~ 𝑽𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆 ~

~ 17 de enero de 2012, 15:07 p.m. ~

Los días siguientes a año nuevo estuve hasta arriba en el trabajo. Había que recuperar todos los días de fiesta que la tienda permaneció cerrada. Teníamos que reponer el stock, hacer inventario, la contabilidad del año anterior, proveedores, mil y una cosas más, y ¿quién se encargaba de todo eso? pues yo, que al poco de entrar a trabajar en la tienda me ofrecí a ayudar a la jefa una vez y al final acabé pringando todos los años.

Iba de mi casa a la tienda y volvía a altas horas de la noche.

Shuji, recibido el 17 de enero a las 15:10

¿Hoy tampoco puedes quedar? :(

Tú, enviado el 17 de enero a las 15:11

¿Y esa carita triste? ¿Eres un niño pequeño o qué?

Shuji, recibido el 17 de enero a las 15:12

No, te quiero comer ;)

Tú, enviado el 17 de enero a las 15:13

Shuji... tengo mil cosas que hacer, no seas así, yo también quiero verte, pero en serio que no puedo, estoy muerta.

Shuji, recibido el 17 de enero a las 15:13

No te preocupes tonta, ya tendremos tiempo para nosotros, qué te iba a decir, ¿Vas mañana? Paso a buscarte si quieres.

Tú, enviado el 17 de enero a las 15:14

¿Mañana? ¿A dónde?

Shuji, recibido el 17 de enero a las 15:15

A la reunión para lo de la fiesta de Mitsuya aka "Tu amiguito del alma"

Tú, enviado el 17 de enero a las 15:18

Ah eso, quiero ir, pero imposible, le he dicho a Mikey que me cuente después ¿tú irás? Si quieres... ven a mi casa después, yo estaré liada con cosas de la tienda, pero puedes venir si quieres, necesito algo de compañía o me voy a volver loca entre tanto número T_T.

Shuji, recibido el 17 de enero a las 15:19

Jaja tranquila no te agobies. Sí yo iré a la "reunión" , mañana te aviso si puedo ir a tu casa ¿vale?

Tú, enviado el 17 de enero a las 15:19

Sieso, ven.

Shuji, recibido el 17 de enero a las 15:20

Guapa, iré

Así estuvimos todos los días, él me decía de quedar pero de verdad que no era que no tuviera ganas, lo que no tenía era tiempo y yo me moría por verle. Tenía ganas de más de él pero mi cuerpo estaba tan cansado que lo único que quería era dormir al llegar a casa. Al final me iba a odiar. Por lo menos seguíamos hablando por mensajes y por teléfono de vez en cuando.

Sí que hubo una tarde que tuve libre, pero él había quedado y no podía. No me enfadé, no podía hacerlo si siempre era yo la que daba negativas a quedar.

~ 18 de enero de 2012, 19:10 p.m. ~

Mi mente estaba dando vueltas entre las tablas de contabilidad. Tenía la cabeza llena de terminología; "asientos contables", números de facturas, etc. Me iba a estallar la cabeza.

Escuchaba algunos ruidos en la calle, niños jugando a la pelota a pesar del frío y algunos coches que pasaban por allí.

Escuché de nuevo la bocina de aquella moto, que empezaba a hacérseme bastante familiar y mi móvil vibró.

Shuji , recibido el 18 de enero a las 19:11

Abre, por cierto, tu vecina está al acecho de nuevo

No le respondí al mensaje. Sonreí pícaramente para mí misma y eché a correr a la puerta con la ropa de estar por casa, mis shorts cortos y la camiseta ancha, descalza. Atravesé la puerta de la casa y la de fuera y me abalancé sobre Shuji, haciendo que éste me cogiese en brazos pasándole mis piernas por la cintura.

 —Hola... —le dije, plantándole un largo y profundo beso en los labios mientras acariciaba su cabeza. Él me respondió apretando sus manos en mi culo. Sonreí mientras nos besábamos y miré de reojo a la vecina mientras lo hacía.

Me bajé de sus brazos. 

 —Esto es mejor tema de conversación para ella que lo de la otra vez, ¿no? —reí señalando a la casa de al lado mientras él sonreía y empezaba a arrastrar la moto hacia el patio de dentro.

 —Seguro que sí. De hecho, podrías hacerlo siempre que venga —rio.

Ambos entramos a la casa y pasamos al salón, donde tenía la mesa llena de papeles, algún que otro bolígrafo, la calculadora y dos o tres tazas vacías donde en algún momento de la tarde hubo café.

 —Eres un desastre —me dijo mientras se sentaba en el sofá al lado de la mesa—. A ver, ¿qué te tiene tan ocupada? Mhm... —Hojeó los papeles—.  Contabilidad, proveedores... igual hasta te echo una mano, fíjate. 

 —No hace falta, tú relájate ahí —le incliné en el sofá hacia atrás y me senté en el suelo delante suya, entre sus piernas, con mi espalda apoyada en el sofá y mirando a la mesita con los papeles —. Hoy tengo que dejar esto listo, pero mira, por lo menos podemos estar juntos un rato mientras me cuentas lo que habéis hablado en la reunión, ¿vale? —le sonreí mientras cogía un bolígrafo para terminar de una dichosa vez todo aquello.

 —Claro, cuanto antes termines, antes podré tener toda tu atención —noté que cogía algunos mechones de pelo de mi espalda y empezaba a jugar con ellos—. La reunión poca cosa, Mikey nos ha dicho lo que tenemos que hacer cada uno para la fiesta.

 —¿Quién se encarga del alcohol y los hielos? —pregunté mientras operaba con la calculadora.

 —Sabía que ibas a preguntar eso —rio—. Han hecho una broma diciendo que si no querían más narices rotas comprásemos hielos suficientes. Parece que no es mentira aquello que nos contaste —me acarició la nuca con sutileza—,  pero no te preocupes, Takemichi, Chifuyu y yo nos vamos a encargar de los hielos y esas cosas, el alcohol creo que se lo han encargado a Muto y al chico ese con la mascarilla.

 —Yo nunca miento —sonreí por encima de mi hombro—. Espera ¿qué? ¿¡A SANZU!? Ni de puta coña.

Él se sobresaltó.

 —¿Qué pasa con él? 

 —Digamos que las últimas veces que se ha encargado él, hemos acabado todos fatal —hice un gesto como de echar polvitos en un vaso.

 —Ah, sí... por eso era el comentario de Mikey, creo que le ha advertido en cierta manera de que no haga nada —me quedé algo más tranquila, si Mikey se lo habría dicho, al menos había esperanzas de que esa noche nadie terminase drogado y tirado en un rincón.

Shuji se inclinó hacia delante y pasó su brazo por mi lado, cogiendo el montón de folios relativos a los proveedores.

 —Déjame ver esto. 

 —Te va a sonar a chino —le dije.

 —No te creas, yo también me encargo de estas cosas en el trabajo.

Es verdad, no tenía ni idea de si él trabajaba o qué es lo que hacía.

 —¿Dónde trabajas? —pregunté.

 —Nah —sacó un cigarrillo mientras miraba y leía los papeles—,  en la barra de un bareto, pero me encargo de pedir las botellas y lo que hace falta para los borrachos que vienen a bebérselas —hizo una pausa—. Dame un bolígrafo.

 —¿De qué color?

 —¿Cómo que de qué color?

 —El bolígrafo.

 —¿Y eso qué más da?

 —No sé, igual tienes alguna manía con los colores.

 —¿Eres tonta?

 —¿Rosa?

 —Amarillo.

 —De ese no tengo, ¿quién mierda escribe en amarillo?

 —¿Y en puto rosa? 

 —Yo, es bonito, mira.

Puso una cara extraña cuando le enseñé alguno de mis papeles. Pero terminó riéndose y agachando su cabeza hacia mi cuello, donde dejó un suave beso aun con la sonrisa en los labios.

 —Dame un bolígrafo y vamos a terminar con esto ya, enana... —se me erizó la piel al notar su respiración tan cerca.

Pensaba que estaba de coña cuando decía que podía ayudarme, pero, finalmente, le hice caso y le pasé un bolígrafo por encima del hombro, parecía que decía todo eso en serio.

 —Lo llego a saber antes y te pido que me ayudes —dije con una cara de puchero que él no vio.

 —Pero, como eres tan cabezota —pasó su mano por mi cabeza—,  pues no se te ocurre pedir ayuda, ¿no?

 —Sorry... —contesté suavemente y con algo de culpabilidad. Llevaba razón, siempre pensaba que no necesitaba a nadie para hacer estas cosas. Aunque tampoco era como si quisiera cargar de trabajo a los demás, de hecho, la que siempre se acababa cargando de trabajo por esa misma razón, era yo.

Estuvimos un rato en silencio y él pareció terminar con los proveedores mientras yo aún seguía liada con la contabilidad.

 —Listo, una cosa menos —musitó, dejando el montón de papeles a un lado de la mesa. Sus manos volvieron a coger varios mechones de mi pelo—.  Ven, descansa la mente un poco —me alzó del suelo y me colocó encima de él, a horcajadas.

 —Shuji... —pasé mis manos por sus hombros—, tengo que terminar esto... 

 —Venga, solo cinco minutos y luego sigues. Te vendrá bien despejar la mente de los números un rato —su mano pasaba rozando con la yema de los dedos desde mi cuello a mi hombro, que quedaba un poco al aire al tener la camiseta torcida. Él acercó su cara y empezó a besarme como la primera vez. Una de sus manos empezó a recorrer mi espalda, bajando desde lo más alto de mi columna hasta la parte inferior de esta.

Mis manos le agarraron por el cuello, correspondiéndole al beso en el que nuestras lenguas no paraban de moverse de un lado a otro, él empezaba a respirar cada vez más fuerte.

Me apoyé con las rodillas en el sofá e hice que mi cabeza quedase un poco más alta que la suya, la cual tuvo que quedar inclinada hacia atrás, apoyándola en el respaldo del sofá para seguir con el beso. Sus manos pasaron a agarrarme el culo y sus dedos de vez en cuando lo apretaban.

Nos separamos por un momento para mirarnos, mientras él deslizaba sus manos a mis muslos.

 —Eres preciosa —susurró mientras me besaba el hombro destapado y notaba que su mano viajaba hacia el interior del muslo, haciéndome cosquillas en donde se juntaba la tela del short con mi piel al aire. Hundió su cabeza en mi cuello, dejando besos cortos que iban hacia mi oído —. Cinco minutos más...

Me agarró de nuevo y me cambió de posición, tumbándome en el sofá y colocándose encima de mí. Pasé mis manos por sus hombros y volvió a poner una de las suyas en mi muslo, acariciándolo de nuevo por la parte interior, mientras que la otra me agarraba el cuello cuidadosamente. 

Continuó besándome y comenzó a subir la mano que tenía en el muslo hacia más arriba. Empezó a tocarme por encima del short, movía sus dedos, apretando un poco más de vez en cuando. Estaba encendiéndome desde hacía rato y él pudo notarlo, pues separé un poco mis muslos para que a él le fuera más cómodo seguir tocando de esa manera.

Mi pecho iba a explotar. La manera que tenía este chico de encenderme con apenas dos toques no era normal. Hacía que me temblaran las piernas sólo con pensar en esas manos acariciándome.

Mis manos empezaron a bajar por su pecho hasta su pantalón, e hice lo mismo que él: calentarle. Con la palma de una de ellas empecé a frotar el notable bulto que tenía en la entrepierna. Lo escuché jadear entre beso y beso. 

 —Dime que tienes condones —me dijo con la voz ronca al oído.

 —Claro que tengo... —le contesté mordiéndole el lóbulo de la oreja.  lo que hizo que él agarrase mi entrepierna usando toda la mano, con más fuerza y apretando más su dedo pulgar contra mis shorts, directamente contra mi clítoris, donde empezó a dar vueltas con el dedo más rápido.

 —Bien, nos van a hacer falta en breve —respondió. Mordió mi cuello, de manera que seguro dejó una ligera marca en él. Un suave gemido se escapó entre mis labios. 

Shuji continuó dando besos hacia abajo, por mi hombro, levantó un poco mi camiseta y empezó a recorrer mi abdomen con su boca, bajando cada vez más. Agarré su cabeza. No quería que parase.

Alzó una de mis piernas y comenzó a besar la parte interior de mi muslo. 

 —Esto fuera, ya —me quitó el short y me dejó solo con la ropa interior. Por encima de la cual volvió a tocarme con sus dedos, intentando ahora introducir uno de ellos, pero sin llegar a hacerlo. 

Me miró con media sonrisa, mi cara estaba toda colorada a causa del calentón y tenía la boca entreabierta. Mordí mi labio inferior y le agarre el pelo con más fuerza, incitándole. Él aumentó de nuevo el movimiento con los dedos y acercó su cara a mis muslos, besándolos y subiendo hacia donde tenía la mano.

Cuando su rostro finalmente llegó a donde me tocaba por encima de la ropa interior, quitó la mano y empezó a pasar su lengua de la misma manera, sin retirar aquel trozo de tela, eso hizo que mi espalda se arqueara de placer y de mi garganta volviera a ahogar un gemido.

Notaba su respiración, chocando directamente entre mis piernas.

 —Dios... Shu-

 —¡Riri! Abre la puerta.

Ambos pegamos un salto en el sofá. 

 —Es Mikey, su puta madre, ¿¡ENSERIO?! Corre dame el pantalón —dije agitada en voz baja. 

La cara de Shuji era un poema, se había quedado igual que yo. Mientras me ponía el pantalón le di un corto beso en los labios. 

 —Esto no se va a quedar aquí —le tiré un cojín—.  Tápate esto —le rocé con mi mano la entrepierna y me levanté corriendo hacia la puerta.

Estaba segura que el maldito enano estaría escuchando mis pasos retumbar por toda la casa, el mosqueo que me había entrado de repente era de los más grandes que había tenido jamás.

 —¡Mikey! ¡¡Te voy a matar!! ¡Lo primero, no aporrees mi puerta! ¡¡Y segundo, avísame cuando vayas a venir, joder!! —gritaba mientras iba hacia la puerta— ¡Te lo tengo di-

Abrí la puerta y no venía solo; estaban Draken, Mitsuya, Emma, Hina y Yuzuha con él. Menuda situación. Aún tenía la respiración agitada y toda la cara colorada.

 —¿Qué estás haciendo? ¿ejercicio? —preguntó Mikey pasando adentro.

 —¡NO! Estoy trabajando 

 —¿Hanma? —dijo Mikey, que había llegado a la puerta del salón cuando los demás aún ni habían pasado a la entrada. Emma me miró sonriendo pícaramente, Draken rechistó pasando dentro del salón, Hina no dijo nada y, junto con Yuzuha y Mitsu, pasaron al interior.

Pasamos todos al salón y cogieron asiento donde pudieron, Draken se sentó al lado de Hanma, quien se quitó el cojín de encima. Ya no se notaba nada, menos mal. Le miré, una vez más, pidiéndole perdón y él me dirigió una mirada como diciéndome que no pasaba nada.

 —¿Qué haces aquí, Hanma? —le preguntó Mikey, de nuevo. Shuji ni se había dignado a contestarle la primera vez.

 —He venido a contarle lo que hemos hablado en la reunión y... de paso a ayudarla con una cosa —esbozó media sonrisa hacia mí.

Draken volvió a chistar y le lanzó una mirada de odio.

 —¿Con qué? 

Hanma se inclinó hacia la mesita, sacó un cigarro del paquete de tabaco que estaba allí, que, por cierto, era el mío y agarró el montón de papeles que había dejado hacía un rato ahí.

 —Con esto —se lo mostró a Draken con la cara seria.

 —¿Tú sabes de esas cosas? —se burló Draken.

 —¿Esto? —le dio una calada al cigarro y le dirigió una mirada asesina a Draken—. Sé de esto y de muchas más cosas, trencita.

 —Maldito zombie... 

Dejé escapar una pequeña risita mientras los veía ahí haciéndose los machitos y todos me miraron. 

 —¿Podéis parar de medírosla? Me gustaría no tener una batalla campal en mi casa, gracias. 

Ambos cruzaron miradas una última vez y giraron sus cabezas hacia lados contrarios, obviamente, mosqueados el uno con el otro.

 —¿A qué habéis venido? —miré a Mikey, que, por supuesto, había ido a la cocina —. Aparte de a asaltar mi despensa, claro.

 —Tía, nosotras nos encargamos de la decoración de la fiesta, bueno nosotras y Mitsuya, él ha venido a cogerte unas medidas para ya sabes qué, tendremos que organizarlo ¿estabas ocupada? —respondió Emma, claramente con segundas.

 —¡Genial! Pues ya quedaremos para ir a comprar todo lo necesario —dirigí mi mirada a Mitsuya —.  ¿Medidas? ¿para? —recordé el accesorio que nos hacía siempre para esta fiesta—.  ¡Ahhhh! ¿Qué me vas a hacer este año Mitsu? Ya quiero saberlo.

 —Es sorpresa, tonta, como siempre tan impaciente, ven un momento anda —sacó una cinta métrica del bolsillo de la chaqueta y acercó una silla frente a mí—. Sube la rodilla y apoya el pie aquí un momento. 

Eso hice y él empezó a medir el contorno de mi muslo. No pude evitar mirar a Shuji, que estaba observando la escena sin que los demás lo notaran, pues estaban charlando. Me analizaba, mordiéndose el labio. 

Seguro que pensaba que hacía escasos minutos su boca había estado rozando aquella zona, aunque también parecía algo incómodo de que Mitsuya me estuviera tocando la misma zona.

 —¿Oye? —Mitsuya interrumpió mis pensamientos.

 —Dime, perdona, estaba distraída —Shuji esbozó media sonrisa.

 —Sea lo que sea que haga, en negro, ¿no? 

 —Sí, en negro, no sé qué será, pero en negro —reí y él se apartó anotando la medida en una libretita.

Al final, tuve que recoger todos los papeles que tenía por la mesa para que nada se perdiese o se estropease. Ellos se quedaron más tiempo del que esperaba, nos dieron las dos de la mañana hablando de la fiesta. 

Yo estuve sentada en el reposabrazos del sofá, al lado de Shuji, quien, cuando nadie le miraba, rozaba su mano con mi muslo disimuladamente, haciendo que mi piel se erizase y de nuevo los nervios se instaurasen en mí.

 —Bueno, será mejor que yo me vaya, es tarde —dijo él en cierto momento.

Mikey se había quedado dormido en el sofá, con la cabeza apoyada en las piernas de Draken mientras que los demás seguíamos charlando.

 —Espera, te acompaño a la puerta — fui con Shuji hacia la puerta de fuera de la casa, él agarró su moto y salimos a la calle por un momento. Me aseguré de que nadie nos estuviera viendo.

 —Perdona por la interrupción, no sabía... —dije en voz baja. Él cogió mi barbilla con una mano y alzó mi cara para darme un beso en los labios.

 —No es tu culpa, no estoy molesto, ya habrá ocasión —acarició mi mejilla y se montó en la moto —. Me voy, no te acuestes muy tarde.

 —Lo intentaré —rodé los ojos señalando a mi casa, que estaba llena de gente.

Él sonrió una última vez y se alejó con la moto.

Ese día Mikey se tuvo que quedar en el sofá durmiendo. Dejé que Emma y Draken se quedasen en mi habitación. No era la primera vez que se quedaban ahí, pues a veces, cuando querían estar a solas sin Mikey encima, me preguntaban y a mí no me importaba dejarles la casa y llevarme a Mikey conmigo a algún lado.

 —Mikey —le agité un poco el hombro—. Voy a acompañar a Hina a su casa, al menos un poco del camino, ¿vale? que Mitsuya y Yuzuha ya se han ido 

Él gimió a modo de asentimiento y se dio la vuelta en el sofá.

 —Ahora vengo, no tardo.

No iba a dejar que Hina fuese sola hasta casa tan tarde, así que decidí acompañarla por un rato.

 —Oye Hina, ¿qué tal con Takemichi? 

 —Pues, bien, aunque, ¿sabes? a veces me parece que se comporta diferente. 

 —¿Enserio? Eso será porque le gustas mucho Hina, y se pone nervioso contigo.

 —Será eso ... oye, tú pareces no ponerte nerviosa con nada, ¿no? —me dijo, sonriendo.

 —No te creas... —pensé en Shuji —. Sí que hay cosas que me ponen nerviosa...

Que se van de fiesta, yo quiero también :(

En el próximo capítulo voy a hacer un crossover con la historia de una amiga, por si queréis ir leyendo su historia de High Enough jajaja user: friyay19 ♡♡

Besitos!

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