049 || the first hearing
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Chapter Fourty Nine
La primera audiencia
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JUNO SE ENCONTRABA SENTADA EN LA pequeña sala de espera fuera del tribunal, con las manos temblorosas y su corazón latiendo con fuerza. No importaba cuántas veces intentara respirar profundo, la ansiedad parecía apoderarse de su cuerpo. Luchaba por mantener la calma, pero la idea de perder a Charlotte, después de todo lo que había hecho por ella, la mantenía al borde del pánico. Declan notó el nerviosismo y se sentó junto a ella en un intento de hacerla sentir mejor.
—Juno, tranquila —le dijo en voz baja, posando una mano firme pero reconfortante en su hombro— Te lo he dicho, tenemos todo bajo control. Austin no tiene ninguna base sólida. No ha estado presente en la vida de Charlotte, y legalmente no es su padre. Esto va a salir bien.
Juno asintió, aunque su mente aún estaba llena de dudas.
"¿Y si el juez ve algo en Austin que yo no?" pensaba, aunque sabía que era irracional.
Había sido ella quien había estado allí en cada caída, en cada fiebre y en cada sonrisa, era ella quien se acostó a su lado para consolarla las veces que lloraba por no tener a su papá, era ella quien había asistido a cada festival en la escuela, era ella quien le había enseñado a leer, era ella quien estuvo a su lado cuando aprendió a caminar... solo ella. Charlotte era su vida, y la idea de perderla era insoportable.
De repente, la puerta del pasillo se abrió y vio a Austin entrando. Su mirada la buscó inmediatamente, y sus pasos lo llevaron hacia ella con una mezcla de incomodidad y algo que Juno no podía identificar: ¿arrepentimiento? ¿deseo de redención? ¿burla?
No quería saberlo. Antes de que pudiera acercarse demasiado, ella se levantó con firmeza, sus ojos llenos de dolor.
—Juno, por favor, quiero hablar contigo —dijo Austin, pero ella no tenía interés en escuchar.
—No tengo nada que decirte—respondió Juno, su voz tensa, luchando por no quebrarse— Todo lo que querías decir, lo tuviste que haber dicho hace seis años y simplemente elegiste sacarnos de tu vida
Declan al notar el estado de Juno, se adelantó un paso, interponiéndose entre ambos.
— Mi clienta no desea comunicarse con usted en este momento, señor Matthews. Todo lo que se necesite decir, se dirá ante el juez.
— Juno... todavía podemos arreglar esto antes de que el juez intervenga. Te conozco y me conoces— habló Austin ignorando las palabras del moreno— Lo podemos intentar... por nosotros... por nuestra hija
— Ella dijo que no quería hablar contigo— se escuchó una nueva voz, la cual de inmediato Juno reconoció— Además no sé de que hablas. Juno tiene una hija, pero no es contigo. Charlotte es nuestra hija, no tuya
Una ligera sonrisa se formó en su rostro. Era Spencer.
— Ya se te dijo que todo acuerdo será indicado por el juez— continuó el castaño, pero ahora caminando en dirección a su novia para colocarse junto a ella— Juno no quiere hablar contigo. El respetar sus decisiones es lo mínimo que puedes hacer después de todo tu historial
Spencer le había prometido que estaría con ella, y allí estaba, justo a tiempo.
Austin, aunque molesto, retrocedió unos pasos, finalmente captando que no lograría lo que quería. Juno respiró un poco más tranquila cuando Spencer se acercó a ella, tomando su mano con suavidad.
—Estoy aquí —le susurró Spencer, mirándola con una calidez que solo él podía transmitir.
Juno asintió, agradecida de que estuviera a su lado en ese momento tan importante.
— Perdona la tardanza, Emily pasó a dejarme de camino a la UAC. Te desea mucha suerte y si es posible, pasará a verte mas tarde. Todos en el equipo me pidieron recordarte que cualquier cosa que necesites, ellos estarán para ti— informó Spencer, haciéndola sonreír— Buenos días, Declan
— Spencer— saludó Declan de manera cortés
— Dale las gracias a Emily de mi parte... bueno, a todos
Spencer asintió para después inclinarse ligeramente en dirección a Declan.
—¿Hay algo que pueda hacer para ayudar a Juno? —preguntó en voz baja, su tono calmado pero con una clara preocupación.
— De hecho, si, gracias por preguntar. Justo esperaba verte para hablar de esto— asintió Declan— Necesito que declares a favor de Juno. Tu testimonio será crucial.
Spencer se tensó un poco. Sabía que su participación sería importante y que el sentarse en el estrado sería algo inevitable. Sin embargo, lo que le preocupaba no era solo testificar, había algo extra que lo había estado molestando durante los últimos días... algo que podría llegar a jugarle en contra.
—¿Declarar? —repitió— Soy consciente de lo que puedo aportar, pero... hay un problema. Si Austin y su abogado intentan usar mi empleo contra nosotros, podría complicar las cosas. He visto decenas de veces a personas tratando de perjudicar agentes solo por tener un empleo como el nuestro...
Declan lo miró con comprensión, pero mantuvo su determinación.
—Lo sé, Spencer. Es precisamente por eso que tu testimonio es necesario— explicaba Declan tratando de sonar sereno. Lo que menos deseaba era seguir preocupando a Juno— Ellos definitivamente van a tratar de usar tu empleo para cuestionar la estabilidad emocional o la seguridad de Charlotte, argumentando que tu trabajo es peligroso o que te enfrenta a situaciones extremas. Pero no podemos dejar que lo hagan primero. Nosotros tomaremos la iniciativa y mostraremos cómo, a pesar de tu trabajo en el FBI, has estado presente en la vida de Juno y Charlotte. Eres testigo de cómo Juno cuida a su hija y del entorno estable y amoroso en el que crece. Si no lo hacemos, te llamarán ellos y lo usarán en tu contra.
Spencer frunció el ceño, considerando las palabras de Declan. Tenía razón, pero la preocupación no desaparecía.
—Sé lo que Austin y su abogado podrían estar pensando. Que estar en la UAC me hace más propenso a riesgos, que podría poner a Charlotte en peligro —dijo Spencer, su voz tranquila pero con un subtexto de frustración—Y claro, he lidiado con asesinos en serie, pero también sé cómo proteger a las personas que amo... y yo jamás dejaría que algo les pasara
Juno, quien lo había estado observando en silencio, le dio un apretón suave en la mano.
Él había prometido protegerlas, y hasta ese momento, lo había hecho. Ella confiaba en él más de lo que confiaba en cualquier otra persona, pero sabía que este no era un caso sencillo. Spencer podría ser utilizado como una herramienta para destruir la estabilidad que habían construido.
—Confío en ti, Spencer —dijo en voz baja— Sé que no me dejarías a mí ni a Charlotte en una posición vulnerable.
Spencer le devolvió la mirada, reconfortado por sus palabras. Luego, miró a Declan.
—Lo haré —respondió con determinación— Seré honesto, pero también estaré preparado para cualquier intento de desacreditarme. Quiero que quede claro que Charlotte está en un ambiente seguro, a pesar de los riesgos que conlleva mi trabajo.
Juno sintió una mezcla de alivio y miedo. Alivio porque sabía que Spencer siempre haría lo correcto por ella y por Charlotte, pero miedo porque estaba consciente de lo vulnerable que eso lo hacía frente al tribunal. Él se estaba exponiendo, y cualquier error podría ser fatal para su caso.
—Perfecto. Haremos que el juez vea eso. Además, tu testimonio no solo reforzará la capacidad de Juno como madre, sino también tu compromiso con ellas. Seremos claros en que, a pesar de tu trabajo, has sido un apoyo constante y seguro— decía el moreno
Mientras Declan hablaba, Juno se permitió exhalar un poco, aunque el nudo en su pecho aún persistía. Quería creer que todo saldría bien, que el tribunal vería la verdad y que no habría dudas sobre su capacidad como madre. Pero la realidad la golpeaba con fuerza de manera constante: cualquier cosa podía pasar.
Conocía demasiado bien a Austin, y tal vez eso era lo que la atemorizaba. Sabía que no era alguien que fuera a ceder fácilmente, y aunque no había estado presente en la vida de Charlotte, parecía dispuesto a hacer cualquier cosa para ganarse al juez.
Juno en mas de una ocasión llegó a preguntarse si Austin realmente quería a Charlotte o si todo esto era un capricho para saldar una cuenta pendiente, para demostrar que podía tener el control, un control como el que él solía tener años atrás. Esa duda se le clavaba en el alma, y el dolor de no haber podido proteger a su hija de la ausencia de su padre todos esos años volvía a resurgir.
Al no escuchar de nuevo la voz de la castaña, Spencer volteó a verla, notando así su angustia.
Sus dedos rozaron suavemente los de ella.
Era como un pequeño recordatorio de que él estaba allí. No la dejaría sola en esto.
—Lo haremos bien —le dijo en voz baja, mirándola directamente a los ojos—. Todo va a estar bien, Juno
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El juez ya había entrado en la sala, y la audiencia estaba a punto de comenzar. Juno, sentada al lado de Declan, con Spencer, Minerva, Zara, Luna e Izzy justo detrás de ella.
Sentía que sus manos sudaban, su corazón acelerándose con cada segundo que pasaba. Las palabras tranquilizadoras de Spencer resonaban aún en su mente, pero eso no lograba apagar la preocupación que crecía en su pecho.
El juez, un hombre de rostro severo pero imparcial, tomó asiento y comenzó a repasar los documentos ante él.
—Estamos aquí hoy para escuchar el caso de custodia de la menor, Charlotte Clarke —anunció el juez, con una voz clara y resonante—. El demandante, Austin Matthews, busca obtener la custodia total de la niña. La demandada, Juno Clarke, ha sido la única cuidadora desde el nacimiento de Charlotte y está luchando por mantener la custodia completa. Hoy se evaluarán los hechos y testimonios que aportarán ambas partes para determinar lo que es mejor para el bienestar de la menor.
Juno respiró hondo, sintiendo el peso de cada palabra. Sabía que el juez no estaba a favor ni en contra de nadie, pero en su mente, cada palabra sonaba como un juicio, como si ya se estuviera decidiendo el destino de Charlotte.
Declan, siempre seguro, le dio un suave apretón en el brazo, un recordatorio de que estaban preparados. Juno asintió casi imperceptiblemente, tratando de calmarse.
El juez continuó, sin desviarse del procedimiento.
—Hoy se presentarán los argumentos iniciales, y luego escucharemos los testimonios de ambas partes. El tribunal evaluará la estabilidad de los hogares, las capacidades parentales y cualquier otra circunstancia relevante que pueda afectar a la menor. Recuerden que, en todo momento, nuestro objetivo principal es velar por el bienestar de la niña.
Austin estaba sentado del otro lado, en la mesa opuesta. Juno no quería mirarlo, pero su presencia era ineludible. Parecía tan seguro de sí mismo, con una actitud que la hacía hervir de frustración. Después de todos esos años de ausencia...
¿Cómo se atrevía a presentarse ahora, como si tuviera algún derecho sobre Charlotte?
El abogado de Austin fue el primero en hablar, lanzando un argumento que Juno había anticipado pero que igualmente la afectaba profundamente.
—Su Señoría, mi cliente, Austin Matthews, lamenta profundamente no haber estado presente en la vida de su hija durante los primeros años, pero está decidido a remediar eso ahora— comenzó a hablar el abogado a quien Juno había visto cuando se le entregaron los oalel de demanda— Él está más que dispuesto a asumir la responsabilidad que le corresponde como padre y ofrecerle a Charlotte una vida estable y segura. El señor Matthews tiene un empleo bien remunerado, una casa adecuada y, lo más importante, el deseo genuino de ser parte de la vida de su hija.
Juno sintió cómo la ira y el dolor se agolpaban en su pecho.
¿Cómo podían pintar la situación de una manera tan simplista? Como si Austin, después de seis años de ausencia, simplemente pudiera entrar y pretender que todo estaba bien.
Ella había estado allí cada día, había trabajado duro para darle a Charlotte todo lo que necesitaba, y ahora ese hombre, que nunca había mostrado interés, pretendía ser el salvador.
Spencer, observando cómo las emociones se apoderaban de Juno, se inclinó un poco hacia adelante y le susurró
—No dejes que te afecte. Esto es solo el principio.
Declan tomó la palabra en cuanto el abogado de Austin terminó. El moreno se mantuvo en calma y mostrando una versión suya llena de confianza, algo que hacía sentir a Juno mas en calma.
—Su señoría, es cierto que el señor Matthews ha estado ausente de la vida de Charlotte durante estos seis años, pero la realidad es que mi cliente ha sido una madre ejemplar— comenzó a explicar Declan— Ella ha criado a su hija en un entorno lleno de amor, estabilidad y apoyo. Charlotte es una niña feliz y segura, y el señor Matthews no ha jugado ningún papel en eso. Su aparición repentina y sus intenciones ahora no cambian los hechos: Juno es quien ha estado ahí para Charlotte en cada momento crucial de su vida.
Mientras Declan hablaba, Juno sintió una oleada de gratitud. Él no estaba dejando que las palabras manipuladoras de Austin los desestabilizaran. Pero cuando terminó, Juno supo que el verdadero reto estaba por venir: los testimonios.
El juez hizo una pausa, consultando algunos documentos antes de mirar a ambas partes.
—Muy bien. Escucharemos ahora los testimonios. Llamaremos primero al demandante, el señor Austin Matthews
Juno volteó a verlo con disgusto. No toleraba ni siquiera estar a unos metros de distancia. Todo de él le molestaba.
Y mientras él se levantaba de su asiento y caminaba hacia el estrado, Juno sentía que cada paso que el sujeto daba, resonaba con fuerza en su mente, como una amenaza a todo lo que había construido con Charlotte. No quería escuchar lo que él iba a decir, pero no tenía otra opción.
Antes de que Austin pudiera comenzar a hablar, Spencer, aún sentado cerca de ella le susurró suavemente:
—Sea lo que sea lo que diga, no cambia lo que tú y Charlotte tienen. No lo olvides.
Juno lo miró de reojo y, por primera vez desde que habían entrado en esa sala, esbozó una pequeña sonrisa. Spencer estaba allí, justo como había prometido. Y mientras él estuviera a su lado, sabía que podría enfrentarse a lo que fuera que viniera a continuación.
Austin se acomodó en el estrado, enderezando su postura con una confianza que a Juno le pareció completamente falsa. Su abogado le había preparado bien, eso estaba claro. Él comenzaba a hablar, y aunque no quería oírlo, Juno se obligó a prestar atención. Tenía que escuchar cada palabra para entender cómo estaba intentando moldear la realidad.
—Su señoría —comenzó Austin— Sé perfectamente que he cometido errores. Admito que no estuve presente en los primeros años de la vida de mi hija, pero ahora estoy aquí para corregir esos errores. Quiero ser el padre que Charlotte merece. Tengo una casa lista para ella, y he cambiado completamente mi vida para darle lo que necesita.
Cada palabra era como un golpe en el pecho de Juno. Sentía una mezcla de incredulidad y rabia al escucharlo hablar como si estuviera genuinamente arrepentido.
¿Qué pasaba con los años en que ni siquiera una llamada recibió? ¿Con los días en que Charlotte preguntaba por qué no tenía un papá como los demás niños?
Juno sentía que su dolor y su lucha eran invisibles para el sistema judicial en ese momento, como si la voz de Austin estuviera cubriendo toda la verdad.
Spencer lo notaba. Sentado detrás de ella, su mano rozó suavemente la espalda de Juno, un gesto sutil que le decía que no estaba sola.
Él sabía que todo esto le costaba. Desde el primer momento, había sido testigo del amor y dedicación de Juno hacia Charlotte, y le dolía verla sufrir por un hombre que había dejado todo el peso de la crianza sobre sus hombros.
Declan, en silencio, observaba cómo Austin exponía su caso. Sabía que Juno, estaba en la cuerda floja emocionalmente, pero confiaba en su estrategia.
Para cuando Austin terminó de hablar sobre su nuevo estilo de vida y su arrepentimiento, el abogado defensor hizo algunas preguntas básicas para reafirmar su testimonio.
Declan esperó pacientemente su turno para el contrainterrogatorio.
Cuando el abogado de Austin terminó, Declan se levantó lentamente y se acercó al estrado, su rostro neutral pero sus ojos fijos en él.
—Señor Matthews, ha mencionado que lamenta no haber estado presente en la vida de Charlotte durante sus primeros seis años. ¿Puede decirnos qué lo llevó a esa decisión? —preguntó Declan con calma, pero con una clara intención de llevar a Austin a un punto difícil.
Austin vaciló por un instante, pero luego de unos momentos en silencio, respondió con la misma seguridad ensayada:
—Estaba pasando por una etapa complicada. No estaba preparado para ser padre... tenía 20 cuando supe del embarazo, era un estudiante desempleado... no tenía nada que ofrecer
Declan no pareció impresionado, después de todo conocía la historia a la perfección. Mantuvo su mirada fija en Austin.
— Ya veo... ¿Usted recuerda que edad tenía mi clienta cuando se enteró de su embarazo?— volvió a preguntar— ¿Recuerda la situación de mi clienta?
— Acababa de cumplir 20... unos días atrás— respondió Austin en voz baja— Y si... la recuerdo. Vivíamos juntos... ella aún estudiaba enfermería y trabajaba en una ferretería
— Mi clienta, al igual que usted, tenía 20 años y era una estudiante, con un empleo de medio tiempo y muchas otras actividades que debía de realizar para obtener un ingreso extra— decía Declan con seriedad y molestia— ¿Usted cree que ella estaba preparada para hacerse cargo de un bebé? Y peor aún, ¿Cree que estaba preparada para hacerlo sin su apoyo?
Austin se quedó en silencio. Su abogado intentó pedir una objeción, sin embargo el juez la desechó.
— No, no lo estaba. Pero aún con eso, buscó la manera de darle a ese bebé una vida digna, una vida en donde no le faltara jamás la comida, el techo, la educación, ¡el amor!— exclamaba Declan manteniendo su tono de voz firme— Mi clienta hizo todo por su cuenta. Aún después de que usted la corrió del departamento que compartían, dejándola sola, con unos cuantos dólares en el bolsillo y sin un lugar en donde dormir
La tensión en la sala se sentía tan densa que parecía difícil respirar. El sonido de las palabras de Declan resonaba con fuerza, cada sílaba impregnada de indignación contenida. Juno, sentada en su lugar, se sentía vulnerable, pero también conmovida por la forma en que Declan defendía su historia.
Fue ahora Zara quien extendió su brazo para tocar el hombro de su amiga. Ambas recordaban bastante bien esos días, días que vaya que fueron complicados...
Los recuerdos de aquellos tormentosos días de desesperación, soledad, depresión y sacrificio pasaban por su mente como una película que preferiría olvidar, pero que para su desgracia, aún seguía presente.
Austin, por su parte, parecía cada vez más incómodo. Las palabras de Declan habían golpeado en un punto sensible. Sabía que no tenía justificación para lo que había hecho en el pasado, pero había venido dispuesto a reconstruir una versión de los hechos que pudiera servirle.
Definitivamente no esperaba que Declan lo atacara de esa forma tan directa, exponiendo su irresponsabilidad con tanta claridad frente al juez.
—Señor Matthews —continuó Declan, dando un paso más cerca del estrado, su mirada fija en el hombre que había abandonado a Juno y Charlotte— Mi clienta no solo luchó por darle lo mejor a Charlotte. Lo hizo sin usted, sin su apoyo emocional, financiero y por lo que se, ni siquiera una llamada para saber cómo estaba. ¿Le parece justo, después de seis años de total indiferencia, presentarse aquí y reclamar el derecho de ser el padre de esta niña como si nada hubiera pasado?
Austin no pudo responder de inmediato. Sus manos temblaban levemente sobre la mesa, y su abogado, incómodo. Para antes de que Austin pudiera articular una respuesta, Declan añadió:
—Y no solo eso, señor Matthews. Usted la dejó en la calle, literalmente. Cuando más necesitaba estabilidad, cuando más necesitaba un hogar, ¿Usted qué hizo? ¿Le ofreció apoyo?— preguntaba con gran molestia— No. La echó del departamento, dejándola con apenas unos dólares y sin un lugar en donde dormir. ¿Es esa la acción de un padre responsable? ¿De alguien que merece la custodia de una niña?
Juno bajó la cabeza brevemente, intentando contener las lágrimas. Revivir ese momento era una agonía.
Recordaba haber caminado por las calles, empapada por la lluvia y suplicando por un milagro, con una vida dentro de ella y una desesperación que la consumía.
Sin embargo, Spencer, sentado detrás de ella, la miraba con comprensión y cariño. Sabía lo que esas palabras le estaban removiendo. Lentamente se inclinó al frente y dejó una mano en su hombro, dándole ese apoyo silencioso que tanto necesitaba en ese momento.
Austin, con el rostro tenso y la mirada baja, finalmente habló, aunque sus palabras eran casi inaudibles.
—No... no fue fácil para mí tampoco. No estaba preparado. Cometí errores... pero he cambiado. Ya no soy esa persona.
Declan lo miró con incredulidad, pero mantuvo su tono controlado.
—Señor Matthews, puede que haya cambiado. No somos nadie para juzgar su evolución personal. Sin embargo, lo que está en juego aquí es el bienestar de una niña— decía Declan sin dejar de verlo a los ojos— Y, al menos hasta hoy, mi clienta ha sido quien ha estado a su lado, cuidándola, protegiéndola, dándole amor y estabilidad. Mientras usted no estuvo, ella lo hizo todo, sola.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Incluso el juez, que había mantenido una postura neutral hasta el momento, parecía meditar cada una de las palabras de Declan. La declaración de Austin había comenzado a tambalearse, y no había manera de ocultar los hechos del pasado.
Juno sintió cómo las lágrimas quemaban detrás de sus ojos. Era la verdad que siempre había sabido: Austin nunca había hecho un esfuerzo. No fue una decisión de "no estar preparado"; fue pura indiferencia. Declan estaba haciéndolo salir a la luz, pero Juno se preguntaba si sería suficiente.
— No tengo mas preguntas— dijo Declan antes de volver a su asiento
El juez se tomó un momento para revisar sus notas mientras Declan volvía a su lugar. Era evidente que la situación era compleja, pero no se pronunció aún. La tensión en la sala era palpable.
Entonces, llegó el momento que Juno temía. El juez levantó la vista y, con una voz calmada, dijo:
—Escucharemos ahora el testimonio de la señora Juno Clarke
El corazón de Juno comenzó a latir con fuerza. Había esperado este momento, sabía que llegaría, pero eso no hacía que fuera menos intimidante. Mientras se levantaba de su asiento, sintió la mirada de sus acompañantes sobre ella, llena de apoyo y confianza. Eso le dio el impulso que necesitaba para caminar hacia el estrado.
Al sentarse frente al juez, Juno se obligó a respirar profundamente. Las luces parecían más brillantes desde esa posición, y la sala más silenciosa. A su lado, Declan estaba preparado para guiarla.
—Señora Clarke —empezó el juez— Estamos aquí para evaluar lo que es mejor para su hija. Cuéntenos lo que ocurrió después de que se enteró de su embarazo. Los abogados son libres de hacer preguntas si lo desean
Juno tragó saliva, intentando organizar sus pensamientos. No quería perderse en la emoción, pero... ¿Cómo no hacerlo cuando todo lo que estaba en juego era su hija?
— Estaba realmente nerviosa. Nunca me había planteado la idea de ser madre y no sabía si estaba preparada para serlo... pero entonces recordé a la mía, recordé la manera en la que me amó y me protegió— decía Juno intentando que su voz no sonara quebrada— Fue entonces que decidí que seguiría adelante con el embarazo. Pensé que tendría que abandonar la escuela en caso de ser necesario... pero no importaba, haría todo con tal de mantener a mi bebé a salvo
Algunas lágrimas traicioneras rodaron por el rostro de Juno, sin embargo, las limpió al momento y sin agachar la mirada, continuó hablando.
— Cuando le dije a Austin no sabía que esperar, pero sin duda jamás esperé que me pusiera a decidir sobre mi bebé o él... y cuando elegí a mi bebé, me botó del departamento, sin importarle la lluvia o que pudiera pasar conmigo— dijo con enojo en su voz, viendo fijamente a Austin, quien ni siquiera parecía poder mantenerle la mirada
— ¿A dónde se dirigió después de eso?— preguntó el juez
— A casa de mi mejor amiga, Zara Thirwall— contestó sorbiendo la nariz— Ella y su madre me habían apoyado desde antes de mi embarazo... esa noche solo esperaba que me brindaran asilo en lo que lograba encontrar un lugar para vivir... pero tanto ella, como su madre... me abrieron las puertas de su hogar y me ayudaron a salir adelante
— ¿Por qué no se dirigió a casa de sus padres?— preguntó el abogado de Austin
— Cuando tenía 17 abandoné mi hogar para irme a vivir con Austin. Tenía problemas con mi padre y mi madrastra... desde ese día no volví a tener contacto con él. Creo que comprenderán que no me pareció la mejor de las ideas el volver con él y más estando embarazada— explicaba la castaña— Y sobre mi madre, pues... ella desapareció cuando era una niña. Yo no supe de esa desaparición hasta hace unos meses, cuando la policía encontró su cuerpo en un pueblo cercano a Virginia... todos estos años yo la creí muerta. El caso sigue abierto
Al decir eso, el rostro de Austin formó una expresión llena de sorpresa, cosa que Juno notó, pero no le sorprendió. Pasó años llorando por extrañar a su madre y en su momento él la había consolado, por lo que escuchar una declaración como esa, debía ser demasiado impactante.
El juez asintió, tomando nota. Declan aprovechó el momento para hacer una pregunta adicional, su tono serio pero comprensivo.
—Señora Clarke, ¿Puede describir el tipo de apoyo que recibió de la señora Zara Thirwall y su madre durante esos primeros meses?
Juno respiró profundamente, intentando mantener su compostura mientras se dirigía al juez.
—Zara y su madre me ofrecieron más que solo un techo. Me ayudaron con los gastos de primera necesidad los primeros meses, me proporcionaron apoyo emocional y me hicieron sentir que no estaba sola. Además, Minerva Thirwall me dio un trabajo en su pastelería... eso me ayudó a guardar el suficiente dinero para dejar de depender de ellas de manera económica— explicaba mientras veía a su mejor amiga sentada, sonriéndole y mostrando ese apoyo que solo ella sabía dar — Aun cuando las cosas estaban muy difíciles, ellas se aseguraron de que Charlotte tuviera lo que necesitaba...
El juez Carrington escuchó atentamente, asintiendo ocasionalmente.
Declan, viendo la fortaleza de Juno, decidió seguir con una pregunta más.
—¿Cómo ha sido la vida de Charlotte bajo su cuidado, tanto emocional como físicamente?— volvió a preguntar
—Charlotte ha crecido en un entorno lleno de amor y estabilidad. Es una niña feliz, inteligente y sana—dijo Juno, sus ojos brillando con orgullo— Aunque no siempre ha sido fácil, he hecho todo lo posible para asegurarme de que tuviera una vida normal y feliz. La he cuidado con todo lo que tengo, y ella se ha desarrollado como una niña saludable y amorosa. Siempre ha estado rodeada de personas que la quieren y la apoyan, las personas a quienes ella considera su familia
El juez asintió nuevamente, tomando nota de cada palabra. Juno estaba haciendo un esfuerzo increíble para mantener la calma mientras compartía su historia.
—Y en cuanto a su situación actual... —preguntó el juez—¿Puede decirnos que relación tienen tanto usted como la niña con las personas que veo sentadas al fondo?
Juno miró a sus acompañantes, quienes estaban sentados detrás de Declan, con una expresión de gratitud y cariño.
— James Izzy Harper y Luna Isabella Salvatore son mis mejores amigos. Ambos trabajan conmigo en la pastelería. Charlotte los ve como sus tíos, los adora— sonrió Juno sin dejar de ver a quienes consideraba su familia— Luna le enseña a Charlotte como decorar galletas e Izzy le enseña a tocar la guitarra...
— Minerva Thirwall es como mi segunda madre. Charlotte la adora y aunque sabe que biológicamente no es su abuela, ella la considera como tal— seguía explicando— Zara Ray Thirwall es como la hermana que jamás tuve. Charlotte también la ve como una tía. Ambas fueron las primeras en emocionarse conmigo por el nacimiento de mi pequeña...
—Y el último es el doctor Spencer Reid, quien ha sido lo mejor que pudo pasarnos en la vida a mi hija y a mi—decía sin borrar la sonrisa de su rostro— Él ha estado presente tanto en la vida de Charlotte como en la mía. Y aunque no ha sido por tanto tiempo como las demás personas en esta habitación, los dos han formado un vínculo muy especial... mi hija confía en él... y para ella, él es su padre.
La molestia de Austin era notable, incluso se notaba como su abogado intentaba calmarlo.
— Spencer Reid es el hombre a quien elegí para pasar el resto de mis días y es el hombre que Charlotte eligió como su padre— decía Juno con firmeza
Spencer sonrió levemente al escuchar el testimonio de Juno. Sabía que su presencia en el tribunal era importante y estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para respaldar a Juno y proteger a Charlotte.
—Charlotte ha sido mi vida desde el día en que nació —dijo finalmente, su voz firme pero cargada de sentimiento— La he criado por mi cuenta, con todo el amor y cuidado que pude darle. He trabajado muy duro para asegurarme de que nunca le faltara nada. Es una niña feliz, sana y muy inteligente. Nunca le hablé mal de su padre, aunque su ausencia siempre fue difícil de explicar.
Juno se detuvo un momento, respirando hondo para no quebrarse de nueva cuenta. Spencer, por su parte, la observaba desde su asiento, sus ojos llenos de orgullo y admiración por la mujer increíble que tenía frente a él.
—He hecho todo lo posible por darle una vida estable —continuó Juno—. Y ahora, con Spencer en nuestras vidas, Charlotte ha encontrado una figura masculina en la que confía. Él ha estado ahí para ella, para nosotros, en momentos que Austin nunca lo estuvo.
El juez Carrington tomó un momento para revisar sus notas antes de hablar de nuevo.
—Gracias, señora Clarke. Su testimonio ha sido bastante esclarecedor— agradeció el juez— Procederemos con la próxima fase del juicio, que incluirá el testimonio del señor Spencer Reid y el análisis de la situación actual de la niña.
Juno regresó a su asiento con una mezcla de alivio y tensión. Aunque había hablado desde el corazón, no podía predecir cómo lo interpretaría el juez. Pero cuando sus ojos se encontraron con los de Spencer, se sintió un poco más segura. Él estaba allí, y juntos enfrentarían lo que viniera.
❥
¿qué creen que pase ahora que están en el las audiencias?
faltan testimonios, pero tengan en cuenta que no serán solo de parte de Juno...
K. 🦋
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