Driftmark

El funeral de Lady Laena se llevaba a cabo en su hogar, Driftmark. Todos estaban presentes.

Leahnerys tomaba la mano de su padre el cual se había alejado un poco más de su familia. Ella buscaba soporte y apoyo en su padre para poder pasar por aquel momento con más facilidad, aunque para otros, parecía que era Daemon quien buscaba soporte en su hija.

Baela y Rhaena estaban con Rhaenys. La cabeza de Leahnerys no lograba entender como la familia podía estar unida sin ninguna discusión solo cuando había un funeral. Como la unión podía ser alcanzada hasta que algo trágico llegara. Como la muerte podía tener tanto poder en personas tan distintas.

La joven Targaryen miraba al resto de su familia con ninguna expresión, tenía el rostro en blanco, justo como su padre, sin ninguna intención de demostrar emociones. Odiaba usar el color negro, no había alegría en el, no había nada más que una profunda tristeza.

- estamos aquí reunidos en la Sede del Mar, para entregar a Lady Laena Velaryon a las aguas eternas, los dominios del rey Tritón - decía Vaemond en Valyrio despidiendo a su sobrina - donde el la guardará hasta hasta el fin de los días. Al echarse al mar para hacer su último viaje, Lady Laena deja a dos hijas legítimas en la orilla - Leahnerys apretó la mano de su padre, dolida al no ser reconocida como una hija de Laena - aunque su madre no regresará de su viaje, todas seguirán unidas por la sangre. La sal fluye por las venas de los Velaryon. Nuestra sangre es espesa, nuestra sangre es pura. Y nunca debe diluirse - Vaemond no pudo evitar mirar a Rhaenyra y a sus hijos con algo de desprecio, pues los rumores fluían tan rápido como el agua

Daemon rio ante las palabras de Vaemond, Leahnerys no pudo evitar sentirse avergonzada, pues la risa de su padre hizo que toda la atención se centrara en ellos por unos segundos.

- mi dulce sobrina, que los vientos sean tan recios como tu espalda, tus mares, tan serenos como tu espíritu y tus redes, tan rebosantes como tu corazón. Del océano venimos, al océano regresamos - concluyó Vaemond mientras Laena era llevada hacia el mar, en donde aquella Velaryon pertenecía

Al analizar los rostros de los presentes, Leahnerys no pudo evitar notar una expresión inusual. Aegon, a comparación del resto, se mostraba desinteresado e incluso aburrido ante el funeral de la mujer que tanto adoraba. El rostro de Leahnerys por fin tuvo una expresión. Curiosidad.

Hacía años que la joven Targaryen no miraba a su primo, Aegon, no que le importara, pero le sorprendía lo mucho que había cambiado. Lo conoció cuando el tenía diez años y ella tan solo siete, a penas y podía recordarlo. Pero en cambio, Aegon jamás pudo olvidarse de Leahnerys, de aquellos ojos azules que tenían una pizca de morado alrededor de su pupila. El no podía olvidar aquella niña que fue la primera en despertar un interés en el. Fue el tiempo quien se dedicó en separarlos y cambiar aquel amor en Aegon y convertirlo en deseo, al menos hasta que descubrió que todo ese deseo podía descargarlo en otras mujeres, muy a pesar de estas.

Leahnerys acompañaba Jacaerys Velaryon a hablar con sus medias hermanas, Baela y Rhaena en un acto de unión tras aquella pérdida. Ante los ojos de la princesa, no pasó desapercibida la mirada que su tío, el rey Viserys Targaryen le había dado, el cual hablaba con Daemon.

- deberías de regresar con nosotros a King's Landing, ya es momento de volver a casa - mencionó el rey frente a su hermano, el cual no podía evitar desviar su mirada fugazmente hacia su sobrina, Rhaenyra

- Pentos es mi hogar, y también el de mis hijas - negó el príncipe, ahora desviando su mirada a su hija mayor, la cual lanzaba una mirada de desagrado hacia su primo Aegon, el cual se ahogaba en vino

- Daemon, se que hemos tenido diferencias, pero déjalas pasar con los años. Hay un lugar para ti en mi corte, si es lo que quisieras - insistió el rey, con la esperanza de tener de regreso a su tan querido hermano - he pensado, y creo que nuestra familia se tiene que reforzar, no podemos seguir en esta lucha infantil - continuó Viserys - hemos pensado en que la unión de mi hijo Aegon y tu pequeña Leahnerys es la fortificación que la familia necesita - inquirió el rey, intentando que Daemon escuchara sus palabras

- ¿Quieres casar a mi hija? con el borracho de mierda de tu hijo - Daemon jamás permitiría tal atrocidad para su hija, Leahnerys era una princesa dentro de la extensión de la palabra, el jamás dejaría que se llevaran a su princesa

- tu familia necesita un hogar - insistió el rey - King's Landing es el mejor lugar en el cual puedes criar a tus hijas y así todas ellas encontrarán un buen pretendiente que les asegure una buena vida - agregó Viserys queriendo hacer entrar en razón a su hermano

- No necesito nada - habló el príncipe - y no lanzaré a mi hija a un pozo de serpientes que solo quieren arrancarle la cabeza - declaró levantando un poco más su voz, yéndose del lugar

- padre - llamó en un casi susurro Leahnerys deteniendo por la mano a Daemon - no quiero ser su esposa - dijo con su suave voz intentando no quebrantarse

- quita esa idea de tu cabeza, hija - negó el príncipe agachándose para llegar a su altura - jamás dejaré que nadie te haga daño - aseguró dándole un beso en su frente y con eso se fue bajo la atenta mirada de Rhaenyra

El rey Viserys ya se había retirado y con el, la gran parte de los invitados. Leahnerys a pesar de la ausencia de su familia cercana, no podía evitar sentirse en paz al escuchar las olas romperse en las rocas.

De pronto, la voz de Otto Hightower llenó sus oídos. El regañaba a Aegon mientras lo levantaba del suelo abruptamente a lo cual la pequeña niña no pudo tolerar. Aegon era totalmente insoportable para Leahnerys, pero al final, seguía siendo su familia y seguía siendo el hijo del rey.

- Esa no es manera de tratar al primer hijo del rey, lord mano - dijo Leahnerys posicionándose a un lado de su primo, separándolo de Otto

- Princesa, si me permite, este es un asunto que debo de tratar con mi nieto - respondió Otto mientras miraba a la Targaryen de arriba a abajo

- no lo permito, lord mano, de hecho, podría decirle a mi tío, el rey Viserys, la manera en la que está dirigiéndose a su hijo - mencionó la princesa con una sonrisa totalmente triunfadora - y ninguno de nosotros queremos eso ¿o si? - preguntó la princesa con superioridad

- No, princesa Leahnerys - respondió la mano del rey mientras asentía y se retiraba del lugar disgustado con Leahnerys

- gracias, Leah - dijo en Targaryen arrastrando sus palabras

- cállate, Aegon