—¡Doyoung hyung! ¡Doyoung hyung! ¡Ábreme la puerta!– gritó el niño de 10 años asustado.

Jaemin llegó y le abrió la puerta a Jeno, lo miró sorprendido, estaba pálido. Se hizo a un lado y dejó pasar al otro.

—¡¿Dónde está Doyoung hyung?!

—Está durmiendo...

—¡Tienes que despertarlo, Nana!

Jaemin asintió, fue hacia al cuarto de su hermano y entró, tocó su hombro hasta que despertó. Jeno entró a la habitación del mayor ya desesperado.

—¿Qué pasa, chicos?

Doyoung se encontraba somnoliento, Jeno se sentó a un lado de la cama y el mayor se acomodó para escuchar lo que ocurría, Jaemin se sentó en la silla del escritorio.

—¡Esto es importante, hyung! ¡Esto es lo más importante en tu vida!

—¿Qué?

Escucharon la puerta principal siendo tocada con insistencia, el timbre sonó varias veces y escucharon la voz de Jaehyun, todos se sobresaltaron.

—¿Por qué Jaehyun está aquí?– sus mejillas se volvieron rojas.

—¡No le abran! ¡Déjenlo fuera!

Escucharon que no paraba de insistir, Jaemin se levantó ignorando a Jeno.

—¡No, no, no! ¡Nana!

Jaemin ya se había ido, Jeno perdió todo color otra vez. Doyoung le tomó la mano mirándolo confundido.

—Dime lo que tenías que decir.

—Bueno, es que si me ponen bajo presión siento que no puedo decirlo pero bueno, aquí va.– tomó una bocanada de aire, Jaehyun abrió la puerta con el ceño fruncido– ¡A Jaehyun hyung le gustas!– gritó.

Doyoung se sorprendió, miró hacia la puerta y ahí estaba Jaehyun. Jaemin se puso al lado de Jung mayor y miró a los dos mayores algo confundido.

Jaehyun y Doyoung se miraron a los ojos, pronto sus mejillas estaban tan rojas como tomates hirviendo.