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Era de noche, iba de camino a mi departamento después de haber tenido un encuentro con Basil, nos habíamos reunido en su departamento y...pasaron cosas.
Después de nuestro reencuentro y pasar casi 4 meses juntos decidimos formalizar una relación y esa fue una buena época, la mejor diría yo, aún no me decido si la recuerdo con dolor o nostalgia, tal vez ambas.
¿Estaba mal que un alumno y un profesor tuvieran una relación? Nunca lo cuestionamos, aparte, solo teníamos 5 años de diferencia y gracias a mi excelencia académica había saltado cursos así que aún era bastante joven.
Quiero rememorar un poco más esos días, ¿qué días? ¡fueron meses! Llevábamos 2 años así, me enseñaste no solo lo que era el amor, sino también lo que era ser amado y amar a otro, lo bien que se sentía tomar a otro entre mis manos, sentir las manos ajenas sobre mi cuerpo sintiendo la calidez contraria directamente.
Saber lo que era besar, lo que era compartir una cama, el pasar del tiempo, los abrazos, los cariños, todo; mi actividad favorita era cuando Basil se sentaba en mi regazo y se ponía a estudiar y me dejaba simplemente apoyar mi cabeza en su hombro y abrazarlo de la cintura, recuerdo que un día antes de lo que estaba a punto de hacer no paraba de pensar:
'No puedo creer que esté guardando un secreto así... siento que me estoy ahogando lentamente pero, ¡tengo que hacerlo! No voy a dejar que esos bastardos se queden sin su castigo, Basil... ¿si te lo confieso, aún te quedarías conmigo y me darías un beso?, yo se que no y tal vez por eso no debas enterarte de esto'
Fue... lindo, extraño tanto hacer eso, eso y más cosas, a veces ponía en pausa mis experimentos nocturnos en pro de quedarme con él, durmiendo juntos en su cama, tapados, abrazados...
Incluso si tú sabes fumar, Basil, fue por mí, ¿verdad?, empezaste y en un momento dejaste de hacerlo, ¿es porque te recordaba a mí, no?
Como sea... esa noche no me quedé con él ya que, bueno, tenía otros planes, me enteré de que al menos 3 ratones de aquel sucio comité escolar habían entrado a Oxford en diferentes ámbitos, no me importaba en qué se habían metido, solo podía pensar en mi venganza, en uno de los tantos planes que había diseñado; a cada uno de ellos los rastreé y...bueno, esa noche iba a demostrarles que yo era el peor villano de todos.
Fui a mi departamento, me coloqué mi abrigo (que más que abrigo parecía capa), mi sombrero y fui a hacer mi asunto llevando además mi pequeño proyecto, Basil, no tienes ni idea de cuánto ayudaste en ello, tu parte del proyecto fue tan perfecta, tu técnica de destilado y fermentación acelerada era algo que no podía evitar usar a mi beneficio.
Me desplacé hasta un callejón oscuro cerca del puente, ahí se encontraba un grupo de ratones que temblaban y tenían los ojos perdidos con una coloración rosa y me miraban desesperados por un poco más de mi "brandy".
"Lo siento, caballeros, pero saben cómo funcionan las cosas, ¿los tienen?" Pregunté en voz alta mientras los miraba amenazante.
Ellos asintieron y me mostraron a los 3 ratones del ex-comité de estudiantes (que tantas trabas me habían puesto) amordazados, primero no me querían validar el paso a enseñanza superior porque era una rata, luego verificaciones de mis boletas de notas por supuesto fraude por ser una rata, acusaciones de robo, burlas, chistes, rumores, acusaciones de enfermedades, crearme espacios especiales separados de mis compañeros TODO POR QUE ERA UNA RATA DE ALCANTARILLA, incluso... Basil no fue la primera persona que me trató bien, hubo una ratona antes, pero adivinen quién la hizo alejarse de mí...
"Vamos al puente, les daré las instrucciones de qué hacer." Les anuncie mientras les mostraba una pequeña botella de brandy como incentivo.
Dirigí a aquellos borrachos adictos al puente aprovechando que no había nadie alrededor, era una noche muy fría y oscura, ellos arrastraron al trio de ratones, les pedí que los desataran pero que mantuvieran la mordaza y los vigilaran.
"Tírenlos al río, aquel que intente salir del agua les disparan" les expliqué al más normal de ellos mientras les daba un arma "una vez se encarguen de eso les daré el segundo pago" expliqué sin resentimientos mientras además les daba unas 3 botellas.
Los borrachos rieron felices canturreando mi nombre, me gustó eso, pero obvio les amenace con que era un secreto, sino, no habría mas brandy para ellos, yo me alejé del lugar, me iba a ir por un callejón en silencio hasta que choqué con la persona que menos quería ver en ese momento y es obvio quién era.
Se me cayó mi pequeña fachada en ese momento, fue como rememorar esa horrible tragedia de mi adolescencia, estabas firme en tu sitio, con la mirada muerta viéndome molesto.
Yo di un paso hacia atrás horrorizado, porque lo que más temía era que tú me vieras.
"Creí que habías cambiado..." me encaró molesto.
"Basil, puedo explicarlo, ellos son, tú sabes, son-" intenté explicarle antes de que me detuviera.
"No me importa quiénes son, creí que habías cambiado, creí que ibas a ser una mejor persona, que no ibas a hacer estas cosas, miento, ¡estás haciendo algo peor!" me encaró manteniendo su distancia, su voz se impregnaba en las paredes del callejon y en mi pecho.
"Son los del comité estudiantil..." terminé de decir mientras sentía cómo se cerraba el pecho y un sentimiento de ira empezaba a crecer en mí, me estaba reprendiendo y encarando con su moralidad impuesta.
"¿Quién te da el derecho de ser una mala persona?-”
"¡ESTE MUNDO ME HIZO UNA MALA PERSONA!" Le grité ya completamente harto mientras sacaba mis garras y casi me avalanzaba contra él, pero pese a estar quemándome por dentro una parte de mí estaba tan dolida, tú más que nadie debías entenderme y en vez de eso me estabas culpando y-
"No eres más que una vil y sucia rata de alcantarilla" susurró igual de enojado y molesto que yo pero manteniéndose firme sabiendo lo fuerte que son esas palabras, las dijo escupiendo odio y luego. "Toma, ya no quiero esto" me empujó contra el pecho un dije que yo le di, un portafotos nuestro.
Yo no tenía palabras, que tú me llamaras con esas palabras, que me trataras de esa forma, ¿qué pasó?, ¿dónde quedó el amor?, yo te seguía amando tanto, te sigo amando tanto, al menos...en un sentido extraño.
"Profesor, no creo que vuelva a su clase, ya no deseo verlo nunca más" me dijo cortante mientras se alejaba tratándome como un extraño, como un cualquiera...
Te fuiste en silencio, y todo lo que podía pensar es que 'si así son las cosas ahora... no me importa, ¡voy a hacer que me recuerdes, lo quieras o no!, ¿cómo te atreves a tratarme como un extraño?, ¿cómo te atreves a negarme?' Me rompí, simplemente me rompí más de lo que ya estaba.
Fue ahí cuando juré que me volvería en tu peor enemigo, en que jamas te dejaria olvidarme, sabía que querías ser detective, de la misma forma que tú me quitaste lo que más amaba, iba a quitarte tu sueño, no podrias ser el mejor detective si siempre tenias a alguien pisandote los talones.
Siempre pensé que fue en ese momento donde nos juramos odio eterno... al menos...tú me odiabas, y sigo sin entender por qué, ¿no hubieras hecho lo mismo de haber tenido la oportunidad?, ¿nunca sentiste el impulso de tomar justicia con tus manos?.
...
Londres vio nacer al Napoleón del crimen esa noche.
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La taberna estaba cerrada por el día, lo que permitió un espacio para que aquel recuperado Ratigan empezara a planear un plan con sus nuevos secuaces, por no decir esbirros, ya que se notaba que pese a tratarlo bien habían signos de que solo buscaban su fórmula y por ende plata.
Se encontraban en la sala, con los 3 sentados en la mesa y el volante anunciando la premiación/reconocimiento de Basil incrustada en la mesa, Ratigan se mantenía en silencio pensando un plan.
"Sabes...puedo crear bombas de humo por si necesitas, tengo nitrato de potasio" comentó Bell mirando a su jefe y como este miraba a la nada pensando mientras apoyaba una de sus patas sobre la cabeza de Caprice, como si acariciarlo le ayudara a pensar.
"Si...servirán" comentó mientras seguía mirando a la nada "ya tengo un plan, nos infiltraremos en su premiación y cuando estén por darle su premio usaremos las bombas de humo para mi gran aparición" explicó él mientras se ponía a hacer una versión extendida y detallada de su plan y viendo si había fallos, anotando todo en una hoja de papel.
"¿Y...los guardias?, seguro mejoraron la seguridad" empezó a cuestionar la coneja un poco preocupada.
"Deshacerse de ellos es fácil, yo me encargo, la mayoría de ellos, por no decir todos, usan bayonetas por lo que acabar con ellos es fácil, un golpe en el cráneo a distancia o cerca y se acaba todo" susurró Caprice en un tono sombrío por primera vez mientras hacía una demostración sutil lanzando un botón al techo y dejándolo incrustado, tenia fuerza considerable
"Tu te encargas de los guardias Caprice, Bell, tú te encargas de las bombas de humo, de lo demás... me encargo yo~" susurró con malicia Ratigan asintiendo.
...
Tal y como estipulaba lo planeado, los 3 terminaron por infiltrarse en el gran salón de Buckingham, Caprice fue guardia por guardia deshaciéndose de ellos.
"¡awww es un capibara!" comentó uno de los guardias engatusado por la presencia de tal lindo roedor, era manso, tranquilo e indefenso.
Ninguno esperó que este respondiera golpeándolo con un palo, de a saber de dónde salió, uno a uno de los guardias fue encasquetándole un golpe en la cabeza de manera brusca y rápida, en algún punto se aburrió del palo y agarró una ballesta usándola para golpearlos por el mango, no era brusco, solo un golpe certero, cuando venía otra tanda de guardias el fingía estar herido y luego...
El plan original era darles desde lejos aprovechando que la bayoneta era de corto alcance, pero acorde a sus palabras...quería divertirse un poco al grado que, cuando terminó con todos abrió la puerta de un armario dejando salir tanto a Bell como a Ratigan.
"ya pueden salir, que yo sepa todos los otros guardias están en el salón y si no...yo los distraigo..." dijo de forma sombría mientras miraba a la nada.
"¿Como... él...?" empezó a preguntar Ratigan mientras era empujado por la coneja, estaba profundamente gratificado como confundido.
"vámonos, a nadie le gusta un capibara enojado...menos Caprice...oh santo cielo vamos tarde"
"no, vamos bien...Basil siempre llega tarde" susurro el Napoleón del crimen caminando a paso normal y alejando a Bell para que caminara a su lado.
"oh, bueno- ah ya veo...usted si que lo conoce bien entonces, ¿porqué será~?" bromea ella con picardía hasta que literalmente sus orejas fueron jaladas para que se callara. "pero jefe si todos saben- ¡ow!"
Gracias a la coneja lograron meterse en los asientos más alejados, arriba en la platina superior, como se logró?, cloroformo en las bebidas y una coneja sexy, ¿qué podía salir mal en el plan?, literalmente les había quedado la platina superior para ellos solos sin ser vistos.
Ratigan se asomó con su imponente figura sobre todo el público sin que lo supieran mirando el escenario expectante mientras un anunciador intentaba alargar la presentación ya que alguien aún no llegaba.
"aquí se ve todo, amo esto, me siento como una reina con su cuarto privado" decía la coneja mientras daba vueltas aprovechando el espacio y revisaba una de las chaquetas de los tipos desmayados "uy, un anillo de matrimonio, ¡a mucha honra!~" canturreó ella mientras se colocaba el anillo y fingía estar casada.
"Bonnibell, querida..." la llamó la rata "¡cierra la boca y quédate en tu sitio!" la regañó tirándole de las orejas y obligándola a sentarse en el asiento a su lado.
Pasado los minutos se anunció la llegada de Basil al escenario, vestía un traje de gala y se encontraba bien peinado, se movía de manera un poco torpe pero precisa, y se notaba que estaba concentrado en su discurso.
Iba relatando todos los logros de su carrera, cómo había puesto entre las rejas a los peores criminales, incluido (supuestamente) al profesor Ratigan.
"y hoy, por fin puedo descansar después de noches sin dormir pensando en cómo atraparlo, era un hombre sumamente inteligente y escurridizo, me tomó años derrotarlo y poder descifrar sus planes, fue sin duda un gran rival" comentó en su discurso aquel ratón de colores café claro.
"forma...inusual de referirte a tu supuesto némesis" comentó Caprice sentándose al lado de su jefe con ese tono tranquilo y manso de siempre mientras limpiaba sus lentes manchados con un poco de sangre.
"Bonnibell, activa las bombas de humo" le ordenó Ratigan intentando ignorar el comentario del capibara.
"¡sí, señor!" ella abrió su bolso y en el momento que iba a lanzar una de ellas hubo una gran explosión en todo el salón seguida de caos. "E-Esa no fui yo..." susurró ella mientras cubria sus orejas con pánico.
"Basil..." susurró el napoleon del crimen, casi como un susurro que se le escapaba del alma, como si algo dentro de él hubiera muerto por unos segundos.
Ratigan actuó por instinto y simplemente bajó de la platina de manera brusca, usando sus cuatro patas para moverse entre el caos y aprovechando la confusión de la gente y la poca visibilidad y el ruido por las explosiones.
El mayor criminal de Londres se movía ágil sin importar a quién tenía que pisar hasta que lo encontró, noqueado aún en el escenario a su Basil.
El humo y el sonido empezaba desaparecer de a poco, todos lo verían como cargaba al mejor detective de todos al hombro, se movió rápido hasta que escuchó a sus espaldas.
"¡lo cubrimos jefe!" gritó Bell activando todas las bombas de humo aún desde la platina, lanzándolas todas y provocando aún más caos "Caprice ayúdame a lanzar el humo, no puedo sola y- ah ya se fue..." maldijo ella y tenía razón.
El carpincho se encontraba ya entre los asientos de abajo como si estuviera buscando algo.
Entre la gente sintió un olor extraño, un olor que no debería de estar ahí, concentró su olfato y se puso buscar ese algo extraño, era una mezcla de olores, era como...olor a tierra, polvora y mas
...
La luz tenue de la taberna estaba encendida molestando los ojos de aquel noqueado Basil, quien al despertar se encontraba amarrado a una de las mesas viendo a su peor enemigo frente a él con una sonrisa maliciosa y a lo que asumía eran dos nuevos lacayos, una coneja de colores crema que parecía reírse torpemente y un capibara quien estaba viendo atentamente un cabello de color blanco.
"¿creíste que acabarías conmigo tan fácilmente?, que tonto Basil...~" empezó a decir Ratigan de manera burlesca mientras pasaba sus manos por el pecho ajeno de manera burlesca provocando que sus dos lacayos se miraran con complicidad "tal y como lo planeé..."
Basil miró a ambos lacayos y cómo estos habían cambiado su expresión, ahora tenían clavado en la mirada la mítica frase de ‘¿pero qué dice?, si nosotros no hemos hecho una mierda’ lo que denotaba que aquel completo plan no era de él y el autor intelectual era el de aquel cabello blanco que sostenía el capibara.
"¿te han salido canas ya?" preguntó el ratón de manera desafiante y burlesca, deleitándose con la sonrisa forzada de aquel criminal ya que le había dolido en el fondo. "Eso que tienes ahi mi estimado es un cabello de rata, asi que Ratigan no tienes por que ocultar tus canas, aun que...crei que te conocia bien"
Bell y Caprice se miraron enternecidos por el reencuentro, pero en algún momento el capibara tiró de la coneja y la arrastró hasta otro cuarto.
"Bell...si el mejor detective de todos dice que esto es un cabello de rata es porque es uno y llevo cuidando a Ratigan día y noche inyectándole analgésicos y mierdas, sé que no tiene ningún cabello blanco."
"si... eso es raro, espera, ¡OH MIERDA LOS ANESTÉSICOS!" Bell corrió escaleras arriba en busca de las jeringas y todo, porque con tanto jaleo los órganos de Ratigan debían estar hechos un lío, de hecho, se escuchaba como este se quejaba levemente intentando aguantando el dolor.
El capibara se quedó solo pensando, ¿quién habría sido y el por qué?, ¿por qué justo el mismo día? ¿Por algo asi ocurriria?
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