2 - enero - 2014

Hola Shuji,

Este año también ha nevado como aquella noche. Aunque esta vez la situación es diferente, parece que el cielo quería recordarme cómo empezó de verdad todo lo nuestro.

El otro día terminé borracha durmiendo en casa de Draken (si a eso se le llama casa, aún vive en el burdel) y llorando. Siguen cuidándome, como siempre... a pesar de todo el mal que causé... parece que me han perdonado con el tiempo... me hace feliz poder volver a estar con ellos, aunque el mayor agujero de mi pecho no se cierra, me faltas tú.

Te odio Shuji, o más que odiarte a ti, odio el sentimiento de vacío que me has dejado ¿de verdad no sabías nada de todo lo que iba a hacerme? Sigo queriendo pensar que no... a veces lo pienso...

El otro día tuve que volver al médico para que me recetaran los ansiolíticos de nuevo, aunque no me los estoy tomando, no quiero que me sienten mal. No quiero que me deje de doler... porque lo peor de todo, es que noto que si en algún momento este vacío que has causado desaparece, será como si nunca hubiéramos coincidido, y esa idea me duele todavía más.

Pero, ¿sabes qué? Algún día lo superaré y podré decir que solo fuiste uno más. Otro que agregar a la lista de desastres en mi vida. Igual que el primero, igual que aquel chico de la escuela, ya sabes de quien hablo, al fin y al cabo, volvimos a coincidir más tarde..., igual que Baji. Todo lo que entra en mi vida acaba mal, siempre, lo dije una vez y seguiré diciéndolo hasta que muera. Soy un agujero negro, atraigo todo hacia mí para luego destruirlo. No me gusta, Shuji, de verdad que no me gusta.

Por cierto, nunca te dije quién fue el primero ¿no?, seguro que quisiste saberlo aquella navidad, aunque me negué a decírtelo, tú lo conocías bien, ¿te acuerdas de Kazutora? con él fue con quien perdí la virginidad. Al menos, el pensamiento de que en algún momento te enteres y te duela me relaja un poco, ¿soy mala por eso? seguramente, pero me gustaría que me imaginaras en manos de otra persona, porque yo te imagino con otras chicas, todas esas que me decías que caían a tus pies, y se me remueve el estómago hasta vomitar, me da asco, asco de imaginarte en otras manos que no sean las mías.

Voy a intentar olvidarte, y lo voy a intentar a conciencia.

Vete a la mierda, Shuji

El hombre maldijo en voz alta.

 —Comprendo que no quisieras decirme, me hubiera vuelto loco de saber que fue él —rio para sí mismo—. Aunque ya de nada sirve, no estáis ninguno de los dos aquí...

Llevó su vista de nuevo al papel, notó que había surcos en ella, parecía que alguien había llorado mientras esa carta se escribía y aquellos surcos habían quedado como fósiles en esa nota, imborrables a pesar del tiempo.

Se le empañaron las gafas y restregó sus ojos para mirar por la ventana.

A pesar de ser finales de octubre, el ambiente se notaba demasiado frío para esa época del año.

Desde aquel día de hacía tiempo, la nieve para él tenía diferentes significados. 

A veces, le gustaba salir mientras nevaba y pararse debajo, a recordar.