LIAM DUNBAR*

NIÑA BUENA
original: @twjournals

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ADVERTENCIAS: Oral Receiving (m), Bit of dom!reader in the beginning, praise.

CANSADOS SE QUEDABA CORTO. Cada día era algo nuevo, otra lista interminable de cosas que hacer. Entre tratar de mantener tus calificación altas para graduarte y tratar de mantenerte con vida, te alegrabas de poder volver a casa por fin. Ahogarte en un baño muy necesaria y envolverte en los brazos de Liam para pasar la noche.

Cerraste la llave de la ducha, te secaste el pelo y recogiste la toalla para secarte. Miraste a tu alrededor por un momento antes de maldecirte a ti misma. Te habías olvidado la ropa en la habitación. Pensaste en llamar a Liam, pero te diste cuenta de que probablemente ya estaría dormido. Estabas segura de que todos lo estaban.

Asomó la cabeza fuera del baño y echaste un vistazo al pasillo antes de dirigirse a la puerta de Liam cuando no había moros en la costa.

Apretaste la toalla contra tu pecho al entrar en la habitación, sobresaltando a Liam. Se le cayó el teléfono de la mano antes de arrastrar los pies rápidamente para recuperarlo y acallar los gemidos que salían del altavoz.

Levantaste una ceja, sin decir una palabra. Una sonrisa se dibujó en tus labios mientras sus mejillas enrojecían de vergüenza.

—Era uno de esos anuncios, lo juro—. Intentó disimular, dejando el teléfono a un lado.

—Parece que tu teléfono tiene un virus—. Te burlaste, caminando hacia la cama donde tu ropa todavía yacía a tu lado.

Liam no solía ver porno desde que estaba contigo. Pero sabía lo cansada que habías estado los últimos días, así que no quería molestarlo.

Asintió con la cabeza mientras se daba la vuelta en la cama de espaldas a ti. Sonreíste satisfecha. Era tan bonito todo nervioso. Dejaste caer la toalla a tus pies antes de deslizarte en la cama detrás de él.

Le rodeaste el cuerpo con los brazos por detrás, apretando tu cuerpo desnudo contra él sin que se diera cuenta, ya que llevaba una camiseta.

—Deberías hacértelo mirar—. sonreíste. Tu mano se deslizó por la parte baja de su vientre hasta encontrar su miembro aún ligeramente dura y se la apretaste.

Sus ojos se abrieron ligeramente con un pequeño gruñido, dejándote empujarlo sobre su espalda.—¿Qué estás...? Oh, carajo...—Se detuvo en cuanto sus ojos vieron tu húmedo cuerpo desnudo.

—Sabes, podrías haber preguntado—. Le sonreíste, inclinándote para besar sus labios inocentemente.

Él te devolvió el beso suavemente, murmurando sobre ellos.—No quería molestarte—.

—No me molestas—. Le mordisqueaste el labio inferior mientras pasabas la pierna por encima de su cintura para sentarte a horcajadas sobre él. Podías sentir su bulto palpitando ya a través de su bóxer, presionando contra ti. Mordisqueaste burlonamente mientras tus manos le subían la camiseta por el pecho.

Liam se levantó lo suficiente como para ponerse la camisa por encima de la cabeza. La tiras a un lado mientras tus labios recorren su cuello y su pecho desnudo. Cuando llegaste a sus calzoncillos, lo miraste de reojo y le diste un beso en el bulto.

—Me molesta más que hayas intentado ocultarme esto—. Te burlaste de él mientras le bajabas los calzoncillos para liberar su miembro, jadeando ligeramente cuando su longitud se levantó ante ti.

Se te hacía la boca agua al ver las gotas de semen que goteaban de la punta de su polla. Tu zona se cerró en torno a la nada. Te consideras muy afortunada.

—A menos que prefieras ver tus vídeos.— Lo miraste, lamiendo burlonamente la vena a lo largo de su miembro.

—No, no, por favor—. Suplicó mientras te retirabas, frotando tus dedos a lo largo de su eje no lo suficiente como para agarrarlo, pero lo suficiente como para volverlo loco.

—¿Estás seguro?— Le preguntaste, mirándolo inocentemente.

—Por favor, sigue. No me hagas esto, nena—. Continúa mientras pasa sus dedos por tu pelo húmedo, acercándote por la nuca.

Lo complaces. Una parte de ti deseaba seguir provocando sólo porque él no quería, pero deseabas demasiado su miembro como para contenerte.

Pasaste la lengua por su raja, lamiendo el resto de su salado semen. Tarareaste mientras tus labios se cerraban en torno a la punta, lamiéndola para limpiar su suciedad y chupando la sensible punta. Viste cómo su cabeza se echaba hacia atrás de placer a medida que te lo metías más en la boca. Subías y bajabas la cabeza mientras se la chupabas, acariciándolo con la mano.

—Qué buena... qué buena eres—. Te alabó, contemplando cómo se la chupabas con tus ojos mirándolo a través de las pestañas.—Así... Dios, me conoces tan bien—.

Lo conocías bien, como la palma de tu mano. Era el resultado de haber estado con él tanto tiempo.

Dejaste que una mano masajeara la parte de su miembro que no te cabía en la boca. Se te caía la baba por la comisura de los labios mientras utilizabas la saliva que se acumulaba en la base de su miembro para masajearlo.

—Estoy tan cerca...—Advirtió.

Arrastraste la lengua por la parte inferior de su miembro hasta llegar de nuevo a la punta, chupándola con un zumbido. Su gran mano en tu pelo se tensó, dejándolo guiar su miembro por tu garganta mientras se corría.

—Mierda, mierda... sí...—Escuchaste sus gemidos mientras su cálido semen llenaba tu boca, tragándola antes de que tuviera la oportunidad de salir. Lamiste su largo, limpiando su desastre con tu lengua antes de mostrarle tu lengua.

—Qué buena chica—. Sonrió.

Sonreíste cuando te robó un beso de los labios, tirando de ti en un beso más largo y saboreándose en tu lengua.—Mi niña buena—.

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