CAPÍTULO 35: THE DAY AFTER
—— THE DAY AFTER ——
—Dios mi cabeza.— Murmuró Astrid mientras intentaba ponerse de pies, pero lo único que consiguió fue sentarse y apoyar su espalda en la pared de tablones que había tras ella. —¿Dónde estamos?— Preguntó al diferenciar que frente a ella, encerrados, estaban Stefan y, una muy moribunda, Elena.
—Los cazadores nos han atrapado, y no se para que. No tienen un arma que nos pueda matar a nosotras.— Respondió Rebekah con tranquilidad sin entender que iban a hacer con Astrid y con ella si eran Originales y ellos no tenían en su poder la estaca de roble blanco indestructible que podría matarlos.
—H-han matado a...— Empezó a decir mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, llamando la atención de Rebekah y de Stefan, ya que nunca la habían visto llorar. —Eliana.— Dijo finalmente mientras agachaba la cabeza y miraba a su anillo de día, sintiéndose terriblemente culpable por haber permitido que eso hubiera sucedido. —Sí, tienen un arma para matarnos, Bex.— Añadió mientras se limpiaba las lágrimas y alzaba la cabeza para mirarla.
—Lo siento mucho.— Murmuró Rebekah comprendiendo el dolor y la impotencia que la híbrida sentía.
—Stefan necesito comer.— Comentó Elena con dificultad.
—¿Y a esta que la pasa?— Preguntó Astrid mientras se removia incómoda ante el dolor que los ancestros la estaban causando.
—Transición.— Se limitó a decir Rebekah haciendo que Astrid riera, justamente cuando empezaba a toser para a continuación vomitar sangre.
—Vaya, ahora Katherine tendrá que competir eternamente por el amor de los Salvatore.— Se burló justamente cuando volvía a toser, para a continuación volver a vomitar una gran cantidad de sangre.
—¿Estas bien?— Preguntó está vez Stefan, el cual veía lo que la pasaba a Astrid, al estar frente a ella.
—Los espíritus están algo enfadados.— Se limitó a decir sin ser capaz de decir que en realidad lo que la estaban haciendo sentir era un verdadero infierno.
—Ahora estás aquí encerrada sin una gota de sangre humana a la vista, es un problema.— Se burló esta vez Rebekah mirando a Elena la cual tenía frente a ella.
—Ignorala.— Le dijo Stefan a la réplica.
—¿Habéis hecho los cálculos o los hago yo?— Preguntó la Original divertida. —Diría que tienes menos de tres horas para alimentarte antes de que pueda disfrutar viéndote morir, otra vez.— Añadió mientras sonreía feliz de que pudiera ver, por segunda vez, la inminente muerte de Elena.
—Dejala en paz, Bekah.— Pidió Astrid mientras se limpiaba la boca para quitarse los restos de su propia sangre.
—Esto acaba de alegrarme el día.— Sentenció Rebekah, justamente cuando Astrid soltaba un ensordecedor grito de dolor, mientras caía al suelo y se retorcía de dolor.
—¿Quieres más verbena?— Preguntó un cazador, entrando en el cobertizo en el que los cuatro estaban metidos. —Baja la voz.— La ordenó mirando a Astrid.
—Lo haría sino fuera por los estúpidos de los espíritus naturales me están castigados por lo que la habéis hecho a mi hermana.— Dijo mientras se ponía de pies con bastante dificultad y se acercaba a las verjas. —Pero cuando salga de aquí iré a por vosotros, os mataré a todos y cada uno de vosotros hasta que estén satisfechos con cada muerte.— Le advirtió mientras sus ojos se inyectaban en sangre y las venas de debajo de sus ojos se marcaban.
—A ver si así aprendes.— Se limitó a decir el cazador justamente antes de disparar a Astrid varias balas de madera, haciendo que la chica cayera al suelo mientras se quejaba de dolor. —Los demás callaros o terminareis peor y con más verbena.— Les advirtió mientras la daba más verbena a Astrid, haciendo que esta soltara un quejido de dolor mientras se retorcía en el suelo
—Rebekah.— Stefan llamó a Rebekah una vez que el cazador se había ido. —¿Está bien?— Preguntó preocupado por lo que la podía ocurrir a su mejor amiga.
—Físicamente se curará, pero si ellos la están castigando... Puede que termine volviéndose loca.— Respondió preocupada por lo que la podría pasar, pero sabiendo que ninguno de ellos podría ayudarla. Aquel castigo venía de fuerzas que se escapaban al poder de los Originales o de brujos comunes.
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—Creo que necesitáis mi ayuda.— Comentó Carina acercándose a Bonnie y a Leonidas.
—Madre...— Murmuró el vampiro sorprendido para después acercarse a su madre para poder abrazarla.
—Hola hijo, cuanto tiempo.— Sonrió la bruja mientras le devolvía el abrazo a su hijo.
—¿Quien es ella?— Preguntó Caroline confundida.
—La madre de Astrid, de Leonidas y de Eliana, me ha obligado a invocarla por qué sabe como ayudar a Astrid.— La explicó Bonnie esperando que la bruja pudiera ayudar a su hija.
—¿Qué hago aquí?— Le preguntó Carina a su hijo, mientras Bonnie y Caroline se marchaban para darles intimidad.
—La hiciste jurar a mi hermana que nos mantendría a salvo a Eli y a mi para siempre, y eso es toda la eternidad. Y cuando incumplia esa promesa los espíritus la castigaban.— Empezó a decir Leonidas haciendo que su madre comprendiera lo que estaba queriendo decir. —Han matado a Eliana, y Astrid ha sido atrapada junto a más vampiros para matarlos, tienen un arma para hacerlo, necesito tu ayuda.— Explicó el vampiro desesperado por el hecho de que su madre pudiera ayudarlo a por lo menos mantener con vida a la única hermana que le quedaba con vida.
—Tu hermana sabía a lo que se exponía.— Se limitó a decir Carina en señal de que no iba a ayudarla.
—No, no lo sabía. Tu la hiciste esto por nacer siendo mitad mujer lobo y mitad bruja, lo hiciste para que no abusara de su poder. Sin saber que eso la está destruyendo, madre sino me ayudas acabará loca.— Explicó Leonidas mostrándo la desesperación que tenía por ayudar a su hermana, necesitaba ayudarla.
—No voy a intervenir.— Sentenció Carina mientras se cruzaba de brazos con firmeza.
—Entonces ¿porque guardaste el hechizo que nos volvió vampiros?— Preguntó Leonidas tensando con fuerza su mandíbula, puede que fuera su madre, pero no había luchado tanto como su hermana mayor lo había hecho por él y por Eliana. —Y no me digas que porque venía de nuestros ancestros porque no me lo creo.— Añadió mientras la miraba con seriedad. —Haz algo por salvar a mi hermana ya.— La pidió esperando que Carina recordara el amor que tenía por sus hijos.
—No va a querer mi ayuda, no tras lo que la ha pasado a Eliana.— Explicó Carina sabiendo lo tozuda que Astrid era, y tras aquello... una parte de la híbrida se iba a negar a aceptar cualquier ayuda porque creería que se lo tenía merecido.
—¿Como que no?— Preguntó el vampiro sorprendido por lo que su madre había dicho, creyendo que por una vez Astrid se dejaría ayudar, pero entendía porque lo decía, ella no quería involucrar a nadie en sus problemas.
—Puede que yo la pusiera el hechizo y la obligará a hacer ese juramento, pero solo puedo romperlo si esta de acuerdo y no lo estará. No cuando se siente responsable de lo que la ha pasado.— Explicó la bruja mientras agachaba la cabeza sabiendo que había sido un error obligarla a tomar un papel tan importante, Astrid no era la madre de sus hermanos y aun así siempre había cuidado de ellos como si lo fuera, llevaba demasiado tiempo interpretando un papel que no la pertenecía.
—Solo quiero ayudarla, protegerla como ella hizo con nosotros desde que padre murió.— Explicó Leonidas mostrando la desesperación que tenía ya no solo para dar con su hermana, sino para evitar que terminara perdida. —Ayudame a intentarlo, si te ve y la dices que no pasa nada te hará caso, nos necesita. Esta vez no puedes dejar que recaiga sobre ella todo ese peso, debemos de hacer algo, por favor.— Insistió, sabiendo que solo él podría convencer a su madre para que ayudará a Astrid.
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—No puedo abrir la celda.— Exclamó Rebekah furiosa al ver que por más fuerza que empleará era imposible.
—Marcharos, estaré bien.— Les tranquilizó Astrid mientras se apoyaba en la pared demasiado débil como para poder sacarse las balas o como para ponerse de pies e intentar salir por su cuenta.
—No, no voy a irme.— Sentenció la Original con firmeza, siempre que había necesitado a Astrid había estado para ella, y está vez cuando la híbrida la necesitaba no iba a abandonarla, no tras jurar que se mantendrían como uno.
—Yo tampoco.— Añadió Stefan apoyando a Rabekah, sabiendo que no podía dejarla allí tras todas la veces que había estado para sacarle de aquella oscuridad en la que había caído demasiadas veces, ella siempre había cuidado de él al igual que Lexi, y ya que no pudo cuidar de la vampira, cuidaría de la híbrida.
—Tenéis que iros, no os van a dejar entrar.— Les explicó Astrid sabiendo que aquello era responsabilidad de los espíritus, ellos se iban a encargar de evitar que ella saliera bien parada de aquello.
—Pues buscaremos a Bonnie.— Sentenció en este ocasión Elena, la cual también había decidió quedarse allí con ellos, por muchos problemas que Astrid les había causado, como el resto de los Originales, ella siempre lo había hecho para proteger a sus hermanos, a fin de cuentas solo quería cumplir con su papel como hermana mayor.
—Ellos son más fuertes.— Sonrió Astrid al ver que no tenían la intención de irse, detalle que la encanto, pero que por desgracia también podría afectarles. —Iros por favor, marcharos.— Insistió sabiendo que ella estaría bien, a fin de cuentas no podía morir así que los espíritus serían muy creativos a la hora de hacerla daño.
—Vamos Rebekah.— Dijo Stefan sacando de allí a la Original, sabiendo que tampoco les convenía llevar la contraria a Astrid pero también en contra de irse, no querían abandonarla en aquel horrible lugar en el que tal vez tendría horribles castigos.
—No, no puedo perderla a ella, Leo no la puede perder.— Negó Rebekah mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, sabiendo que si el vampiro perdía en el mismo día a sus dos hermanas sería demasiado incluso para él.
—Estará bien, Astrid es fuerte, más que ninguno.— La tranquilizó Stefan esperando que por una vez la fuerza de voluntad de la híbrida fuera suficiente como para soportar todo aquello.
—Se han ido, sea lo que sea que vayáis a hacerme...— Empezó a decir Astrid hablando a la nada pero sabiendo que los espíritus la escucharian, siempre lo hacían. —Eliana.— Murmuró con los ojos lloros al ver frente a ella la figura de su hermana.
—Hola, hermana.— Sonrió Eliana mientras se acercaba a ella y se ponía a su altura. —No tengo mucho tiempo así que debes de escucharme una sola vez, marchate. Huye lejos, huye de este lugar antes de que las llamas lo devoren todo.— La aconsejó sabiendo que estaba en mano de Astrid el hecho de poder salir, y debía de hacerlo pronto o acabaría siendo alcanzada por el fuego que los cazadores habían provocado.
—¿Pero por qué me hacen esto? No fue mi culpa que murieras, ¿por qué me castigan?— Preguntó llorando sin entender porque era ella la que tenía que recibir un castigo así cuando no había sido decisión suya que Eliana se pusiera por delante.
—Por que la proporcionaste a Esther el hechizo.— Respondió Eliana haciendo que Astrid entendía porque los espíritus se estaban vengando de ella.
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—Rebekah, ¿estas bien? ¿Quien te ha hecho esto?— Preguntó Leonidas ayudando a Rebekah a ponerse de pies después de que está despertara tras haberla, Klaus, roto el cuello.
—El bastardo de mi hermano, solo quiere hacer híbridos no le importa nadie, solo el poder.— Respondió la rubia mientras se dejaba ayudar por Leonidas.
—¿De qué me he perdido?— Preguntó Carina en ese momento sorprendiendo a Rebekah con su presencia.
—Carina...— Murmuró la vampira mientras se acercaba a ella y la abrazaba.
—Cuanto has crecido Rebekah.— Observó mientras la devolvía el abrazo. —Pero, ¿podéis explicarme que es un híbrido?— Preguntó mirándo a los dos vampiros algo confundida.
—La mezcla de un vampiro y un hombre lobo.— Respondió Leonidas con tranquilidad mientras la daba a Rebekah una bolsa de sangre.
—¿Y por qué Klaus es uno? Mikael no era un hombre lobo.— Preguntó la bruja sin saber el gran secreto que tanto ella como Esther tenían en común.
—No fuiste la única que tuvo un hijo bastardo.— Comentó esta vez Rebekah.
—Esther...— Murmuró al comprender las tantas preguntas que la bruja Original la hizo tiempo atrás. —Todo tiene sentido ahora.— Afirmó comprendiendo todo.
—Rebekah, ¿dónde esta mi hermana?— Preguntó Leonidas confundido.
—Se quedó allí, en el incendio, no nos dejaron a Stefan y a mi sacarla, estaba con alucinaciones y con muchas heridas y muchos dolores.— Respondió la rubia preocupada por lo que la podría terminar pasando. —¿Porque permites que la hagan esto?— La preguntó a Carina sabiendo que ella podía detener todo, ella siempre había sido una bruja muy poderosa.
—Su castigo no solo viene por lo que la ha pasado a mi hija pequeña, sino por ayudar a tu madre. Por proporcionarla el hechizo que os convirtió en vampiros.— Explicó, sabiendo que tenía una ardua labor para convencer a los espíritus de que dejarán de torturar a su primogénita.
—Pero ella no sabía lo que pasaría, solo la dejo tu grimorio.— Alegó Leonidas sin comprender porque la castigaban por algo que no hizo, ella solo ayudó a quien la había ayudado, como su madre les había enseñado.
—Tu hermana sabía que en su interior se hallaba un hechizo que un antepasado mío y de Ayanna realizaron.— Explicó Carina sabiendo que las vidas de las dos familias llevaban conectadas desde hacía generaciones.
—¿Nuestra familia creo el hechizo que nos hizo vampiros?— Preguntó Leonidas sorprendido, ya que lo único que sabía de ese hechizo era que su familia le llevaba teniendo en su poder desde hacía generaciones.
—Y hay que darse prisa, si lo que me estáis diciendo es cierto, tal vez tengamos que rescatar a Astrid de si misma.— Les advirtió Carina, haciendo que los dos Originales supieran que eso podía significar que terminaria viendo la versión Original de Stefan Salvatore.
★★★
Finalmente empieza lo divertido.
¿Y sabéis que es?
La llegada de Silas, espero que todos hayáis visto la relación que va a ver con la siguiente parte.
Bien, finalmente Carina ha aparecido, en estos capítulos hará sus apariciones, pero os aseguro que será la única que vez que aparezca las demás veces serán en flashbacks.
Como os dije, Eliana regresaría, evidentemente volverá más veces u será importante, más de lo que podéis imaginar, sobretodo para Forever and Always, pero aún queda mucho para que aquello llegue.
Para aquellos que tengáis dudas, sí, Astrid apaga su humanidad. Lo hace con una doble intención acallar los sentimientos de culpa, remordimiento y pérdida por la muerte de su hermana, así como para hacer frente al castigo de los ancestros. Y os garantizo que Astrid tiene aspiraciones a ser Stefan 2.0, aunque eso ya lo deje claro al principio de la historia, ahora finalmente lo veréis.
Los próximos capítulos serán de transición, entre la temporada 3 y la 4, para marcar la diferencia y también lo que va a pasar. En especial con Silas, porque las consecuencias de este... repercutirán en Enchanted, además de que gracias a él, Astrid y Klaus tendrán a Hope. Así que... démosle las gracias cuando llegue el momento.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Os leo ❤️
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