𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

ELLA OBSERVÓ CON UNA SONRISA COMO SU HIJO, SIRIUS, nadaba con Finnick. Narcissa por su lado tenía en brazos a su bebé de tan solo un año, Regulus.

—Cuándo seas grande —empezó a decir la pelirroja con una sonrisa—. Podrás nadar como tu padre y tu hermano, por ahora tu y yo haremos grandes castillos y recolectaremos muchas conchas.

La pelirroja entonces empezó a caminar agachada mientras que su hijo intentaba caminar en busca de su padre y su hermano mayor.

Habían transcurrido siete años desde que la rebelión terminó, siete desde que Finnick y Narcissa se casaron y cuatro desde que Sirius nació.

En un inicio Narcissa temía ser madre, durante los primeros tres años se sintió atemorizada de que algo podría ocurrirles, los traumas que la rebelión le dejó no eran fáciles de mejorar.

Finnick estaba peor que ella, eso sin duda alguna, se levantaba en la noche con pesadillas durante los primeros años de su matrimonio.

Pero la llegada de Sirius fue lo mejor, los dos habían decidido intentarlo y por suerte la pelirroja logró concebir.

Narcissa se encontraba mejor, siempre procuró mantenerse positiva y en parte gracias a eso mejoró mucho.

Finnick de igual manera había mejorado, de vez en cuando se levantaba sobresaltado debido a las pesadillas pero rara vez ocurrían.

Y cuando Sirius cumplió tres años decidieron volver a intentarlo, y fue así como Regulus llegó. Sin duda alguna la pareja se sintió feliz.

Tenían una bonita familia, Finnick y Orión habían decidido abrir la antigua pesquería del hombre, y como el rubio era considerado un héroe, sin duda alguna era la más famosa, nada les faltaba gracias a eso.

Narcissa por su lado se dedicó a enseñar,  y no solo una materia en específico, los niños la adoraban, y por ende sus padres también.

Sin antes tuvo dudas acerca de suicidarse o no, en estos momentos la pelirroja no tenía intención de morir.

Deseaba vivir muchos años para poder ver a sus hijos crecer y convertirse en personas fuertes.

Un rato después los cuatro iban camino a su hogar, Sirius era cargado por Narcissa mientras que Regulus por Finnick.

—Peeta te llamo hace unos minutos —espetó Annie mientras caminaba a su encuentro con su vientre abultado.

Tristán y ella tuvieron complicaciones para que Annie pudiera quedar embarazada, pero finalmente lo había logrado luego de siete años.

—Oh, tendré que llamarlo cuando terminemos el almuerzo —espetó Narcissa mientras abrazaba a su mejor amiga.

Peeta y Narcissa mantuvieron el contacto, los dos incluso asistieron a la boda del otro. Sin duda alguna los dos se sentían orgullosos de lo que el otro había logrado.

Tuvieron un almuerzo muy bonito, Orión contaba historias de su infancia mientras que Finnick hacía hasta lo imposible para que Sirius comiera algo que no solo pan.

Narcissa por su lado sonreía orgullosa de su pequeño Regulus, quien al parecer le encantaba cualquier comida que le dieran.

—Espero que mi hijo sea igual que el pequeño Reggie —dijo Tristán divertido mientras observaba la diferencia entre los dos hermanos.

—Yo digo que será una niña —dice Annie—. Mi instinto de madre me lo dice.

—Espero que tengas razón, son demasiados sobreprotectores a nuestro alrededor —bromeó Narcissa recibiendo comentarios indignados de su padre y su esposo.

En ese momento se sintió verdaderamente feliz de que todo haya salido bien. Tenía una bonita familia, su esposo la amaba como nadie, sus hijos eran increíbles y su padre estaba con vida.

Tenía amigos que la apreciaban y ella a ellos, y aunque le hubiera gustado que su hermana y si madre también estuvieran presentes, sabía que ellas la apoyaban donde quiera que estuvieran.

Luego de limpiar todo lo que usaron durante el almuerzo ella llamó a Peeta, los dos hablaban animadamente como ocurría siempre.

Al terminar la llamada se encontró con la sorpresa de que Finnick había dormido a Regulus y Sirius, los dos pequeños siempre tomaban siestas durante la tarde y usualmente siempre era la pelirroja quien los dormía.

—No te fue difícil dormirlos —mencionó ella mientras se acostaba en la cama, su esposo de inmediato la abrazó por la cintura.

—Ya estaban cansados, sabes que después de comer les da sueño.

Se miraban fijamente, verde mar contra verde jade, los dos tenían grandes sonrisas en su rostro.

—Gracias por creer en mi aquella vez.

—Gracias a ti por salvarme.

Antes la princesa y el chico dorado deseaban paz, no importaba si era un par de horas o un día, buscaban tranquilidad.

Y un solo día se convirtió en toda una vida.

Author's note:

Y aquí el epílogo.

Espero les haya gustado la historia, y agradezco que hayan decidido quedarse hasta el final.

Por si gustan tengo mas historias en mi perfil, son de diversas series o sagas, entre ellas Crepúsculo, Percy Jackson, The Vampire Diaries, etc.

Espero se cuiden mucho y que puedan cumplir sus metas y logros a lo largo del año <3

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