Parte única.

|A veces... es simplemente tarde|

Gohan, de forma taciturna, miraba el vaso de alcohol que poseía en su zurda mientras oía de fondo la charla animada que tenían sus amigos. Llevaba así desde que toda aquella despedida de soltero había empezado; no le apetecía en lo más mínimo celebrar, de hecho, ni siquiera quería hacer o asistir a ese convivio, pero había sido obligado por su novia y mamá para que tuviera tiempo de calidad y disfrutara un rato con sus amistades más cercanas. Faltaban un par de días para su casamiento, después de todo.
Dio un suspiro pesado antes de darle un trago a su bebida alcohólica que le disgustaba bastante, lo cual claramente le provocó una mueca casi involuntaria de asco, pero siguió tomando; creía que dejaría de divagar si se centraba en el alcohol, o al menos eso había leído.

Solo quería olvidar sus dudas, dejar de pensar.

Todos -sobre todo su madre, si debía ser sincero- le habían incentivado a que se casara con Videl desde hacía tiempo, idea que se fue replanteando conforme los meses fueron pasando. Y terminó sucumbiendo ante las afirmaciones de los demás; al final de cuentas, ella era una buena chica, lo trataba bien, se notaba que en verdad lo amaba y lo apoyaba en todo lo que podía, pero...
Ciertamente su relación con la de ojos azules había empezado porque los de su alrededor le decían que tenían química, que parecían una linda pareja y que la de cabellos cortos era un buen partido. Conforme las semanas fueron pasando, sucumbió ante esas palabras; si todos afirmaban aquello, debían tener razón, ¿no?
No negaba que le fue cogiendo cariño, que pasar tiempo a su lado era confortante, que la chica de luceros zafiros le brindaba tranquilidad cuando se sentía mal emocionalmente, que lograba opacar de vez en cuando la sensación de culpabilidad, empero...

No podía evitar sentirse insatisfecho, como si algo le gritara que se estaba equivocando respecto a todo.

Volvió a dar un trago más profundo a su bebida, notando su garganta arder de inmediato, aunque no le prestó atención y siguió observando el piso de manera ida. No evitó revolverse el cabello con cierta frustración, porque realmente se sentía de esa manera: no sabía qué hacer, se hallaba perdido, no encontraba sentido a sus decisiones últimamente, era como si hiciera todo simplemente por hacer, sin un motivo real. Y eso lo estaba atormentando.
Se suponía que debía estar feliz por estar próximo a contraer matrimonio con la chica de sus sueños, que debía de estar ansioso y eufórico por aquello, pero no, lo que verdaderamente sentía estaba muy lejano de aquello. ¡Y era por eso que no entendía! Su madre y amigos de toda la vida estaban alegres por su decisión, constantemente lo felicitaban y le decían que había elegido bien, que era afortunado, ¿pero por qué no se sentía así? ¿Por qué sentía que estaba errando? ¡¿Por qué?!

Siempre hacía lo que los demás le pedían o aconsejaban...

Quiso gritar de la impotencia que lo invadía, de sentirse confuso respecto a todo, de sentirse como un niño desorientado. Sabía de antemano que lo que les decían sus seres queridos era por su bien, de que tal vez veían las cosas mejor por él y, por consiguiente, tomaban mejores decisiones que su persona. Su familia estaba feliz y se encontraban orgullosos de sus logros, de la carrera que había completado con éxito, de su profesión y próxima futura esposa, ¿no? Eso era lo que importaba, ¿verdad? Y aún así...
Trató de darle otro trago a su bebida, pero se percató de que el vaso se hallaba vacío, por lo que se tuvo que levantar de su asiento y dirigirse a llenarlo, respondiendo vagamente a sus Krillin y su padre cuando le preguntaron a dónde se dirigía. Todos se hallaban en Corporation Capsule, Bulma les había dado chance ya que le despedida de soltera la habían hecho en otro lado.

Solo quería huir de todo, dejar de pensar tanto y simplemente olvidar.

Cuando estuvo en el lugar de bebidas, no pudo evitar identificar cierta presencia masculina que lo mantenía un tanto tenso y ansioso desde que había llegado. Dicho chico se hallaba sentado en el pasto, alejado de todos e inmerso en el celular que poseía en la mano derecha; lo cual no le sorprendía ya que sabía que a este no le gustaban las fiestas ni nada de eso, prefería la soledad. Lo conocía bastante bien, después de todo, eran mejores amigos desde que ambos empezaron a experimentar la adolescencia.
Se sirvió más bebida y de inmediato se empinó el vaso para tomarse todo de golpe, sintiendo su garganta arder otra vez, pero no prestó atención. Solo quería desconectar su cerebro, y deseaba fuertemente que de esa forma lo lograra.
Después de unos tragos más, Gohan finalmente tomó valor y decidió acercarse a su contrario con cierta cautela, sintiendo su pulso incrementar con cada paso que daba; era una entremezcla de nerviosismo y necesidad que percibía en su propio cuerpo, una que aumentaba cada segundo. Cuando finalmente estuvo detrás de él, decidió simplemente sentarse a su lado sin decir palabra alguna; no sabía qué decir, en realidad.

Solo quería dejar de lado esa sensación tortuosa en su pecho.

-Hey, Gohan -saludó amigablemente el chico tras percatarse de la presencia del azabache, pero notó que este parecía... extraño-. ¿Sucede algo? -Interrogó con un ápice de preocupación en su voz.

-¿Eh? N-no, es solo que... -balbuceó torpemente el Son, tratando de encontrar una excusa factible en su mente.

-Estás nervioso por tu casamiento con Videl, ¿no? -Lo interrumpió el otro con una sonrisa un tanto comprensible, creyendo genuinamente que era eso; ¿qué más podía ser si no era aquello?-. Descuida, no le des tantas vueltas al asunto. Deberías dejar de pensar tanto y solo actuar, ¿sabes? -Aconsejó y tomó el vaso de refresco que ingería; no le gustaba el alcohol.

Esas últimas palabras hicieron que el estómago del Son dieran un vuelco

-¿No... te molesta? -Susurró el hijo de Goku mirando el suelo, sabiendo que no aguantaría verlo a los ojos.

Sus sentimientos comenzaban a desbordarse de aquel contenedor en el que tanto empeño había puesto para cerrarlo y esconderlo de todos.

-¿Mm? -Musitó con extrañeza ante aquel repentino cuestionamiento.

-B-bueno, me refiero a que..., ¿no estás inconforme con esto? -Insistió el discípulo de Piccolo mientras apretaba su puño derecho, aún manteniéndose cabizbajo.

-¿Por qué lo estaría? -Preguntó confuso el contrario.

-Antes odiabas a Videl... -respondió en un hilo de voz, esperando que con eso bastara para dar a medio entender a lo que quería llegar.

-Odiar es una palabra muy fuerte, ¿no lo crees? -Divagó observando el cielo estrellado momentáneamente-. Nunca la odié, Gohan. Antes me disgustaba, no te lo voy a negar, pero... -titubeó un poco, aunque después suspiró y lo regresó a ver, buscando la mirada al azabache-, me he dado cuenta de que es una buena chica y te hace feliz, y eso es lo que importa -afirmó con seguridad-. Me importa que seas feliz, y si ella es tu felicidad..., ¿quién soy yo para objetar? -Mencionó sonriendo y encogiéndose de hombros con simpleza.

Pero esa no era la respuesta que Gohan quería escuchar, no estaba nada cercana, de hecho.

-Entiendo... -murmuró el Son más de forma inconsciente que nada, un tanto taciturno. Y quedaron unos momentos en silencio rotundo-. ¿E-en verdad no te molesta? -Reiteró con la esperanza de que su compañero dijera lo que él tanto quería escuchar.

Solo hacía falta eso, solo quería que lo dijera, que le diera el valor para tomar su decisión.

-Estás extraño hoy, Gohan -esquivó el que no tenía ninguna gota de alcohol en su sistema, suspirando cansado-. Además, no deberías tomar tanto; tu mamá te va a regañar -reprendió sutilmente.

-Lo sé, es solo que... -sacudió su cabello con ansiedad, mordiendo su lengua y sintiendo una fuerte debilidad apoderarse de su ser-, perdón -fue lo que pudo mencionar, sintiendo sus ojos empezar a picar y su garganta doler.

Aquel perdón significaba más de lo que parecía.

-Descuida, solo no te excedas con la bebida o nos va a ir mal a los dos -mencionó el de a lado con una sutil sonrisa, sabiendo el repremienda que recibirían por parte de la matriarca de los Son si se enteraba que su hijo había consumido mucho alcohol y él se lo había permitido.

-Sí...

Y así ambos cayeron nuevamente en un silencio que poseía cierta tensión y, de alguna manera, los asfixiaba, aunque ambos se esmeraban en no hacerlo notar y actuar como si nada pasara, tal y como venían haciendo desde años atrás. Aparentar se les daba mejor que ser sinceros con ellos mismos y dialogar sobre lo que verdaderamente sentían y deseaban. Les era más fácil ocultarse e intentar encerrarse en una realidad falsa, después de todo.
El mejor amigo de Gohan miró de reojo a su compañero, notando que este solo tenía la vista clavada en el suelo y parecía medio ido, así que supuso que ya estaba lo suficiente alcoholizado.

-Iré a decirle a tu padre... -empezó a decir mientras hacía el amago de levantarse del suelo, y aquello alertó al de luceros ónix.

-N-no me dejes -le interrumpió súbitamente, lanzándose a abrazarlo como si de un niño pequeño asustado se tratara. Y así era, así se sentía-, por favor -suplicó acurrucándose en su hombro y aferrando más su agarre, sin la mínima intención de soltarse.

El efecto del alcohol empezaba a hacerle mella junto con todos sus sentimientos encontrados.

-¿Gohan? -Inquirió extrañado (y algo incómodo), no entendiendo ese inusual comportamiento del hijo de Milk.

O tal vez esquivándolo.

-Por favor... -reiteró con un tono de voz quebrado ya que su contrario no había hecho ni el amago de corresponder el abrazo.

En verdad le había lastimado eso.

-Creo que esta vez sí te pasaste con el alcohol -exhaló pesadamente. Gohan solo se quedó callado y con el sentimiento que lo estaba ahogando, sin disminuir en lo absoluto su agarre; tenía miedo, se sentía perdido, ya no sabía qué hacer, simplemente quería que todo ese martirio mental acabara-. Oye...

-Ya no puedo más con esto -afirmó agrio el próximo a casarse, dejando de abrazarlo y sentándose más debidamente, pero sin alejarse realmente. Su mirada era más decidida.

La bebida en su sistema le estaba dando valor ya que, si no fuera así, jamás hubiera tomado la iniciativa e ignorado sus principios para hacer algo de esa índole.

-¿Eh? -Exclamó desorientado el contrario de momento, pero sus dudas se disiparon de inmediato cuando notó la súbita cercanía que había entre ambos rostros, logrando revolverle el estómago al suponer lo que acontecería después-. ¡Espe...! -Pero fue demasiado tarde cuando intentó alejarse, Gohan se le adelantó y lo jaló contra su persona de manera firme, uniendo sus labios en un efímero, ligeramente brusco y necesitado contacto. El que estaba en sus cinco sentidos empujó al prometido de Videl casi al momento, sin saber cómo sentirse con la situación-. Definitivamente estás borracho -sentenció serio y levantándose de lleno del suelo, dándole la espalda mientras sacaba del bolsillo de su pantalón su celular.

No quería mostrar lo alterado que lo había dejado el hijo de Goku.

-¡No lo estoy! -Gruñó Gohan un tanto molesto, pero fue completamente ignorado.

-Llamaré a Videl para que venga po... -avisó al tanto que buscaba su contacto en su móvil, manteniéndose inexpresivo.

-¿No vas a decir nada? -Susurró el Son con sus ojos notablemente acuosos.

-¿De qué? -Preguntó mientras observaba el número de la prometida de su mejor amigo, sintiendo su mano temblar ligeramente. Tragó saliva y regresó a verlo, percatándose de su estado-. Estás borracho, Gohan, ya...

-¿Me puedo quedar contigo? -Lo interrumpió de golpe, lo que lo desconcertó más aún.

¿Por qué Gohan estaba actuando así? ¿Por qué tan de repente hacía esas cosas? ¿Por qué justamente a esas alturas de sus vidas?

-Pero... -titubeó inicialmente ya que tenían mucho tiempo sin estar en una misma habitación a solas. Sabía que sería incómodo al haber perdido la costumbre, aunque terminó exhalando y resignándose ante la petición y la mirada de cachorrito que le daba el que antes poseía la identidad del Gran Saiyaman; era su debilidad, muy a su pesar-, está bien. Iré a avisarle a tu papá para que se comunique con tu mamá -mencionó con rendición, echándose a caminar hacia donde se hallaban los demás.

Sería una noche larga.

❰ ・ ❐ ・ ❱

El chico se dedicaba a acomodar la cama donde dormirían esa noche mientras esperaba que Gohan regresara del baño. Cuando acabó, simplemente se quedó observando la sábanas de manera melancólica, preguntándose internamente cómo era que habían terminado de esa forma; en la adolescencia fueron muy unidos, siempre estaban juntos y todo el tiempo se la pasaban en esa habitación (era su pequeño santuario). Pero el tiempo fue pasando y, tras entrar a la preparatoria -idea del Son-, poco a poco se fueron distanciando, aunque no era tan perceptible y los dos fingían no darse cuenta y seguían como si nada. El detonante fue cuando Gohan y Videl se hicieron novios formalmente; absolutamente todo cambió a partir de ese día.
De pasar tardes enteras jugando videojuegos, estudiando o simplemente charlando y riendo por cualquier tontería, pasaron a solo hablar cosas triviales cuando se reunían gracias a los convivios que Bulma hacía, de hacer todo lo posible por no quedar a solas y huir del otro.

Ante todos, físicamente seguían siendo los mejores amigos de siempre, pero emocionalmente hablando... se habían alejado de forma irreparable. Y ambos lo tenían más que presente, mas ninguno hizo el esfuerzo por solucionarlo.

Él tenía sus razones para alejarse y dejar caer la, aparentemente, irrompible amistad que tenían años atrás, pero nunca entendió el por qué de Gohan. Este simplemente empezó a cambiar su actitud cuando estaban a solas, lo esquivaba o ponía excusas siempre que lo invitaba a ir a su casa, y poco después resultó estar enamorado de Videl y anunciar su noviazgo con ella. Y allí él dejó de luchar y simplemente lo imitó: se alejó y fingió que todo estaba bien entre los dos.
Desde entonces, había intentado sobrellevar su vida como siempre, resignado a estar alejado del Son y de otras cosas más, y todo transcurrió relativamente bien... hasta ese dichoso día, el día en que se enteró de que los dos azabaches se habían comprometido. Vaya que le había dolido la noticia, ¿pero qué más daba? No iba a impedir nada, sería tonto si lo hiciera a esas alturas; ya le había quedado claro todo desde que su amistad se fue a la decadencia.

O eso pensaba.

Justo cuando ya estaba mentalizado para lo que pasaría cuando su mejor amigo se casara, este se ponía raro con él. La actitud que mostraba últimamente (y más en ese día) no era nada usual en Gohan. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué tan repentinamente hacía cosas así? ¿Por qué hasta esos momentos de sus vidas? Realmente no lo entendía, ¿a qué estaba jugando? Se suponía que al ex Gran Saiyaman no...
El sonido de la puerta del baño siendo abierta le hizo dejar de divagar de golpe, por lo que se giró para ver al Son y asegurarse que estaba bien, pero se quedó estético al ver que el de ojos azabaches no poseía nada más que unos bóxers negros en su cuerpo.

Era la primera vez que lo contemplaba de esa manera.

-¿Quieres que te preste ropa? -Preguntó al tanto que se volteaba hacia la cama, fingiendo que acomodaba allí con tal de no mirar a su contrario.

¿Qué le sucedía a Gohan? Él no era así, todo lo contrario: no dejaba verse de aquella manera en su presencia; siempre había sido tímido con cosas de esa índole, aún si se trataba de alguien de confianza.

-No -respondió el híbrido mientras caminaba hacia él de manera cautelosa. Cuando ya estuvo a un paso de distancia, se precipitó a abrazarlo por la espalda y aferrarse lo más posible a su cuerpo, siendo su acto más necesitado que nada.

Cuánto tiempo no había deseado hacer aquello, y finalmente tenía el valor de llevarlo a cabo.

-¿Q-qué? -Inquirió de manera ahogada por lo inesperado de ese gesto, pero, aún así, intentó mantenerse normal aún así-. Gohan, será mejor que te...

-¿Puedes dejar de fingir? Ya estamos solos -susurró el Son al tanto que recargaba su mentón en el hombro, logrando que el varón contrario sintiera el aliento cálido en su cuello y se estremeciera por aquello.

Lo primero que se le cruzó por la mente fue empujarlo y reclamarle por lo que hacía, pero su plan quedó en segundo plano cuando notó que el pelinegro descendía sus manos hacia su cintura al tanto que depositaba un casto beso en el hombro derecho, haciéndole temblar de nueva cuenta.
Gohan, al ver que su contrario no mostraba ningún tipo de rechazo, volvió a pegar sus labios en esa área que le empezaba a gustar en demasía al igual que el sutil y dulce olor que emanaba, segundos después comenzó a esparcir pequeños besos tiernos allí al tanto que ajustaba un poco más su agarre.
El chico no hacía ruido, mantenía sus labios aplanados a pesar de que esos cariños le estaban agradando y su sistema empezaba a reaccionar poco a poco, simplemente se mantenía quieto y con la vista clavada en la cama, intentando conservar su cordura.

No se creía lo que estaba pasando, todo parecía un sueño.

Tuvo que morder el interior de su mejilla y usar todo su autocontrol para no exclamar nada cuando sintió que Gohan cambiaba sus besos mustios a lamidas y cortas succiones en su hombro, no tardando demasiado en ascender a su cuello.
Volvió a temblar al momento que percibió que el que fue el Gran Saiyaman se dirigía hacia su lóbulo y lo atrapaba sutilmente entre sus labios antes de centrarse en el laberinto de su oreja, y no evitó suspirar de manera ahogada cuando el híbrido acarició por sobre la ropa su cintura mientras buscaba pegarse lo más posible a su persona, consiguiendo que sintiera en sus glúteos cierta parte de la anatomía contraria que comenzaba a despertar.
En el instante que percibió cómo el primogénito de los Son bajaba su derecha hacia su entrepierna para acariciar ese lugar sobre el pantalón, reaccionó.

No era cualquier persona con la que empezaba a involucrarse, se trataba de Gohan, su mejor amigo que estaba próximo a casarse.

-¡¿Qu-qué haces?! -Alzó la voz al tiempo que se soltaba bruscamente y giraba a verlo entre atemorizado y con remordimiento.

¿Por qué demonios se había dejado llevar tanto? ¿Por qué no había puesto un alto desde el maldito inicio?

-Lo que debí de haber hecho años atrás -afirmó Gohan sin titubear y con un tono de voz serio y ligeramente culpable.

El chico retrocedió por acto reflejo al oír eso, pero se topó con la orilla de la cama, lo cual lo hizo pasar saliva con nerviosismo al sentirse acorralado, y más al notar que el Son se le acercaba con una mirada decidida junto a una sonrisa media pícara. ¿Acaso ya se le había olvidado que estaba comprometido? ¿Que ya era tarde para algo así? Se suponía que...
Soltó una exclamación cuando Gohan acortó las distancias y logró que cayera de espaldas al colchón sin mayor esfuerzo, y se estremeció cuando este se le subió encima y apresó sus muñecas con sus manos al tanto que le abría sus piernas, metiendo la propia entre las de él para conseguirlo, apenas rozando muy sutilmente su hombría con la rodilla.
Se quedaron unos instantes así, observándose en silencio y con la respiración un poco agitada. El dueño de la alcoba se percató que el pelinegro lo veía con anhelo y cierta ilusión, como si hubiera deseado desde mucho antes que aquello pasara, como si finalmente su sueño más esperado se cumpliera.

¿Desde cuándo se venía conteniendo? ¿Por qué se había retenido tanto?

Aún así, ¿por qué hasta ese entonces? ¿Por qué justamente un par de días antes de su casamiento? ¿Por qué cuando estaba decidido a intentar olvidarlo? Tuvo tantas oportunidades para que eso aconteciera desde mucho antes y nunca hizo nada, prefirió alejarse sin explicación alguna y enfrascarse en un noviazgo que estaba a punto de volverse casamiento...
Sus incógnitas fueron olvidadas en el instante que Gohan se lanzó a besarlo con frenesí, ajustando más su agarre y buscando estar más unidos aún. Se quedó en blanco tras ese movimiento, debatiéndose en qué debía hacer; claramente era incorrecto, pero... era algo que venía esperando desde mucho tiempo atrás, más precisamente desde cuando empezó a percatarse de que miraba al de mechón en la frente de forma diferente a la que dos mejores amigos se veían. Aunque estaba consciente que, si dejaba continuar aquello, les podría ir muy mal, y no solo por el hecho de la infidelidad, sino porque se estaba involucrando con alguien de su mismo sexo; la familia del Son era muy conservadora, sobre todo la matriarca. No quería ni imaginarse cómo reaccionarían si se enteraban de lo que estaba pasando en ese cuarto.

¿Debía ser egoísta aunque fuera una vez? ¿Sucumbir ante sus sentimientos que tan desesperadamente intentaba ocultar? ¿Dejar que las cosas fluyeran aún si sabía que aquello conllevaría a que todo fuera más difícil?
Jadeó al momento que sintió que el Son soltaba una de sus muñecas para tomarlo del mentón y alzarlo un poco, empezando a rozar su lengua cálida en su labio inferior al tanto que con la mano sobrante entrelazaba sus dedos con los de su persona; las caricias parecían ser más lujuriosas que nada, pero había un considerable sentimiento de entrega y dulzura que no pudo ignorar, que le hizo acelerar su pulso y sentir una calidez en su pecho, sensaciones que había añorado tanto. Y allí cedió completamente; se reprocharía lo que se tuviera que reprochar al final, empero, al menos intentaría disfrutar ese efímero romance, ese que tanto había esperado.

Dejaría su principio y orgullo a un lado por esa noche. Seguramente se arrepentiría cuando aquella nube de deseo desapareciera, pero...

Cuando Gohan sintió que su contrario colocaba su diestra en su hombro, pensó que sería empujado y todo acabaría allí, mas grande fue su sorpresa al momento que percibió que eso no pasaba, sino que la mano se dirigió a su cuello para jalarlo contra él mientras correspondía el agarre de sus manos y abría sus labios para darle acceso total. Y sonrió con suma alegría, sumergiéndose más aún en su labor; después de tanto tiempo sabiéndose incompleto, finalmente sentía que todo encajaba y estaba correcto. En esos momentos terminó de entender todo, o, más bien, lo aceptó.
El chico terminó momentáneamente con el beso para sentarse en la cama y quitarse la playera que poseía, dejando su torso al descubierto para deleite del híbrido, quien no perdió tiempo y se volvió a dirigir al hombro, aunque ya no solo succionaba y lamía, sino que mordía sutilmente esa área cada tanto y se embriagaba con aquel olor que tanto le gustaba. Le estaba encantando dejar su marca en aquella piel; la erección que punzaba debajo del bóxer lo confirmaba.

Cuánto había deseado aquello.

Momentos después, sus caricias bajaron hacia el pecho masculino que tenía a su merced, empezando solo a delinear ese lugar con las yemas de sus dedos, notando que el cuerpo contrario se estremecía levemente ante su toque. Tras unos segundos solo haciendo eso, decidió aventurarse a atrapar la tetilla derecha entre sus labios, estimulando esa área con cortas e intensas lamidas, acción que causó que el chico jadeara; se sentía bien, más de lo que había imaginado en sus sueños más recónditos y reprimidos.
El que recibía estímulos físicos tomó a Gohan de su cabello erizado y azabache, logrando que este alzara su rostro y lo mirara interrogante, no demorando en descifrar lo que quería dar a entender con ese gesto (cosa que le causó un sensación de felicidad ya que llevaban mucho tiempo sin comunicarse de esa manera especial), así que se sentó en la orilla de la cama al tanto que el dueño de la habitación se colocaba de frente en su regazo antes de abalanzarse contra los labios del Son, iniciando el beso con notable fervor, cosa que causó que el de ojos ónix se ruborizara y gimiera de forma ahogada al sentir su miembro presionado de manera deliciosa.

El que tiempo atrás fue el Gran Saiyaman decidió acariciar los muslos de quien tenía encima, queriendo ya quitarle de una buena vez el pantalón que aún poseía, pero prefirió enfrascarse en el beso candante que compartían. Suspiró cuando el chico se separó levemente para succionar su labio inferior y después morderlo de manera juguetona, y no pudo evitar gruñir en el instante que percibió que el varón comenzaba a moverse hacia delante y detrás, en un vaivén constante y apetecible, al tanto que iba dando pequeños saltos cada intervalo de tiempo, tentándolo con sus glúteos y muslos en aquel baile seductor.
Con ganas de sentir más todas esas sensaciones placenteras, lo tomó de la cadera de forma demandante, haciendo que se sentara de lleno sobre su miembro ya duro y húmedo de tanto líquido preseminal, el cual permanecía escondido bajo la tela negra del bóxer todavía, y después comenzó a dar intensas y cortas embestidas, buscando pegarlo lo más posible a su anatomía al tanto que sus manos se aferraban a aquella área suave y redonda que muchas veces había querido tocar.

Nunca había estado tan excitado ante la idea entregarse a alguien, aunque también deseaba aplazar lo más posible todo aquello; quería disfrutarlo ya que no sabía qué les iba a deparar después de que culminara su acto claramente incorrecto.

Fue el chico quien tomó la iniciativa y se soltó del agarre de Gohan para levantarse y retirarse el pantalón oscuro junto a su ropa interior gris, dejando a la vista su erección punzante y su cuerpo, hecho que deleitó al Son; sus ojos dilatados y su boca entreabierta lo afirmaban. Por primera vez tenía la dicha de poder verlo completamente desnudo, y vaya que superaba con creces a los sueños húmedos que muchas veces había tenido. Su miembro volvió a sufrir otro espasmo.
El que estaba totalmente descubierto sonrió ladino al notar que su mejor amigo se había quedado estático observándolo con un rubor fuerte en sus mejillas, luciendo un poco más tímido repentinamente, así que, un tanto divertido al poder apreciarlo en esa faceta, se apresuró a abrazarlo por el cuello al tiempo que enterraba sus manos en la mata de cabello azabache y lo volvía a besar con lujuria y necesidad, procurando que sus anatomías y erecciones se toparan y rozaran sobre la única tela que les impedía aún estar enteramente juntos.

Aunque esta no tardaría en desaparecer, y ambos lo sabían.

Gohan volvió a gemir ante todas esas nuevas sensaciones, excitando enormemente al contrario, por lo que aumentó el ritmo del beso mientras buscaba más contacto aún. El ex Gran Saiyaman reaccionó en ese momento y colocó su diestra en la espalda de su compañero mientras la zurda la descendía hasta los glúteos, apresurándose a apretar uno antes de acariciarlos como quisiera, dándose completo gusto.
El primogénito de los Son se volvió a sonrojar cuando sintió que su bóxer era tironeado hacia abajo, dejando a la intemperie aquella punta rosada e hinchada, la cual dejaba salir líquido preseminal, y una pequeña parte del falo. El responsable de ese movimiento sonrió pícaro entre el beso, fascinado por lo que apreciaba en primera fila.

El híbrido ahogó una exclamación de sorpresa al instante que su contrario hizo que se sentara en la cama sin siquiera avisarle, y su rostro se tornó de un fuerte color rojizo cuando este le quitó enteramente el bóxer. Después de ese movimiento, su mejor amigo se hincó en el suelo y se colocó entre sus piernas de manera juguetona. Todo había sucedido muy rápido.
Tragó saliva al notar que el arrodillado lo miraba fijamente, como pidiéndole permiso para continuar, y simplemente asintió con la cabeza, aún permaneciendo avergonzado y con el pulso desbocado. Vio cómo el chico acercaba su diestra hacia su miembro para empezar a delinear sutilmente las venas remarcadas que tenía, no tardando mucho en tomarlo entre su manos para acomodarlo de manera que estuviera más a su disposición, procediendo a abrir su boca y sacar su lengua para probarlo desde la punta, arrancándole un gemido y temblor en su cuerpo ante aquella nueva sensación húmeda y cálida.

¿En verdad él iba a...?

Jadeó al instante que su contrario bajó su cabeza hasta estar al inicio de su erección, sintiendo cómo este le lamió hasta llegar al glande, depositando un casto beso allí, causándole un espasmo en esa área al tanto que aferraba fuertemente sus manos a la sábana.
El varón soltero inició su labor de succionar el pequeño orificio que se encontraba allí, para después meter el miembro en su boca, comenzando a moverse de manera calmada para ir calando las reacciones de Gohan; este solo respiraba pesadamente e intentaba medir sus gemidos lo más posible, estremeciéndose cada tanto gracias a aquel rincón caliente y mojado que le envolvía y daba placer. Era muchísimo mejor que todas las veces que había intentado imaginarse aquello cuando se masturbaba.
Tras confirmar que al híbrido le estaba gustando lo que hacía, tomó más iniciativa y aumentó el ritmo, introduciéndose la dureza con ímpetu y disfrutando enormemente ya que finalmente uno de sus deseos reprimidos se hacía realidad.

Hubo un momento que el chico empezó a meterse el miembro más profundo, casi llegándole a la garganta, hecho que causó que el de mechón en la frente soltara una exclamación y se echara levemente hacia atrás, cerrando sus ojos y con las piernas temblándole, amenazando por cerrarse. Cuando Gohan abrió sus párpados, bajó la mirada por inercia -había evitado todo lo posible por hacerlo ya que le daba vergüenza- y la imagen que se encontró lo dejó sin aliento: su contrario lo veía intensamente y con una sonrisa coqueta, aún con su erección en la boca. Y eso fue todo. Su cuerpo se estremeció más fuerte antes de venirse, contrayendo sus muslos y apretando las sábanas de la cama mientras soltaba un gemido audible.
Al chico que le pertenecía la habitación no le dio tiempo de separarse (aunque no lo hubiera hecho, de igual manera) por lo inesperado que había sido todo, pero no evitó ensanchar sus comisuras y comenzar a pasar aquel líquido salado y espeso con gusto, paseando su lengua por toda la longitud y después volviendo a succionar la punta rosada.

Vaya que le había encantado poder hacer eso, pero sobre todo por haber conseguido observar las lindas y lujuriosas expresiones que había puesto Gohan en todo ese rato.

-Eso fue rápido -ronroneó juguetón mientras se separaba y lamía su labio inferior, gesto que avergonzó al Son de nueva cuenta.

Esa faceta de su mejor amigo jamás la había visto..., pero debía admitir que le estaba encantando. Y bastante.

El azabache no pudo decir ninguna palabra ya que su contrario simplemente se levantó del suelo y rápidamente se le subió encima, sentándose justamente arriba de su pene y haciendo que se recostara de lleno en la cama por el empujón que le dio en los hombros previamente. Ya no había ninguna tela de por medio que le impidiera sentirlo enteramente, pensamiento que le hizo sentir un espasmo en su miembro, aún si instantes antes había alcanzado un orgasmo bastante delicioso, todo gracias a la cavidad bucal de su compañero. Estaba bastante exitado todavía.
El chico se inclinó para alcanzar su cuello y comenzó a repartir besos húmedos en esa área, volviendo a hacer gemir y temblar al Son ante esas caricias que jamás había experimentado. Suspiró al momento que las dos hombrías chocaron y se encontraron, ambas tallándose exquisitamente por cada movimiento que daba el dueño de la alcoba.

El varón estaba totalmente ensimismado en cumplir una de sus fantasías: besar, morder, delinear y tocar a su voluntad la piel de Gohan. Y le estaba fascinando realizarlo.
Cuando su miembro punzó de manera algo dolorosa, fue que se separó y se sentó, nuevamente, encima del Son, observándolo con interés; tenía sus ojos azabaches cerrados y jadeaba, por consiguiente, su pecho se movía rápidamente; poseía las mejillas bastante sonrojadas y su cuerpo ya estaba sudado y caliente, dando a entender que estaba bastante energético aún. Ambos ya no aguantaban, habían jugueteado entre ellos por un considerable tiempo y sus anatomías reclamaban más placer.
Se volvió a mover arriba de la erección del Son -la cual estaba recargada en el abdomen, gracias a la posición-, tallando su entrada tentadoramente contra todo el falo de él, gesto que volvió a sacarle otro gemido y temblor al de mirada ónix.

Definitivamente, ambos ya no podían resistirse más.

Dejó sus movimientos a un lado y bajó la mirada para toparse con la de Gohan y poder preguntarle si quería que lo hicieran en esa posición u otra, pero su interrogante quedó en segundo plano cuando logró descifrar algo más en los ojos azabaches. Conseguir interpretarlo le dejó medio atónito ya que llevaban literalmente años sin poder hacerlo; ambos habían encasillado sus sentimientos y pensamientos para que el otro no los descubriera, pero Gohan, después de tanto tiempo, se dejaba ver sin ninguna máscara de por medio.

-¿Nunca lo hiciste con...? -Preguntó lo que había leído en los ojos ajenos, dejando lo último al aire porque no quería pronunciar ese nombre.

No quería que la culpa lo embargara, no aún.

-No -respondió el Son con sinceridad-. Es mi primera vez -aseguró con una sonrisa más tímida que nada.

Y allí terminó de confirmar lo que desde el inicio sospechaba: Gohan accedió a ser pareja de Videl más por presión que por deseo propio.

-Vaya... -susurró medio sorprendido, pero ese sentir se transformó en ternura casi al instante. Le alegraba (y excitaba) en demasía saber que sería el primero en poder sentir su longitud y brindarle placer, en que el Son verdaderamente se estaba entregando, pese a la situación-. De acuerdo, déjamelo a mí -inquirió con coquetería.

Quería que todo fuese especial, que ambos pudiesen recordar el momento sin importar qué.

-E-está bien -musitó Gohan un poco avergonzado, desviando sutilmente su vista.

Sin más, el chico metió los dedos a su propia boca, ensalivándolos e improvisando la lubricación ya que en esos momentos no le apetecía buscar en la habitación hasta encontrar el suyo, después se llevó estos a su entrada para prepararse y poder recibir adecuadamente al Son, todo ante la atenta mirada de quien se hallaba abajo. Cuando ya estuvo listo, se acomodó y tomó el miembro del híbrido en su diestra, colocándolo directamente en su entrada mientras observaba todas las tímidas reacciones del azabache, hecho que le hizo tener un espasmo en su erección; vaya que le encantaban las facciones del hijo de Goku.
Le guiñó su ojo antes de introducirse solo el glande, sacándose un suspiro al sentir ese pedazo de carne llenándole por primera vez, tal y como muchas había fantaseado. Sin duda alguna, la realidad superaba con creces la ficción.

Gohan soltó una exclamación subida de tono y aferró sus manos en las piernas de quien estaba penetrando, no creyéndose que en verdad estaba sucediendo, que estaba dentro de su contrario por primera vez.
Suspiró más fuertemente y echó su cabeza atrás cuando el varón se metió la erección más profundamente y casi de tirón en su cavidad, llegando hasta el tope de su miembro, y lo pudo comprobar ya que los glúteos contrarios estaban totalmente apoyados en su regazo.
Era cálido, húmedo, estrecho y suave aquel rincón en donde se hallaba deliciosamente apresado su hombría; jamás había sentido algo como eso, las sensaciones eran grandiosas.

-Se siente bien, ¿eh? -Indagó juguetón mientras movía sus caderas hacia delante y atrás, como queriendo poner más énfasis para el Son.

-Bastante... -gimió Gohan, cerrando sus ojos y volviendo a ejercer más fuerza en sus manos que agarraban los muslos del chico.

Se sentía malditamente bien, a pesar de saber que todo aquello era incorrecto y les traería muchas consecuencias.

El mejor amigo del Son comenzó a moverse de manera lenta para ir calando a Gohan e irse acostumbrando a la longitud del mismo, subiendo hasta el glande y bajando hasta donde el vello púbico se hallaba, recorriendo y disfrutando del tamaño y grosor del azabache que podía sentir dentro de él. Lo estaba disfrutando como nunca.
Siguió con ese ritmo, aumentándolo de vez en cuando para la tortura del híbrido, quien solo toqueteaba y apretaba las piernas, abdomen y caderas ajenas cada tanto, viendo de soslayo cómo el pene del chico se movía por cada embestida, sintiendo su boca hacerse agua porque le apetecía mucho probarlo y sentirlo en su boca. La imagen era celestial ante sus ojos, así que no quería perderse ningún segundo de lo que acontecía ya que estaba consciente de que... tal vez ya no volvería a suceder algo así. El de mechón en la frente sintió una punzada en el pecho ante ese pensamiento, hecho que logró que que desviara sutilmente su mirada y se desconcentrara, pero aquella sensación se disipó al momento que escuchó un jadeo de su contrario; él estaba tan centrado en complacer a ambos, a sabiendas de la situación.

Como siempre, su mejor amigo hacía más de lo que correspondía mientras él solo titubeaba y lo veía a la lejanía.

El Son frunció su ceño y sus manos se colocaron de manera demandante en los glúteos de su compañero, haciendo que este disminuyera sus movimientos y lo observara interrogante, pero no le dio ni chance de que hablara ya que hizo que se bajara de su persona y lo tumbó en la cama, apurándose a subirse encima mientras apoyaba el peso en sus piernas y antebrazos, acorralándolo allí. Lo besó y después buscó el orificio caliente y húmedo, donde momentos antes se hallaba apresado su miembro, no tardando demasiado en hallarlo. Y, sin tantos rodeos, alzó un poco las piernas de su contrario y se introdujo allí de una estocada, gruñendo al volver a sentir aquella sensación deliciosa y, al mismo tiempo, arrebatándole un suspiro. Notó que el chico debajo suyo se estremecía, lo cual le enorgulleció al saberse responsable de eso.

Estaba consciente de que aquello no compensaba sus acciones del pasado, pero, por lo menos, quería demostrar que estaba igual de entregado.

Tomó una bocanada de aire y se terminó de apoyar en el colchón de la cama para iniciar su vaivén de embestidas, mientras se inclinaba para alcanzar el cuello contrario con la intención de besarlo y marcarlo, queriendo dejar su huella en la piel, tal y como este lo había hecho con la propia. Y no solo hablando físicamente.
Al estar tan cerca, podía escuchar los quejidos y jadeos -no había gemido abiertamente en todo ese tiempo- que soltaba quedamente el varón que estaba acostado, todo gracias a que su pene entraba y salía constantemente de su entrada. Aquello lo excitaba más aún, animándolo a moverse más rítmicamente por aquellos sonidos que parecían dulces y candentes melodías para él.
Sintió que el chico debajo de su persona subía las manos y aferraba la diestra en su espalda mientras la otra la colaba en su cabello azabache, como incitándole a que siguiera con las caricias de su boca, y casi al momento enganchó las piernas en su cadera, ayudándole a que las penetraciones fueran más profundas.

No fue demasiado tiempo el que duró Gohan con sus estocadas, después de todo, era su primera vez haciendo algo de esa índole.

El Son, sabiendo que acabaría, aferró su boca en el hombro de su mejor amigo, mordiéndolo de manera no muy fuerte, y sus estocadas se volvieron más intensas y constantes ya que su anatomía se lo demandaba para alcanzar el clímax. No tardó casi nada en sentir cómo su semen brotaba y llenaba a su contrario, por lo que sus movimientos iban volviéndose más lentos conforme los segundos pasaban, percibiendo su miembro y cuerpo temblando ante el placer que lo embargaba. Nunca había tenido un orgasmo tan... delicioso.
Separó su rostro y se apoyó con las manos para alzar su torso y contemplar a su contrario, jadeando y moviendo su pecho y abdomen fuertemente, un tanto atontado. Notó que el chico lo veía extasiado y, sobre todo, excitado; poseía las pupilas bastante dilatadas, tenía su boca entreabierta y respiraba pesadamente.

Su compañero aún no había acabado.

Gohan sonrió entre juguetón y cansado, recordando que él había logrado venirse dos veces y su contrario ninguna. Debía regresarle el favor, y vaya que le animaba aquello.
Salió del interior del dueño de la habitación y jaló a su contrario de las piernas para que estuviera más cerca de su persona y, por consiguiente, le fuera más fácil complacerlo. Con decisión tomó el pene erecto y palpitante entre su derecha, comenzando a masturbarlo con entusiasmo, utilizando el líquido preseminal que salía de la punta para hacer sus movimientos más fluidos. Lo acariciaba de arriba hacia abajo, topando su mano seguidamente con el suave e hinchado glande, toqueteando el frenillo con los dedos de su mano restantes y viendo cómo el que estaba acostado sacudía su cuerpo ante el placer que recibía. Gruñó inconscientemente ante la hermosa y candente imagen que presenciaba.

Sin duda alguna, no olvidaría esa noche.

Regresó a ver el rostro de su mejor amigo, observando que este tenía su mano izquierda aferrada a la sábana de la cama y su otra mano estaba en su rostro, tapando sus ojos. Estaba completamente entregado al placer.
De un momento a otro, percibió que la erección sufría espasmos más constantes, adivinando casi de inmediato lo que pasaría, y no se equivocó: el cuerpo de su compañero se estremeció y se inclinó muy sutilmente, comenzando a venirse en la mano del Son, mano que aún seguía moviéndose por todo su falo, y por primera vez en todo ese tiempo gimió en voz alta, gesto que provocó que Gohan sonriera. Miró de soslayo la cara de su contrario para después centrarse en el pene que soltaba las últimas gotas de semen, volviendo a sentir ese impulso de acercarse y probarlo. Y lo hizo, se agachó y asomó su lengua para pasarla sutilmente en el cuerpo de la masculinidad hasta llegar a la punta rosada, saboreando el líquido espeso.

Ese sabor era bastante nuevo para él, pero no le supo desagradable; era raro, simplemente. Aunque sentía que su paladar podía acostumbrarse rápidamente.

Animado, el Son metió la erección en su boca hasta donde pudo, iniciando a lamerla y limpiarla del resto de semen que aún poseía, ensimismado en aquello e intentando imitar los movimientos que antes el chico había hecho en su propia hombría. Le estaba gustando hacerlo, mucho más de lo que siquiera imaginó.
Se detuvo cuando sintió que su mejor amigo se sentaba y lo tomaba del cabello, dándole un sutil tirón para llamar su atención, así que sacó el miembro de su boca y alzó el rostro, recibiéndole una sonrisa entre cariñosa y agradecida. Su corazón saltó en su pecho al tiempo que una cálida tranquilidad le invadía.
Sin más, se arrodilló y se lanzó a abrazarlo y esconder su cara en el hueco del hombro y cuello contrario, siendo gustosamente correspondido y estrechado por los brazos del otro. Gohan cerró sus ojos y se acurrucó más, sintiéndose como un niño feliz y enajenado de todo mal. Todo estaba bien si estaba a su lado, sin nadie interviniendo.

Sus amigos y familiares estaban completamente desatendidos de lo que ocurría en aquella habitación, simplemente celebraban las despedidas de solteros mientras aquel par por vez primera eran sinceros con lo que sentían por el otro.

❰ ・ ❐ ・ ❱

La mañana no tardó en hacerse presente, ambos lo supieron gracias a que la alarma que Gohan tenía programada en su celular comenzó a sonar insistentemente. El pelinegro fue el primero en abrir los ojos, tomando el celular de forma automática y apagándola, tal y como todos los días hacía, pero, tras quedarse unos segundos meditabundo, se percató que esa no era su habitación. Los recuerdos de unas horas antes no tardaron en llegarle.

Sintiendo su pulso acelerar, se volteó hacia la izquierda para comprobar si en verdad había ocurrido o solo había sido una jugarreta de su mente -como tantas veces le había sucedido en el pasado-, mas grande fue su sorpresa al ver la espalda desnuda de su mejor amigo, quien solo vestía unos bóxers. Se vio a sí mismo y se halló en las mismas condiciones, dándole una probada más de la realidad. Sin perder el tiempo, observó toda la alcoba para terminar de confirmar que todo había sido real, y no tardó en identificar la ropa de ambos en el suelo.

En verdad ellos...

Una entremezcla de alivio y pánico lo invadió de golpe. Por una parte estaba feliz porque finalmente había sucedido lo que tanto había añorado todos esos años, empero, por otro lado..., le había sido infiel a Videl, su futura esposa, y no había sido con una chica cualquiera, sino con un él, con su propio mejor amigo.
Cerró sus ojos y negó con su cabeza, intentando no pensar en nada que estuviera relacionado con su próximo casamiento, solo centrándose en su contrario y lo que había acontecido en ese cuarto. Quería enajenarse todo lo que pudiera, aunque aquello era una tarea muy difícil estando sobrio.
Se acostó de medio lado y se apresuró a abrazar a quien se hallaba a su costado, sabiendo que este ya estaba despierto (su respiración lo delataba).

-Te amo... -murmuró Gohan pegando su frente en el hueco del hombro y cuello de su contrario, estrechándolo contra su cuerpo con fuerza y necesidad.

Era la primera vez que lo admitía en voz alta, pero no había sido tierno y dulce como soñó tantas veces en el pasado, sino que era más amargura y culpa lo que lo invadía al decirlo.

-Sabes que es demasiado tarde..., ¿verdad? -Cuestionó el chico con resignación, sin voltearse ni hacer el intento por moverse. Él ya estaba en sus cinco sentidos y la lujuria y deseo habían desaparecido totalmente.

Llevaba un considerable tiempo despierto y no podía dejar de carcomerse la cabeza, sintiendo más arrepentimiento que nada por sus acciones.

Había esperado tanto ese momento en su adolescencia y al Son justamente se le ocurría confesarlo en esos momentos, cuando ya no había vuelta atrás y todo estaba casi perdido.
Cerró sus ojos y suspiró para intentar aminorar la dolorosa sensación en su pecho y garganta. Ciertamente sucumbió a entregarse a Gohan, pero no permitiría que volviera a pasar una segunda vez; por más que quisiese intervenir y detener la farsa de la boda en la que se sumergiría su mejor amigo, no lo haría, no le correspondía aquello. Él había intentado hacer su parte cuando eran más jóvenes y el de ojos onix jamás hizo siquiera el amago de imitarlo. No había sido mutua la entrega y disposición de estar con el otro, pese a que eran un tanto obvio los sentimientos entre los dos; el hijo de Goku prefirió resguardarse, viviendo en un engaño con una chica a la cual no amaba, todo para complacer a los de su alrededor y no decepcionar a su familia por tener gustos... diferentes.
El Son se había metido solo en todo eso y, por más egoísta que sonara, debía zafarse de esa relación por su cuenta.

Desgraciadamente, sabía que aquello no ocurriría. El Son no era egoísta, era más del tipo que sacrificaba su propia felicidad con tal de complacer y enorgullecer a los demás; así había sido desde la infancia y era casi imposible que aquello cambiara de un día para otro.

Gohan no dijo nada más, simplemente apretó su mandíbula y se aferró más al cuerpo contrario, sintiendo sus ojos picar, su estómago revolver agriamente y su pecho doler como nunca antes. No, aunque lo intentara, no podía hacerse desatendido de la situación sin que su consciencia se lo echara en cara.
Lo sabía, maldita sea, lo sabía perfectamente: era demasiado tarde como para arrepentirse por todas las decisiones que había tomado en todos esos años, ya no había marcha atrás. No podía echarse atrás.
Deseaba con todas sus fuerzas cambiar el pasado y haberse dejado llevar por sus verdaderos sentimientos desde el principio, no haberlos encerrado y aislado de todos -incluso de él mismo- como lo hizo.

Pero ya no podía hacerlo.

Solo quería estar con él, con quien verdaderamente amaba, pero su realidad lo había alcanzado enteramente y ya era demasiado tardío como para intentar remediar sus errores a esas alturas.
Tendría que vivir con una chica en un matrimonio sin sentimientos -al menos de su parte- y con la idea de que perdería a su mejor amigo en todo el sentido de la palabra.

Todo por haber callado y no ser sincero consigo mismo.

-Lindassj1

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