contigo, sus cicatrices, sus manos, sus labios, su cabello, su mirada, todo de él.

Trataste de no pensar en él de esa manera, pero te era imposible no hacerlo. Lo necesitabas, lo necesitabas más que nunca. Necesitabas de sus toques, necesitabas de sus labios, de su sabor, de su todo.

Te levantaste con las piernas temblando y te dirigiste a paso lento a la cama. Revisaste el reloj y te diste cuenta de que eran las doce de la noche. Suspiraste y te tiraste boca abajo en la cama.

Había una idea que te tentaba demasiado, pero estabas en casa ajena, no podías hacer eso. Negaste ante la idea y trataste de dormir. Te movías y movías, pero por más que tratabas, no lograbas dormirte.

Gritaste en tu almohada por el enojo y tomaste tu celular, te dirigiste a Youtube y buscaste asmr para mayores. Sabías que eso estaba mal, pero no podías aguantar por mucho más la excitación.

Colocaste un ASMR de Deku, sacaste tus audífonos y pusiste el vídeo. Te colocaste boca arriba para poder hacerlo mejor.

Narra ___:

Dirigí mi mano derecha hacia el interior de mis bragas, notando lo mojada que estaba. La hice a un lado y dirigí mis dedos directamente hacia mi clítoris. Un pequeño gemido salió de mis labios al notar lo sensible que estaba. Si así estaba con solo mi toque, no quería imaginarme como estaría cuando él y yo estuviéramos en eso.

Mis labios entreabiertos permitían el escape de mi agitada respiración, la misma que hacía que mi pecho subiese y bajase con fuerza, intentando recuperar el aire faltante. Cerré los ojos y mi espalda se arqueó en respuesta.

Dirigí mi otra mano hacia mi pecho descubierto, acariciándolo mientras dos dedos se introducían en mi cavidad, jugueteando en mi interior.

Lo necesitaba, quería que él me tocara.

—¡Ah~! -mordí mi labio con fuerza. No quería que Yuuto me escuchara, no quería que él me viera haciendo esto en su propia casa. Sé que estaba mal, pero no podía aguantar la excitación que me causaba el pensar en Izuku.

Sentía que un cuerpo se posaba sobre el mío, el calor que el mismo me transmitía era indescriptible, aumentaba demasiado mi placer. Las fuertes estocadas que daba con sus dedos hacía que sujetara las sábanas con fuerza por encima de mí. Ansiaba por más.

—Gime mi nombre... -susurró en mi oído, un escalofrío recorrió mi espina dorsal al escuchar su ronca y excitada voz.

Intenté hacerlo para complacerlo, pero cuando aumentó la velocidad y fuerza de sus embestidas con sus dedos, parecía que mi voz desapareció.

Arqueé mi espalda en la búsqueda de más placer, me estaba volviendo completamente loca. Necesitaba llegar a mi orgasmo de una buena vez, sin más rodeos. Sentí que un nudo comenzaba a formarse en mi vientre. Abrí mi boca en busca del aire que parecía faltarme.

—Gime mi nombre -repitió demandantemente y procedió a besar y a morder mi cuello con mucho deseo. Una de sus manos se encontraba jugando con mi pecho izquierdo, la otra entre mis piernas y sus labios devoraban mi cuello como si fuese una paleta.

Sus dedos tocaron un punto clave en mi interior y no lo soporté más.

—¡Izuku! -gemí con fuerza, dejándome llevar por el arrasador orgasmo que había estado buscando por varios minutos.

Mi pecho subía y bajaba con velocidad y fuerza, mis piernas se sentían cansadas, temblorosas y me dolía un poco la mano derecha. Abrí con lentitud mis ojos y volví a caer en el hecho de que me encontraba sola en mi habitación, con las sábanas mojadas luego del orgasmo que alcancé masturbándome.

Mi respiración se reguló un poco y me senté lentamente en la cama. Me sentía más calmada después de eso. Ahora tengo que limpiar este desastre... ¡Dios mío, mátame!

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