𝐎𝐍𝐄

"SHISUI Y SANA"

LOS MIRÓ CON UNA MUECA, la pequeña de solo cuatro años observaba a su padre y a su padrino sin ganas de que alguno de los dos fuera a esa famosa guerra que se estaba dando en el actual mundo ninja.

Hiroko y Jiraiya por su lado observaban como su preciada niña parecía estar a punto de llorar, cosa extraña en ella pues Hikari rara vez lloraba o hacía algún berrinche.

—Princesa ¿Qué tienes? —espetó Hiroko mientras cargaba en brazos a su pequeña hija.

—No quiero que se vaya, padre —respondió la menor mientras se aferraba al cuello de su padre—. Se qué muchos ninja no regresan de la guerra y no quiero que usted y tío Jiraiya me dejen sola.

Los dos adultos se miraron con cierta sorpresa, ninguno pensaba que la menor estuviera enterada de ciertos horrores de la guerra. Sin embargo, los dos supieron de inmediato quien era el responsable de que la pequeña supiera tanto sobre la guerra, se trataba de cierto Uchiha.

Minato Namikaze había sido alumno de nadie más que Jiraiya, el padrino de Hikari y mejor amigo de Hiroko. Minato de igual manera tenía tres alumnos a los que estaba entrenando, entre ellos se incluía Obito Uchiha, quien de inmediato se encariñó con la adorable Hikari y hacía todo lo que ella le pedía.

Seguramente la menor le había pedido al Uchiha que le explicara sobre el mundo ninja, y este sin poder resistirse a los encantos de la princesa, le contestó todo lo que ella preguntaba.

—¡No te preocupes princesa! —espetó Jiraiya mientras tomaba a su ahijada en brazos—. Tu padre y yo, sobre todo yo, somos muy fuertes, volveremos sanos y salvos de la guerra.

—¿Lo promete? —murmuró la menor mientras le extendía su meñique a su padrino, quien asintió con una gran sonrisa y entrelazó su propio meñique con el de ella.

Sin más Jiraiya continuó tranquilizando a la menor, le contaba lo fuerte que él y Hiroko habían sido en muchas misiones, cosa que en efecto tranquilizó a la menor.

Hiroko observaba con una sonrisa a su hija y a su mejor amigo, el Senju no se arrepentía de haber hecho a Jiraiya padrino de Hikari. Eso sí, a veces se ponía celoso del gran lazo que esos dos compartían.

¡Eran bastante parecidos! No solo en su personalidad entusiasta y animada, sino que también físicamente, los dos eran de tez pálida y de cabello blanco, Hikari parecía más hija de Jiraiya que de él, pues Hiroko tenía el cabello castaño y la tez morena.

—Ahora, antes de que Hiroko y yo nos vayamos ¿Qué te parece si vamos a visitar a Minato y a su equipo? —Y con eso los ojitos de la menor se iluminaron, podría ver a Obito.

Con la pequeña Senju en brazos, Jiraiya seguido de Hiroko fueron al lugar de entrenamiento de Minato y su equipo, sabía que ellos estarían ahí.

Llegaron y no se sorprendieron de encontrar a Kushina Uzumaki ahí, la mujer de cabello pelirrojo pasaba bastante tiempo con el equipo de su esposo, y por ende con Jiraiya, Hiroko e Hikari.

La Uzumaki de inmediato tomó a la pequeña en brazos, quien no dudó en corresponder el abrazo de la mayor, sin duda alguna esas dos se querían demasiado.

—Hikari~ ¿Cómo te encuentras el día de hoy?

—Papá y el tío Jiraiya se irán a la guerra —murmuró la menor con una mueca—. Eso no me agrada.

—Ya lo hablamos de esto princesa —le dijo Hiroko mientras le sonreía a su antigua alumna—. ¿Por qué no vas con los otros niños?

La menor soltó un bufido pero asintió y Kushina la bajó de sus brazos, la albina de inmediato fue hacia Rin, Obito y Kakashi, quienes se encontraban almorzando. Solo los primeros dos se alegraron de ver a la pequeña.

—¡Hika-chan! —espetó Obito con una sonrisa al ver a la Senju.

—Obito-senpai —saludó la menor con una gran sonrisa, el Uchiha enternecido abrazó con fuerza a la pequeña—. Rin-senpai, Kakashi-senpai, es bueno volver a verlos —le sonrió a los otros dos shinobi.

—Hikari-chan —espetó Rin con una gran sonrisa—. Que alegría volver a verte.

—Senpais —comentó la menor con una gran sonrisa—. ¡Entré a la Academia hace poco!

—¡Eso es bueno Hika-chan! —espetó el Uchiha mientras dejaba de abrazar a la menor, ella se colocó frente a los dos chicos que si le hablaban, contrario a Kakashi, quien solo se dedicaba a observarla.

—Prometo ser tan increíble como tú, Obito-senpai —declaró la menor con una gran sonrisa—. ¡Incluso podríamos hacer misiones juntos en un futuro!

—¡Eso estaría increíble, Hika-chan! —exclamó igual de emocionado el Uchiha.

Charló un buen rato con Obito y con Rin, pero cuando la hora de irse llegó, con una sonrisa triste se despidió de los tres chicos, de igual manera se despidió de Minato, y con Kushina cargándola, se estaba despidiendo de Hiroko y Jiraiya.

Besó la mejilla de su padre, de su padrino y luego se aferró al cuello de Kushina, quien le acarició el cabello con delicadeza.

—Cuida de Hikari, Kushina-san —espetó el Senju observando a su antigua alumna.

—Con mi vida, sensei —respondió ella firme.

Y con eso, los dos ninja desaparecieron.

—Muy bien Hikari-chan, me quedaré en tu casa mientras Hiroko-sensei no está ¿Te parece bien? —la pequeña albina asintió con una pequeña sonrisa.

—Me parece más que bien, me alegra que seas tú quien me cuide, Kushina-san.

—¡Disfrutarás mucho tu tiempo conmigo, dattebane! —aseguró la pelirroja con una sonrisa.

Y Hikari le creyó.


[...]


La pequeña albina de cinco años se encontraba camino a la Academia Ninja con su mejor amiga al lado, Sana Uchiha. Al inicio todos pensaban que era una mala idea juntar a los Uchihas con una Senju, creían que se llevarían mal, siendo eso lo contrario, Hikari se llevaba bien con todos sus compañeros de clase, o bueno, en su mayoría.

—Hikari-chan ¿Qué crees que vamos a aprender hoy? —cuestionó Sana mientras se sentaban juntas—. Bueno, tú ya debes saber todo esto.

—Bueno, la verdad no tengo idea de-

—¡Hikari-san, Sana-san! —espetó una tercera voz interrumpiendo a la albina—. ¿Puedo sentarme con ustedes?

—¡Shisui-san! —exclamó Hikari con una sonrisa—. Es bueno verte.

—Shisui, siempre podrás sentarte con nosotras, ya deberías saberlo —continuó diciendo Sana.

El otro Uchiha se sentó en el tercer asiento restanto, así Hikari quedó enmedio de ambos.

—Y bien ¿Qué haremos al salir? —espetó Hikari mientras observaba a sus dos amigos.

—Podemos entrenar —sugirió Shisui con cierta timidez.

—O podemos ir a comer —sugirió Sana.

—Huh ¿Qué les parece ambas? Podemos ir a mi casa, ahí podemos entrenar y luego comer algo, estoy segura que mi padre va a estar encantado.

Los dos Uchiha estuvieron de acuerdo con ella, ambos con una sonrisa en sus rostros. Durante el resto del día se mantuvieron normal, y cuando las clases terminaron los tres corrieron hacia la mansión Senju.

Esa gran casa era habitada solo por Hikari y Hiroko, pues dicha mansión le había pertenecido a nadie más que Tobirama Senju, el abuelo de la pequeña albina.

—Mi papá está de misión con mi padrino y otras personas, la persona que me estaba cuidando tuvo que salir de misión —empezó a decir la albina—. Me alegra que estén aquí, así no estoy sola.

—Con nosotros a tu lado ya no estarás sola ¿cierto? —espetó Sana tomando las manos de su amiga, Shisui asintió con una leve sonrisa.

De ahí una gran amistad surgiría.

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