chapter one.

— demonios. — una yewon arrastraba su maleta más grande mientras que cargaba con otra mochila un poco más pequeña en la espalda.

— cielo, ya hablamos de las malas palabras. — reprochó jason chang, padre de yewon. la miró por sobre sus lentes y hoja del periódico.

— lo siento, papá. — musitó acabando por aventar la gran valija en la entrada de la chimenea.

— rommel llegará pronto, ¿verdad?. — cho sonrió ante la mención del nombre, enrollando uno de sus azabaches cabellos en el dedo índice como gesto coqueto.

yewon resopló, su cabello cambió de un tono rojo intenso y vivaz a un castaño tan oscuro como el de su hermana.

— y así crees que harry te gusta. — murmuró, pero ese barullo salió casi como un reclamo audible.

— ¿qué dijiste, wonnie?, no te escuché. – "wonnie" era el sobrenombre por el que la mayor parte de sus amigos la llamaban, a veces ella no consideraba a cho como su amiga.

— dije que dejé sobre la cama el tomo del libro que querías que te prestara. — jiwon, la matriarca de la familia observó orgullosa a su hija menor, pues conocía qué tan difícil era para ella comerse las palabras.

— te lo agradezco hermanita. — casi que gritó subiendo las escaleras de la casa. — avísame cuando llegue rommel, te quiero. —

y tan pronto como la figura de cho chang desapareció de la vista de su hermana, el cabello de la metamorfomaga volvió a su habitual rojo.

— estás siendo muy paciente, amor. — arulló la mujer pelirroja acercándose a ella.

— es todo un verdadero sacrificio. — sintiéndose cansada, se sentó frente a la chimenea en el suelo de madera. — ¿crees que está mal que me sienta así sobre cho?. —

— tengo que admitir que no eres una problemática como ella. — su padre le sonrió levemente.

— ¡jason!. — reprendió su madre, algo molesta.

— no molestes, mujer. — realizó un ademán con los dedos para restarle importancia. — si van a preguntar sobre mi hija favorita no puedo mentir. —

— te odio. —

— y todavía así te casaste conmigo, tonta. — una risita abandonó los labios de yewon, ahora sus hebras tiñéndose de amarillo.

— vete al diablo. — la boca de la chica se abrió en una "o" de sorpresa.

— lo arreglaremos más tarde, sigan con lo suyo. — y el hombre volvió a leer.

— a lo que quiero llegar es... — unas voces poco nítidas se escuchaban a través de la chimenea. — creo que llegaron. — comentó con un brillo de emoción en los ojos.

— rommel, hijo de puta, cuidado con mi cabello. — esa claramente era la voz ácida de cupid.

— qué boca la tuya, ¿con esa misma besas a george?. — el chico se notaba entretenido.

— ¿qué diría luna si le cuento cómo trataste a kreacher hace dos días?. —

— te diría que dejes de ser tan cotilla. —

— cotilla tu abuela, idiota. —

— walburga es un asco, así que el hecho de que la insultes no me afecta. — ante las últimas palabras, ambos chicos salieron por la chimenea. rommel con el cabello desordenado y cupid quitando algunos rastros de ceniza que tenía en sus hombros.

— ¡chicos!. — yewon se levantó del suelo rápidamente, fundiendo a ambos en un cálido abrazo.

— tenías el cabello amarillo, qué raro. — habló rosier más para ella que otra cosa.

— no saben lo mucho que estaba esperando este momento. — tomando la maleta como sí ahora no pesara, corrió hacia sus padres.

— los amo, les prometo que me cuidaré, y si no puedo pues cupid lo hace porque ella es muy buena en dcao. — su padre le dio una palmadita amistosa en el muslo, exactamente en el bolsillo de su pantalón de mezclilla.

luego le guiñó el ojo. yewon devolvió el guiño y fue a despedirse de su madre. su padre le había dejado dinero, no podía pedir más.

la mujer se cabellos rojos zanahoria después de darle al menos quince minutos de indicaciones la dejó aproximarse a sus amigos.

— black, el adulto responsable de esta situación eres tú; sí algo le pasa a mi niña haré que te maten. — una pequeña risa nerviosa salió de los labios del chico, sintiéndose de repente asustado.

— claro, señor chang. — asintió casi que sudando.

— espero que tengas en cuenta mi advertencia, muchacho. —

— confíe en mi, señor, ella volverá a hogwarts en una pieza. —

— bien, que tengan unos excelentes días. te amo, cielo. — yewon le lanzó un beso al aire a ambos padres.

— vámonos, vámonos. — apresurada se acomodó en la chimenea con un rommel cargando su valija y una cupid con rostro de desagrado.

la red flu, el enemigo mortal de cupid rosier. 

la red flu era para cupid lo que la preparación del filtro de muertos en vida era para yewon, una mierda.

— ¡grimmauld place!. — las dos chicas hablaron al tiempo, mientras que rommel susurraba algo como "número doce de grimmauld place" y milisegundos más tarde las chicas lo hicieron antes de que los polvos cumplieran su misión. los padres de yewon, quienes trabajaban para el ministerio no podían saber sobre la ubicación de Sirius black; sí creían en la versión de su inocencia contada por la melliza menor, pero no podían darse el lujo de confiar.

una nube de color verde neón los envolvió y desaparecieron de la vista de todos. lia se estaba preguntando seriamente sobre sí esa estrategia funcionaría; pero se quedó callada porque en momentos cortos se encontraba saliendo por la cavidad de la chimenea en la casa de los black.

la primera en salir fue cupid, seguida de rommel y por último, ella. esa chimenea estaba bastante sucia y falta de mantenimiento, recordó para poder decirle a kreacher que por lo menos limpiara su forma de llegada porque era desagradable aparecerte ahí y comerte de repente ocho arañas. 

porque sí, las contó todas cuando las sacó de su boca.

— hola, kreacher. — rommel dejó la valija junto a la menuda y escuálida figura del elfo doméstico.

— amo regulus, ¿qué debo hacer  con esta maleta?. — preguntó con su tono de voz rasposa y fea. lo único positivo era que la criatura encontraba simpatía en rommel dado que su segundo nombre era el de su tío regulus black y contaban con cierto parecido.

— puedes subirla a la habitación de cupid. —

— como usted ordene, amo. — tomando con una fuerza envidiable la gran maleta, salió de la sala de estar.

— ¿dónde estarán lo otros?. — inquirió yewon buscando rastro de sus otros amigos.

— cuando me fui papá remus dijo que se reunirían los que pertenecen a lo que queda de la orden, deben estar tratando de cotillear. —

— y contando que los gemelos están aquí, ya deben tener algo de información. — replicó cupid con desdén. 

— vamos, que hayas discutido con george no significa que debas hablar así. —

— ¿discutieron?. — yewon no estaba al tanto de eso, puesto que sus dos amigos no eran pareja pero raramente peleaban sobre algo.

— que te lo cuente él y sus cartas con angelina johnson. — los tres caminaron con especial cautela hasta que dieron con el resto de los chicos.

harry, hermione, ron, fred, george y ginny estaban en el segundo piso, recargados sobre la barandilla y con una especie de oreja colgando de una cuerda que tocaba el suelo cerca a la puerta de la cocina.

— hey, ¿qué están...? — la mano de harry se estampó de repente sobre su boca sin mucha brusquedad, callando sus palabras.

— harry. — aunque el sonido de su nombre salió amortiguado, él, por su parte no prestó mucha atención.

unas voces dentro del comedor podían escucharse a través del invento de los gemelos.

— él ya no es un niño, molly. —

— pero tampoco es un adulto, sirius, él no es james. — yewon abrió los ojos sorprendida por lo bien que se sentía ser una chismosa.

— él no es tu hijo. —

— ¿pero a quién más tiene?. — parecía una discusión algo acalorada.

— me tiene a mi. —

— qué paternal eres black, tal vez potter y tu hijo se conviertan en unos criminales como tú. — una tercera voz que lia reconoció como la del su profesor de pociones intervino.

— tú no te metas en esto, quejicus. —

— snape es parte de la orden. — harry se volteó hacia ron, yewon tomó la oportunidad y retiró la mano del elegido de su boca, alejándose de él.

— que idiota. — respondió el pelirrojo.

won se quedó observando fijamente a crookshanks, el gato de hermione mitad kneazle que ahora parecía interesado en la oreja que colgaba por los aires.

— ese gato. — señaló alguien en advertencia.

— ten cuidado. —

— ya la tiene. — el felino tiraba de la oreja con su boca en lo que arriba, trataban de evitarlo.

— ¡crookshanks!. — llamó la chica castaña algo frustrada.

— gato tonto. — cupid si que estaba de mal humor.

— suétala. —

— que la suelte. —

— vamos, suétala. —

tras varios segundos de forcejeos y reclamos, el animalito con un maullido tomó la oreja en su hocico y se fue cruzando el pasillo.

— eso no se hace, crookshanks. — ahora la culpa caía en la chica del trío de oro y su gato.

minutos más tarde, la puerta se abrió y todos los chicos se vieron obligados a bajar las escaleras.

— vamos, cenaremos en la cocina. —

la sonrisa afable de molly la recibió como un cálido abrazo, pero desapareció para darle paso a una expresión de susto y exasperación.

— ¡ay!. — ambos gemelos se aparecieron detrás de su progenitora y luego salieron corriendo entre risas. — el hecho de que ya puedan usar magia no significa que puedan sacar sus varitas en cualquier momento. —

— harry, yewon, ¿quieren cenar?. — el señor weasley se acercó a molly rodeándole con el brazo.

— ¿seguro que estás bien, harry?, nos preocupas. — preguntó el hombre junto a su esposa.

— harry potter. — el timbre áspero de sirius black les dio la bienvenida, aunque era preferencial mente para su ahijado.

yewon vio entrar a la cocina a rommel, cupid y después ginny; remus se asomó a espaldas de la escena en donde ambos, sirius y harry se fundían en un abrazo.

la asiática suspiró con sus cabellos decayendo hasta el tono más bajo de azul; echaba de menos los abrazos de harry. él había dejado de acercarse a ella desde que supo de su relación con el slytherin theodore nott.

luego de eso discutieron tanto que hasta ese día a veces ni se saludaban. notando esa pigmentación triste, remus le hizo un signo de llamada con la mano y ella lo siguió, hasta que se abrazaron.

yewon quería a remus, él era muy comprensivo y daba consejos geniales, qué decir de nymphadora; ambas eran tan parecidas que la consideraba más su hermana que a la propia cho chang.

los ojos de harry y yewon se encontraron después de mucho tiempo, él le sonrió y ella, que no podía negarse a él, le devolvió la sonrisa.

en la cena, tomó asiento al lado izquierdo de tonks, ella hacía musarañas con el rostro sacando provecho de su habilidad; su nariz parecía la de un chancho y luego la de un pato. ginny reía de esas ocurrencias mientras que yewon leía pacíficamente un libro que le dio rommel.

" los hermanos karamazov ", al parecer era un libro muggle que encontró escondido en una rendija de la estantería de la biblioteca.

— no lo entiendo, ¿qué tiene el ministerio de magia en mi contra?. — preguntó potter desde su lugar en la mesa. el señor alastor moody quien se encontraba en una esquina de la cocina conservando su típico aspecto sombrío habló.

— que lo vea, de todos modos lo sabrá. — arthur la miró a ella y kingsley le extendió al chico un ejemplar de "el profeta".

— " el joven que mintió ". — leyó en voz baja pero suficiente para que la escucharan.

— también han atacado a dumbledore. — en la otra parte del periódico había una foto del ministro que al parecer tenía como titular " todo en orden ". — fudge está usando todo su poder e influencias en el profeta para desacreditar a cualquiera que diga que el señor tenebroso regresó. — finalizó sirius.

— ¿pero por qué?. —

— el ministro piensa que dumbledore quiere su puesto. — explicó lupin bajo la mirada atenta de todos; incluso yewon y cupid abandonaron sus libros para dar especial atención a las palabras del licántropo.

— pero eso no es cierto, nadie que tenga un poco de sentido común creería eso. —

— ese es el punto. — señaló con su dedo. — fudge no tiene sentido común, el miedo lo tiene paralizado. el miedo hace que la gente haga cosas terribles, harry. —

— la última vez que voldemort tomó el poder casi destruyó todo lo que más valoramos, ahora que regresó supongo que el ministro hará cualquier cosa para evitar enfrentarse a la horrible verdad. — después de un silencio sepulcral, sirius retomó el hilo de la conversación.

— creemos que voldemort quiere volver a reconstruir su ejército. hace catorce años tenía a muchos bajo sus órdenes, no sólo a brujas y magos, si no que a toda clase de criaturas. — harry tenía una mirada más de incredulidad en el rostro. — ha estado reclutando últimamente y nosotros tratamos de hacer lo mismo, pero armar su ejército no es lo único que le importa. — el ex convicto hizo una pausa para poder detenerse en lo que fuera que iba a decir, alastor moody se aclaró la garganta con severidad invitándolo a continuar.

— creemos que voldemort busca algo más... —

— sirius... — advirtió de nuevo moody y su ojo que daba algo de temor.

— ...algo que le faltó la última vez. — prosiguió compugnido.

— ¿algo como un arma?. — tanto harry como yewon estaban conectados sin saberlo, pensando de inmediato la respuesta al interrogante.

— no, ya basta. — molly detuvo su trabajo de cortar verduras en el extremo de la cocina y se aproximó hasta harry y sirius. — es sólo un muchacho. — le arrebató con molestia el periódico de la mesa. — sí le dices algo más, es mejor que lo unas a la orden de una vez. —

— ¡sí, quiero unirme!. sí voldemort tiene un ejército pelearé. — potter interrumpió con clara visión de las cosas.

— ¿hm?. — sirius compusó una mueca para al parecer reprender a molly por la ola de emoción que causó en harry, pero, en secreto, le guiñó el ojo a su ahijado.

yewon volvió a su libro bastante pensativa, sentía que algo se le escapaba de su sexto sentido y el apetito se retiró tanto así como apareció; comprimiendo la especie de ansiedad que se le generó en el pecho, se levantó de la silla para irse.

— yewon, cariño, ¿a dónde vas?. — inquirió molly con preocupación al verla así de repente.

— subiré a mi habitación, quiero descansar. — respondió con simplicidad que rogó, fuera creíble.

— ¿no cenarás?, debes comer algo antes de irte a la cama. — expresó con preocupación harry, que hasta el momento no se percató de lo mucho que le preocupaba la chica a pesar de todo.

cupid y rommel le otorgaron una expresión poco legible.

— le pediré a kreacher un té sí lo necesito. buen provecho. — se despidió con una sonrisa perezosa surcándole los labios.

harry se quedó observando la salida de la cocina, preguntándose qué debía hacer al respecto.

— ¿sabes qué le sucede a tu novia, potter?. — la pregunta claramente causó algunas risitas en la habitación, pues alastor había dado por sentados los acontecimientos.

— no es mi novia. — respondió más en un susurro vergonzoso.

— yewon generalmente es más productiva que esto, deberías subir a ver cómo está. — sugirió remus con una mueca alentadora.

— claro, yo... — antes de que se levantara de su asiento, alguien lo interrumpió.

— yo iré, vuelve a tu lugar. — fred fue más rápido y antes de que le replicaran, salió también de la cocina.

— por idiota. — barulló cupid con el ceño fruncido.

harry, por otro lado, se quedó observando fijamente a la mesa, obteniendo ese sentimiento de culpa por muchas cosas.

yewon siempre estuvo para él cuando más la necesitó, en tercer año le prometió estar a su lado en cualquier problema que se metiera, sin abandonarlo, y lo cumplía a pesar de todo.

yewon era un ángel en la tierra que harry estaba lastimando con sus acciones, y ahí supo que era hora de revertirlo todo.

al diablo con theodore nott, yewon lia chang era su amiga, no volvería a abandonarla por culpa de él mismo ni por nadie.

cuando la noche cayó, yewon se despertó de repente por una pesadilla que no podía recordar.

se tocó el cuello para comprobar que estaba sudando y la mano que al parecer quería asfixiarla o matarla ( que era lo único que vagamente podía rememorar ) de verdad fuera una mala pasada de su mente.

revisó si cupid estaba en la litwra de abajo, tras comprobar que dormía profundamente con un hilo de saliva que le salía de los labios, volvió a su lugar en la cama, mirando al techo de la oscura habitación.

cerrando los párpados, trató de concentrarse en todo su cuerpo para poder conciliar el sueño, pero no lo logró. harta de no poder volver a dormir, invocó con un murmullo su libro actual y se puso a leerlo con un lumos en su varita.

llegó la mañana y ella no había dormido mucho, sin embargo, leyó todo el libro que rommel le prestó y no pudo estar más feliz. asumiendo que no todos estarían despiertos a esa hora de la mañana; bajó con cuidado de la litera.

se colocó la bata de cupid que tenía motivos de lo que parecía ser un perro, lavó sus dientes en el baño de la habitación; tras comprobar su aspecto medianamente decente, salió de allí.

entró en el recinto de la cocina dispuesta a comer algo, pero por el contrario, se encontró con molly y arthur sentados charlando.

— buenos días. — saludó con una sonrisa sincera que demostraba lo apenada que estaba por el suceso nocturno.

— buenos días, yewon, ¿ya te sientes mejor?. —

— mucho mejor, señora weasley, gracias. —

— ¿quieres comer algo?, ¿te gustan las tortitas de manzana?. — ante la mención del tan delicioso postre, los ojos de yewon se iluminaron por completo y su cabello cambió de rojo a amarillo pollito.

— señora weasley, usted no sabe lo mucho que la amo. ¡claro que quiero esas tortitas!. — exclamó a los cuatro vientos sin importarle nada.

— está bien, cielo. — respondió con una sonrisa maternal característica. — tendrás tus tortitas. —

— yewon, tu madre es nacida de muggles ¿verdad?. — preguntó el señor weasley mirándola con curiosidad.

— sí señor, ¿sucede algo?. —

— ¿conoces la función del triciclo?. — tratando de no soltar una profunda carcajada por la seriedad con la que arthur citaba la palabra " triciclo ", respondió.

— se supone que es un juguete que le permite a los niños desplazarse sobre ruedas de un lado a otro. — explicó mirando a molly cortar las manzanas en trozos pequeños.

— vaya, interesante. —  asintió como forma de memorizar el concepto.

— señor weasley, creo que ya es hora. — un harry enfundado en un traje que le quedaba ciertamente algo grande apareció en la cocina.

— harry, buenos días. — saludó molly desde su labor.

— buenos días, señora weasley. — se giró un poco para encontrarse con la mirada dulce de yewon. — wonnie, hola. —

— harry. — el nombre del chico salió de sus pequeños labios más como un suspiro, sin aprobarlo, sus mechones ahora se movieron de tonos hasta tocar el rosa chicle.

le rogaba a los calzones de merlín que él no supiera el significado de ese color.

— ¿crees que podamos hablar cuando regrese?. — ella asintió más rápido de lo esperado. sí cupid la viera iba a matarla.

— está bien. —

— vale. — él se removió incómodo en su lugar, listo para irse tras la figura del señor weasley que había desaparecido tras despedirse de su esposa.

— harry... — llamó cuando lo vio a segundos de emprender su camino. él giró a verla, y de nuevo, yewon se sintió en el cielo ante el color de sus ojos.

— suerte. — alentó levantando su mano. las palabras no eran necesarias, con esa sonrisa fe agradecimiento era más que suficiente.

ambos salieron de su vista, dejándola pensativa.

sí quería a harry de esa forma, ¿qué era lo que sentía por theo?.

y esa gran pregunta la persiguió durante toda la mañana.

































AUTHOR'S NOTE:

holi
dedicado a bbluedragon_ pq se va a hacer un fic de draco conectado a este y bueno, la amo

sin más que decir, recuerden votar comentar y cuidarse mucho, los amo ❤️✨

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