𝐯. 𝚛𝚎𝚕𝚊́𝚖𝚙𝚊𝚐𝚘

Hasta que muera el último rayo de vida.


。゚゚・。・゚゚。
゚。 5 。゚ Era invierno, y Saory ya había
    ゚・。・゚ cumplido cinco años. La pequeña estaba sentada frente a una mesa en la sala de estar mientras los suaves copos de nieve caían fuera. Incluso dentro de la casa de la Namikaze, el frío aire penetraba en el interior.

En el cielo habían juntado nubes tenues, haciendo que toda la aldea se tornara de un gris apagado. Era lúgubre, como si la naturaleza estuviera privada de sus colores. Los árboles parecían encontrarse en su fase final al igual que el suelo y todo lo demás. Aunque el sol estaba en su apogeo, no ofrecía ninguna luz para aquellas almas encogidas.

El invierno. Era la estación menos favorita de Saory. Ella no podía entrenar tanto y no podía ver a Itachi durante ese tiempo. Sin embargo, todavía tenía algo por lo que estar agradecida.

Su padre, Minato, podía quedarse en casa más a menudo. Saory pasaba tiempo con él, pidiéndole que le enseñara más de los Jutsus de Sellado del Clan Uzumaki.

Ella aún no era capaz de dominar el justu-shiki.

La única pista que le dio su padre fue una simple frase: el jutsu-shiki era un sello especial que reflejaba el alma.

─Papá─

Minato estaba cocinando el almuerzo cuando escuchó la llamada de su hija. ─¿Qué pasa?─ Mientras se limpiaba las manos en el delantal rosa que llevaba, se dirigió hacia donde estaba su hija.

─¿Qué es el alma?─ Saory lo entendía por definición, pero lo que no lograba comprender era el principio subyacente encarnado en ella.

Minato sólo sonrió y le acarició el pelo. ─El alma es la naturaleza moral y emocional del ser humano. Es lo que hace que Saory sea Saory─

No le importaba explicárselo de forma subjetiva, pues su hija era lo suficientemente inteligente como para procesar los pensamientos con claridad.

─Osea que ¿soy lo que soy? ¿es lo que me define?─ Murmuró con el ceño muy fruncido, analizando internamente el enigma que había detrás de sus palabras. ─¿Verdad papá?─

─Cierto─ Señaló, riéndose. ─Escucha cariño, saber 'quién eres' es lo más esencial de todo. No importa dónde estés o lo lejos que vayas, si sabes quien eres y lo que sientes, estarás en paz contigo misma. Y eso es lo fundamental del jutsu-shiki─

─Comprendo, ¡gracias papá!─

─No hay de que pequeña─ Tras besar la parte superior de su cabeza, volvió a la cocina.

El alma.

Es lo que me define.

Es lo que me hace ser quien soy.

Por cierto... ¿quién es ella? ¿Quién demonios es Saory Namikaze?

Estaba mirando los libros sobre su mesa, pensando, hasta que uno de sus mechones de color carmesí se interpuso frente a sus ojos.

Lo tomó y se le quedó mirando como si fuera la primera vez que lo veía.

A Saory no le gustaba su pelo de forma inminente; pero tampoco lo odiaba.

Esos cabellos escarlatas son parte de su identidad.

¿Identidad?

Una imagen apareció en su mente.

[...] Mis pensamientos sobre ti son como esta higanbana [...]

Esas fueron las palabras de su querido amigo, Itachi.

Lirios de araña rojos.

Una flor que tenía el mismo color de la sangre.

La sangre...

Su cabello y su sangre, llenas de un color tan vivo como el de una Higanbana, una sola flor era bella, pero cuando muchas florecían juntas creaban un hermoso paisaje, asemejándose a un entorno de llamas implacables y fatales.

Saory no tardó en acumular este concepto en un punto de enfoque.

De repente, fue como si un mar ardiente de lirios de araña rojos hicieran una guerra en sus ojos, introduciéndose en su sangre, palpitando en su alma.

Saory cerró los ojos, completamente sumida en sus pensamientos.

Mi nombre es Saory Namikaze, una simple extraña en esta gran Tierra.

Ella, una niña que vino del polvo, y al polvo volverá. Aunque su vida no tenía sentido, su identidad tenía un símbolo.

Higanbana.

Al igual que el color carmesí de la flor, su pelo y su sangre gritaban lo mismo, la voluntad del fuego estaba manifestándose en su interior.

Mientras estaba en una profunda concentración, tocó el papel que yacía en su escritorio, dejando que chakra fluyera de sus palmas. Entretejiéndose en una imagen, reflejando cada nivel de su conciencia.

Una vez que abrió los ojos, vió la marca que había creado.

Saory podría haber jurado que su corazón casi se le salió del pecho al primer vistazo.

─¡P-papá!─ Tan contenta como pudo, lanzó un chillido que hizo que Minato se estremeciera de sorpresa. Saltando de su silla, corrió a la cocina con el papel en la mano. ─¡Lo hice papá! ¡lo hice!─

El rubio con una sonrisa tan cálida como el sol del verano observaba a su pequeña hija de cabellos rojizos tan vibrantes como el fuego. Minato se puso en cuclillas para encontrarse con su alegre expresión, luego la levantó y se sentó en la silla más cercana del comedor.

─Déjame ver─ Sonrió, pues ya tenía idea de a que se debía su elevado ánimo.

Saory le mostró lo que había en el papel, con un rubor que rozaba sus mejillas.

─¿Un higanbana...?─ Se asombró, ocultando el malestar en su voz.

─Sí, eso me identifica, me hace sentir quien soy─

─Es hermosa─ A continuación, le acarició el pelo para darle una sensación de reconocimiento por su duro trabajo. Minato no se lo mostró, pero se mostró reacio. El significado que había detrás era extraño, algo que no podía explicar.
─¿Me darías tu marca, Saory?─

La niña asintió obedientemente. Minato extendió su mano, y Saory colocó la suya sobre ella. Volvió a concentrarse, sintiendo la misma emoción de hace un rato.

Su chakra tatuó la imagen en su palma, grabando profundamente el lirio carmesí.

Minato creía en las capacidades de su hija, pero no podía negar que Saory siempre superaba sus expectativas.

La Higanbana tiene un mal simbolismo enrevesado, él sólo espera que ella pueda invertir dicho significado.

─Siempre estaré orgulloso de ti, Saory─

En el rostro de la niña se dibujó una sincera sonrisa de satisfacción por su logro, y luego lo abrazó. ─¡Gracias papá!─

─Sí, y ya que has desbloqueado el jutsu-shiki, te enseñaré el Hiraishin No Jutsu─

─¡Sii!─ Saory chilló de alegría.

─Cuando llegue la primavera─ Continuó el rubio.

La decepción se grabó en su rostro. Como estaba nevando, no se podía evitar.

Al poco tiempo, las dos oyeron el chirrido de la puerta al abrirse.

Era Kushina, entrando desde el exterior.

─¡Mamá!─ Saory se bajó del regazo de su padre y corrió hacia donde estaba el vestíbulo. ─¿Dónde has estado? ¡Está nevando y hace mucho frío afuera! ¡Deberías quedarte en casa!─ La niña tiró de la mano de Kushina y cerró la puerta. ─Mamá verás, yo-─

─¡Vas a ser hermana mayor, dattebane!─ Exclamó Kushina, con una expresión de felicidad indescriptible pintada en la cara.

─¿Hermana mayor?─ Musitó Minato, que casualmente estaba detrás de ellos. ─¿Saory lo será?─

─¿No es genial, 'ttebane?─ Su emoción era alta, casi haciendo que sus ojos brillaran.

─Entonces, eso significa...─ Aunque Minato seguía abrumado, se acercó a su mujer y la abrazó con fuerza.

Saory sabía lo que quería decir su madre.

Hermana mayor... ¿Yo?

[ᴛɪᴍᴇ sᴋɪᴘ]

























Era el comienzo de la primavera.

El sol estaba ya por debajo del horizonte. Los árboles circundantes eran tan sólo siluetas reflejadas en el suelo. La abundante hierba primaveral, brillaba como si tuviera su propio y suave resplandor.

Era ciertamente pacífico, pero la frustración de la niña era mayor. La mencionada había estado entrenando todo el día, pero no logró hacer ningún progreso.

Ya tenía su justu-shiki, pero empezaba a dudar de si realmente podría utilizar la Técnica del Dios del Trueno Volador.

Su padre estaba muy ocupado últimamente y no tenía tiempo para prestarle mucha atención a su entrenamiento.

Jadeante y mentalmente agotada, decidió parar por ahora.

Saory se sentó, suspirando pesadamente.

El atardecer primaveral pronto acabaría dominando el cielo, pero la joven no quería volver a casa.

En el silencio, una pequeña aura parpadeó en medio del bosque desierto. En ese momento, sintió que era observada por alguna persona.

─¿Por qué no sales y te muestras?─ Saory habló con un tono apagado.

Tras sus palabras un hombre se reveló.

─¡Vaya, vaya, qué sentido de percepción más agudo, señorita!─ Dijo de forma gregaria, frotándose la nuca.

Saory observó al hombre. Tenía el pelo blanco de punta hasta la cintura y dos flequillos hasta los hombros que le enmarcaban la cara. Tenía unas líneas rojas bajo los ojos que se extendían por la cara.

Un anciano extraño.

No perdió ni un segundo para charlar con él, así que se levantó y cogió su kunai con sus marcas.

─Oh-ho, ¿pelo rojo?─ Dijo el hombre incrédulo. ─Tal vez ¿eres...?─

Eso llamó la atención de Saory. La última vez se metió en problemas por ser pelirroja, pero ahora, Saory no tenía motivos para sentirse incómoda.

La joven de pelo carmesí miró al hombre y era, en efecto, un extraño. Buscó en su memoria... pero ningún recuerdo sobre él despertó.

La pequeña le apuntó con su kunai. ─¿Quién eres tú? ¿Qué quieres de mí?─

El hombre se rió, soltando una risa alegre a pesar de su actitud hostil. ─Es muy grosero de mi parte, ¿no?─ El hombre no perdió la oportunidad de ser llamativo haciendo poses de kabuki, presentándose dramáticamente. ─¡De norte a sur, y de este a oeste! ¡Ni siquiera los seres celestiales pueden derrotar a este Sannin Legendario! El encantador de sapos, el ermitaño del monte Myōboku, ¡un ninja que infunde miedo en los corazones de la gente! Sí, estoy hablando nada más y nada menos que de mí mismo, ¡el Maestro Jiraiya!─

Saory estuvo a punto de dormirse con su parloteo, mirándolo con cara de aburrimiento. Pero de repente su mente formuló un pensamiento cuando escuchó su nombre. Jiraiya. Estaba segura de que no era la primera vez que lo oía.

Jiraiya, Jiraiya . . .

─¡Ah!─ La cara de Saory brilló. ─¡Eres el sensei de mi papá!─

Jiraiya se rió, acercándose a ella ─¿De verdad me conoces?─

─Sólo por el nombre─ Rió tímidamente e inclinó la cabeza. ─Perdona mi grosero saludo─

─No te preocupes─ Le puso una mano en la cabeza. ─Has crecido mucho, ¿eh, Saory?─

─No tanto, Jiraiya-san─

─El sol ya se ha puesto, ¿qué haces todavía fuera?─

Saory sólo suspiró y sus labios se curvaron hacia abajo. ─No quiero ir a casa─

Jiraiya la observó pensando en que ella podría haber entrado en la fase de rabieta de los niños pequeños; el Sannin Legendario pensaba que esta etapa era una parte importante de su desarrollo. Luego se acomodó en el suelo. ─¿Quieres hablar de ello?─

─¿Te parece bien?─

El hombre se rió con suficiencia. ─Bueno, podría dedicarte algo de tiempo─

Saory se había sentado también, con las piernas cruzadas. Tras un pequeño silencio, dijo: ─Es porque no siento que pertenezca a ese lugar─

Eso confundió al adulto. ─¿Por qué dices eso?─

La pequeña se sentía abatida. ─He estado entrenando el Hiraishin no Jutsu durante al menos un par de meses, Jiraiya-san, pero mi papá siempre está demasiado ocupado con sus trabajos de Hokage, y sólo ha practicado conmigo una sola vez─

Jiraiya perdió sus palabras, con la mandíbula abierta. ─¿Puedes hacer el Hiraishin?─

Habilidades como la suya y la de Minato sólo se daban en cien años.

─Hmm, no, al menos por ahora. O quizás no lo logre nunca─

─Pero ya tienes tu jutsu-shiki, ¿no?─ Saory asintió. ─Entonces, ese es el comienzo. Incluso Minato no lo dominó de inmediato, tienes que tener paciencia, además hay riesgos─

─¿Riesgos? ¿Cómo qué?─

─Por ejemplo, cuando logras entrar en un vacío dimensional, y al hacerlo cometiste un movimiento equivocado, hay una gran posibilidad de que quedes atrapado allí─

Saory se estremeció, de repente se sintió ansiosa. ─Yo... ¡No quiero seguir practicando el Hiraishin!─

Jiraiya soltó una cálida risa. Esta niña, pensó, aunque tenía algunos rasgos y la inteligencia de Minato, seguía teniendo de alguna manera la actitud y el físico de su madre.

─No tengas miedo, Saory. Sólo entrena mucho, y tus esfuerzos darán frutos─

─¿Pero cómo voy a entrenar?─ Se quejó ella. ─Mi papá siempre está ocupado con su trabajo, casi ni lo veo, y una vez que está en casa, toda su atención se centra en mamá... Y mamá está extra-regañona estos días, tiene muchos cambios de humor, por eso estoy fuera de casa a menudo. Creo, que es por su embarazo, la única persona que puede calmarla es mi papá. Ambos no me prestan mucha atención─

Con su declaración, Jiraiya discernió que Saory no era consciente de la situación de Kushina: ser una Jinchūriki mientras lleva un niño en su vientre.

─Ya, ya, Saory, cálmate─ Trató de consolarla, pues comprendía sus sentimientos. ─Me quedaré en la aldea por... veamos... Al menos un mes, diría yo. ¿Quieres que te ayude con tu entrenamiento?─

─¿Lo harías?─ Su rostro se iluminó y sus ojos brillaron.

─¡Por supuesto! Informaré a Minato al respecto─ En el fondo de su mente, pensaba en tratar de ser un hombre decente durante un tiempo. Y aparte de eso, Saory podría ser la niña de la profecía.

─Entonces-─ Ella inclinó la cabeza. ─Es un honor ser su alumna, Jiraiya-sensei─

─Claro que sí─ Respondió él. ─Pero te pido que por favor, comprendas a tu madre, y que ames y cuides al hermano que lleva dentro─

El rostro de Saory se quedó en blanco, mirándolo con una expresión catatónica reflejada en sus ojos. ─Pero... No quiero un hermano─

Jiraiya sólo sudó.

Eso sí que es un problema, ¿verdad?

[ᴛɪᴍᴇ sᴋɪᴘ]

























Era el final de la primavera y el principio del verano. La pequeña Saory cogió fiebre. Sólo por una razón: el descuido de su salud.

Su hermoso rostro estaba rojo como la remolacha y su piel templaba con sudores fríos. Esta respiraba profundamente, como si el oxígeno no pudiera circular bien por sus corrientes sanguíneas.

Su estado preocupaba mucho a Kushina. Saory era su querida hija, su propia carne y sangre. Su dolor también era suyo.

Saory había permanecido enferma estos últimos tres días, y Kushina no se había atrevido a apartar los ojos de ella. La mujer colocó paños de agua fría sobre su frente intentando que la fiebre desapareciera.

Su hija podría estar durmiendo, pero su agotamiento era visible. Lo único que pudo hacer fue abrir la ventana para que el viento primaveral entrara en su habitación, mientras la arrullaba con una canción de cuna.

─Saory...─

Tras percibir el llamado, Saory se despertó por dicho sonido emitido por su padre.

─Papá─ Graznó ella.

Minato le puso la mano en la frente. La fiebre le bajó. Ahora la cuidaba él, porque su mujer tenía que descansar.

─¿Cómo está mi pequeña?─ Preguntó, acariciando ahora con cariño su precioso pelo.

Saory sólo le miraba fijamente. Todavía se sentía mareada, ni siquiera estaba segura de que su padre frente a ella fuera real.

Débilmente, Saory levantó la mano, intentando alcanzar el rostro de su padre.

Lo sintió real, pues no se desvanecía como las imágenes de sus sueños.

La pequeña le ofreció a su padre una sonrisa pequeña y de corazón puro. ─G-Gracias...─

Minato sólo parpadeó sorprendido. Ahora, la culpa se le disparó al pecho. ¿Qué había hecho para merecer la amabilidad de su hija?

Con una simple palabra de agradecimiento, se dio cuenta de lo que se había perdido durante un tiempo.

Su tiempo con ella se volvió realmente limitado, tanto, que ni siquiera había notado los cambios en ella, había crecido y se había cortado un poco el cabello. Incluso su voz, se volvió ligeramente más baja, pero cariñosamente dulce.

Ella crecía más y más.

Ya se había perdido mucho de eso, y no le gustaría perderse más.

En ese momento, hizo una promesa.

La verá crecer cada día; la enviará a la escuela de vez en cuando, verá todas las mejoras de su Ninjutsu, le ayudará a entrenar, tratará de comprender sus emociones y pensamientos, la consolará cuando esté triste y herida, y reirá con ella en los momentos de felices ,será alguien con quien hablar cuando se enamorara, o incluso su hombro para llorar durante el desamor, definitivamente pasará más tiempo con ella, no quiere perderse más de su crecimiento.

Había mucho más que ver, mucho más que sentir, mucho más compartir.

Minato sólo sonrió.

Saory, debería ser yo quien te diera las gracias.

Entonces se levantó, agachando la parte superior de su cuerpo para darle a su querida hija un beso en la frente. ─Bajaré un rato, tu bello padre te preparará una buena comida. Para que te recuperes rápido, ¿vale?─

Saory no tuvo otra forma de responder que sonriendo.

Saory es alguien a quien él y Kushina aman con todo su ser, son capaces de cualquier cosa por su bienestar, morirían por ella si fuera necesario.

[ᴛɪᴍᴇ sᴋɪᴘ]

























El verano siempre había sido una estación animada. Ese día, al final de la tarde, el cielo estaba muy brillante. La Tierra justo antes de la puesta de sol estaba llena de una energía impecable de la que Saory quería estar rodeada constantemente.

Su fiebre ya había desaparecido y se encontraba totalmente bien.

En esta hermosa hora dorada, Saory y su madre estaban fuera de su casa, sentadas bajo la sombra de un árbol.

Kushina tenía la espalda apoyada en el tronco de este mientras leía un libro y le acariciaba el pelo a su hija con mucha delicadeza y cariño mientras ella apoyaba la cabeza en su regazo.

Saory, que al principio odiaba la idea de tener un hermano, poco a poco se estaba adaptando. Y ahora le agrada; especialmente, por la calidez que sentía al acariciar el vientre prominente de su madre. Apoyó su oído en él, tratando de escuchar lo que hacía su hermanito.

Sin embargo, no escuchó nada, sino algunos gruñidos y un aura extraña.

─Mamá─ Llamó.

─¿Hmm?─

─Uhm, ¿por qué siento que hay algo dentro de ti?─

Kushina casi lloró. ¿Podía sentir el chakra del Nueve Colas? Debería haberlo esperado. Con su embarazo, el sello se debilita más cada día.

Después de todo, mantuvo la calma y respondió a la pregunta de su hija. ─¿Te refieres a tu hermanito?─

Saory simplemente negó con la cabeza. ─No... Es más bien algo espiritual... Es como un ser frío y tenebroso, pero de alguna manera gentil y amable─

Con eso, Kushina soltó una risita.

¿Has oído eso, Kurama? Hasta mi hija piensa lo mismo.

[ᴛɪᴍᴇ sᴋɪᴘ]

























Era el final del verano, pronto el otoño.

Después de la clase, Saory se dirigió directamente al campo de entrenamiento.

Ahora podía dominar el Jutsu del Dios del Trueno Volador, aunque fuera un poco.

Tomó un pequeño refrigerio mientras se sentaba bajo un árbol.

En la soledad la pequeña pelirroja de ojos azules cual zafiros, observaba todo a su alrededor.

La belleza la rodeaba. Le encantaba ver la fina hierba que crecía constantemente a su alrededor, los árboles que se mantenían en pie estación tras estación, durante años y años, también amaba las flores que rodeaban el lugar, llenando su corazón de alegría y amor, y el sol menguante que siempre brillaba sobre su cuerpo.

La naturaleza es algo maravilloso; Saory cada día se quedaba cautivada por su belleza. A sus ojos, era una obra de arte, le hacía querer entonar poesías.

Algo mágico.

Entonces, algo crujió sobre el suelo cubierto hierba. Una ramita se rompió. En la esquina de su visión, una figura salió.

─Hola, Saory─

Felicidad fue lo que sintió Saory cuando apareció Shisui.

─¡Shisui-san!─ A trompicones, se levantó y corrió hacia él. Con una amplia sonrisa, lo abrazó por la cintura.

Shisui se sintió cegado por su sonrisa de querubín y se derritió por su cálida bienvenida. Entonces sonrió. Cada vez que la veo está más animada.

Aunque no sólo a ella. Lo mismo ocurre con Itachi.

Saory rompió el abrazo y dio un paso atrás. ─¿Cómo ha ido tu misión?─

─Fue un éxito, gracias por preguntar─

Había estado fuera unos días, haciendo una misión de rango C.

─¿Y como estás?─ Preguntó ella. ─Debes estar cansado, ¿no, Shisui-san?─ Saory le agarró la mano y tiró de él para que se sentara.

La niña se encariñó demasiado con él, formando una relación similar a la de los hermanos. Shisui-san era increíble. Era muy amable y humilde. Inmediatamente lo aceptó como amigo la primera vez que Itachi se lo presentó. Le enseñó muchas técnicas y fue muy paciente con ella cuando le hizo muchas preguntas.

Shisui sólo le acarició el pelo. Siempre había sido una chica dulce, aunque a veces un poco distraída.

─Es raro verte sola─ Dijo. ─¿Dónde está Itachi?─

─Itachi dijo que iba a cuidar de su hermanito─

─Sasuke, ¿eh?─ Shisui asintió. ─Tú también tendrás pronto a tu hermanito, ¿verdad?─

Saory sólo hizo un mohín con los labios. ─Sí, espero que no sea un llorón─

─Pero los bebés siempre lloran─ Se rió el adolescente de cabellos azabaches. ─Eres graciosa, Saory. Por cierto, ¿cómo está tu Hiraishin?─

Ella suspiró ─Eso es algo que no es digno de ser hablado─

─No digas eso─ Le pellizcó la mejilla. ─Aunque sea un logro pequeño, sigue siendo una mejora. Recuérdalo─

─Vale, lo recordaré─ Sonrió ella.

─¿No vas a hacerme preguntas?─ Dijo el Uchiha. Saory era entrometida por naturaleza, y se sentía diferente si nunca preguntaba algo.

Saory se puso a pensar. El Hiraishin no Jutsu era una técnica de espacio-tiempo. Ella sabía lo básico acerca de el espacio y el tiempo, pero parecía que el jutsu en sí requería más que sólo saberlo.

─Shisui-san, ¿qué sabes de los viajes espacio-tiempo?─

Shisui también sabía lo esencial.

El Jutsu Espacio-Tiempo y el Jutsu de Intercambio de Cuerpo tenían algunas similitudes.

─Saory, dime ¿qué puedes decir sobre este entorno?─

La pequeña dama de pelo carmesí observó lo que se veía al frente, recorriendo sus ojos libremente. ─Es un paisaje hermoso, algo que puedo sentir con mis cinco sentidos─

─Correcto─ Señaló él, con el dedo índice levantado. ─En un término más técnico, se llama Espacio. El espacio se describe como un escenario tridimensional, algo que tiene x longitud, anchura y altura─

Saory contuvo la respiración, ese pensamiento nunca se le había pasado por la cabeza. La asombró al máximo.

─Y el tiempo es la parte más interesante, Saory─

─¿Qué es, Shisui-san?─ La niña estaba entusiasmada por la explicación que le daba Shisui.

─El tiempo es la cuarta dimensión─

─¿Cuarta dimensión?─ Repitió ella, asombrada. ─¿Algo así existe?─

─Sí─ Afirmó. ─Si puedes combinar tu chakra a través del espacio, es entonces cuando entras en el vacío dimensional llamado Tiempo. El tiempo se ilustra como una ilusión, algo constante que sólo se mueve hacia adelante; es relativo, y puede variar dependiendo de los diferentes observadores y de tu velocidad a través del espacio─

Como si se tratara de una señal, una idea le vino a la mente. ─¿Dependiendo de mi velocidad en el espacio?─

Shisui continuó, sonriendo. ─El principio del Jutsu Espacio-Tiempo es que cuanto más rápido te muevas por el espacio, más lento te moverás por el tiempo─ Le Explicó el Uchiha. ─En general, todos viajamos constantemente en el tiempo, pero en una sola dirección, osea, un segundo a la vez, nos movemos constantemente hacia el futuro. El poder saltar por el espacio, es solo cuestión de ir muy, muy rápido─

[ᴛɪᴍᴇ sᴋɪᴘ]



























Era la estación de otoño una vez más.

La estación favorita de Saory.

Lo que ella no sabía era que un evento inesperado hiba a suceder.

Un nacimiento y una tragedia.

Como un relámpago, apareció una brillante descarga de rojo en el cielo, zigzagueando silenciosamente hacia el suelo. Y los estruendosos rugidos resonaron por toda la aldea.

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