🍊「CAPÍTULO 1: 𝗡𝗔𝗥𝗔𝗡𝗝𝗔」🍊

Capítulo 1 | 𝗡𝗔𝗥𝗔𝗡𝗝𝗔

Y un grande, carnoso, jugoso, sin mencionar su increíble sabor salado, se iba acercando a sus labios, ya podía sentirlo entrando a su cavidad bucal mientras lo saboreaba con su lengua, solo bastaba con una sola probadita y sería el ser más feliz del mundo, solo un poco de ese cremoso... queso doble en el apetitoso trozo de pizza que venía hacia él.

“Ven, vuela conmigo Lolito... y podrás saborearme todo lo que quieras”.

— Shi... — decía entre dientes mientras sus rellenitas piernas iban en dirección hacia la comida basura parlante.

Y, ya sea debido al estrepitoso grito de Rubén Doblas proveniente de la planta baja o del molesto chillido del despertador, Lolito se levantó de golpe de la cama, observando hacia todos lados buscando el gran triángulo quesoso mas este ya no estaba, que provocó cierto mareo en su cabeza por unos segundos y, así como llegaron, se fueron.

— ¡Lolito, debemos irnos! — efectivamente sí era Rubén, el cual nunca, ni siquiera en los días en que tenían primeras clases con profesores estrictos se levantaba temprano, estaba ahí en su sala a las siete de la mañana en punto.

El de cabellos naranja bufó y a rastras se giró para colocarse sus pantuflas de felpa naranjas, había dormido solamente con su camisón beige debido al calor que sentía en las noches, tal vez sea por que su período de celo estaba cerca o porque las noches en Madrid se estaban volviendo más calurosas debido al calentamiento global. Como sea, no quería pensar en ese tipo de cosas durante la mañana, solo quería tomar una relajante ducha para evitar escuchar los gritos de Rubén.

Aunque sabía que este no se detendría.

— ¡Lolito Fernández si no bajas ahora mismo les diré a todos tu verdadera identidad en Fornite! — Realmente su primo, Rubén Doblas, no era poseedor de una voz grave o amenazante, por el contrario, era muy dulce y suave, se volvía chillona cuando gritaba sí, pero eso no borraba el hecho de querer escucharla una y otra vez. Así que, Lo que realmente asustó a Lolito fueron palabras que soltó, no podía dejar que eso pasara.

Fornite era un juego que se estaba volviendo muy conocido estos últimos años y más en la comunidad gamer, el rubio fue el primero en conocerlo, después se lo mostró al pelinaranja, el cual quedó totalmente hipnotizado con todo, pasaba horas incluso días pegado a la pantalla solo para quedar en primer puesto durante los torneos.

Al comienzo, jugaba junto a Rubén para saber más acerca de los controles, pero al darse cuenta que este era un total "manco" lo dejó de lado y empezó a practicar por sí mismo, hasta que consiguió el primer lugar entre todos los jugadores de Fornite de España en muy poco tiempo, la persona anterior se había tardado casi medio año, a él solo le tomó dos meses.

Sin duda era el mejor.

Pero, el tener el primer puesto en aquel juego no lo exoneraba de la horrible obligación de ir a la escuela.

“—Ese videojuego ¿te dará de comer? No lo creo, ve a estudiar”

Eran las palabras que siempre le repetía su madre cuando se pegaba a la pantalla por horas. A veces, solamente a veces, ya que Lolito respetaba mucho a su madre, le daban ganas de soltar.

“—Sí, lo harán. Solo déjame convertirme en un jugador profesional.”

Sabía que no podía, incluso si su madre le diera el permiso, habían jugadores mejores que él en todo el mundo. En Japón más, obviamente.

Supiró mientras se quitaba el poleron dejando ver los pequeños y cilíndricos trozos de carne que sobresalían de su estomago. Lolito no era como esas personas con sobrepeso que ni siquiera se podían levantar de la cama. Él tenía un peso adecuado y, tal vez, unos cuantos kilos demás, no era nada grave, pero en esta sociedad donde omegas sin excepción debían ser hermosos y esbeltos, ser delgado era lo único que estaba bien.

Agarró su celular y le mando un mensaje a Rubén antes de que haga alguna estupidez, como siempre.

Naranjita: Ahora bajo, me voy a duchar.

Rubén: Solo échate perfume y baja

Naranjita: No voy a hacer eso.

Naranjita: tú lo has hecho?

Rubén: Se llama vida ecológica

Rubén: Además ayer me bañe :(

Naranjita: Wakala •~•

Lolito rio ante los mensajes de su primo, realmente este siempre le sacaba una sonrisa cada vez que lo necesitaba.

Entró a la ducha, dispuesto a bañarse lo más rápido posible, ya que, debido a que lo había hecho varias veces antes, Rubén podría subir a hurtadillas y echarle agua fría sin motivo alguno, solo para fastidiar.

Y así fue, salió de la ducha como flash intentando no caerse para secarse su esponjoso cuerpo rápidamente, pero había otro obstáculo que superar. La búsqueda de su ropa era siempre una batalla interminable, no porque le importara lucir bien, no. Lolito intentaba encontrar algo que le quedase ancho para que no se marcase su estómago, pero que también pueda combinar, para que, aparte de burlarse de su físico, no se burlasen por su mal gusto.

Escogió un gran poleron naranja con capucha y un solo bolsillo en el medio inferior, unos pantalones negros a la cintura pegados y unas zapatillas planas a cuadros blancos y negros sin medias, con su mochila negra en su espalda; sin olvidar, la coleta larga de caballo que siempre se hacía.

— ¡Hasta que por fin bajas, naranjita! — Rubén se había girado segundos antes para ver a su primo, sin embargo, no pensó en sus palabras antes de decirlas. — No, yo no- — El pelinaranja ladeo la cabeza, por lo que Rubén supo que no se había dado cuenta, no se había dado cuenta que parecía una gran y tierna naranja. — No nada.

Lolito sonrió: — ¿vamos?  — preguntó antes de dirigirse a la puerta.

Rubén hizo el mismo gesto, sabía que no tenía que preocuparse, ya que su primo sabía perfectamente cómo defenderse de los estúpidos insultos. Agarró su maleta y fue trotando hasta llegar a él, sigilosamente empezó a picotear su estómago con sus dedos provocándole cosquillas.

— ¡ya basta! — le dio un golpe a cada mano para que lo soltara. Lolito no era muy fan de las cosquillas. — ¿Por qué tan temprano hoy?

— Recuerdas que... — alargó la "e" — te hable de un amigo que tuve en Barcelona.

— Sí, ese alfa. — Lolito mantenía la cabeza agachada pensando en las bastante ideas que había tenido la noche anterior para prepararse un desayuno y almuerzo espectacular.

— Pues, ¿qué crees? — estrecho sus rostros.

— ¿Qué debí tomar desayuno antes de venir? Sí, yo también lo creo. — se quejó sobandose el estómago estirando su labios inferior expresando tristeza.

— No de eso, idiota ¡Vendrá aquí! ¡A Madrid!

— ¡Oh! ¡Wuao! —fingió sorpresa — Y eso... ¿es importante para mí por qué...?

— ¡Es una alfa! ¡Puede protegernos! — fanfarruneo él al creer que tenía una muy brillante idea.

— ¡Ah, sí! ¡Que un alfa nos protega de alfas! ¡Que gran idea! — anunció sarcástico ante la incrédula idea de su mayor.

— Oye... — se posicionó delante de él para que ya no siga avanzando. — Al menos tratalo bien, por favor. — rogó.

Rubén se había vuelto muy amigo de aquel chico de Barcelona, tenían una química única como si fuesen hermanos o amigos de la infancia. Aunque la verdad era que sólo fueron amigos por dos años en la escuela primaria. Y ahora se volverían a encontrar de nuevo y, puede que esto suene mal, pero necesitaba a su amigo para que pueda defenderlos de los otros alfas.

Sabía que su primo no confiaría a la primera por lo que intentaría convencerlo después. Ahora sólo debía mantener su atención fija para poder decirle indirectamente a su viejo amigo de Barcelona que los cuidase.

— Y ¿Cómo se llama tu amigo? — continuó caminando mientras se entretenía jugando con las azas de su mochila.

— Mangel... Mangel Rogel.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top