Capítulo 2.

Erik, Laila, Susan, Edmund, Lucy y Peter se encaminaron a sus estatuas y sacaron sus vestimentas, armas y varias cosas más.

–¿En serio eramos tan altos? –pregunta Lucy sacando un lindo vestido, pero grande para ella.

–Bueno, entonces eras una adulta –contesta Erik algo divertido.

–A diferencia de cientos de años después, cuando aún eres niña –responde Edmund esta vez con un casco que le quedaba grande. Los demás soltaron una risa al verlo.

–¿Que sucede, Su? –habla Laila después de verla con el seño fruncido.

–Mi cuerno, debí haberlo olvidado en la montura el día que regresamos –respondió la azabache algo confundida.

La mirada de todos se poso en el ojiazul, quien había sido el último en abrir su cofre.

–El gran invierno ha caído, con su potente rugido –dice Peter leyendo con atención el grabado en su espada.

–Al sacudir su melena, la primavera llega –termina de recitar Lucy con los ojos algo llorosos –todos nuestros amigos, el sr Tumnus y los castores... ¿Ya no están?

Lucy comenzó a sollozar en silencio, Erik se acerco a ella y la envolvió en un abrazo, la menor se aferro a él mientras lloraba con más fuerza.

–Es hora de averiguar que ha pasado aquí –comenta Peter observando a Lucy y Erik.

***

Lydia se había ido con Laila, Susan y Lucy, mientras tanto, los mellizos Evans se fueron con Erik y los Pevensie.

–¿Me miro bien? –pregunta la única pelirroja observando su vestido.

–Te miras muy bien –habla Laila con una sonrisa, Susan observó a la castaña con una mueca de lado.

Peter, Erik, Wesley, Edmund y Tristan estaban esperando a las cuatro chicas, ya tenían sus espadas listas y estaban esperando a que salieran las chicas para irse.

–Deberías usar el negro por que ese color te favorece en absoluto, princesa Ly –habla Erik observando embobado a la pelirroja, quien se sonrojo ante ese comentario.

–¿Por que no mejor vamos a dar un recorrido? –dice Peter rápidamente interrumpiendo el momento de Erik y Lydia.

Susan, Edmund, Lucy, Laila, Tristan y Wesley observaban a Peter en silencio ante eso y una expresión de fastidio se dibujo en el rostro del rubio al ver como Erik entrelazaba sus dedos con los de Lydia.

Laila, Susan, Edmund, Peter, Erik, Lydia y Tristan estaban al frente, mientras que Lucy y Wesley caminaban detrás de los mayores, la menor de los Pevensie le platicaba toda su aventura en Narnia y sobre el gran león, Aslan, Wesley oía en silencio a Lucy y un brillo comenzaba a dibujarse en los ojos de Wesley.

–Wow, me gustaría conocer a Aslan –habla Wesley luego de que Lucy terminará de relatar la historia.

–¡Te encantará conocerlo! Él es una increíble persona y es muy amable –responde Lucy emocionada.

–¿O es mi imaginación o Wesley se enamora cada día más de Lucy? –pregunta Erik de la nada, sacando a todos de su burbuja.

–Pues ojala no, por que Lucy no puede tener novio hasta los cuarenta –habla Edmund rápidamente, causando que los demás soltaran una risa.

–¡Hey! ¡Por allá! –el grito de la pelirroja los hizo voltear y notaron la presencia de dos hombres y quienes estaban dispuestos a tirar al agua a un enano.

–¡Liberenlo! –dice Susan en un grito lanzando una flecha en forma de aviso.

El enano pareció haber dicho algo, pero ninguno pareció entender lo que quiso decir.

Los soldados no le hicieron caso a la azabache y dejaron caer al enano al agua.

Laila rápidamente saco una flecha matando a uno de los soldados y el otro escapaba cobardemente de ahí.

Peter se lanzo al agua por el enano, mientras que Edmund y Tristan sacaban el barco.

–Te miras bien con el cabello mojado, eh –dice Tristan con una sonrisa, provocando que Edmund se sonrojara ante el comentario aquel.

Lucy rápidamente se dirigió al enano y cuidadosamente le corto las sogas que tenía en las manos.

El enano se quito la soga de la boca y comenzó a escupir el agua que había tragado y observo a Susan con enojo.

–¿Que me liberen? ¿Acaso no pudiste decir algo mejor? –habla con enojo el enano.

–Un simple gracias sería suficiente –responde Susan con algo de molestia.

–Ellos sin tu ayuda estaban ahogandome perfectamente –contraataca el enano algo molesto.

–O sea... ¿No querías que te salvarán? –pregunta Lydia un poco confundida.

–¿Por que te querían ahogar esos hombres? –pregunta la menor de los Pevensie con inocencia.

–Son telmarinos, eso es lo que hacen –Erik, Laila, Peter, Susan, Lucy y Edmund se observaron confundidos ante eso.

–¿Telmarinos? –pregunta Ed dejando al aire la pregunta.

–¿Aquí en Narnia? –terminan de hablar Erik y Laila.

–¿En dónde han estado en los últimos 100 años, niños? –pregunta el enano llamado "Trumpkin"

–Es una larga historia –habla Lucy con diversión.

–Diganme que no es cierto... ¿Son ustedes? ¿En serio son los reyes y reinas de Antaño? –habla Trumpkin observando a los hermanos Pevensie y a los mellizos Gallagher.

–Soy el gran rey Peter, el magnífico –se presenta el de cabellera rubia acercando su mano para estrecharla con el enano.

–Creo que debiste omitir eso último –susurra Erik un tanto divertido, causando que los démas soltarán una risa.

–Probablemente.

–Tal vez te sorprendas –dijo Peter mientras sacaba su espada.

–No creo que quieras hacerlo muchacho–.

–Yo no, ellos dos –Edmund y Erik voltearon a verse cuando Peter los había señalado con la mirada.

–¿Yo? Por dios, Peter, soy 66 kilos de huesos y piel pálida, mi única defensa es usar el sarcasmo, gracias a dios que Edmund me enseño a usar la espada –habla Erik con algo de nerviosismo y se coloco al frente junto con Edmund.

–Pero aprendiste y eso fue lo importante, Edmund y tu son los mejores con la espada –responde Peter con algo de sinceridad, causando que los presentes se sorprendieran.

Laila rápidamente tomo de la cintura a Susan luego de que Trumpkin alzo bruscamente la espada de Peter y empezó un duelo entre Erik, Edmund y Trumpkin.

–¡Erik, Edmund! –gritan Lucy, Tristan, Laila y Lydia con algo de preocupación al ver como Edmund recibía un golpe en la frente que lo hizo caer al suelo y Erik un corte fresco en la mejilla.

–Oh, ¿acaso los lastimé mis reyes? –pregunta Trumpkin divertido, pero su sonrisa se borro cuando Edmund y Erik rápidamente se pusieron otra vez de pie y comenzaron un nuevo duelo, ganandole así a Trumpkin, quien se dejo caer al suelo, asombrado.

Edmund y Erik tenían sudor corriendo por sus frentes y no dejaban de apuntar con la espada a Trumpkin.

–¡Barcos y bigotes! Después de todo el cuerno si funciono –aquello capto rápidamente la atención de Susan.

–¿Que cuerno?–.

Los diez se encaminaron al bote, mientras que Trumpkin se encargaba de contarles la historia de como había sido invadida Narnia y del príncipe Caspian.

***

Lucy y Laila observaban los árboles con una expresión de tristeza en sus rostros.

–Que quietos están –habla Lucy de repente, llamando la atencion de los presentes.

–Son árboles, ¿que estaban esperando? –responde algo molesto Ttumpkin.

–Solían danzar –responde la castaña algo apenada.

–Después de que sus reyes y reinas se marcharán, los telmarinos nos invadieron. Los sobrevivientes se escondieron en el bosque y los árboles se sumaron en un profundo sueño del cual no han vuelto a despertar –dice Trumpkin con frialdad.

–No lo entendemos –dijeron Wesley y Lucy con tristeza.

–¿En serio Aslan permitió que todo esto pasara? –dijo Laila extrañada.

–¿Aslan? Nos abandonó casi al mismo tiempo que sus reyes y reinas –responde el enano observando enojado a Laila, Lucy y Wesley.

–No quisimos abandonarlos –aclara Peter con tristeza.

–Pero eso no cambia las cosas, ¿o si? –contraataca el enano, molesto.

–Llevanos con los narnianos, eso si –responde Erik y tomo los remos que le extendía el ojiazul.

Cuando finalmente llegaron a la orilla, Peter, Edmund, Laila, Susan, Tristan y Trumpkin se dedicaban a sacar el bote del agua, mientras que Wesley y Lucy comenzaban a alejarse de sus amigos y se dirigieron hacia un enorme oso.

Erik rápidamente fue detrás de ellos al ver como ambos se alejaban.

–Chicos, no deberían seguir –habla el chico de lunares un poco preocupado, pero Lucy y Wesley simplemente lo ignoraron –Wes, Lu, hablo en serio. ¡Paren ahora!

–Hola, amiguito –habla Lucy amablemente, aquello llamó la atención de los presentes.

–Tranquil, no te asustes, somos amigos –comenta el rubio con algo de nervios.

–¡No se acerquen majestades! –dice Trumpkin en un grito y logrando captar la atención de Lucy y Wesley.

Erik abrió los ojos con miedo al darse cuenta de que el oso se dirigía corriendo hacia los tres, el azabache tomo de las manos a ambos niños y salió corriendo con los dos.

Lucy y Wesley se tropezaron con una roca y ambos fueron a dar contra el suelo, Erik con cierta rapidez coloco al rubio y a la azabache detrás de él, usándose como escudo.

–Es mejor que no des otro paso más –Erik desenvaino su espada y apunto con esta al oso, tenía una probabilidad del 100% de que moriría si se enfrentaba al oso aquel, pero no dejaría que Lucy y Wesley salieran lastimados.

–¡No, Erik! –gritaron Tristan, Edmund, Susan, Laila, Lydia y... ¿Peter?

El oso se abalanzo a los tres chicos, pero Erik actuó más rápido y levanto su espada, la cual quedo incrustada en el corazón del oso.

El de lunares rápidamente se agacho para revisar a Wesley y Lucy, quienes estaban en el suelo, abrazados temblando de miedo.

–Hey, mírenme, estan bien, lo malo ya pasó, vengan –Lucy y Wesley se refugiaron en los brazos de Erik. Laila, Tristan, Lydia, Peter, Susan, Edmund y Trumpkin se dirigieron casi corriendo hasta Erik, Wesley y Lucy, quienes aún estaban abrazados.

–¿¡Están bien!? –pregunta la pelirroja rápidamente y tomo el rostro de Erik suavemente para revisarlo.

–¡Erik! –Laila se abalanzo a los brazos de su mellizo con miedo –dios mío, pense que te perdería, no hagas eso de nuevo, por favor.

–Hey, aún tienes mucho de mi y no te libraras fácilmente, hermanita –habla Erik y beso la frente de su hermana.

–¿Estás bien? –le pregunta Peter con preocupación y le extendió una mano, aquello provocó confusión en Susan, Laila, Edmund, Tristan, Lydia, Lucy y Wesley, todos menos en el enano, ya que parecía no importarle mucho aquello.

–Si, gracias –Erik tomo de la mano a Peter, provocando en ambos una extraña corriente eléctrica que provoco que los dos soltarán rápidamente su mano.

–¿Por que no se detuvo? –Susan rompe el incómodo silencio que se había creado ante eso.

–Creo que el hambre no dejo que pensará –dice Trumpkin acercandose hacia el oso.

–Era salvaje –opina Edmund observando al oso que yacía en el suelo sin vida.

–Creo que ya no era inteligente –contesta Peter y abrazo a Lucy, mientras que Wesley se dirigía corriendo a los brazos de Tristan.

–Cuando te tratan como a un animal, en eso te conviertes. Narnia no es como ustedes la recuerdan, es mucho más salvaje –responde Trumpkin sacando una daga y después la enterro en el oso, Lucy, Erik y Wesley voltearon la mirada, asqueados.

Erik se refugió en los brazos de Lydia, quien rápidamente correspondió su abrazo.

(...)

El bote había quedado atrás, Lucy, Susan, Laila y Lydia ya estaban agotadas y sentían que en cualquier momento perderían la consciencia por culpa del cansancio.

–No me acuerdo de este camino –dice Laila agotada.

–Es lo malo de las chicas, no retienen mapas –bromea el rubio con diversión.

–Eso es por que ya tenemos algo en mente –contraataca la menor de los Pevensie con molestia.

–Si, por ejemplo yo siempre tengo en mi mente a Erik, ya tienes que irme pagando la renta por vivir siempre en mi mente, Eri –el de lunares río con ganas cuando escucho ese comentario.

–¿Ah, si? Déjame decirte que yo te gano por que he estado enamorado de ti desde hace tiempo y aunque quiera no te puedo sacar de mi mente –la confesión de Erik provoco en Lydia un fuerte sonrojo, Peter apretó la mandíbula, enojado ante aquella confesión, Lucy, Susan, Edmund, Tristan, Wes, Laila y Trumpkin observaban con asombro al azabache y a la pelirroja.

–No me perdí –habla Peter con enojo. Habían llegado a un lugar sin salida.

–No –respondió Trumpkin –solo que tomaste el camino equivocado.

–Q.A tiene razón –opina con diversión Lucy.

–¿Q.A? –pregunta Edmund confundido.

–Querido amiguito –habla la azabache mayor soltando una risa –es un apodo que le pusieron Laila y Lucy.

–Eso no es muy considerado ¿o si? –comenta Trumpkin y le dedico una mirada a Erik, Edmund y Tristan, quienes se encontraban a su lado, todos rieron por su comentario, menos Peter –no creo que por aquí lleguemos hasta Caspian.

–Te equivocas, Q.A –habla el rubio con frialdad y comenzó a alejarse de ahí.

Le hervía la sangre solo de pensar en Erik y Lydia. ¿Que tenía la pelirroja que él no? ¿Por que le importaba tanto la acercanía que tenían Lydia y Erik? ¿Por qué, por qué, por qué?

–Esta enojado –Erik observo a Edmund, incrédulo ante ese comentario.

–Ay, wow. ¿En serio? Oh dios, Edmund, la inteligencia te persigue, pero tu eres más rápido –dice Erik utilizando su clásico sarcasmo de siempre, al que todos ya se habían acostumbrado.

Edmund, Susan, Lucy, Laila, Tristan, Lydia, Trumpkin y Wesley dejaron escapar una carcajada ante eso.

***

Los chicos habían seguido a Peter hasta llegar a un alto, muy, muy alto acantilado.

–Eso pasa cuando el agua se erosiona y... –Susan guardo silencio después de que su hermano la interrumpiera.

–Solo cierra la boca.

–¿Hay algún modo de bajar? –pregunta Tristan mirando a Trumpkin...

HEEYY, capítulo dos por fin terminadoo, no me costo casi nada en escribirlo, yeiii

Los vestuarios de Lydia y Laila se encuentran en multimedia <3

¡Las/os/es quierooooo! 🌊🩵

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