SEVENTEEN

"VOLVERSE MÁS FUERTE"

HIKARI ESTABA REALMENTE PREOCUPADA, tanto ella como Itachi habían decidido ir a traer a los niños, y todo había estado bien hasta que miró el estado en el que Sasuke y Naruto estaban.

El cabello alborotado y con polvo por toda la ropa, por suerte no tenían heridas. Pero eso solo significaba una cosa, habían peleado.

—¿Fue entre ustedes? —cuestionó ella mientras revisaba a los dos pequeños.

Ninguno dijo nada, por lo que había acertado.

—Llevaban semanas sin pelear ¿Que pasó?

—¡Él empezó! —acusó Sasuke mientras señalaba al rubio.

—¡Mentiroso! —replicó el rubio con la intención de abalanzarse de nuevo al azabache.

—Naruto —espetó Hikari en advertencia—. ¿Qué ocurrió esta vez?

—¡Sasuke dijo que tú y él se iban a casar! —respondió mientras señalaba a Itachi y a ella—. ¡No quiero que te cases Hikari! ¡Me vas a olvidar si lo haces!

Mientras que Itachi se sonrojaba, Hikari soltó un suspiro mientras se agachaba a la altura de la pequeños.

—Primero que todo ¿Quien te dijo que me casaría con Itachi? —cuestionó Hikari en dirección al azabache.

—Shisui senpai.

—Ese idiota —susurró ella rodando los ojos—. Segundo, soy demasiado joven para casarme, y si así lo hiciera jamás me olvidaría de ti, de ninguno de los dos —aclaró observando a los dos.

—¿Entonces nos peleamos por nada? —se quejó el rubio.

—Así es —espetó Hikari divertida—. Ahora vámonos, hoy les enseñaré algo nuevo.

—¡Si! —chillaron los dos niños al mismo tiempo.

Los dos pequeños empezaron a adelantarse, dejando a los dos mayores solos.

—Shisui me las pagará en cuanto lo vea, lo haré llorar de dolor —espetó con decisión la albina.

—¿Te molesta la idea de casarte conmigo? —preguntó el azabache tomando por sorpresa a la Senju, quien se sonrojó.

—No me molesta la idea —admitió, provocando que el Uchiha se sonrojara—. Pero ese idiota debe parar con esas cosas. La personas terminarán creyéndolo.

Habían pasado dos meses meses desde la noche en la que Hikari se abrió con Itachi, la joven no podía creer cómo se había vuelto tan cercana a Itachi desde entonces.

Podía decir sin duda alguna que ya estaba completamente enamorada del prodigio de los Uchiha, si hace unos meses solo le gustaba, ahora mismo estaba enamorada de él.

Le gustaba cuando él le hablaba de las misiones tan peligrosas que realizaba, cuando le hablaba de las cosas que le gustaban, como leer y visitar cafés tradicionales en cada lugar que visitaba.

Había descubierto que le gustaba mucho el onigiri con algas y que detestaba el bistec, descubrió que fue a la Tercera Guerra Mundial Shinobi con cuatro años y que le gustaban los gatos.

También sabía pequeños detalles que no muchos sabían sobre él, como que le encantaba la paz, que se exige demasiado a sí mismo y es un poco pesimista cuando de él mismo se trata.

—Tendré una misión larga de unos días —empezó a decir la albina—. Durará casi dos semanas, así que no te preocupes si no me ves en estos días.

—Gracias por decírmelo —murmuró él con una pequeña sonrisa.

Eran esos pequeños detalles, esas pequeñas interacciones que hacían que el corazón de Itachi latiera con mucha fuerza.

Y le gustaba mucho.

[...]

El equipo ShiSaHi volvía a la acción después de tanto tiempo haciendo misiones sencillas. Y aunque ninguno lo iba a admitir extrañaban eso.

—Formación SaShiHi —anunció el líder del equipo.

En un inicio los tres iban a la par, pero ahora Sana se adelantó y Hikari retrocedió un poco.

—A la izquierda —anunció Hikari y los tres de inmediato cambiaron la dirección a la que se dirigían.

Estaban a punto de capturar a una banda criminal que habían empezado a causar estragos en distintos pueblos.

—Se dispersaron, saben que los estamos siguiendo —anunció la albina con frustración.

—¿Cuantos hay?

—Se dividieron en grupos de cinco, son veinte criminales. Un grupo todavía sigue esta dirección.

—Invoca a los lobos, Sana continúa y no dudes en noquearlos. —ordenó a las dos, quienes así lo hicieron.

Hikari invocó a una manada de lobos albinos, quienes eran muy buenos con el rastreo.

—Hola amigos míos ¿Podrían ayudarme y rastrear al grupo de criminales que se fueron por ahí? —señaló otra dirección diferente a la que Sana se fue.

—Así lo haremos, princesa —aceptaron los lobos y no tardaron en empezar a rastrear.

—La dirección del otro grupo Hikari.

Ella sin dudar señaló el otro lado, y con un último asentimiento ambos se separaron.

Hikari era realmente rápida por lo que no tardó en alcanzar al grupo. Cuando se colocó frente a ellos los cinco se detuvieron de inmediato.

—E-eres la princesa albina —dijo uno de ellos comprendiendo que estaban acabados.

—Veo que mi reputación me precede —espetó ella sonriendo de lado, pero eso ellos no lo pudieron observar gracias a la máscara de Hikari—. Me temo que sus días como criminales han terminado, caballeros.

Y aunque lo intentaron, no pudieron hacerle ni un rasguño a Hikari. Quien terminó amarrando a los cinco contra un árbol y antes de desaparecer murmuró que volvería por ellos luego.

No tardó en encontrar al grupo que sus lobos estaban rastreando, y tampoco se sorprendió cuando se encontró con Sana y Shisui en el camino.

Con el último grupo tardaron menos en vencerlos, y cuando terminaron con todo reunieron a toda la banda criminal.

—Hikari, habías dicho que eran veinte ¿cierto? —cuestionó Shisui con el ceño fruncido.

—Así es ¿Por qué la pregunta?

Antes de que Shisui pudiera contestar, el criminal restante se le abalanzó a Sana por la espalda.

No está vez, pensó Hikari de inmediato mientras que empujaba a Sana, la albina concentró una gran cantidad de chakra en su puño y golpeó en la cara al criminal, lanzándolo bastante metros lejos.

—Olvidaba tu gran control de chakra —murmuró Shisui impresionado de la fuerza de su mejor amiga.

—Eso no fue nada —respondió la albina mientras ayudaba a su mejor amiga a levantarse.

—Gracias Hika. Tu tiempo de reacción ha sido impresionante.

—No hay de que, Sasa.

La apuñalada de ese criminal iba directo al corazón de Sana, y de haber logrado su cometido ella hubiera muerto sin que Hikari hubiera podido hacer algo.

Pero la albina no estaba dispuesta a perder a alguien más, no de nuevo, ya no más.

Llevaba una racha de casi siete años sin perder a alguien, sonaba triste pero esa era la realidad, una a los que los ninja deben acostumbrarse.

Pero Hikari tenía esperanza de que las cosas iban a mejorar, que no iba a volver a perder a alguien preciado para ella.

Sin embargo estaba decidida a convertirse en una kunoichi más fuerte, pues nunca sabría con certeza lo que podría ocurrir en un futuro.

—Es hora de volver a casa —anunció Shisui, quien ya extrañaba la comodidad de su cama después de dormir bastantes noches seguidas en el bosque.

—Entendido Sui —canturrearon las dos adolescentes al unísono.

[...]

Estaba completamente empapada de sudor y rasguños, había estado entrenando su taijutsu mientras luchaba contra un clon de madera.

Ahora mismo entendía a los criminales a los que se enfrentaba, sus compras dolían bastante.

—Al menos el calentamiento no estuvo tan mal —murmuró ella mientras bebía un poco de agua.

—¿Eso era el calentamiento? —cuestionó Naruto mientras observaba a su hermana con admiración.

—Claro, no utilice ni siquiera una décima parte de mi potencial —afirmó ella con una sonrisa—. Y debo volverme mucho más fuerte si quiero protegerte, solecito.

—¡Pero si ya eres muy fuerte Hikari!

—No lo suficiente —replicó ella, ahora ve adentro a hacer tu tarea, yo debo continuar mi entrenamiento.

—Pero quiero continuar viendo.

—Si estás muy cerca puedo lastimarte, y eso es lo que menos deseo ¿Entiendes?

—¡No es justo, dattebayo! —se quejó.

—La vida es así solecito, ahora adentro. Además de que ya deberías estar dormido.

Una vez el pequeño estuvo adentro, ella decidió adentrarse al bosque, ahí practicaría mucho mejor.

Inicialmente invocó un clon de madera con el cual continuó entrenando taijutsu, pero después decidió agregarle ninjutsu, solo con la condición de que Hikari no iba a utilizar ninguno.

Debía enfocarse en su velocidad, en mejorar el Hiraishin no Jutsu. Debía ser más rápida de lo que su abuelo o Minato alguna vez fueron. 

Pasaron los minutos y cuando se hartó de recibir tanto golpes, concentró una gran cantidad de chakra en su puño y le asestó un golpe en la cara al clon, acabando con él y dejando solo un tronco de madera.

—Por Dios, si golpeo fuerte —murmuró ella mientras caminaba regreso a la mansión, estaba completamente agotada.

En el transcurso a su mansión, miraba los árboles con tranquilidad, recordaba todas las veces que de niña acompañaba a Kushina a dejarles el almuerzo a Minato y a su equipo, quienes entrenaban en ese mismo lugar.

Recordaba con mucho cariño a Obito, por quien había desarrollado un pequeño enamoramiento infantil, que ciertamente desapareció cuando empezó a conocer mejor a Itachi hace ya más de un año.

—Espero que estes orgulloso de lo fuerte que estoy empezando a ser, Obito-san —dijo ella con una sonrisa nostálgica—. Y espero que seas feliz con Rin-san allá arriba.

Pensó también en su madre, cosa que no había hecho desde que habló con Itachi a inicios del año, últimamente estaba pensando más en esa mujer que en toda su vida.

Será la falta de trabajo, pensaba ella.

Finalmente pensó en lo rápido que Naruto estaba creciendo, y ella estaba segura que nunca lo había visto tan feliz como en el último año.

Probablemente era por la amistad que Naruto había empezado a formar con Sasuke. Era su primer amigo después de todo.

Pensando en Sasuke, realmente le agradaba el pequeño hermano de Itachi, aunque ambos eran muy opuestos en cuanto a personalidad, se notaba lo mucho que se amaban entre sí.

Deseaba que la felicidad que estaban sintiendo les durara mucho más tiempo.

Author's note:

A ver, creo que me he confundido un poco con las edades, pero Naruto y Sasuke tienen seis años, Itachi doce y Hikari catorce. Solo aclarando.

Como dato curiosos, la masacre del clan Uchiha ocurre cuando Sasuke tiene 7-8 años e Itachi unos 13-14.

Cuídense ✨

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