~ 𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 ~
~ 7 de febrero de 2012, 9:50 a.m. ~
Tú, enviado el 7 de febrero a las 10:01
SOY LIBRE, TERMINÉ LOS PAPELES, POR FIN, A TOMAR POR CULO. Quiero verte, ven a mi casa luego.
Shuji, recibido el 7 de febrero a las 10:07
jaja, felicidades. Claro, espero que esta vez no nos interrumpan ;)
Volví a pensar en la fiesta y caí en la cuenta de una cosa, ¿quién se iba a hacer cargo de la tarta? Decidí escribirle a Mikey.
Tú, enviado el 7 de febrero a las 10:10
Mikey, ¿quién se encarga de la tarta para la fiesta?
Mikey "el enano", recibido el 7 de febrero a las 10:15
JEJEJEJEJEJ lo olvidé, pues tú mismo ¿no? :):)
Tú, enviado el 7 de febrero a las 10:17
¬¬, te odio, me lo podías haber dicho antes
Mikey "el enano", recibido el 7 de febrero a las 10:18
Sabes que no me odias :P
Pues nada, a cambiar todos los planes. Noté que me daba un pinchazo en la tripa pero no le di importancia y me vestí con ropa normal, me tocaba ir a encargar una tarta a alguna pastelería.
Tú, enviado el 7 de febrero a las 10:30
Cambio de planes, me acaba de decir Mikey que me encargue de la tarta para la fiesta, ¿me acompañas a la pastelería?
Shuji, recibido el 7 de febrero a las 10:31
Voy para allá.
Al poco llegó en la moto, nos saludamos con un beso corto en los labios y nos pusimos en marcha de camino a la pastelería más cercana. Entré y encargué una tarta enorme para que la llevaran al local que se había reservado. Shuji me estaba esperando en la puerta fumando cuando salí.
—Oye Shuji, quédate a comer si quieres en mi casa —me volví a montar en la moto.
—Claro —contestó y agarró el manillar para volver a casa.
Durante el camino noté varios pinchazos más en la zona abdominal y que algo manchaba mis pantalones. ¿En serio?
Al llegar, me bajé corriendo de la moto.
—Ni mires
—¿Qué pasa? —preguntó mientras yo abría la puerta corriendo para ir al baño. Iba tapándome la parte de atrás del pantalón con la mano.
—Ah... ¿siempre tan oportuna no? Venga, corre al baño —dijo riendo y entrando conmigo a la casa.
Subí al baño de arriba, donde tenía todo lo necesario para esas ocasiones. Tiré los pantalones y la ropa interior manchada directamente a la lavadora, y la programé. Era mejor lavar esa ropa cuanto antes o si no la sangre no iba a quitarse fácilmente.
Cogí una toallita y bajé, saliendo a donde él había dejado la moto, quería ver si había quedado alguna manchita allí. Por suerte no había nada.
—¿Qué haces ahí? —escuché en mi espalda y me giré.
—Mhm... comprobar una cosa —contesté escondiendo la toallita detrás de mí.
—Ya la he quitado yo, no te preocupes, es normal, mira el lado bueno —le miré extrañada y avergonzada a partes iguales—. No estás preñada.
Me acerqué a él con la mano en alto.
—Estúpido, a no ser que tus miradas embaracen —lo miré de arriba abajo—, no creo que en esta ocasión tuviese que preocuparme de nada.
Él rio.
—Me voy a tomar algo para la tripa, antes de que me vayan a más las punzadas —dije mientras entrábamos de nuevo a la casa.
Cogí un antiinflamatorio y me lo tomé. Miré la hora, eran casi las dos de la tarde.
—¿Qué quieres comer? —le pregunté.
—No sé, ¿puedo fiarme de ti cocinando? ¿O prefieres que lo haga yo? —preguntó desde el salón y mirándome.
—No, tú ya lo hiciste una vez, me toca, además... aunque no lo parezca soy buena cocinera —le guiñé un ojo.
—Bien, sorpréndeme pues, pero no te esmeres mucho si te duele la tripa, cualquier cosa está bien —se acercó a la cocina—. Dime en qué puedo ayudarte.
Le miré mientras se remangaba la camiseta y lavaba sus manos. Qué imagen más tierna. Sonreí. Parecíamos una parejita normal y corriente. Dejé volar mi imaginación por un momento y nos imaginé haciendo el tipo de cosas que hacen las parejas, cocinar, ver películas, ir a dar paseos y cosas así... pero... ¿y si solo me quería para un polvo y ya? Yo tampoco sabía muy bien qué quería con él, pero ese pensamiento me deprimió un poco. Los pocos momentos que habíamos compartido juntos habían sido increíbles, me daría pena que por una razón u otra terminasen.
—¿Hola? ¿Qué hago? —se acercó a mi rostro y lo acarició con sumo cuidado.
—Ah, sí... mira, ve lavando esto —le di unas cuantas verduras y algunas especias—, y pícame esto.
Saqué una sartén y un par de filetes de ternera que tenía en el frigorífico. Los hice a la plancha, les añadí cebolla y ajo en polvo, un poco de pimienta negra y luego añadí a la sartén las verduras que él había picado. Olía bien.
—Listo, no es la gran cosa, pero servirá —dije mientras preparaba dos platos con la comida. Él había empezado a llevar un par de vasos y una botella con agua al salón, así como los cubiertos y servilletas. Se puso a buscar algo en la tele y yo me dirigí al salón con la comida.
—Oye, pues tiene buena pinta —dijo mientras yo cortaba un poco de mi filete del plato. Justo antes de llevármelo a la boca él se interpuso y se comió el pedazo que estaba a punto de comer yo—. Aprobada, está muy bueno —me sonrió, aún con su cara frente a mí.
Mientras comíamos la tele sonaba de fondo, al final yo dejé más de la mitad del plato.
—¿No tienes hambre? —preguntó, él ya había terminado.
—Se me ha quitado el hambre —dije tocándome la parte baja del abdomen—. Quiero fumar, ¿tú has terminado, no? —asintió y él se levantó a recoger los platos.
Me senté en el sofá con las rodillas en alto, haciendo presión en la tripa, eso lo calmaba bastante. Él volvió y se sentó a mi lado.
—Ven —me puso encima suya, como aquella vez que me dolía la cabeza. Apoyé mi cabeza en su hombro—. ¿Así mejor? —asentí. Tampoco es que fuera un gran cambio, pero al menos podía estar más cerca de él de esa manera y no podía quejarme.
Pusimos una película y empezamos a verla, yo le acariciaba el pecho con una de mis manos mientras la otra se mantenía en mi abdomen, parecía que el dolor estaba disminuyendo, aunque de vez en cuando me seguía dando pequeños calambres. Él acariciaba mi cabello con sumo cuidado y de vez en cuando dejaba algún beso en la cabeza.
—Oye Shuji —le dije, él estaba concentrado en la película—. ¿Te puedo preguntar una cosa?
—Claro.
—¿Por qué parece que te lleves tan mal con Draken?
Rio en alto.
—¿Lo dices por cómo nos hablamos? —asentí—. No sé, me sale solo, aunque creo que sé por qué es —empezó a sonreír con malicia.
—¿Me lo cuentas? —le miré y noté que me estaba empezando a entrar un poco de sueño.
—Te vas a reír —soltó una pequeña carcajada—. ¿Sabes? una vez mi madre trajo un perro a casa, era un chucho de la calle al que le faltaba pelo por todas partes. El perro no era malo, pero a mí siempre me miraba mal y yo hacía lo mismo con él. Al final le cogí cariño al chucho, a pesar de que intentaba morderme cada dos por tres y yo me defendía como podía. Nos lo quedamos y mi madre terminó llamándolo Draco —paró para reírse—. Y cuando veo a Draken no puedo evitar acordarme de ese perro, me mira igual que el chucho, como marcando territorio.
No pude evitar reírme. Era la cosa más absurda del mundo.
—Más te vale que Draken no se entere de eso —dije mientras un bostezo escapaba de mí.
—Sinceramente, hasta he pensado en llamarle chucho en algún momento —bromeó acercándose un poco a mí y dándome un beso en los labios—. Duerme si quieres, tienes cara de sueño, yo no me voy a ir.
—Quizá descanse un poco los ojos, sí... ¿de verdad no te vas a ir?
—No, no lo haré.
¿A quién coño se le ha ocurrido la genial idea de hacer la fiesta en el camping de al lado del lago? A ver si no termina ninguno ahogado, pensé mientras me dirigía a la entrada del local. Vi que los demás habían colocado tiendas de campaña. ¿Pensaban dormir ahí con el frío que hacía? Bueno, supongo que yo dormiré con Emma, ella lo habrá preparado todo.
Entré y la fiesta ya había empezado. Era la última en llegar, como siempre, pero había menos gente de la que esperaba. Al fondo estaban Draken y Mikey con una chica que no conocía, a la que vi sacar un paquete de cigarrillos y se le cayó un mechero de las manos.
Bien, ya sé a quién pedirle tabaco si se me acaba.
Pude ver que la chica se agachaba y se le vio todo al llevar falda. Pobrecita, seguro que más de uno había mirado.
Saludé a Emma, Hina y Yuzuha y me quedé con ellas durante un buen rato. Mientras todos bebíamos y cada vez la fiesta se iba animando más y más. Bailábamos acompañadas de Mitsu, Takemichi, Chifuyu y Mikey. Aunque ellos, más que bailar, movían los pies intentando seguir el ritmo de las canciones mientras nosotras lo dábamos todo con cada canción.
—¡Chupitos para todos! —escuché su voz. Aún no le había visto y ahí estaba él. Shuji estaba repartiendo chupitos de una botella a todo el mundo. Pude ver a aquella chica colgándose del cuello de Draken, parecía que se llevaban bastante bien.
—¿Emma? ¿quién es ella? —Emma, por algún motivo, no me contestó. La imagen cambió y ahora era Mikey quien abrazaba a Draken, diciéndole tonterías como siempre.
—¡Ken-chin, te quiero mucho! —le gritaba mientras intentaba subirse a sus espaldas.
Eché un vistazo alrededor para ver qué hacían los demás. Mitsuya estaba hablando con alguien que estaba de espaldas y no pude reconocer, de seguro le estaba contando cualquier cosa que hubiera leído en un libro recientemente. Shuji estaba al fondo, con Sanzu y Smiley, picándose a golpes a ver quién tenía más fuerza. Lo que yo diga, si es que a veces no se puede con los chicos.
De repente, vi a aquella chica acercarse a aquel grupito y coger a Shuji de la mano para llevárselo al centro del lugar y empezar a bailar. Me quedé mirando como cada vez se acercaban más y arqueé una ceja a causa la escenita que estaban formando, todos les miraban con los ojos como platos.
—Es Akia, mi ex —me giré y vi a Kazutora detrás de mí.
—¿Kazu? ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en...?
—Me han dado un permiso especial —no pregunté más, no sé por qué pero me pareció lógico en aquel momento.
—Ajá... oye, ven conmigo —lo agarré de la mano y me lo llevé a donde aquellos dos estaban bailando.
Haciendo que nos notaran, empecé a bailar con Kazutora tal y como aquella chica lo hacía con Shuji. Pude ver que Kazutora no le quitaba la vista de encima a Akia, yo tampoco quitaba los ojos de Shuji, quería ver qué hacía con esa chica.
Cada vez se estaban rozando más, ella lo tenía agarrado por el cuello y Shuji empezó a bajar su mano hacia el culo de ella. ¿En serio? Tú lo has querido Shuji... empecé a rozarme más con Kazutora y noté que ahora Shuji sí me había visto, aunque solo sonrió y siguió con aquella chica, estaban calentándose el uno al otro.
No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. No solía comportarme así. Nunca lo había hecho.
El sonido de un botellín de cerveza estallando contra el suelo hizo que todos nos parásemos en seco. Aunque yo no dejaba de mirar a Shuji enfadada. Él no parecía darse cuenta de mi presencia. ¿Me estaba evitando? No quieras jugar a eso Shuji, o vas a conocerme.
Al momento, alguien apareció con una tarta de merengue que terminó aplastada contra la cara de Draken. Menudo desperdicio, yo quería tarta.
La fiesta continuó y ya íbamos todos bastante bebidos, veía a Draken robar sorbos de todos los vasos que había por las mesas, Mikey preguntaba gritando que si ya no quedaba pastel, que quería comer algo, Hina y Emma estaban más tranquilas en otra zona y yo estaba dando vueltas a causa del alcohol.
Vi a Sanzu y a Shuji abandonar la fiesta por unos momentos, para volver con otro pastel, seguramente habrían escuchado a Mikey. El pastel que traían por lo visto lo había comprado Sanzu. Peligro. Todas las alarmas saltaron en mi cuerpo, pero bueno, una vez al año...
Casi todos cogimos trozos de aquel pastel, que, por supuesto, estaba aliñadito por las manos de Sanzu. Empezamos a decir tonterías sin sentido y seguimos bailando unos con otros. En algún momento, me quité los zapatos y los colgué de mis manos, ya me estaban incomodando.
Estaba pasándomelo realmente bien hasta que escuché gritos.
Giré mi vista y vi a Shuji de nuevo con aquella chica, parecían discutir de algo, aunque no sabría decir si discutían o estaban flirteando. Él la había tomado del mentón y le levantaba la mirada hacia su cara. Me acerqué un poco y pude escuchar algo que le decía Shuji a ella.
—Cálmate, bonita ... —le dijo, con la misma voz ronca que me hablaba a mí.
Sentí una rabia increíble. Impotencia de que, al final, pareciera que lo que había estado haciendo conmigo era jugar.
De la nada apareció Sanzu gritándole algo a la chica, que parecía querer separarse de Shuji.
Imbécil no ves que no quiere nada contigo, déjala ya.
Cada vez que él intentaba que ella no se alejara, yo me enrabietaba más. Y más aún, porque mi cuerpo no parecía responderme.
Sanzu seguía diciendo estupideces de algo de unos cuernos y de que si esa chica se iba a acostar con alguien para reemplazar a su ex.
Justo cuando estaba punto de decirle a Shuji que soltara a Akia, Kazutora se interpuso, apartando tanto a Sanzu como a Shuji de la chica. Vi el momento claro y me acerqué igual que él, ahora, aunque intentase hacer como que no estaba allí, iba a tener que verme a la fuerza. Me planté detrás de Shuji y escuché a Kazutora gritarle a Sanzu mientras le agarraba del cuello de la camiseta.
—Vuelves a dirigirle la palabra y yo mismo me encargo de que las cicatrices de tu cara no sean las únicas que tengas —le dijo en tono agresivo.
—Y tú, cabronazo —agarré a Shuji de la camiseta haciendo que se girase— ¿Qué pasa contigo? ¿qué coño haces con ella? ¿Y encima no ves que no quiere nada contigo? Serás asqueroso —levanté los zapatos con intención de pegarle pero él se soltó y escapó de allí—. ¡Ven aquí! ¡Te voy a matar, de esta no te libras! ¡Draken agárralo por tu vida o si no te doy a ti también!
Le tiré uno de los zapatos desde la distancia y acerté a dar en la espalda de Shuji.
—¡Eso por hacer como que no estoy aquí, gilipollas! —le tiré el otro y con ese no conseguí darle y empecé a gritar por toda la sala— ¡¡Dadme un vaso!! ¡Yo a este le parto las narices! ¡Venga! ¡Dadme un va-
—¿Enana? —Shuji me estaba mirando, riéndose.
—¿Eh? —aún lo veía un poco borroso.
—Despierta, ¿qué estás diciendo? ¿a quién le quieres dar con un vaso? ¿a mí?
—¿Qué dices?
—Te has quedado dormida, tonta. Y no paras de hablar, que si "Shuji cabronazo" , "ven que te mato" "dadme un vaso".
—Joder, era súper real... imagino que con todo el tema de la fiesta he tenido un sueño lúcido de esos, estábamos en la fiesta.
—También has mencionado a Kazutora —me sobresalté un poco.
—Claro, somos amigos desde pequeños, creía que lo sabías
—Ah, por eso sabía tu nombre aquel día, no lo recordaba, la verdad —dijo y me acarició la cabeza que ahora reposaba en sus piernas, seguramente me dormí encima de él y luego me cambió a esa posición, tumbada en el sofá con mi cabeza en su muslo. Mejor no contarle nada de Kazutora por el momento.
—Bueno ¿y por qué querías matarme?
—Shuji —me incorporé en el sofá y puse mis piernas encima de las suyas—. ¿Tú no conocerás a ninguna Akia, no?
Él arqueó una ceja y sonrió.
—Que yo recuerde no, ¿por qué? —pasó una de sus manos por detrás mía y la otra agarró mis piernas, subiéndome de nuevo en él como estaba antes de dormirme.
—No, nada, nada pero si la conocieras en algún momento —lo miré desafiante—, las manitas quietas en su sitio.
—En su sitio están —dijo mirándose las manos, que en ese momento me acariciaban tanto la espalda como uno de los muslos.
—Buen chico, espero que no me estés mintiendo.
—No tengo porqué mentir —se acercó y dejó un beso corto en mi frente—. ¿Te duele menos la tripa?
—Sí, ¿vemos otra peli? —él asintió.
Al final todo fue un sueño, menos mal, me había puesto celosa de una chica que ni siquiera existía. Agh... parecía tan real, aunque en realidad lo pienso bien, y era evidente que aquello no era real, en el momento en el que apareció Kazutora debí haberme dado cuenta, pero bueno, así son los sueños.
Ese día Shuji pasó la tarde conmigo, hasta que se hizo de noche y él tenía turno en el trabajo. Nos despedimos hasta el día de la fiesta, pues los siguientes días no podríamos quedar por algún motivo que no quiso decirme.
—No irás a verte con Akia, ¿no?
—¡Idiota! que no conozco a ninguna Akia, para mí solo estás tú ahora mismo, ¿entiendes? —dijo medio gritando.
—Ay, no me grites que lloro, estoy sensible —contesté, haciéndole un puchero que pareció hacerle gracia.
—Pft, mira que eres tonta —me dio un último beso y se fue.
Me fui a la cama, pensando en él y en cuánto deseaba el día de la fiesta, pero la fiesta de verdad, no la de aquel sueño. Volví a pensar en aquella chica.
—Definitivamente la próxima vez que vea a Kazutora le preguntaré por Akia, a ver si él sabe algo —bromeé para mí misma.
Como prometí, este capítulo es un crossover con High Enough, de friyay19, si no lo habéis leído id a hacerlo porque está genial, aviso de que es +18, MUY +18 JAJAJAJAJ
Se viene la fiesta, esta vez la de verdad, seguramente sea un capítulo bastante largo, porque se lo van a pasar genial ;)
¡Muchas gracias a todos! Espero que os haya gustado el cap ♡
^^
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