iii. safe & sound
ANNETTE ERA DE PENSAMIENTO CIENTÍFICO, pero ver el diario de su padre le traía un mal sabor de boca, por lo que se dispuso a escribir una carta para su madre.
"Querida maman. . .
Espero qué tanto tú cómo papá se encuentren bien, las cosas aquí en casa del profesor han ido bastante bien, es muy amable con nosotros pero su ama de llave no tanto. . .¡Oh! También hay tres dulces sirvientas Ivy, Margaret y Betty, ayudamos a Ivy a preparar algunos postres para matar el aburrimiento, es muy buena con Fab, lo deja comerse el chocolate restante. . .
Damien esta bien, no te preocupes por él solo qué aún sigue molesto por tu decisión, he tratado de explicarle que lo que hiciste fue para que estuvieramos a salvo pero creó que lo que le molesto más fue que no le comentaras nada sobre que serías voluntaria para cuidar a los heridos en guerra. . .por cierto ¿Cómo está papá? Si lo ves dale un abrazo muy fuerte de parte mía, Deimos y Fabrice. . .él los extraña mucho y aún no se acostumbra a estar aquí del todo, pero aveces se queda con el profesor toda la tarde estudiando o ayudandolo en su despacho. . .se que estaremos bien y tarde o temprano volveremos a ser una familia unida
Te amo maman, a los dos. . .con todo el corazón. . .
Atentamente: Annette Clarisse Dupont"
Cuando termino de redactar la carta la leyó y releyo un sin fin de veces, de alguna u otra forma sentia que esa era una forma de tener a sus padres cerca. Finalmente metió la hoja en un sobre y la selló con cera, cuando estuvo lista salió de su habitación en busca de Macready, topandose con Margaret en el camino.
—Disculpa Margaret, ¿has visto a madame Macready? Quiero entregarle esta carta para ver si es posible llevarla a la oficina de correos — le hablo mostrándole el sobre entre sus manos
Margaret sonrió enternecida, verla asi le recordaba a ella cuando tenía su edad, cabello alborotado y un vestido fino pero remendado a juego con un par de botas negras de montar.
—La señorita Macready la matará si la ve vestida asi, piensa que las señoritas deberian de vestir apropiadamente y más una señorita de alta alcurnia como usted — respondió con una sonrisa la mujer mientras seguía limpiando las ventanas de los pasillos — pero respecto a su pregunta la vi hace un minuto en la biblioteca, puede buscarla ahí si lo desea
Annette le sonrio en agradecimiento, siguiendo su camino, no sin antes regresar a ofrecerle su ayuda a Margaret.
—Me preguntaba si. . .mis hermanos y yo podriamos ayudar a las tres en sus tareas de la casa, es demasiado grande solo para ustedes tres y no. . .no se me hace justo — replicó disgustada, recordando como en el pasado tenian servidumbre, mucha más de la queria contar y su antiguo hogar era enorme y solo eran dos personas, no se imaginaba cual pesado era el trabajo, por eso ella y sus hermanos siempre se esforzaban por aligerarles la carga cada que podian
—No tienen que hacer eso, pero apreciamos su consideración — respondió Margaret con una sonrisa
—De verdad no es una molestia, no tenemos nada que hacer en esta gran casa y mis hermanos son unos caballeros estarian felices de ayudar — siguió insistiendo la de cabellos negros pero aún así, obtenia una negativa de la mujer.
Al final se fue decepcionada del lugar con un consuelo de que los tres podrian ayudarle a ella e Ivy en la preparación de postre a la hora del té, eso la reconfortó un poco. Siguió buscando a Macready hasta que finalmente la encontró en la biblioteca, tal y como había dicho Margaret, tocó la puerta para ver si podia pasar fue cuando la mujer despego la vista de su libro para mirar a la joven, le permitió pasar para que hablara.
—Madame Macready, quería ver si era posible que esta carta fuera entregada a mi madre y si se puede ser llevada a la oficina de correos por favor, se lo agradecería mucho — hablo mientras le extendía el sobre
La mujer de gafas simplemente tomo el sobre y lo examino, luego miro a Annette de arriba a abajo, no dijo nada simplemente guardo la carta en uno de sus bolsillos y prosiguió con su lectura.
—La llevaré mañana a la oficina de correos — se limitó a contestar fríamente.
Aunque eso no evito que en el rostro de Annette apareciera una sonrisa
—Merci beaucoup, madame Macready — respondió en francés despidiéndose de la mujer, dejandola sorprendida
—No me dijeron que hablaban francés fluido — hablo sorprendendida hacia ella.
—Mi familia es francesa, nos mudamos a Gran Bretaña antes de que iniciara la guerra — respondió incomoda
Macready parpadeó perpleja
—No importa, puedes irte — le ordeno la mujer, Annette sin pensarlo dos veces se fue dejándola sola en la biblioteca.
ANNETTE REGRESABA A SU HABITACIÓN DECAIDA, aunque cuando dio una mirada a la habitación de sus hermanos se encontró con una escena que no le gusto. Su querido hermanito Fabrice sentado en una orilla de su cama
Se acercó lentamente hacia el esperando no asustarlo, se sentó a un lado suyo y lo abrazó
—mon petit frère, ¿Qué te pasa? ¿Quieres jugar a algo conmigo? — pregunto dulcemente hacia el menor pero el nego.
En esos momentos deseaba con tanto fervor ser lo suficientemente valiente como para tomar el diario de su padre y fabricarle algún juguete a su hermanito, pero no podia, la incertidumbre se lo impedía.
—Hey. . .¿re-recuerdas esos juguetes que hacía cuando hibamos a la casa de campo? — pregunto nostálgica hacia su hermano, ella era la única que en verdad amaba esa casa, a sus padres jamas les gusto tanto, suponia que por eso fue una de las primeras propiedades en venta.
Fabrice asintió levemente con los ojos rojizos.
—Bueno, ven conmigo, hay que ir al jardín vi unas hermosas piñas de fresno y hojas para armarte los juguetes que quieras y si quieres luego podemos ayudar a Ivy con las galletas ¿te parece mon petit frère? — pregunto mientras acariciaba su cabello rizado
Fabrice asintió entusiasmado, levantándose de su lugar corriendo directamente al patio, ignorando la regla de Macready, lo siguió apresuradamente hasta dar con el jardín, el ya estaba en el pasto debajo de un pino reuniendo piñas del árbol a su alrededor, Annette sonrió enternecida.
Los dos se sentaron debajo del pino comenzando a armar sus juguetes Annette había aprendido desde muy pequeña y descubierto que era bastante facil, en cuestión de segundos ya tenia dos erizos listos, jugo con Fabrice la mitad de la tarde hasta la cena donde Betty fue a llamarlos para que fueran a cenar, los dos respondieron que hiban en un minuto.
—Vamonos Fab, a cenar — canturreo divertida hacia su hermano.
Fabrice le sonrió, tomo a ambos erizos y entraron directo al comedor donde el profesor y Damien ya los esperaban.
—Perdón por la tardanza — se disculpó la pelinegra apenada tomando asiento.
El profesor soltó una leve risita haciendo lo mismo, inmediatamente todos empezaron a comer, Annette le sirvió una porción de vegetales a Fabrice aunque no los disfruto mucho.
—Cómete todo Fab — le animo su hermano Damien, el de rulos rodo los ojos.
—¿Sabes a qué me recuerdan estos vegetales? Al dia en que Anne' quiso cocinarnos ratatoullie — comento divertido
Damien y Fabrice comenzaron a reir haciendo enrojecer a la chica.
—Apenas estaba aprendiendo pero tienen que admitir que he mejorado e la cocina — respondió orgullosa de ello.
El profesor simplemente se limitaba a observarlos con una sonrisa, no tuvo hijos ni nietos que estos pudieran darle, asi que tener a esos niños con el le hacía sentir más feliz.
—¿Y usted profesor? ¿Que tal su dia? — pregunto Annette dulcemente
—Bastante placentero, gracias — respondió el hombre hacia ella con una sonrisa —Por cierto. . .tengo algo que decirles. . .
Los hermanos Dupont se alarmaron de inmediato, ¿los echaría? ¿Ya no podia cuidarlos? El miedo los invadia
—No es nada malo descuiden, no voy a echarlos, solo quería decirles que otros cuatro niños. . .hermanos en realidad. . .vendrán también acogidos, pero no se preocupen las cosas no tienen por que cambiar, pueden seguir haciendo lo que les plazca — les animo
Los tres le sonrieron, aunque con un sabor amargo en su boca, de ser más niños sin duda seria algo. . .no querian ni pensarlo por lo que se prometieron comportarse de la mejor manera posible, incluso Fabrice.
—Les pido que sean amables, estoy seguro de que se llevaran bien.
—Si profesor, seguro que si — respondió Damien entre risas
Aunque a ninguno de los Dupont les agradara que más niños estuvieran en aquella casa, solo podian agradecer que estaban seguros y a salvo. Era más de lo que podian pedir y estaban agradecidos por ello definitivamente, aún con la idea y su disgusto prosiguieron con la cena, Damien sacandole todo lo malo y Annette lo bueno. . .aunque quién sabe, talvez la llegada de esos hermanos pueda cambiarles la vida para bien.
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