CAPÍTULO 15

La luz del sol se filtraba a través de las ventanas de la oficina del Hokage, creando un ambiente cálido y acogedor. Hiruzen Sarutobi, con su característica sonrisa, estaba sentado en su escritorio revisando unos documentos cuando Suzune entró, su postura encorvada y su mirada baja delatando una preocupación interna. Aunque intentaba ocultarlo, era evidente que algo la inquietaba.

Hokage: Suzune, ¿cómo te sientes?- preguntó Hiruzen, su tono amable y preocupado. -Debes estar emocionada por ser la futura prometida de Tn.

Al escuchar su nombre, Suzune levantó la mirada por un breve momento, pero rápidamente la desvió hacia el suelo. Hiruzen notó la tristeza en sus ojos y continuó:

Hiruzen: He visto a otras chicas en la aldea, como Ino, que parecen bastante felices y animadas con la noticia. Pero tú...- hizo una pausa, observando su expresión seria. -Parece que tienes una perspectiva diferente.

Suzune suspiró, sintiendo el peso de las expectativas sobre sus hombros.

Suzune: No es que Tn me sea desagradable. -respondió rápidamente, como si para ella fuera importante aclarar eso de inmediato-. Lo respeto. Es fuerte y sabe darse su lugar.

Hiruzen asintió, recordando la reputación de Tn en la aldea. Sin embargo, había algo más en la mente de Suzune.

Hiruzen: ¿Entonces, qué es lo que te preocupa?- inquirió el Hokage, curioso.

Suzune: Es solo que...- Suzune titubeó, buscando las palabras adecuadas. -Sé que este lugar debería ser de mi hermana mayor, Ichika. Ella es quien realmente merece ser la prometida.

El corazón de Hiruzen se apretó al escuchar el nombre de Ichika. Recordaba a la talentosa hermana de Suzune, una joven ninja con un potencial impresionante.

Hiruzen: Es cierto que tu hermana tiene un gran futuro por delante,- dijo Hiruzen, tratando de ser comprensivo. -Pero tu padre entregó tu mano porque no quiere que Ichika se encasille en ser una ama de casa. Quiere que ella aproveche su potencial.

Suzune: Sí, pero eso también desprestigia mi talento- respondió Suzune, su voz un susurro lleno de frustración. -Soy fuerte, y estoy trabajando duro, pero siempre estaré a la sombra de Ichika.

Hiruzen se inclinó hacia adelante, sus ojos llenos de sabiduría.

Hiruzen: Suzune, cada uno tiene su propio camino. No debes menospreciar tus habilidades solo porque alguien más brilla intensamente. Tienes un futuro brillante por delante, y Tn ha elegido a la persona a la que considera digna de ser su pareja. Eso debería ser un honor.

Suzune se quedó en silencio, considerando las palabras de Hiruzen. La mezcla de presión y expectativas la abrumaba, y aunque sabía en el fondo que Hiruzen tenía razón, la sombra de su hermana siempre parecía eclipsar su propia luz.

Suzune: Gracias, Hokage,- dijo finalmente, aunque su voz aún sonaba incierta. -Intentaré recordarlo. Solo... espero que algún día pueda demostrar mi valía, no solo como la prometida de Tn, sino como una ninja aclamada por mí misma.

Hiruzen sonrió, su mirada llena de esperanza.

Hiruzen: Y estoy seguro de que lo lograrás. Nunca subestimes tu potencial. Cada paso que das te acerca a tus sueños, y siempre habrá quienes reconozcan tu valor.

Mientras Suzune salía de la oficina, sintió un ligero aliento de aliento. La conversación con Hiruzen había sido un recordatorio de que, aunque las expectativas pesaban sobre ella, también había oportunidades para brillar por sí misma.

La sala del consejo estaba llena de murmullos y un aire de expectación. Los ancianos de Konoha, con sus rostros serios y sus miradas inquisitivas, se preparaban para presentar a Tn Gojo ante Temari. La joven de la Aldea de la Arena estaba visiblemente nerviosa, sus manos temblorosas delatando su inquietud. Había escuchado historias aterradoras sobre Tn, sobre cómo todos decían que era un monstruo temido que arrasaba aldeas. Sin embargo, ahora que estaba frente a él, se sentía completamente diferente.

Cuando Tn entró en la sala, la luz del sol se filtró a través de las ventanas, iluminando su rostro. Temari se quedó momentáneamente paralizada. Ante ella estaba un niño increíblemente guapo, con la piel pálida que contrastaba con su cabello blanco y sus ojos que parecían contener el cielo mismo. Su presencia era cautivadora, y la imagen que había tenido de él como un monstruo se desvanecía rápidamente.

Los ancianos comenzaron a hablar, presentándole a Tn con un tono formal. Anciano: Este es Tn Gojo, el último descendiente del clan Gojo. Un joven prodigio con un futuro brillante en nuestra aldea.

Tn, con una sonrisa encantadora, asintió en aprobación ante los ancianos, mostrando cordialidad en cada gesto. A pesar de la presión que sentía por la mirada de los ancianos, había una calma en su interior. Utilizaba su amabilidad como una máscara, un disfraz para que los ancianos se sintieran satisfechos y se marcharan pronto, dejándolos a él y a Temari a solas.

Tn: Es un placer conocerte, Temari,- dijo Tn con una voz suave y cálida, haciendo que su nerviosismo comenzara a desvanecerse. -He oído mucho sobre ti y sobre la fortaleza de la Aldea de la Arena.

Temari se sintió aliviada al escuchar su tono amistoso.

Temari: Igualmente, Tn. He oído... cosas sobre ti también- su voz tembló un poco, pero rápidamente se recuperó. -No esperaba que... fueras tan...- se detuvo, buscando las palabras adecuadas.

Tn: ¿Tan guapo?- interrumpió Tn con una sonrisa burlona, haciendo que Temari se sonrojara. Era un momento ligero que rompió la tensión en la sala. Ella se rió nerviosamente, sintiéndose más cómoda con él.

Los ancianos continuaron hablando sobre asuntos de estado, pero la atención de Temari se centró en Tn. Era como si el resto del mundo se desvaneciera, y lo único que importaba era la conexión que empezaba a formarse entre ellos. La imagen del monstruo se desmoronaba y, en su lugar, surgía la figura de un niño amable y encantador.

Temari: Así que, ¿qué te trajo aquí?- preguntó Temari, tratando de mantener la conversación fluida.

Tn: La paz entre nuestras aldeas es importante, y creo que una buena relación entre nosotros puede ser beneficiosa para todos,- respondió Tn, su expresión seria pero con un destello de calidez. -Además, siempre hay algo que aprender de las aldeas vecinas, ¿no crees?

Temari asintió, sintiendo que cada palabra de Tn resonaba en su interior. La cordialidad que mostraba, su amabilidad y su forma de ser la hacían sentir cada vez más cómoda. Era difícil reconciliar la imagen aterradora que había tenido de él con la realidad que ahora enfrentaba.

Con cada segundo que pasaba, la conexión entre Tn y Temari se hacía más evidente. A medida que los ancianos continuaban hablando, ella se dio cuenta de que, tal vez, Tn no era el monstruo que había imaginado, sino un niño que, al igual que ella, estaba buscando su lugar en el mundo.

Mientras los ancianos de Konoha seguían discutiendo asuntos de estado, Tn Gojo vio su oportunidad y, con un guiño a Temari, le hizo un gesto para que lo siguiera. Con una sonrisa encantadora y un aire de picardía, se escabulló por una de las puertas laterales, dejando atrás la formalidad de la reunión. Temari lo siguió, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Había algo en Tn que la intrigaba, y su deseo de conocerlo mejor superaba cualquier temor que pudiera tener.

Tn: ¿Listo para ver lo que Konoha tiene para ofrecer?- le preguntó Tn, su voz suave y seductora. La forma en que se movía, con una gracia casi sobrenatural, hacía que Temari se sintiera cautivada. Era como si estuviera a punto de revelarle un secreto exclusivo de la aldea.

Mientras caminaban, Tn comenzó a señalar los lugares destacados de Konoha, desde los coloridos puestos de comida hasta los entrenamientos de los ninjas en la plaza central. Temari no podía evitar sonreír; su nerviosismo se desvanecía al tiempo que se dejaba llevar por la energía de Tn. Él era encantador, y su entusiasmo era contagioso.

Tn: He escuchado que tienes dos hermanos,- comentó Tn, mirándola de reojo con curiosidad. -¿Cómo son?

Temari: Sí, son... únicos, por decirlo de alguna manera,- respondió Temari, sintiendo una mezcla de orgullo y preocupación al hablar de ellos. -Uno de ellos es Gaara, el contenedor de Shukaku.

Al mencionar a su hermano, Temari sintió que la tensión se apoderaba de ella. Había visto cómo la mayoría de las personas en el mundo despreciaban a los jinchuriki, y temía que Tn no fuera diferente. Sus ojos se fijaron en él, buscando alguna señal de desprecio o desdén.

Sin embargo, Tn se echó a reír, rompiendo el silencio incómodo.

Tn: ¡Calma, Temari!- dijo, levantando las manos en un gesto de rendición. -No me importa. Después de todo...- se inclinó ligeramente hacia ella, una sonrisa traviesa en su rostro-, yo también soy un monstruo.

Las palabras de Tn hicieron que Temari soltase una risa nerviosa, aliviada por su reacción. Era un comentario inesperado que la sorprendió, y a la vez, le permitió relajarse. Su postura se suavizó, y se dio cuenta de que Tn no era el tipo de persona que dejaba que las opiniones de los demás lo afectaran.

Temari: ¿En serio?- preguntó Temari, con una sonrisa que reflejaba su creciente comodidad. -¿Tú también te consideras un monstruo?

Tn: Por supuesto,- respondió Tn, guiñándole un ojo. -A veces, ser un monstruo puede ser una ventaja. La gente tiene miedo de ti, y eso puede abrir muchas puertas.

Temari lo observó, su corazón latiendo más rápido. La forma en que Tn hablaba, su confianza y su carisma la dejaban completamente fascinada. Era como si, a través de esa conversación, él estuviera construyendo un puente entre ellos, un camino hacia algo más profundo.

A medida que continuaban explorando la aldea, Temari no podía dejar de pensar en lo diferente que era Tn de lo que había imaginado. Él no era el monstruo aterrador de las historias, sino un chico encantador que, al igual que ella, llevaba su propia carga. Poco a poco, su fascinación por él crecía, y se dio cuenta de que quizás estaba empezando a ver en Tn una parte de sí misma que nunca había reconocido: la fuerza que provenía de ser diferente y de luchar por ser aceptado.

En lo profundo de su guarida, Orochimaru se encontraba rodeado de sombras y secretos. La atmósfera era densa, cargada de un aura de misterio y peligro. Ante él, en una mesa de piedra, descansaba la alabarda celestial invertida, un artefacto antiguo que brillaba con un destello siniestro. Kabuto, siempre atento y curioso, observaba al Sannin, sintiendo la tensión en el aire.

Kabuto: ¿Qué es exactamente la alabarda celestial invertida?- preguntó Kabuto, inclinándose hacia la mesa, fascinado por el objeto que tenía ante él.

Orochimaru, con su habitual calma, lo miró de reojo mientras examinaba la alabarda con un interés renovado.

Orochimaru: Esta arma fue creada en tiempos tan antiguos como la fundación de la aldea de la Hoja,- comenzó a explicar, su voz suave pero firme. -Los Uzumaki, conocidos por su dominio del chakra, la diseñaron específicamente para cortar... chakra.

Kabuto frunció el ceño, asimilando la información.

Kabuto: ¿Cortar chakra? ¿Quieres decir que puede desmantelar cualquier ataque de ninjutsu?

Orochimaru: Exactamente,- continuó la serpiente, su mirada fija en la alabarda. -Cualquier ataque de ninjutsu puede ser partido o atravesado por esta arma. Y, con ella en tus manos, los genjutsus se vuelven prácticamente inservibles. Un verdadero terror para cualquier oponente.

El interés de Kabuto se intensificó. -Eso es impresionante.

Orochimaru sonrió de manera enigmática.

Orochimaru: Y lo mejor de todo es que, con esta alabarda, tenemos una pequeña ventaja sobre Tn Gojo. Un arma capaz de atravesar su infinito y, quizás, brindarnos la oportunidad de oro que tanto hemos estado buscando.

Kabuto asintió, sintiendo que se encendía una chispa de esperanza en su pecho. Sin embargo, su curiosidad lo llevó a otro tema.

Kabuto: ¿Y qué sucederá con Anko? Ahora que la capturaron, ¿no es un riesgo dejarla suelta?

Orochimaru, con una indiferencia inquietante, se encogió de hombros.

Orochimaru: Nada. Si Anko habla, morirá. Así que no hay razón para preocuparse.

La frialdad en su voz hizo que Kabuto se sintiera incómodo, pero también lo reafirmó en su lealtad hacia Orochimaru. El Sannin no mostraba ningún signo de remordimiento, y eso le recordaba a Kabuto que estaban en un camino peligroso pero lleno de posibilidades.

Kakuto: Entiendo,- respondió Kabuto, tratando de ocultar su inquietud. -Entonces, todo depende de cómo avancemos con la alabarda y nuestra estrategia contra Tn.

Orochimaru miró la alabarda con una mezcla de admiración y ambición.

Orochimaru: Así es, Kabuto. Este es un momento crucial. Debemos ser pacientes y esperar la oportunidad perfecta. La historia está a punto de reescribirse, y nosotros seremos los que empuñen la pluma.

La conversación entre ellos se desvaneció en un silencio cargado de expectativa, mientras la alabarda celestial invertida brillaba en la penumbra, como una sombra de lo que estaba por venir.

CONTINUARÁ.

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