❛ 𝗶𝘃. ¿𝗁𝗈𝗐 𝖼𝖺𝗇 𝗒𝗈𝗎 𝖻𝖾 𝗋𝖾𝖺𝗅?
❛ 𓄼 CAPÍTULO CUATRO 𓄹 ៹
AL SER CONSCIENTE DE SU ENTORNO, después de un paseo que logró revolver su estómago, Rune se encontraba en una habitación que no reconoció. Los colores de las paredes eran de un blanco hueso, el lugar se encontraba en perfecto orden, lo único que resaltaba a primera vista eran los libros apilado sobre el escritorio, y lo que creyó eran diarios sobre la mesa auxiliar.
Su atención volvió al hombre frente a ella, el motivo de encontrarse ahí. Se dejó caer en la cama, aturdida, sus ojos no dejaron de mirarlo de arriba a abajo, aún escéptica. Sus dedos se impulsaron por sí solos, tocando el torso del hombre, después sus brazos hasta llegar a su rostro.
—¿Cómo puedes ser real? —murmuró, ensimismada. Su cerebro comenzó a formular teorías, una más descabellada que la otra.
—¿Cómo puedes estar viva? —la voz de Elijah se quebró al igual que su mirada, dejando escapar el anhelo en su tono.
Rune dejó caer sus brazos a sus costados. —No. Tú eres quien se volvió realidad.
—Siempre he sido real, Rune —el original acarició su rostro, sintiendo su delicada piel bajo su tacto, observando los párpados de la azabache pestañear con pesadez—. Pero ahora necesitas descansar.
—¿Qué? No quiero hacerlo —se levantó de un salto, una carga de energía recorriendo su cuerpo—. Llevo dos años deseando volverte real, y ahora que te tengo frente a mí no quiero descansar. Te quiero a ti, Elijah. ¿Por qué apareces en mis sueños? ¿Cómo me conoces? ¿Cómo sabes quién soy?
—¿Cómo no conocer a quién fue una vez mi prometida? —el ceño de Rune se arrugó. Entendió por el tono de voz del pelinegro que ambos lo daban por sentado. Fue la seguridad de Elijah que la sacudió.
—¿Qu-qué? —tartamudeó—. Soy muy joven para ser tu prometida, apenas tengo diecisiete y tú tendrás más de quinientos años.
—Tengo más de mil años, de hecho —se mofó, una sonrisa dulce deslizándose de sus labios por los nervios de ella. Los de él también se encontraban a flor de piel.
—Esto es mucho que procesar —se arrastró a la cama—. Lo siento, olvidé la sangre —manchas quedaron de su ropa a la sábana, Elijah ya se había limpiado sus manos con un pañuelo.
—Descuida, tengo a un hechicero a mi disposición. Puedo pedirle que... —hizo amago de ir por él.
Ella lo cortó. —No, Elijah, no quiero que te vayas —lo dijo con tanto miedo que el inmortal no fue capaz de moverse de ahí—. Quiero que te quedes, por favor —Rune estaba muy confundida y desorientada, pero lo que menos quería era verlo desaparecer.
—Aquí me tendrás —prometió, sentándose a su lado y acariciando su cabello para verla entrar en un sueño agotador.
LA DESCENDIENTE ØDEGÅRD AÚN TENÍA SUEÑO CUANDO SE DESPERTÓ, pero no le importó porque deseaba conseguir respuestas. Sus ojos se movieron por toda la habitación hasta caer en la figura de Elijah, sentado en un mueble con un libro en manos.
—Si te quedaste —murmura, sorprendida.
—Soy un hombre de promesas, Rune —se levantó y se acercó a ella inclinándose a besar su frente. Sí, el otro aún era real al sentir su tacto. Si Rune se lo preguntara Elijah admitiría que inclusive había permanecido a su lado asegurándose de escuchar su respiración, asegurándose de que aún estuviera con él—. Buenos días. He preparado el desayuno, y compré un cambio de ropa.
La bruja parpadeó, sorprendida al ver la marca en las etiquetas. —Vaya, ¿No quisieras comprarme todo un guardarropa también?
—Puedo hacerlo después de desayunar —Elijah no había captado su tono irónico, o si lo había hecho no le importó, queriendo cumplir todo lo que no pudo cumplirle a Rune en un pasado. Concederle todo lo que deseara.
—Creo que con esto estoy bien por ahora —se perdió detrás de la puerta del baño y salió después de unos minutos para seguir a Elijah a una pequeña cocina, que incluía el comedor—. ¿Estás de incógnito? No te imaginaba en un departamento.
—Podemos llamarlo —asintió y corrió la silla para que ella se sentara, y él frente a ella—. ¿Por dónde comenzar, Rune?
—Puedes llamarme Rue, para empezar.
—Jamás pude hacerlo. La belleza está en tu nombre completo —una sonrisa se escapó de ella y extendió su brazo a la mano de Elijah, dejando la suya sobre la de él.
—Desde hace dos años he soñado contigo —frunció el ceño brevemente—. Y con tu hermano, Nik. Creo que fue hace mucho tiempo, vestían como los vikingos. Y había un enorme prado. Los sueños son diferentes, en lugares diferentes, pero siempre eran ustedes dos. Creí que eran producto de mi imaginación.
—Mi hermano y yo somos tan reales como tú —dio un asentimiento pensativo—. Recuerdo el prado. Fue nuestros lugar favorito por mucho tiempo. Vivías cerca de nuestra familia, con tus padres Evanora y Aleksander.
—Pero apenas tengo diecisiete años —su mirada se despegó de la del original, picando fruta con el tenedor.
—Te aseguro que no los tienes, Rune. Tampoco eras una bruja, no habías dado señales de serlo. Nik y yo estábamos, bueno... —se detuvo, indeciso de contarle su historia con ellos dos, indeciso de tentar su memoria y suerte.
—Enamorados de mí —terminó—. Sí, y yo de ustedes. Perdón, no recuerdo nada fuera de eso. Y no son recuerdos, exactamente. Son sueños.
El original adoptó una postura pensativa. —¿Absolutamente nada? ¿La aldea? ¿Tu vida en ella? ¿Mi familia?
—Elijah —se frustró, ejerció una momentánea presión en sus manos unidas—. Hasta hace dos días creía que había nacido aquí, diecisiete años atrás. No mil años. Además, soy humana, ¿Cómo puedes explicar que siga viva?
—Creo que tu madre tiene esa respuesta, Rune —lo dijo con tanto cuidado que desconcertó a Rune, sus padres jamás le habían mentido exceptuando por la vez en que callaron lo que ella era, y por consecuente lo que ellos eran. Cuando su padre le enseñó los colmillos y los ojos inyectados en sangre por primera vez, se mantuvo dos días completos sin hablar de la impresión.
—¿Qué fue lo último que recuerdas de mí? —los nervios florecieron, llevándola a agarrar comida de todo un poco.
—Fue después de nuestra transformación, madre dijo que habían muerto por los lobos de un paraje vecino. Tu muerte nos destruyó, Rune; no encontré el sentido de la inmortalidad sin ti —la azabache se detuvo, sus ojos subieron a los de Elijah de repente y no se abstuvo de levantarse de su asiento y lanzarse a sus brazos, enredando los suyos detrás del cuello del original.
El vampiro le tomó unos segundos hasta que la envolvió, escondiendo su rostro en el cuello de Rune para recordar el característico olor lavanda de la chica. Su sangre no logró tentarlo, concentrado en el momento. Inclusive ejerció un poco de su fuerza sobrenatural en el abrazo, como muestra de lo mucho que la había extrañado, aunque contuvo la mayoría, temiendo romperle un hueso. Pero Elijah definitivamente no reprimió las lágrimas que brotaron de sus ojos, sentimientos inexplicables dentro de él por haberse reunido con su épico amor.
—Lamento tanto que hayas tenido que vivir mil años con ese sentimiento —sorbió su nariz, contagiada—. Me tienes aquí y ahora; no me iré esta vez —beso su cabellera negra y tomó unos minutos antes de hablar, congelados en esa posición—. Hablaremos con mis padres esta noche, y considerando el hecho que desde que te vi me han evitado, creeré que ellos tienen algo que ver —inconscientemente llenó el plato frente a Elijah de comida—. Perdón, ¿Tienes planes para esta noche?
—Ya no más —Rune le lanzó una mirada de regaño, sabiendo que por la mirada de ilusión del hombre sobre su rostro era que ella era responsable de ello.
—No los canceles, iré contigo. Tenemos mucho de lo que ponernos al corriente —ríe con complicidad—. Espera —se vuelve a detener mirando toda la comida—, ¿Estos son mis favoritos? —suelta un grito de emoción, sin contenerse a seguir comiendo—. ¿Pero cómo? La mitad de estos no existían en ese entonces.
—Hice un poco de investigación suficiente sobre ti, ángel.
—¿QUÉ ESTÁS HACIENDO? —escuchó la voz de Elena detrás de la puerta que impedía a la humana verla tanto a ella como a Elijah a su lado.
—Justo a tiempo.
—Whoa, ¿Qué son estas cosas?
—Papeles de tu madre de la Sociedad Histórica. Me han obligado a ayudar a la señora Lockwood. Y por obligado, me refiero a que estoy muy feliz de participar —Jenna cerró la puerta, ocasionando que Elena diera un brinco al ver a Elijah muy cerca de su mejor amiga.
—¡Hola, Lena! —saludó sacudiendo la mano para avanzar a ella y presionar un abrazo cariñoso.
—Rue, creí que... Tus padres dijeron... —Rune asintió calmando las preocupaciones de Elena, con una seña de mano dejó en claro que lo hablarían después.
—Hola, soy Elijah —se presentó el original como si no hubiesen tenido un intercambio antes de aquello.
—Elijah está en el pueblo investigando sobre Mystic Falls —Jenna se acercó a su sobrina para quitarle la caja de sus manos—. Y RueRue me ha dicho que se ha ofrecido como voluntaria para ser su guía.
—Claro, me encanta ganar créditos extras con la señora Lockwood —lo cual a veces hacía, aprovechando su estatus como alcaldesa para influir en sus notas.
—Es un placer —Elijah y Elena intercambiaron un quedo saludo de manos antes de que Rune las separara, envolviendo sus dedos en los de su mejor amiga para proyectar calma.
La rubia Sommers ofreció dejarlo quedarse a hurgar entre los documentos o ayudarlo a subir las cajas a su vehículo, pero Elijah la despreocupó asegurando que las recogería después, ahora que tenía permiso para entrar a la casa.
Cuando Elijah y Rune salieron a ojos de Jenna, el original la tomó de la cintura y los introdujo nuevamente, pidiendo Elijah hacer un trato con Elena.
—Escúchalo, por favor, estoy segura de que aceptarás —Rune se dejó caer a lado de Elijah, junto a la ventana.
—Rune, ¿Estás bien? Le dijimos a tus padres que te había llevado —miró de reojo al vampiro, cautelosa—, pero cuando mencionamos su nombre nos dijeron que no hiciéramos nada. Damon no los escuchó, está con Bonnie ahora.
—Estoy bien, Lena, de verdad. ¡Mira! Incluso me compró ropa de marca porque la otra quedó manchada de sangre —le restó importancia, levantándose para modelar el atuendo.
—Ángel, ¿Puedo? —Elijah murmuró y esperó a su respuesta, sonriendo por su emoción a la ropa.
—Adelante, llamaré a Damon antes de encontrar Mystic Falls en llamas —le da una sonrisa confiable a Elena antes de salir de la habitación, apoyándose en la puerta.
Buscó el número del Salvatore en sus contactos, apenas había sonado un tono cuando el pelinegro descolgó la llamada.
—¡Spellman! ¿Dónde estás? Dime ahora mismo y mataré las veces que sean necesarias a ese vampiro. Fuego. Estaca. Corazón. Verbena. Su cabeza rodará. Tu dilo y lo haré. ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño? —esperó paciente a que terminara de soltar su preocupación, percibiendo los tintes de venganza.
—D, me encuentro completa y sin daños físicos. Emocionales tal vez, pero no tienen que ver con Elijah. Bueno, un poco si, pero no directamente por él —suspiró deteniendo sus balbuceos veloces, golpeando con suavidad su cabeza contra la puerta—. Estoy, estoy en casa de Elena, tengo mucho que contarte pero ahora no puedo.
—Rune Ødegård... —regaña cuando una segunda voz le interrumpe.
—¡Rune dile que se largue de mi casa! —aquella era la voz de Bonnie, aliviada pero a la vez hastiada—. Menos mal estás bien, pero ya me ha roto tres jarrones y dos vasos. Sácalo antes de que le rompa el cuello.
—Escucha, bruja Bennett, será mejor que cuides tus palabras antes de que te...
—¡Damon! —su voz es apenas un susurro, pero la carga de seriedad causa un silencio en la otra línea—. Agradece a Bonnie por su ayuda y regresa a casa, mañana hablaremos, lo prometo.
—Eso es si llego a mañana —refunfuña.
—¿De qué hablas? ¿Qué hiciste ahora?
—¿Por qué asumes que fue mi culpa? —cuestiona como respuesta, fingiendo sentirse herido. Rune no contesta, así que Damon sabe que ha levantado una ceja, no creyendo en su palabra—. Bien, saliendo.
—Damon...
—Puede que haya hecho enojar a una mujer lobo en luna llena.
—¿Qué? ¿Mujer lobo? Solo me fui un día —se inclina a la puerta, buscando escuchar la otra conversación.
—No hagas nada, vive tu vida, mantente al margen. Cuando sea el momento correcto, tú y yo sacaremos a Klaus de su guarida y yo a cambio mantendré a salvo a tus amigos.
—¿Y luego qué?
—Luego lo mataré —la declaración de Elijah fue apenas perceptible para la bruja, teniendo que agudizar el oído.
—Escucha, Rue —su atención volvió a Damon, el ruido indicando que se encontraba en su auto—, ve a casa, descansa, en la mañana hablaremos.
—¿Y si te sucede algo? —pregunta en un mohín.
—No me sucederá nada, brujita. No me hagas ir ahora mismo, ¿Quieres?
—Cuídate, D —asintió, rendida—. Pero si cambias de opinión puedo ir y... —el vampiro colgó la llamada antes de que terminara.
Regresó con Elijah y Elena, encontrando a la morocha con una expresión pensativa.
—Está loco, pero creo que Mystic Falls sobrevivirá una noche más —se acercó a su mejor amiga, dejando el celular de lado y entrelazando sus dedos—. ¿Qué dices? ¿Aceptas el trato?
—Si confías en él, lo haré —la humana a cambio recibe un asentimiento, decidiendo girarse al original—. Entonces, puedo confiar en ti —repite, buscando algo que la haga retroceder.
—Soy un hombre de palabra, Elena. Cuando hago un trato mantengo un trato.
—Tiene amigos con magia, ellos los mantendrán a salvo —apoyó a sus palabras.
—¿Qué hay de ti? —frunció el ceño confundida.
—De eso yo me encargaré particularmente —Rune agachó la cabeza ocultando su sonrojo—. ¿Entonces tenemos un trato?
—De acuerdo, solo necesito que hagas una cosa por mi —se decidió la morocha, dando un paso a él.
—¿Quieres renegociar? ¿Cuál es el precio?
—Sacar a Stefan de la tumba, está atrapado con Katherine ahí abajo.
—¿Katerina? —Elijah alzó las cejas.
—¿Por qué se metió ahí para empezar? —Elena sacudió la cabeza recordando a Rune qué objeto se encontraba ahí—. Está bien. Vamos, Elijah —ambas se despidieron y Elijah volvió a agarrarla por la cintura, en camino a liberar a Stefan y ejercer la compulsión sobre Katherine para que no saliera de la tumba aún cuando el hechizo se levantó.
RUNE CIERRA LA PUERTA CON UN GOLPE FUERTE, ocasionando que varios cuadros de la sala de estar se cayeran de sus repisas, sin llegar a impactar contra el suelo debido a la magia que los rodea, todo gracias a su madre conociendo el a veces descontrol del poder de su hija.
Ni Evanora ni Aleksander se encontraban en su hogar, no habían contestado a sus mensajes o llamadas, siendo para nada típico de ellos ignorar a Rune o esquivarla.
—Lo hacen a propósito, no me quieren dar una explicación —se deja caer en su cama, mirando al techo antes de sentarse y girar a Elijah, parado indeciso bajo el marco de su habitación—. Está bien, ya tienes el permiso de pasar. Ven —le extiende la mano, el original entrelazándola con la suya y sentándose a su lado—. Elijah, si me permites saber, ¿Cuál es tu razón para asesinar a Klaus?
El hombre miró sus manos, comenzando a acariciar su dorso. —Él asesinó a mi familia —los ojos de Rune se cristalizaron, acercándose más a Elijah.
—¿Nik está muerto? —su labio inferior tiembla, sintiendo un nudo alojarse en su garganta. Él entreabrió los labios—. No. No me des una respuesta, por favor. Pero descuida, lo asesinaremos y lo haremos sufrir. Por tu familia y por mis amigos.
El vampiro original no tuvo la fuerza para ver sus ojos, cerrándolos y recargando su cabeza sobre la de ella. ¿Se lo diría? ¿Le diría que su hermano, aquel que la amaba también con infinito amor, el hombre que ella llamaba Nik, era igualmente el despiadado Klaus quien buscaba asesinar a su mejor amiga? Decidió callarlo, cerrando los labios. Primero, averiguaría por qué Rune estaba viva mil años después aún siendo una humana, y segundo, si aplazaba el momento, podría tener más tiempo a solas con Rune.
Y más tiempo de pensar acerca de qué haría con su hermano, a causa del descubrimiento de su enamorada viva Elijah tenía contradicciones sobre asesinar a Klaus.
Decidió cambiar el tema.
—Esta tarde me has dicho que aún no te adaptas a tu magia, sería peligroso, Rune. No estoy dispuesto a asumir el riesgo. Mis hechiceros se han ofrecido a ayudar a canalizar tu magia, enseñarte a controlarla.
—Acepto. Con el trabajo de mamá y los colmillos de papá suelo hacerlo por mi cuenta —mira un cuadro de los tres sobre la cómoda—, pero cuando mamá tiene el día libre hacemos los hechizos más sorprendentes, Lijah.
Los ojos de la azabache brillaron de felicidad, y Elijah la incitó a hablar de ellos toda la noche, hipnotizado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top