~ 𝑪𝒊𝒏𝒄𝒐 ~
~ 27 de octubre de 2018, 21:30 p.m. ~
Ella se había ido. Con Draken. Abrazándose a él.
No podía negar que verlos así me rompió en dos. Decidí volver a entrar a casa y tomarme una copa. Tenía que poner en orden mis pensamientos.
No sé cuánto tiempo pasó, ya era de noche cerrada. Miré el reloj y vi que ya marcaban casi las once de la noche, tenía tiempo de ir a comprar tabaco. No tenía y necesitaba fumar como un desesperado. Me temblaban las manos y las piernas y en esas ocasiones, fumar me relajaba un poco.
Salí con lo puesto, las llaves del coche, algunas monedas y el mechero. Fui a la tienda más cercana y compré un paquete de cigarrillos. Decidí entrar al coche y ahí ya vería qué hacer o a dónde ir para despejarme.
Me monté en el asiento del piloto y me fijé en la carpeta que había al lado.
Cierto, aún no había siquiera abierto la otra carpeta que nos dio Kisaki esa misma mañana.
Encendí el cigarrillo, lo aguanté con mis labios y cogí aquellos documentos para empezar a leerlos.
Nada más abrir la carpeta había una primera página.
Qué raro, pensé. Kisaki no solía incluir una página dando explicaciones. Simplemente iba al grano con lo que había que hacer y ya, pero parecía ser que esta vez sí era algo importante, al menos para él.
Pasé de página.
—Mhm... —dubité —. Así que a esto se refería con "urgencia" —murmuré y continué pasando las hojas. Al darle la vuelta, me di cuenta que detrás de las fichas aparecía más información, como dirección de la casa y de sitios habituales a los que podía ir; bares y tiendas.
La siguiente ficha llamó mi atención un poco más.
—Vaya...Kazutora... —no pude evitar recordar los tiempos de Valhalla—. Si tan sólo te hubieras quedado a nuestro lado quizá las cosas hubieran sido diferentes para ti...
Me fijé en quién se haría cargo de Kazutora y resoplé con pesadez.
—Parece que vas a necesitar algo más que suerte para salir de ésta...con South es imposible hablar.
Decidí encender otro cigarro antes de continuar. A mi teléfono empezaron a llegar mensajes al grupo de la organización. Miré la hora, las once y media. Decidí leerlos más tarde. Los documentos tenían toda mi atención ahora mismo.
Continué con la siguiente ficha.
—¿Y este? —miré mejor la fotografía— Ah...
Recordé aquél chico al que Baji le dio una paliza antes de unirse a Valhalla.
Aquel chico al que me refería hacía unos años de una manera bastante graciosa y con el que formamos un pequeño equipo... sin saber que todo aquel plan paralelo al que teníamos que llevar en esa iglesia sería el desencadenante de la situación en la que me encontraba hoy en día.
Le di una última calada al cigarro antes de tirarlo y pasé a la última página de la carpeta.
Y lo vi.
Me quedé mirando su fotografía durante unos minutos. Había cambiado de alguna manera a cómo lo recordaba.
Después terminé de leer la ficha completa y vi que los hermanos Haitani eran los que se encargarían de él. Aquel par de inútiles...
—Así que... Enana ¿él es quien te abraza ahora por las noches? —pregunté en voz alta como un loco y eché mi cabeza hacia atrás, recostándola en el asiento del coche.
El nudo de mi garganta volvió a apretarse.
—Ese debería haber sido yo... —tapé mi cara con la mano derecha y me froté los ojos para después mirar el dorso de esta, nunca el tatuaje que ahí tenía fue más apropiado para un momento—. Castigo...
Me reí de mí mismo.
—Qué irónico... perdí todo el derecho de cuidarte después de desaparecer —mi mente reaccionó en ese mismo instante—. Cuidarla...
Volví a leer la ficha de nuevo y recordé su conversación de teléfono.
"¿Puedes venir a por mí? Déjame acompañarte hoy por favor" Su voz resonó en mi cabeza. Una y otra vez repitiendo esa frase.
—¡Mierda! ¡Mierda! ¡Joder! No, no, no... —arranqué el coche de inmediato y me puse a conducir sin pensar, dirigiéndome a las afueras de la ciudad. Miré mi reloj y vi que marcaban las doce y diez—. Por favor, por favor...no he pedido nunca nada en la vida, no al menos que yo recuerde, por favor, solo por esta vez...
Estaba suplicando, no sabía a quién o a qué.
Llegué a una carretera que subía una cuesta hacia la colina de las afueras de la ciudad, vi humo a lo lejos y mi respiración comenzó a acelerarse. Apreté con fuerza el volante y aceleré.
~ 28 de octubre de 2018, 00:30 a.m. ~
—¿Qué coño es...esto?
Dije para mí, aún dentro del coche. Había una moto tirada a un lado de la carretera, estaba destrozada y echaba humo. Dos siluetas estaban en el suelo, la más pequeña parecía moverse.
No lo pensé más, me puse los guantes negros y salí disparado del coche hacia ellos. Vi como la silueta más pequeña intentaba alcanzar a la otra y escuché pequeños murmullos. Me acerqué lo más rápido que pude y los vi. Había sangre alrededor de ambos. Me dirigí hacia ella y mis nervios terminaron de estallar. Noté mis ojos enrojecerse y humedecerse.
—Oye —le dije zarandeándola suavemente.
Aún tenía el casco de la moto puesto, pero no se lo quité, en estos casos no había que hacerlo, me acerqué a su boca y comprobé que aún respiraba, aunque de manera débil.
Sin separarme de ella miré hacia la otra silueta.
—Draken...
La acomodé como pude y me acerqué a él. También respiraba...
—Tú...— me mordí el labio inferior. Por un momento pensé en todo el tiempo que ella habría compartido con él y no conmigo.
La envidia se hizo dueña de mi cuerpo y de mi mente. Sin embargo, la imagen de ella teniendo alguien en quien confiar y que la hiciera feliz, como yo no pude hacerlo, invadió mi ser. Saqué mi teléfono.
—Buenas noches, por favor, necesito una ambulancia en la carretera X Kilómetro 98, subiendo hacia la colina, ha habido un accidente de moto....sí...dos heridos...no...sólo una ambulancia...yo llevaré al hospital a uno de ellos...sí... de acuerdo...gracias, no tarden, debo irme ya...
No podía llevarme a los dos. No tenía tiempo. No, si al menos podía salvarla a ella.
Además, la mayor parte de los charcos de sangre salían del cuerpo de ella... Draken sólo parecía conmocionado. En ese momento creí que él podría esperar a la ambulancia. Ella no.
No mueras, chucho. Tienes que cuidar de ella.
La cargué en mi coche y conduje lo más rápido que pude hacia el hospital.
~ 28 de octubre de 2018, 21:02 p.m.~
Me quedé paralizado. Hasta que el doctor entró en la sala y me apartó de un empujón de la cama donde ella estaba
—¿E-está bien, no?
—Señor, por favor, salga de aquí —me intentaron sacar de la sala mientras me resistía. Finalmente lo consiguieron y no pude hacer más que dejarme caer de espaldas contra la puerta.
Al cabo de unos minutos, el doctor y la enfermera salieron de la sala. Tenían sangre en los guantes, se acercaron a mí, que me había levantado sobresaltado al escuchar que abandonaban la estancia donde ella estaba.
—¿Es usted su familia?
—N...Sí...podría decirse que sí —mentí.
—Lo lamentamos...no ha podido seguir adelante, las heridas que tenía han provocado hemorragias internas y...bueno...no creo que sea el momento de dar detalles...mi más sentido pésame, señor.
¿Qué?
No me dejaron volver a la sala.
No sé cómo llegué al coche. Vi aquella carpeta. La cogí y la miré, para acto seguido destrozarla con furia de manera que un montón de papeles se esparcieron por el interior del vehículo.
Apoyé mis manos sobre el volante e intenté respirar. Me dolía el pecho, como nunca lo había hecho antes, no al menos de esta manera.
—Así que...¿Esto es lo que se siente al perder a alguien que quieres para siempre? No me gusta...
No podía dejar de pensar en ella, en su voz, sus grandes y oscuros ojos, cómo me miraban. En ese beso que habíamos compartido la tarde anterior, con el que me ilusioné de nuevo, pensando que podríamos volver a reírnos y a divertirnos juntos.
En mi cabeza rezumaron las últimas palabras que le escuché susurrar.
"Casa de Ken...mi casa...en la habitación...una caja...negra...tu nombre...léelas..."
No entendí muy bien a qué se refería, pero tampoco era imbécil. Quería que viera algo que tenía en su casa, aquella que compartía con Draken.
Me incorporé en el asiento y, recordando que en la parte trasera de las fichas aparecía la dirección de las casas de todos ellos, hice memoria de la última que leí y me dirigí hacia allí.
No tardé mucho en llegar y me colé como pude por una de las ventanas de la planta baja.
Por unos momentos me quedé pensando en las posibilidades de haber estado con ella en esa casa, pero no podía entretenerme, subí las escaleras y entré en lo que parecía ser la habitación. Volví a llenarme de envidia al ver la cama de matrimonio que había en un lado de la habitación.
Una imagen de Draken haciéndola suya se me cruzó por la mente y de nuevo tuve que contenerme. Continué buscando por toda la habitación la dichosa caja negra, hasta que miré debajo de la cama y la encontré.
No era más grande que una caja de zapatos y en una esquina de la tapa tenía escrito "H.Shuji" con unas letras preciosas en dorado. Acaricié mi nombre recordando la cantidad de veces que lo había visto escrito con su letra y cómo me gustaba la curvatura que le daba a la "S".
Siempre me gustó.
Salí de la casa y me dirigí a mi despacho, ya era de noche y la oficina estaría vacía. Mejor, así nadie me molestaría.
~ 28 de octubre de 2018, 23:45 p.m.~
Tras leerla, devolví la última de las cartas a la caja.
Pensé por un momento y finalmente, todo lo que iba a hacer apareció en mi mente como si fuese una revelación.
—Bien, parece que tendré que pedirme unas vacaciones.
Holis
Este capítulo me ha tenido súper entretenida ya sólo por tener que hacer las fichas.
No penséis que Hanma es malo, solo que en esta versión pues vive con la pena y la culpa de no estar con ella y pues como que pasa un poco de la gente, les da igual que se mueran, aunque en realidad para mi eso es Canon. Solo se interesa por los que de verdad aprecia. De todas maneras, su personaje se va a desarrollar mejor.
El próximo capítulo...¡retrocedemos a unos cuántos años atrás...y a cómo empezó todo!
Espero que os haya gustado el capítulo :) Os leo en comentarios, que me hacen mucha ilusión ^^
Créditos a las personitas de alguno de los fanarts que salen en el capítulo, que como siempre no encuentro T_T. Las fichas sí las hice yo, pero las imágenes las cogí de pinterest.
Besis
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