~ 𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐 ~


~ 11 de febrero de 2012, 20:30 p.m. ~

Habíamos pasado los días anteriores decorando el local en el que se iba a celebrar la fiesta. He de decir que nos había quedado mejor que nunca; todo estaba lleno con globos de corazones y de "feliz cumpleaños", habíamos colgado cintas por las paredes, colocamos luces de ambiente. Hasta alquilamos una máquina de humo y pusimos una lona blanca decorada a modo de photocall.

Hace un par de días fui a casa de Mitsuya a recoger lo que nos había hecho para la fiesta y al final tuve que volver de nuevo para que me hiciera un arreglo en el vestido que iba a ponerme, para que lo que él había hecho le quedara mejor todavía al conjunto.

La pastelería ya había llevado la tarta al lugar, así que todo estaba listo, solo faltábamos nosotros allí para destruirlo todo. Porque sí, las fiestas se iban de madre en casi todas las ocasiones.

 —¡Venga! ¡Fiesta! —dije entrando a casa de Emma. Hina y Yuzuha ya estaban allí, listas, como siempre, para prepararnos. Yo llevé todo lo necesario en una bolsita de tela. Emma al ver lo que me iba a poner le dio una aprobación rotunda.

 —¡Hoy sí! —gritó mientras sacaba el vestido y los zapatos de mi bolsa—. ¿Y esto? —preguntó sosteniendo un trozo de tela negra con unas cadenitas colgando.

 —Eso es el detallito de Mitsu, ¿qué os ha hecho a vosotras? 

 —Adornos para el pelo. Pero, Riri, con esto Mitsu se ha pasado para ti.

 —Nah, me gusta —de verdad me encantaba. Era una liga negra con bordado dorado y cadenitas del mismo color, que se suponía quedarían alrededor de mi pierna, por encima de la rodilla.

 —Yo sé a quién le va a gustar más que a nadie —dijo Emma en bajito.

 —Eso seguro, ya verás su cara, sobre todo con el conjunto entero —reí, pícaramente.

Nos vestimos mientras Emma nos enseñaba las coreografías de las canciones que de seguro sonarían aquella noche, pues ella se había encargado, junto con Draken, de elegir la música.

Reíamos y mientras ellas se pintaban yo me terminaba de poner la liga para darle el toque final al conjunto. Me miré al espejo. Sinceramente, estaba increíble. Se le iba a hacer la boca agua, y no esperaba menos. Las últimas veces, por una razón u otra, las cosas habían tenido que parar en algún punto.

Pero esta noche no. Ya no más.

 —Soy una diosa griega ahora mismo —bromeé mirándome al espejo y riendo. Me había puesto un vestido de tirantes finos, color dorado, con un escote de pico pero no muy pronunciado, llevaba la espalda al aire. 

Me encantaba como se veía el tatuaje con esos destellos que hacía el vestido. 

Por la parte del pecho era ajustado, para luego caer como una gasa hasta un poco por encima de las rodillas. El arreglo que le hizo Mitsuya fue hacerle una pequeña raja al vestido, de manera que se pudiera ver mi muslo de vez en cuando. Muslo en el cual coloqué la liga con las cadenitas. 

Me coloqué las sandalias de tacón, que, si bien sabía que en algún momento de la noche me acabaría cambiando por las zapatillas que traía en la bolsa, me hacían la figura perfecta.

Reí para mis adentros pensando una cosa que no dudé en hacer.

Me hice una foto solo de mis pies con los tacones y se la mandé.

Tú, enviado el 11 de febrero a las 20:40 p.m.

Hoy no soy enana ;)

Shuji, recibido el 11 de febrero a las 20:45 p.m.

Que pendientes más bonitos ¿no?

¿Pendientes? Ah...volví a sonreír de manera traviesa al móvil.

Tú, enviado el 11 de febrero a las 20:46 p.m.

¿Has visto? Con tus manos, collar a juego.

 —Venga, deja de hablar con el móvil. A ver, ¿qué te dice que tanto sonríes? —Emma se asomó y empezó a reírse en voz baja—. Si que es como tú, sí...

 —Te lo dije, ¿me peinas? —pedí, enseñándole el peine y un par de gomillas.

Me hizo una coleta con ondas no muy alta, de manera que se viese mejor la espalda del vestido y me dejo un par de mechones sueltos del flequillo. La punta de la coleta rozaba casi la mitad de mi espalda. Genial como siempre, Emma, me encantaba. Aprovechó y me maquilló a conciencia; con el delineador marcado, rímel y en los labios me puso un labial de color nude, así no opacaría al vestido.

Miré a las demás, que también iban bastante sexys; salvo Hina, ella llevaba un vestido más recatado, pero le quedaba genial, era totalmente su estilo. El de Emma era algo más elegante que el mío y Yuzuha... bueno Yuzuha es otro caso, ella iba con un traje negro ajustado que le quedaba de escándalo pero le seguía dando esa pinta de malota que siempre tenía.

Guardé el cigarrito de emergencia en el sostén, que estaba colocado de manera estratégica para que ninguna de las tiras se vieran con el vestido. Además, me había puesto un culotte con un poco de encaje por la parte de arriba a juego con el sostén, esa prenda me venía genial, pues así al saltar, por si se me veía algo, parecían unos shorts cortísimos, pero al menos no eran unas bragas tal cual.

 —¿Todas listas? ¡Venga, vámonos! 

Nos pusimos nuestras chaquetas y empezamos a caminar por la calle hasta llegar al parque de al lado, donde habíamos quedado con el taxi que nos llevaría al local.

Durante el recorrido de la calle, varias personas se giraron a mirarnos, señal de que íbamos despampanantes. Ese día me daba igual que me mirasen de una manera u otra. Necesitaba fiesta y la iba a tener.

Nos montamos en el taxi. Al pobre conductor le dimos el caminito poniendo música a todo volumen y sacando las cabezas por la ventanilla. La fiesta seguramente ya habría empezado sin nosotras en el local, pues íbamos algo tarde. Pero no importaba.

El lugar era un local apartado de la ciudad, siempre intentábamos hacerlo allí para no molestar a nadie con el ruido y no tener que parar la fiesta a mitad de la noche.

Cuando nos bajamos del taxi, vimos que ya había allí muchísimas motos y algún que otro coche.

Evidentemente, si no éramos de las últimas en llegar, no seríamos nosotras.

La música se escuchaba desde afuera. Antes de entrar Yuzuha sacó una petaca que llevaba en el bolsito y nos paró antes de abrir la puerta.

 —¡Chicas! ¡A pasarlo bien! ¡Por las chicas de la ToMan! 

 —¡Eso! ¡Así se habla, Yuzuha! —grité y todas bebimos un chupito de la petaca, aunque Hina creo que solo se mojó los labios, pero sonreía con todas nosotras. Todas le habíamos cogido muchísimo cariño en el poco tiempo que llevaba con nosotras.

(Suena Perros Salvajes - Daddy Yankee)

Escuché que empezó a sonar cierta canción y pensé que no podría ser mejor para haber llegado a la fiesta que en ese momento, sonreí y abrimos la puerta.

 —¡Llegaron vuestras chicas favoritas! —todos se giraron al escuchar mis gritos—. ¡Mirad qué hermosuras os he traído! —miré a Draken y a Takemichi—. ¡Son mías, que lo sepáis! 

Me encantaba formar esos numeritos. Todos reían, vi a Shuji en una esquina con Sanzu y me vino un pequeño dejavú, que desapareció en cuanto vi cómo me miraba de arriba abajo con la boca medio abierta y los ojos entrecerrados. 

Lo sé Shuji, lo sé y aún no has visto esto, te vas a morir.

Fuimos a donde los demás habían dejado sus abrigos, dentro del local hacía calor, así que, mirando de reojo y cerciorándome de que él me estaba mirando, me quité la chaqueta, dejándole ver toda la espalda al descubierto. Giré mi vista por encima del hombro, y efectivamente estaba mirando, le saqué la lengua a lo lejos a modo de burla y lo vi resoplar mientras giraba la vista a otra parte. ¿Eso era una aprobación, no? Sonreí, satisfecha.

 —Bueno chicas, ahora vengo, voy a hacer comprobación de lo importante —les dije a las demás y me dirigí a la mesa de las botellas de alcohol—. A ver, whisky, ron, ginebra, ¿vodka? coño, chupitazos luego, a ver, qué más hay por aquí... 

 —¿Qué quieres? —Mitsuya llegó a mi lado, sonriéndome y mirándome de arriba abajo.

 —¡Ahhh! ¡Mitsu! ¡Feliz cumpleaños! Mira, mira que preciosidad —eché mi pierna un poco para adelante, haciendo que la tela del vestido se deslizase por mi muslo mostrando la liga con las cadenitas.

 —Te queda genial, pero eso ya lo sabía —dijo entre dientes, mostrando una sonrisa enorme.

Le di un abrazo, viendo que Shuji seguía mirando para acá, pero con la mano en la cara, como intentando taparse la expresión, ¿habrá visto la liga? Sí, seguro. Volví a sonreír.

 —Venga, va, ¿qué bebemos hoy? —me pregunté a mí misma mirando todas las botellas y llenando el vaso con un par de hielos—. ¿Tú qué estás bebiendo Mitsu? A ver —le quité el cubata y le di un sorbo—. Vale, eso mismo, lo que tú estés bebiendo quiero yo.

 —Claro, es ron, de ese que está ahí.

 —¡Gracias! —contesté y me eché la copa.

Intentaría no mezclar mucho, quería pasarlo bien pero sin acabar en una esquina toda demacrada.

Me acerqué a los demás que estaban por allí, para saludarles, aún estaban todos sobrios, aunque sería por poco. Saludé a Takemichi y Chifuyu que hablaban tranquilamente en un lado, Draken y Mikey, que miraban la tarta con ganas de meterle la mano, Emma estaba con ellos riñendo a Mikey. Smiley estaba bailando haciendo rabiar a su hermano. 

Al acercarme a este último, me agarró para que bailase con él y eso hice; nos pusimos los dos a bailar alrededor de Angry, lo que hizo que su cara se pusiese aún más colorada de lo que ya estaba.

Tras eso me acerqué a donde estaban Sanzu y Shuji, Muto pareció llegar también en ese momento. Seguía sin entender qué hacían esos tres tan cercanos, pero bueno, imagino que son los más serios y que Dios los cría y ellos se juntan.

 —Hola grandullón —saludé a Muto, sonriéndole. No hablaba mucho con él, pero sí tenía confianza suficiente para tratarle como a los demás.

 —Hola pequeña, vas muy guapa —dijo él, mirándome de arriba abajo. Por supuesto, sin quitar esa expresión seria de su rostro.

 —¿Has visto? Guardaos esta imagen en la cabeza, porque no me pienso volver a vestir así en mucho tiempo —reí mientras giraba sobre mí misma. Shuji miraba todo, analizando cada punto.

 —Sanzu —dirigí una mirada a este y él entendió al instante, pero se me acercó al oído.

 —Tranquila, hoy no he hecho nada, aunque si quieres algo me lo dices —sonrió y se fue a hablar con Muto.

Shuji bebió de su copa, aun mirándome.

 —¿A mí no me vas a decir nada o qué? —oí que decía con el cristal sobre sus labios.

Me acerqué a él y me puse en frente. Los zapatos me hacían ganar algo de altura, aunque aun así él me sacaba por lo menos una cabeza, tenía su cuello más o menos a la altura de mi frente.

 —Tú también vienes muy guapo, Shuji —susurré como pude. Noté que él rozó sus dedos con los míos y me separé—. Pero recuerda —llevé mi dedo índice a los labios mientras me alejaba de él—. Secreto.

La música sonaba y con el paso del tiempo, se empezaba a notar el alcohol haciendo efecto en los demás, ahora Angry intentaba acompañar a su hermano en los bailes.

Takemichi estaba al lado de Hina e intentaba bailar con ella lo mejor que podía. Chifuyu estaba al lado bailando con toda la actitud y burlándose de Takemichi. Yo reí al verlos a los dos.

Draken y Mitsuya parecían competir entre ellos bailando pero sin hacer movimientos muy bruscos. Hakkai también estaba con ellos, y aunque parecía darle vergüenza, bailaba mil veces mejor que los dos juntos.

Éramos como unos cuarenta, todos bailando y riendo a partes iguales, de vez en cuando se escuchaban voces al principio de las canciones. Sobre todo de nosotras.

Shuji, Sanzu y Muto seguían hablando en una esquina mientras bebían, aunque de vez en cuando notaba que el primero de ellos me estaba mirando.

Mikey no bailaba, estaba de brazos cruzados en una esquina y aguantando el cubata de Draken.

 —¡¡Mikey!! —llamé su atención—. ¡Si vienes a bailar con nosotras, después de esta canción comemos la tarta! 

Yo llevaba ya dos o tres cubatas y algo me había subido. Estaba bailando con Emma y Yuzuha todas y cada una de las canciones que sonaban. Yuzuha y yo a veces juntábamos las frentes y empezábamos a mover las caderas agachándonos al ritmo de la música. Movíamos el culo, las caderas, los hombros, el pecho, sintiendo todas y cada una de las notas en el cuerpo.

Mikey se unió y lo metimos dentro del corrito de nosotras tres; Emma, Yuzuha y yo nos pusimos a bailar alrededor de él.

 —Venga, comandante, que sabemos que sabes bailar —le dije mientras le dábamos palmaditas en el cuerpo. 

Él, motivado por el hecho de que iba a comer tarta, empezó a bailar con todas, era algo torpe, pero no era malo, hasta se puso a imitarnos como movíamos el culo las chicas, agachando el cuerpo hacia delante y meneando el culo rápidamente. Todas nos reíamos y fingíamos darle azotes al aire cerca de él mientras se movía así.

La canción terminó y le eché una mirada a Draken, era el momento de cantarle cumpleaños feliz al protagonista de la fiesta.

 —¡Mitsuya, ven aquí!—grité y él se acercó—. Una, dos...

Todos los que allí estábamos le cantamos la canción de su cumpleaños y nos acercamos a la tarta en la que Draken había encendido las velas. Todos aplaudimos y empezaron a repartirse el pastel, yo aproveché para ir a coger el enorme regalo que le habíamos comprado entre las chicas y que entre todas le dimos.

 —¡Chicas! No hacía falta que me regalaseis nada.

 —¡Que lo abra! ¡Que lo abra! —gritamos todos y él abrió para ver una nuevísima máquina de coser. Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla.

 —¿No decías que la tuya ya te estaba dando fallos? 

 —Sí, me encanta, muchísimas gracias.

Seguramente Shuji se encelaría por ese gesto, pero no era nada del otro mundo.

 —¡Sigamos bebiendo! —gritó Draken, quien se notaba que ya estaba bastante borracho.

La música comenzó de nuevo y yo aproveché para ir a echarme otra copa. Pero me detuve en seco al escuchar la canción que sonaba en ese instante. Las chicas y yo la habíamos estado bailando mientras nos preparábamos y teníamos que bailarla sí o sí, así que volví casi corriendo con ellas.

Nos encantaba esa canción, la bailábamos de manera provocativa mientras subíamos los brazos y movíamos la cintura. Hasta Hina se nos unió al baile, lo que hizo a Takemichi enrojecer a límites insospechados mientras la miraba.

Mitsuya miraba a Yuzuha riendo y Draken estaba embobado mirando a Emma, no sabría decir si con cara de deseo o de felicidad de verla pasárselo bien. Se dio cuenta de que le estaba viendo cómo la miraba y le hice una mueca como diciéndole "¿Qué? ¿Te gusta verla bailar así no?" y le saqué la lengua para seguir bailando con ellas.

Me aseguré de mirar a Shuji mientras bailaba la parte de la canción que era más lenta, él no hacía más que mirar con esa media sonrisa incrustada en el rostro que había tenido toda la noche. Llevaba notando esa mirada todo el rato clavada en mi nuca.

Pero no me molestaba, me excitaba.

Al cabo de unas cuantas canciones más que había bailado con las chicas y con los chicos, ya todos estaban hasta arriba de alcohol, habrían pasado unas tres horas desde que empezó la fiesta y ya era el momento de que todo empezase a irse de las manos. Y, por supuesto, sonó la canción que iniciaba el desmadre.

(No podía no ponerla, sorry. Suena: Rompe - Daddy Yankee)

Pegué un grito y miré a Yuzuha con complicidad.

 —¡Emma! ¡Hina! ¡Aguantadnos los cubatas! —gritamos ambas casi a la vez.

 —¡SI ESQUE A VECES SOIS COMO LOS CHICOS, NO TENÉIS REMEDIO NINGUNA DE LAS DOS! —gritó Emma riendo.

Me quité los zapatos y Yuzuha hizo lo mismo, nos dirigimos corriendo a donde estaban todos los chicos, dando saltos y fingiendo pegarse entre ellos al ritmo de la canción. Nos unimos a ellos de la misma manera. Nos subíamos a las espaldas de ellos y gritábamos.

Entre las dos bailábamos moviendo los hombros y los brazos, pero al llegar de nuevo al estribillo...

 —¡DRAKEN! ¡HAKKAI! 

Ambos sabían lo que tocaba, Draken me subió a sus hombros y Hakkai a Yuzuha, ambas nos agarrábamos como podíamos a la cabeza de estos y bailábamos con los brazos mientras la canción seguía sonando. Nos reíamos fingiendo pelear entre nosotras encima de ellos.

Al terminar la canción bajamos riendo y asfixiadas de haber estado saltando.

(Suena Borró Casette - Maluma)

Me detuve. Empezó a sonar esa canción. La que siempre bailaba con Baji. Decidí salir a fumar, aunque se podía fumar dentro, pero decidí ir afuera y me apoyé en la pared. 

Canturreé la canción mientras fumaba. Estaba borracha. No me había puesto triste, más bien lo contrario, miraba al cielo pensando en lo bien que se lo pasaba él en las fiestas y cómo nos gustaba bailar esa canción. Brindé al cielo.

 —Por ti, Baji —bebí lo que quedaba del cubata—. Venga, fiesta, fiesta —canturreé de nuevo mientras me dirigía bailando de nuevo hacia dentro.

 —Sí que te lo estás pasando bien —antes de entrar escuché una voz a mi lado, giré y lo vi ahí plantado, fumando. No pude contenerlo.

 —Ven un momento —cogí a Shuji del brazo y me lo llevé al lateral del local, ahí no había nadie. Me tiré a sus brazos para besarle, él parecía haber estado esperándolo toda la noche, al igual que yo— Al fin puedo besarte —susurré.

 —Venga, que al final nos van a ver, vamos dentro, aún no has bailado conmigo —me dijo empujándome hacia la entrada del local y me dio una palmada en el culo. Giré mi mirada hacia él.

 —Pero, ¿tú bailas? No te he visto en toda la noche hacerlo. Bueno, de todas maneras, tengo un ritual de fiestas...

 —¿Tienes un ritual para todo? —me preguntó riendo.

 —Por supuesto, soy una caja de sorpresas, ya lo verás —reí.

Entramos riendo y Draken me vio la cara, sabiendo lo que estaba a punto de decir a continuación.

 —¡Capitanes, para mí! —las chicas rieron y Emma se acercó

 —Pon nervioso a Draken, quiero verle la cara —me dijo al oído.

 —Eso ya lo haces tú, amiga, yo solo voy a bailar con él una canción —le di un beso en la mejilla.

El ritual que tenía no era otro que desde ese momento, cada canción que sonara la bailaba con uno de los capitanes, que a final de cuenta eran casi todos mis mejores amigos.

Bailé con todos, con Mikey y Smiley siempre era un baile de tontos, riéndonos y haciendo piruetas de bobo. El pobre Takemichi no supo dónde meterse cuando empecé a bailarle, y en mitad de la canción estaba tan colorado que parecía que iba a desmayarse, así que Chifuyu ocupó su lugar. Con Draken siempre había tenido la confianza de bailar cualquier canción sin ningunas intenciones y nos lo pasábamos bien dando vueltas, aunque a él, con lo enorme que era, le costaba a veces. Muto simplemente se quedaba quieto y yo le daba pellizquitos haciendo que de vez en cuando se le escapara una risita.

 —¿Quién me queda? ¡Mitsuya! ¡Te toca! —le agarré del brazo y con él, que al menos conmigo sí se esmeraba en bailar un poco mejor, bailamos una canción algo más pegados. Aunque era como con Draken, solo un baile.

Terminó la canción, bien, ya solo me queda uno, y encima... no podía ser mejor, pensé escuchando la canción que empezaba a sonar.

(Suena Sad Girlz Luv Money Remix - Amaarae, Kali Uchis, Moily, ponedla en bucle, esta parte es más larga)

 —Tú, capitán de la sexta división, ven conmigo —grité desde lo que teníamos como "pista de baile". Había más gente bailando, así que solo nos mirarían unos cuantos.

 —¡A ver cómo te manejas con esto, Zombie! —escuché a Draken gritando con cierto tono de sarcasmo. Tiré el cigarro que estaba fumando y no lo pensé dos veces. Me acerqué a donde ella estaba.

La canción no podía bailarse de otra manera. La agarré de la cintura y ella subió sus brazos a mis hombros, se había quitado los tacones hacía rato para ponerse a dar saltos con los demás, me gustaba verla bailar, no le había quitado el ojo en toda la noche, sabía que había estado bailando de esa manera provocándome, pues sus miradas indiscretas me lo confirmaban una y otra vez.

Empecé a bailar con ella, lentamente al ritmo de la canción, haciendo que su cadera se moviese de manera sensual en las partes más lentas y cuando el ritmo pegaba de nuevo, hacía que nuestros cuerpos chocaran de la misma manera, suavemente.

Le agarré de la nuca mientras mi mano seguía en su cadera, haciendo que girase y se pusiera de espaldas a mí. Ella movía el culo frotándose un poco contra mi entrepierna. Agaché la cabeza para llegar a su hombro y levanté la vista un momento, mirando a Draken, que, por supuesto, se había quedado con esa expresión de sorpresa ante lo que provocaba en ella.

Ella lo estaba disfrutando, no paraba de moverse al ritmo de mis movimientos en esa misma postura.

 —Sabes que ese vestido no te va a durar mucho más tiempo puesto, ¿no? —susurré en su oído y levanté la cabeza para girarla de nuevo y que estuviera frente a mí. 

Tenía una de esas miradas que me volvían loco; se estaba mordiendo el labio y me costó no llevármela de allí en ese mismo instante. Notaba que su respiración se había acelerado y tenía la cara colorada, no por haber estado bailando toda la noche, si no por lo que acababa de decirle.

La canción estaba terminando, ella me cogió por la nuca e hizo que mi mirada bajase a ella de nuevo, ¿no iría a besarme allí, no? No, no era eso, lo hizo para provocarme con unos últimos movimientos, en los que recorrió mi cuerpo con sus manos mientras bailaba con el final de la canción.

Cuando terminó, se separó de mí sonriendo. Estaba excitada, lo tenía seguro. Le sonreí de vuelta y ella se alejó para ir con los demás. Escuché a Smiley silbándole como agradecimiento por el espectáculo que acababa de dar conmigo. 

Me reí y sacudí la cabeza volviendo a donde estaba antes.

Después de eso necesitaba sentarme, literalmente.

De no haber sido porque estaba todo el mundo delante... Shuji... no sabes todas las cosas que estaba pensando hace un momento.

Las chicas vinieron corriendo a decirme, entre risas, que la cosa era bailar, no embarazar a todo el mundo que nos había visto. Yo reí y me senté en un sofalito que había por allí mientras bebía un poco más para recuperar el aliento.

Me levanté al poco y fui con Yuzuha y Hina, Emma se había acercado a donde estaba Draken, quería bailar con él y este seguía con la cara partida por lo del baile con Shuji.

Nos hicimos unas cuantas fotos en el photocall. Hasta Shuji se acercó a hacerse una conmigo para luego volver a donde estaba de nuevo.

Comenzó a sonar otra canción de reggaeton, con su consecuente letra llena de cosas indecentes. Pero esa era diferente para mí.

Yuzuha, Hina y yo nos miramos, esa canción nos gustaba bastante a las tres, aunque a mí me producía otros sentimientos. Aparte de gustarme, encendía una mecha en mí. La imagen de Shuji se me pasaba por la cabeza cada vez que la escuchaba. Cogí mi vaso y le di un sorbo buscándolo con la mirada una vez más.

Empecé a tararear la letra en voz baja y me di cuenta de que me estaba mirando. 

Desvié la mirada algo colorada y vi que Emma estaba cantándole la canción a Draken a viva voz y este se moría de la vergüenza, de normal Emma no era dada a esas muestras de amor en público. Yo los miraba mientras sonreía, estaban tan felices los dos juntos que era imposible no envidiarles un poco.

Volví a buscar a Shuji, pero ya no estaba en aquella esquina. Noté una mano acariciándome la espalda y a alguien acercándose a mi oído. La mano pasó a mi cintura y una voz grave emitió un susurro en mi cuello, tarareando varias de las palabras que aquella canción decía.

Se rio bajito y apretó la mano de mi cintura, haciendo que me girase para estar frente a él. 

Shuji estaba ahí, a pocos centímetros de mi cara.

 —Vámonos de aquí —volvió a decirme al oído mientras dejaba libre mi cintura para agarrarme de una de las manos y arrastrarme fuera de la fiesta, no sin antes coger los abrigos casi al vuelo.

Ignorad la atemporalidad de algunas canciones, pls.















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