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JULES GRAHAM, una recién nacida que poseía una peculiaridad principal en sus ojos, todos quedaron maravillados ante sus orbes violetas, no era nada común, era distinta, era extraña.
1927 no era una época muy abierta de mente a lo diferente, sus padres hicieron cada tratamiento en busca de un mejoramiento en sus ojos, aunque secretamente estaban demasiado encantados respecto a la belleza de su niña. A pesar de creer que todo quedaría en sus llamativos, todo empeoró a medida que Jules crecía, nadie en el pueblo la quería cerca, todos murmuraban diciendo que era una bruja y que era cuestión de tiempo para que alguna maldición cayera en el pueblo, aunque claro, los padres de Jules la mantenían alejada de los rumores. La educaban en casa, por lo tanto no tenía amigos ni conexión con el mundo fuera de su enorme casa y jardín, sus padres iban por los recados y trabajaban todo el día, cerrando con llave todas las puertas para evitar que su hija fuera al exterior, Jules mantenía una sonrisa fingiendo que no le afectaba no tener amigos y no salir afuera a conocer el mundo, pero a cada segundo su curiosidad aumentaba, su sed por conocer era enorme.
Era una joven callada, reservada y curiosa, se la pasaba dibujando cuando se rendía en buscar una salida, amaba a sus padres pero ella se prometió salir de allí y explotar más allá del jardín.
Y sus padres, aunque lo desearan con toda su alma, no podían mantenerla en su jaula por siempre.
Un día por la tarde, sus padres se habían ido a su trabajo como era habitual, Jules había logrado zafar la cerradura de la puerta trasera del comedor, salió emocionada hacia el jardín, sin miedo se adentro por allí oyendo voces de niños lo que la hacía sentir emocionada, al fin podría tener amigos, mientras más miraba a su alrededor más asombrada quedaba, no entendía por qué sus padres la querían mantener alejada de allí, el mundo no parecía tan malo como decían.
Quedó maravillada al encontrar un pequeño parque, los niños reían jugando con las hamacas y toboganes, Jules observo a un grupo de niñas reír y secretearse en el oído y sonreír cómplices, transmitiendo genuino cariño. Jules también quería formar parte de un vínculo amistoso.
Apretó sus manos sintiéndose nerviosa, sus pasos se volvieron decididos y con una sonrisa amistosa se comenzó a acercar a los niños. Estaba emocionada, no estaba acostumbrada a hablar con nadie que no fuera sus padres pero estaba dispuesta a intentar hablar con ellos, ¿de que hablaban los niñas, libros, comics, música?
—Hola...—saludo con timidez una vez que estaba cerca de ellas, las niñas la miraron y al notar sus ojos hicieron una mueca entre asco y miedo—. Soy Jules...
La rubia de moño rosa se levantó sonriendo, se acerco hacia la chica extendiendo su mano hacia ella. Jules sonrió emocionada.
—Lo sabemos...—la sonrisa de ella pareció cambiar, Jules no entendió por qué sonreía así—. Todos conocen a la bruja del pueblo.
Jules abrió su boca sorprendida, ¿bruja? Ella no era una bruja, había visto la película del mago de Oz, era no era una bruja malvada como en la película, sus ojos eran distintos a los demás pero no era bruja y no era mala.
—¿Que?—la castaña miro a los chicos que comenzaban a acercarse, por primera vez sintió miedo—. No, no...no soy una bruja, soy buena.
—¿No eres una bruja?—un niño se acercó con sonrisa burlona, riendo como un cruel villano—. ¿Entonces que eres? Tus ojos son raros, no eres como nosotros.
Jules tragó saliva sintiéndose intimidada, los niños clavaban sus ojos en ella como si fuera la criatura más fea y extraña del mundo.
—¡Bruja!—gritó un niño haciendo que la respiración de ella comenzaban a desestabilizarse—. ¡Deberías estar en un orfanato con el resto de los monstruitos como tu!
Eso lastimó el corazón de Jules, ¿orfanato, monstruitos?
—¡Chicos, no soy un monstruo tampoco una bruja!—se defendió desesperada. Los niños la miraron retadores, como si hubiera dicho la mentira del año—. Solo quiero hacer amigos...
Y rieron, rieron cruelmente.
Jules comprendió porqué sus padres querían alejarlos de la gente.
La gente era cruel con todo lo diferente, con lo que no podían comprender, con lo que no era "normal".
Intento mantener la calma a medida que los gritos que la apodaban "bruja" o "monstruo" se volvían más ruidosa acompañada de carcajadas y muecas de asco.
Su pecho subía y bajaba buscando aire para calmarse y evitar las lágrimas.
—¿Que está pasando aquí?
Una voz grave, ajena se acercó alarmado. Jules vio a un adolescente acercarse, solo podría salvar o empeorar la situación.
—¡Es la bruja!
Él frunció el ceño, al acercarse y mirar a la niña se dio cuenta de quién hablaban.
—¡Hay que castigarla por ser bruja!¡Está en contra de Dios!
Abrió sus ojos asustada, castigarla. Y ella no estaba en contra de Dios.
El mayor se acercó haciendo atrás a los niños, la miro, Jules estaba asustada, debía volver a su casa, y jamás volvería a salir.
—Vete de aquí y no vuelvas jamás—le dijo el muchacho, su voz era grave y firme pero sus ojos mostraban comprensión, no quería lastimarla—. ¡Largo!
Y Jules salió corriendo en dirección a su casa perdiéndose en los arbustos y árboles grandes. Sintió las lágrimas recorrer sus mejillas.
Jamás debió haber salido de su casa, todo el mundo creía que era una bruja y que lanzaría una maldición, ¿por qué creían esas cosas tan crueles? Ella jamás sería capaz de lastimar a alguien.
Corrió adentrándose en su casa, cerro la puerta con fuerza y volvió a su habitación encerrándose allí.
Jules comenzó a llorar completamente desconsolada, triste, enojada...ella no había pedido nacer con ojos raros, ¿por qué la gente no podía aceptar todo lo que era distinto?¿por qué sus padres no le habían dicho sobre que la llamaban bruja?
Ella estaba concentrada en ella misma, no había notado como el bello sol comenzaba a ocultarse entre nubes oscuras y rayos que tomaban con fuerza, el viento corria con fuerza provocando que los árboles casi se doblaran.
Al oír un estruendo casi ensordecedor, salió de su cama, miro a su ventana dándose cuenta del horrible temporal, ¿cómo había ocurrido eso? Hace minutos habia un sol que deslumbraba a cualquiera.
Las nubes eran oscuras, parecían monstruos malignos en el cielo, no había rastro de algún sol.
Abrió un poco la ventana, provocando que una ráfaga de viento potente que heló su piel.
Sonrió, lo encontraba catastróficamente bello.
Cerro la ventana cuando comenzó a sentir demasiado frío, y de alguna manera eso la termino calmando, y no, no solo a ella, también a la tormenta de afuera.
El viento comenzaba a disipar, y Jules ya estaba mejor, el viento había secado sus lágrimas. Jules noto que el clima había calmado a la par de ella.
—Que raro...—susurró contemplando el cielo, oyó una puerta azotarse con fuerza—. Espero no sean mamá y papá...
Su preocupación aumento, abrió la puerta con cautela oyendo los pasos en la planta baja. Diviso a sus padres, no parecían de buen humor. Tenían sus ropas mojadas y se retorcían del frío lanzando maldiciones.
Sin dudas, lo que Jules encontró como algo bello, ellos no estaban tan contentos.
—No hubo una tormenta tan tempestuosa desde ese día, querida.—oyó a su padre hablar en un tono preocupado.
—Si...—asintió su madre en el mismo tono. Se mantuvo en su escondite, sabía que estaba haciendo mal en espiar, pero no podía dejar de hacerlo—. Jules. Debe haber pasado algo.
Arqueo sus cejas confundida, no entendía de que estaban hablando.
—Debemos decirle, o eventualmente se dará cuenta, quizás lo que recomendó el doctor sea lo mejor para ella.
Jules no aguanto más, salió de su escondite mostrándose ante sus padres.
—Oh Dios, criatura—su madre palidecio al verla, miro a su esposo en busca de ayuda.
—Los escuché—soltó la castaña. Miro a sus padres esperando que no fueran capaces de mentirles—. Tengo 14 años, no quiero que me oculten todo, ¿de que estaban hablando?¿Que fue lo que el doctor les recomendó?
Los adultos se miraron nerviosos, los orbes violetas se clavaron en ambos, casi brillaban en busca de la verdad.
—Ven, siéntate.
Jules hizo caso, y así, ambos padres se desahogaron contándole todo a su hija.
No solo sus ojos eran raros, todo ella lo era.
—La primera vez que lo notamos, fue cuando tenías 4 años—comenzo su padre mirándola—. Estábamos en el jardín, ese día hacíamos un picnic y cuando tu madre fue hacia la cocina nos distrajimos un segundo. Te encimaste en la parrilla causando la quemadura y cicatriz que tienes el brazo, lloraste tan desgarradoramente por el dolor que el sol se oculto y formaste una tormenta en el cielo, una tan fuerte como la de ahora.
Jules no era consciente, pero sus sentimientos tenían una influencia en el clima, ¿lo normal, cierto?
—Eso no puede ser...—los miro incrédula, aún con una pizca de esperanza por ser normal—. Es imposible.
—Criatura—su padre apoyo su mano brindando cariño, su madre hizo lo mismo—. No quisimos creerlo, no te culpo por no creernos pero cuánto más paso el tiempo y comenzaste a desarrollar tus sentimientos las cosas fueron empeorando, tormentas, nevadas, fuertes vientos, y días tan soleados y bellos, cada vez que tenías emociones intensas algo se manifestaba en el clima.
Jules bajo su mirada, intentando procesar y creer en lo que decían sus padres.
Se sintió culpable, no sabía por qué se sentía tan mal.
—Yo...—habló temerosa—. Salí al pueblo y encontré a unos niños...tenían razón, son crueles.
Sus padres se miraron entre si sorprendidos, y por la cara de su hija pudieron notar a que se refería con crueles.
Eso explicaba la tormenta de hace rato.
Bruja.
Odio esa palabra, pero más odiaba que tuvieran razón.
Quizás si era una bruja, un monstruo. No lo tomo de la mejor manera, pero sus padres la calmaron, recordando que solamente con un cambio repentino y potente de humor podría provocar alguna tormenta destructiva, Jules mordía sus labios con fuerza mientras respiraba, no podría mantenerse en calma por siempre.
—¿Hay algo más que deba saber?
La mujer adulta tragó saliva, miro a su esposo y asintió, Jules creyó que vendría lo peor.
—Es sobre el médico…—persiguió su madre pareciendo tranquila. Entre más tranquila parecía, más nerviosa se ponía Jules—. Verás hay una mujer, Alma Lefay Peregrine ella tiene un hogar...
Jules abrió sus ojos sorprendida, ¿no esperaban mandarla a un 'hogar' con gente que no conocía, o si?
Por su mirada cómplice supo de inmediato la respuesta.
—Cuida de niños especiales, es una experta en esto y tiene un hogar maravilloso con niños de tu edad—continuó su padre, apretó sus labios preparándose para decir lo siguiente—. Mañana temprano saldrá un Ferri, te irás ha allí por un tiempo, criatura, la gente teme de ti y tememos que algún día descubran nuestra casa y te hagan algo malo, la gente es cruel y no se toma bien lo distinto a ellos.
Y ahora sabía que tenían razón. Su corazón se entristeció mientras afuera comenzaba a llover nuevamente cuando parecía haberse calmado.
No protesto. Nunca lo hacía.
Subió a su habitación y preparo su maleta en completo silencio, solamente esperaba que no se tratara de 'el orfanato para monstruitos' que mencionaron esos niños en la mañana. Esperaba que la señorita Alma Lefay no fuera cruel como en los cuentos que leía sobre institutrices y que los niños no se rieran llamándola bruja como los niños del pueblo.
Jules Graham daba comienzo a una vida nueva, lejos del pueblo junto a la señorita Peregrine y los niños peculiares como ella.
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ֶָ֢𝗽𝗿𝗲𝘀𝗲𝗻𝘁𝗮𝘁𝗶𝗼𝗻 .ᐟ
ִֶָ࣪☾. 𝗝𝘂𝗹𝗲𝘀 𝗚𝗿𝗮𝗵𝗮𝗺
❪ 𝗽𝗹𝗮𝘆𝗲𝗱 𝗯𝘆 𝗸𝗿𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻 𝘀𝘁𝗲𝘄𝗮𝗿𝘁 ❫
ִֶָ࣪☾. 𝗘𝗻𝗼𝗰𝗵 𝗢'𝗖𝗼𝗻𝗻𝗼𝗿
❪ 𝗽𝗹𝗮𝘆𝗲𝗱 𝗯𝘆 𝗳𝗶𝗻𝗹𝗮𝘆 𝗺𝗮𝗰𝗺𝗶𝗹𝗹𝗮𝗻 ❫
ִֶָ࣪☾. 𝗔𝗯𝗿𝗮𝗵𝗮𝗺 (𝗔𝗯𝗲) 𝗣𝗼𝗿𝘁𝗺𝗮𝗻
❪ 𝗽𝗹𝗮𝘆𝗲𝗱 𝗯𝘆 𝗺𝗶𝗸𝗲 𝗳𝗮𝗶𝘀𝘁 ❫
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ㅤㅤ♡๋࣭ ⭑⚝ aylu's note...
Holaa, sorpresaaaa!
Espero les guste este nuevo fanfic, enamorada ando de Enoch O'Connor.
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