015 || i'm sorry charlotte
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Chapter Fifteen.
lo siento charlotte
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"HOY NO PODREMOS VERNOS, LO SIENTO" ESE HABÍA SIDO EL MENSAJE QUE SPENCER HABÍA RECIBIDO POR parte de Juno a tan solo una hora de lo que sería su cita. El castaño intentó mandar mas mensajes e incluso llamar, pero no lograba obtener respuesta alguna y eso lo hacía sentirse mal.
¿Acaso era que Juno se había arrepentido de salir con él y prefería evitarlo a toda costa? Un pensamiento bastante extremista para algunos sin duda, pero eran las inseguridades de Spencer las que provocaban que su cabeza se llenara de toda esa clase de comentarios.
Para cuando dio la media noche y no obtuvo mas respuestas decidió que lo mejor era irse a dormir, esperando que tal vez en la mañana las cosas pudieran tener una mejor explicación. Esa noche, Spencer casi no pudo dormir y no sabía si era por no tener idea de lo que pasaba con Juno o por la misteriosa presión en el pecho que comenzó a sentir en cuanto leyó el mensaje.
Se sentía demasiado abrumado por las inseguridades, preguntándose si algo que había dicho o hecho había causado la cancelación repentina. ¿Había hecho algo mal? ¿Había dicho algo inapropiado? Estaba cansado de sentirse inseguro y triste.
Ya no quería volver a sentirse así.
Para cuando el reloj marcó las 6 de la mañana, el celular de Spencer sonó. Muchos mensajes comenzaban a llegar por lo que fue inevitable que no despertara. Con los ojos entrecerrados leyó los mensajes por parte de JJ que le indicaban que tenía que estar lo mas pronto posible en la UAC
El castaño se apresuró para levantarse y comenzar a arreglarse, sabía que no tendría tiempo para prepararse de desayunar por lo que tendría que comprar algo fuera. Tomó una duche rápida, se vistió, tomó sus cosas y salió velozmente en dirección a la estación del metro mas cercana.
En el camino aún revisó su celular, siendo mas específicos su conversación con Juno, sin embargo aún no había respuesta.
Quería seguir insistiendo, sin embargo ya había mandado casi veinte mensajes la noche anterior y llamado unas cinco veces, no quería verse intenso. Sabía que eso podría molestar a Juno y era lo que menos quería.
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Cuando Spencer dedujo que el caso que tendrían que atender era local (esto debido a que JJ no pidió que llevaran equipaje), suponía que se trataba de algún secuestro o tal vez algún homicidio que llamara demasiado la atención de los policías, pero jamás esperó que fuera por una amenaza de arma biológica.
En el trayecto al hospital comenzó a leer algunos de los archivos que la doctora Kimura había llevado. Leyó velozmente todos los síntomas que los pacientes que habían fallecido presentaron durante sus últimas horas de vida, observó las imágenes de las lesiones negras que todos presentaron, como estas incrementaban su tamaño conforme mas se acercó su momento de morir, leyó sobre las fallas pulmonares.
En definitiva era ántrax, el problemas era que no era una cepa que fuera conocida.
Para cuando Spencer y la doctora Kimura llegaron al hospital, ambos decidieron ir a hablar con una de las sobrevivientes que parecía encontrarse en un mejor estado que el resto. Abby. Una joven de cabellos rubios a quien le tuvo que realizar un interrogatorio cognitivo para tratar de averiguar si la mujer había visto algo.
Todo pareció ir bastante bien, hasta que la joven presentó una afasia.
Spencer decidió que lo mejor era salir de esa habitación parar dejar descansar a la chica, quien lucía bastante atemorizada por sus problemas para hablar.
En cuanto él y la doctora salieron, ella comenzó a explicarle todo lo que sabía sobre las causas de la afasia, además de mencionar que ningún medicamento parecía estarlos ayudando a mejorar su estado.
— Lo único que los ayuda es la morfina... bueno, a casi todos— dijo la doctora
— ¿Cómo que casi a todos?— preguntó Spencer confundido
— Tenemos una paciente que ni con la morfina logra presentar mejoras. Llegó anoche tosiendo sangre justo como todos, las lesiones negras son bastante grandes y ya ni siquiera puede mantenerse consiente— explicaba la doctora— Nos sorprende demasiado que aún siga con vida. Si le soy honesta, creímos que sería de las primeras victimas en fallecer
— ¿Cree que pueda leer su expediente?
— Por supuesto. Venga de este lado
Spencer siguió a la doctora Kimura mientras echaba algunas miradas a los cuartos en donde el resto de sobrevivientes permanecía descansando. Veía como los doctores y enfermeras hacían entrevistas, cambiaban medicamentos, revisaban signos vitales, todos trabajando como un equipo para lograr que nadie mas falleciera.
— Su nombre es Juno Clarke. Tiene 26 años y...
Al momento en que Spencer escuchó ese nombre giró rápidamente su mirada y pudo ver a través del cristal a su adorada castaña de ojos verdes acostada en la cama, conectada a varios monitores y equipos médicos, usando una máscara de oxígeno y varios tubos conectados a su cuerpo. Su cabello oscuro estaba esparcido sobre la almohada blanca y su piel pálida y delicada parecía más frágil que nunca.
La miraba detenidamente, buscando alguna señal de que estaba mejorando, pero no pudo encontrarla. Su corazón se apretó en el pecho al pensar en lo incierto que era el futuro.
Al verla allí, vulnerable y enferma, se comenzó sentir impotente. Quería tomar su mano y decirle que todo estaría bien, pero no podía. Sabía que tenía que ser fuerte y esperar a que ella se recuperara.
Ahora todo cobraba sentido.
El porque había cancelado su cita de manera tan espontánea y porque no había vuelto a responder alguna de sus llamadas o mensajes.
— Doctor Reid, ¿La conoce?— preguntó la acompañante de Spencer
— Si... la conozco— asintió él aún sin poder procesar lo que estaba viendo— ¿Cómo llegó aquí? ¿Qué pasó?
— Llegó aquí casi al mismo tiempo que casi todos los demás pacientes. Fue traída por alguien que se identificó como Izzy Harper. Le hicimos las mismas preguntas que a todos y confirmamos que estuvieron en el parque en el mismo lapso de tiempo donde se sospecha que la sustancia fue liberada en el ambiente— explicaba la doctora mientras le extendía el expediente de Juno al castaño— Según lo que el señor Harper nos explicó él también estuvo en el parque en compañía de la hija de Juno, pero ni él o la pequeña mostraron señales de estar infectados. Gracias a eso creamos la teoría que la sustancia fue liberada entre 2:00 de la tarde y 2:20, horario en el que al parecer Juno se quedó en el parque mientras el señor Harper y la niña no estaban
Spencer sintió su corazón quebrarse un poco mas al recordar que fue en ese horario en el que ambos habían estado hablando por mensaje de texto para la planeación de su cita.
Leyó el expediente sin parar en busca de algo favorecedor, sin embargo cada palabra en el informe lo hacía sentir aún más triste. Era difícil aceptar que alguien tan fuerte y saludable como ella ahora estaba luchando por su vida.
Escuchaba con atención cada palabra que la doctora Kimura decía sobre su estado de salud. Esperaba cualquier noticia que pudiera indicar una mejoría. Pero por más que escuchaba, no había nada alentador.
Mientras observaba a la mujer a quien había estado a punto de confesarle sus sentimientos desde lejos, se prometió a sí mismo estar allí para ella en cada momento, incluso si solo podía estar cerca de la ventana del hospital, se prometió dar todo de si en el caso para resolverlo y para encontrar una cura.
No quería perder a Juno.
— Se aferra a la vida. Aún cuando a tenido momentos muy malos y los medicamentos no parecen ayudar siempre, se sigue aferrando— dijo la mujer junto a Spencer al ver como el castaño observaba con tristeza a la mujer recostada en la cama— Y haremos todo para mantenerla con vida, pero necesitamos de usted, necesitamos todo el apoyo posible para encontrar una cura lo mas pronto posible... ¿Puedo contar con usted?
— Si. Por supuesto que si— asintió Spencer
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Spencer recibió un mensaje por parte de Morgan en donde le informaba que pasaría por él para ir a la casa de un posible sospechoso. El castaño no se sentía bien con la idea de abandonar el hospital, de hecho sentía como si estuviera abandonando a Juno solo con ausentarse unas cuantas horas, pero sabía que tenía que continuar con su trabajo.
Antes de salir, decidió volver a pasar frente a la habitación en la que Juno estaría, sintiendo nuevamente esa horrible presión en su pecho por verla en ese estado.
Después de solo un par de minutos de estarla observando se dio cuenta que había alguien mas junto a él. Una mujer a la cual reconoció pese al cubrebocas.
Era Zara.
— Llegó anoche mientras atendía a otro de los pacientes que llegó escupiendo sangre. Quise ser yo quien la atendiera pero por la cercanía existente entre ambas claramente no se me fue permitido— comenzó a hablar Zara sin dejar de ver a Juno por el cristal— Jamás había visto algo como esto... ni siquiera estoy segura de si puedo con una situación como esta... hoy he perdido a mas pacientes de los que había perdido en las últimas semanas...
La voz de Zara parecía quebrarse cada vez que soltaba una palabra. Sus ojos comenzaban a verse un tanto cristalinos y sus manos temblaban ante el miedo de perder a su mejor amiga.
— Cuando nos dijeron que todo era provocado por ántrax no supe que hacer o que decir... pero lo peor fue cuando Charlotte me llamó a la mitad de la madrugada para preguntarme como seguía su mamá y si estaría bien— siguió diciendo la morena bajándose el cubrebocas para suspirar y derramar algunas lágrimas— Me rompió tener que mentirle diciendo que ella estaría bien cuando no tengo ni las más mínima idea de si es cierto...
Spencer no decía nada, solo se limitaba a escuchar a Zara, quien en esos momentos lo único que necesitaba era desahogarse con alguien que supiera lo que estaba pasando, ya que debido a la gravedad del asunto no tenía permitido comentar lo que ocurría con los pacientes.
— Juno es mas que mi mejor amiga, es mi hermana y me siento terrible por verla en este estado, me mata no poder hacer algo por ella... pero me mata aún mas escuchar la voz de Charlotte preguntando por su mamá... es solo una niña... tiene cinco años— decía Zara sintiendo el nudo en su garganta— ¿Cómo le explicas a una niña de cinco años que confía en que salves a su madre que tal vez no podrás hacerlo porque ni siquiera la puedes atender y no tienes experiencia en todo esto?
— Juno es bastante fuerte. Hablé con la doctora Kimura y me dijo que ella parece estar aferrándose a la vida, además estamos usando todos nuestros recursos para detener al culpable de esto y para encontrar una cura— le dijo Spencer también sin dejar de mirar a Juno— Morgan viene en camino, tenemos que seguir una pista. ¿Quieres salir para hablar con él? Porque quiero asumir que aún no sabe de esto
— No puedo salir... tengo pacientes que cuidar. Extendí mi turno, además de que se necesitan todas las manos posibles para atender a todos los pacientes, pero explícale lo que pasa... no he respondido sus mensajes y ya tengo bastantes— respondió Zara limpiando las lágrimas de sus mejillas— Yo hablaré con él en cuanto Juno y el resto de los pacientes mejoren... cualquier cosa que ocurra mientras no estés, te la haré saber. Cuídate Spencer
Spencer sonrió de lado y asintió. Vi a Zara alejarse en dirección al resto de habitaciones, él le dio una última mirada a la castaña que aún mantenía sus ojos cerrados.
"Haré todo por encontrar la manera de salvarte, te lo prometo" dijo Spencer en voz baja limpiando una única lágrima que rodaba por su mejilla.
El castaño se encaminó hasta la salida mientras trataba de no perder el control. Y es que después de esa primera lágrima, muchas mas luchaban por salir, las emociones comenzaban a consumirlo.
Para ese momento, Juno era una de las cinco sobrevivientes del ataque.
Una de veintidós personas que habían ingresado la noche anterior y ella era la única a quien la morfina no parecía generarle efecto, además de ser la única paciente que aún permanecía inconsciente.
— Chico, ¿Viste de casualidad a Zara?— preguntó Morgan al ver salir al castaño del hospital— Este es el hospital en el que trabaja y se supone que su turno terminaba a las nueve de la mañana. Se que probablemente debió atender a las primeras victimas pero... ¿Estás bien?
— Zara sigue de turno, metió horas extras y no creo que quiera moverse de ahí...
— ¿Qué está pasando? ¿Por qué Zara se quedó horas extra y por qué tu te ves tan mal?
Si bien Spencer no quería hablar mucho sobre el tema, sabía que algo como esto no se podría ocultar por mucho tiempo y mucho menos sabiendo que sus amigos lo conocían bastante bien, además de que podrían perfilarlo.
— Juno es una de las infectadas, ella estuvo en Quiet Park— soltó Spencer suspirando— Anoche llegó y durante la madrugada empeoró... está delicada porque de las sobrevivientes es la única a quien los medicamentos no parecen ayudarle de mucho... aún permanece inconsciente y los doctores no logran explicarse como sigue con vida... pero confían en que se seguirá aferrando a vivir
Morgan se preocupó demasiado, tenía unas enormes ganas de correr hasta el interior del hospital para apoyar a Zara, quería decir algo para hacer sentir mejor a su amigo o si quiera darle unas palabras de aliento, pero se había quedado completamente en blanco, sin duda no esperaba una noticia como esa.
El moreno no se consideraba un amigo para Juno, pero le agradaba mucho, además de que sabía el peso que tenía la castaña en la vida de Zara y estaba al tanto de la importancia que ella comenzaba a tener en la vida de su amigo.
Ahora con mucha mas razón tenían que apresurarse para encontrar las respuestas para un antídoto.
Spencer estaba por subir al auto cuando la voz de una niña lo hizo voltear.
Era Charlotte.
— ¡Derek!— gritaba la niña antes de notar la presencia del castaño— ¡Spencer!
— Charlotte, ¿Qué haces aquí?— preguntó el moreno acercándose— ¿Con quién veniste?
— Con mi abuela Minerva y el tío Izzy. Estamos aquí porque mi mamá está enferma— respondió la niña abrazando la pierna de Morgan y señalando a los adultos— Creo que tiene una tos fea porque no nos dejan pasar a verla
— Un hospital no es un lugar para niñas como tú. Podrías enfermarte de algo— mencionó Spencer agachándose para estar a la altura de la niña
— No me importa. Yo solo quiero ver a mi mamá, quiero darle un abrazo y un beso— decía la pequeña cruzándose de brazos— Spencer, tú una vez me dijiste que trabajabas protegiendo gente... ¿Estás aquí para proteger a mi mamá?
El corazón de Spencer dio un vuelco ante esas palabras. Miró a Morgan en espera de que pudiera ayudarlo a responder puesto que él nuevamente se había quedado sin palabras.
— Escucha, nosotros protegemos gente pero no de esa manera— mencionó Morgan agachándose para cargar a la niña— La gente con batas blancas y cubre bocas son los que van a cuidar de tu mamá, gente como tu tía Zara son quienes van a hacer que ella se sienta mejor
Charlotte miraba a ambos hombres y asentía. Aunque en su mirada podía notarse mucha tristeza.
Fue por eso que Spencer decidió volver a hacer el truco de la moneda que sabía que la niña disfrutaba tanto. Quería darle un momento de felicidad, alegrar su corazón, hacerla reír.
— Charlotte, tenemos trabajo que hacer, así que debemos irnos, pero prometo regresar para enseñarte otro truco. ¿Está bien?— sugirió Spencer al ver como la niña parecía entristecerse ante el hecho de que ambos se irían
— ¿Lo prometes?
— Por supuesto que si— sonrió Spencer dulcemente a la castaña
— ¿Y también me pueden prometer que mi mamá va a estar bien?— preguntó la niña viendo a ambos hombres
Spencer se sintió terrible por no poder garantizar la seguridad de Juno, no le gustaba mentir, pero sabía que si no lo hacía, podría generar un pánico no solo en la niña, si no en el resto de los pacientes.
— Si, ella va a estar bien— dijo Spencer no tan seguro de sus palabras
Charlotte se despidió del castaño con una sonrisa y Morgan aún cargándola se alejó para llevarla de regreso con Minerva Thirwall e Izzy, quienes miraron en todo momento la interacción de la niña.
Spencer entró velozmente al auto y cubrió sus ojos con sus manos.
No quería llorar, pero cada vez se volvía mas complicado el no hacerlo.
●●●
Cuando Spencer escuchó el nombre de Juno como el de una de las victimas del ataque de ántrax creyó que sería por lo peor por lo que tendría que atravesar mientras resolvía el caso. Sin embargo no contaba con que terminaría encerrado en la casa del sospechoso mientras estaba expuesto a una gran cantidad de las esporas de ántrax.
Ahora ya no solo debía usar todas sus capacidades para salvar a los sobrevivientes, para salvar a Juno, ahora también tendría que salvarse a si mismo.
Ahora, Spencer sabía que estaba en peligro y que su vida corría un riesgo demasiado grande pero no sabía cómo resolver la situación. Luchaba por mantener la calma y no entrar en pánico, pero sus pensamientos se agolpaban en su mente y sentía un nudo en el estómago.
Miró a su alrededor y solo podía ver el cuerpo sin vida de a quien tenían como sospechoso en el caso.
Ese caso que lo había hecho entrar en la casa buscando respuestas, pero ahora se arrepentía de haberlo hecho. Se sentó en el suelo y cerró los ojos, tratando de encontrar una solución.
Pasaron minutos interminables y la ansiedad de Spencer seguía aumentando. Se levantó y caminó de un lado a otro, buscando algo que pudiera ayudarlo en su dilema sobre como resolver la situación, pero se encontró sin algo que pudiera ayudarlo... estaba por su cuenta.
Y aunque quisiera seguir esforzándose para pensar en una solución, su mente se terminaba distrayendo ante el pensamiento de que podría estar viviendo los últimos momentos de su vida y no tendría la oportunidad de decirle adiós a su madre...
Sabía que no podía llamarla sin poner en alerta al resto de compañeros de Diana Reid, por lo que supo que su mejor opción sería dejarle un mensaje grabado con García. Solo en caso de que no pudiera salir de esto... así al menos podría permitirle a su madre escuchar su voz por última vez.
Su voz se quebraba conforme hablaba, pero intentaba mantenerse en calma. No quería que su madre lo escuchara venirse abajo en el que podría ser el último mensaje que podría recibir de su parte.
Para cuando García terminó de grabar el mensaje para Diana también derramó algunas lágrimas, pero intentaba que su tono de voz no cambiara para que Spencer no lo notara.
Spencer le agradeció a su amiga por el apoyo y colgó la llamada. Suspiró mientras centraba su mirada en el suelo mientras pensaba en como si moría, lo mas probable es que Juno también lo hiciera, lo que significaría que no podría cumplir esa promesa de salvarla.
Ninguno de los dos se salvaría.
Y entonces a su mente llegó Charlotte.
Charlotte podría perder a su madre a una edad demasiado temprana, a una edad en donde tal vez no podría comprender las razones del fallecimiento de su mamá...
Fue entonces que Spencer decidió llamar a Emily.
— Reid, ¿Cómo te sientes?— preguntó Emily en cuanto respondió
— Estoy bien... solo, quería pedirte un favor— dijo Spencer
— Lo que quieras
— Ya le pedí a García que grabara un mensaje para mi madre en caso de que no lo logre... pero no es la única persona a quien me gustaría dejarle un mensaje... y García no está tan enterada de todo como tú y...
— Juno
— En realidad es para Charlotte—contestó él sonriendo de lado— Juno... Juno es una de las infectadas por el virus... y aunque no está consciente le hice esa promesa de que encontraría la cura, además de que vi a Charlotte afuera del hospital...
— No puede ser... ¿Ella está bien? ¿Qué le dijeron a la niña para cubrir todo lo que está pasando?
— Sigue con vida, se aferra a ella, pero los medicamentos no logran hacer mucho por ella. A Charlotte le dijeron que su mamá se enfermó por algún virus que probablemente atrapó en el parque, es tan inocente que piensa que está así por una gripa o una tos— decía Spencer recordando a la niña de cabellos largos— El punto es que le prometí a Charlotte que regresaría para enseñarle un truco de magia... y que su mamá se pondría bien
— Spencer...
— No sé cuanto tiempo me quede o si lo voy a lograr, pero en caso de que no pueda hacerlo... ¿Podrías buscar a Charlotte y decirle que lo lamento? Lamento no haber cumplido mi promesa de volver y en caso de que Juno tampoco... tampoco lo logre, dile que lamento no haberla salvado
Las lágrimas volvieron a rodar por el rostro del castaño.
Quiso decir algo mas, pero la sensación de malestar en su garganta se hizo presente por lo que comenzó a toser.
La infección había comenzado a hacerse notable. El tiempo corría.
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