♡El concurso♡

Como de costumbre, estaba en el salón de clases. Todo normal, hasta que llegó René gritando como loca acercándose a mí.

—Dios que bueno que estas aquí. —sonaba demasiado agitada por lo que pude deducir que había corrido un buen tramo para llegar hasta donde yo estaba.

— ¿Sucedió algo? Y... ¿Por qué corriste?

—Oscar va a estar en un concurso contra uno de los del equipo que tienen el pase a Corea, ¡Para conseguirlo!

Me levanté tan pronto como René termino la frase.

— ¿Qué él hizo qué? ¡Dios!... Le dije que así estábamos bien.

— ¡Michelle tonta!, el concurso es una carrera en la cancha de entrenamiento. Hoy a las cinco.

Mire mi reloj de muñeca, este marcaba las cuatro con veinte.

Antes de que René pudiera decir algo más, salí en busca de Oscar.

Pase por las residencias de los chicos para ver si podía encontrarlo. Estaba exhausta y justo ahora, comprendía perfecto lo que sintió René al ir a buscarme.

—Wow, alto ahí, pareces caballo desbocado ¿Estás bien? —la voz de Tadeo me hizo mirar hacia arriba después de haber tomado un breve descanso posando mis manos sobre mis rodillas—. Parece que corriste una maratón.

—Necesito encontrar a Oscar ahora, ya. —él arrugo sus cejas mirando desconcertado—. Hizo una apuesta con los chicos que tienen el pase a Corea y no tengo mucho tiempo para poder encontrarlo, la universidad es demasiado grande.

—Ya, ya, despreocúpate mujer nada pierde con intentarlo ¿Qué tu no querías ir a Corea? Él es uno de los más atléticos en la facultad de moda, preocúpate cuando te digan que va a competir contra los de la facultad de deportes. —la manera en la que vacilaba con sus palabras me relajo un poco.

Tenía razón, no tenía mucho de qué preocuparme, pero algo no me cuadraba en lo absoluto acerca de aquel encuentro.

Tadeo se sentó junto a mí en una de las bancas que estaban fuera de la entrada a las residencias. Y comenzó a hablar sobre sus ideas para próximas creaciones de moda.

—Creo que el estampado animal con colores fluorescentes no es una buena idea. —negué con una sonrisa en el rostro.

Él podía parecer un chico normal, pero sus inventos de moda eran realmente de no creerse.

— ¿Quién lo dice? Si Donatella Versace osa usar pantalones verdes con tacones rosas y sacos de estampado de cebra, yo también puedo.

Reí ante su comentario.

—Yo no dije nada. Si eso es lo que piensas, no seré quien te detenga.

Tadeo iba alzar la voz de nuevo, pero la cerró al ver a René, Uriel y Renata correr hasta nosotros.

— ¿Y ahora a ustedes que les picó? —Tadeo se levantó para llegar hasta ellos y yo imite su acción.

—De verdad, no puedo creer que mientras Oscar está a punto de competir contra el capitán del equipo de atletismo ustedes están aquí. —Uriel le dio unas palmadas en la espalda a Renata mientras hablaba.

Tadeo y yo nos miramos y luego salimos corriendo hasta la cancha de entrenamiento. Dejando a nuestros compañeros atrás.

Al llegar a las gradas, resople liberando el aire que contuve durante el recorrido y luego baje a toda prisa al ver a un grupo de estudiantes detrás de la cerca de la cancha. Pude ver el peinado de militar que solía usar Oscar mientras que a su lado se encontraba Nash, el tipo por el que muchas de las chicas se morían.

—Bien las reglas son simples, son dos kilómetros, el primero en llegar a la línea de meta, gana. Si Oscar gana se lleva el pase del viaje y un mes de comida gratis. pero si su contrincante llega primero él deberá hacer los trabajos de todo el equipo y también nos otorgará su pase VIP para horas ilimitadas en el ciber café.

Me sentí mal por aquello que estaba a punto de ocurrir. Ya decía yo que todo esto tenía mal sabor.

Oscar y Nash se pusieron en posición, el rostro de Oscar estaba sonriente y yo en lo único qué podía pensar era que, había perdido la cabeza en el fondo del océano y su cerebro había sido tragado y devuelto por un monstruo marino.

Sentí escalofríos al imaginarlo, fue asqueroso.

Un silbatazo resonó por todo el lugar, dando inicio a la carrera. La gente que estaba ahí era demasiada a comparación de hace unos minutos atrás donde sólo había un pequeño grupo. Me puse de nervios al ver que Oscar no estaba corriendo si no que, sólo se limitaba a trotar con calma.

Sí, definitivamente estaba loco.

— ¿Qué está haciendo ese tonto? ¡Perderá! —grite eufórica, no me había dado cuenta en qué momento mis palabras habían salido en español.

—Tranquila, tiene un plan. Oscar siempre tiene un As bajo el brazo. —no tenía idea de si Tadeo había entendido algo de lo que había dicho. Pero sus palabras salieron más como duda que afirmación.

Nash ya iba por medio camino mientras que Oscar apenas y cruzaba los primeros Cincuenta metros. Cerré mis ojos instintivamente por el evidente fracaso a la vez que sostenía la malla de metal con ambas manos.

Pasaron unos minutos cuando la gente comenzó a gritar, unos efusivos tirones a mi blusa me alertaron y abrí mis ojos.

— ¡Ese tipo está loco! ¿Quién se atreve a enfrentar a Nash a sabiendas de que perderá?

Escuche a unas chicas hablar mientras hacían más evidente lo que tanto temía. Mire a Tadeo y del otro lado a nuestros compañeros, una palpable decepción cruzaba por sus caras.

Voltee para ver a Oscar quien parecía estar demasiado tranquilo dirigiéndose hasta nosotros.

— ¿Por qué no corriste?, Diablos ¿te das cuenta de que has dejado en vergüenza a la facultad de moda? De verdad ¡Estas demente! —grito un chico.

Las personas que fueron para apreciar el espectáculo comenzaron a irse, dejando sólo a nuestro equipo y a los creadores de aquel enfrentamiento.

—Era más que claro que perderías, pero ¿De verdad tenías que humillante tanto? —hablo el chico que al principio dio las instrucciones soltando todo el veneno que tenía.

—Bien, cumplí con la parte del trato, quiero mi pase VIP ahora —Nash se acercó y estiró su mano hasta Oscar.

Lo siguiente desconcertó a todos los presentes.

El demandado soltó una clara carcajada que podría jurar hizo eco hasta el final.

— ¿Qué es tan gracioso perdedor?, se un hombre y cumple tu palabra.

El nombrado dejo de reír y miro desafiante a los oponentes.

—Bien Nash, puedes dejar de actuar. Lo hiciste estupendo.

Los rostros de todos quedaron en completo shock, En especial las de los seis chicos que habían desafiado a Oscar.

— ¿Qué es toda esta mierda? Hemos ganado, deja de reírte como si fueras el campeón aquí. —uno de los individuos vociferó con un visible enfado.

—Estos bastardos, si no fuese porque son de menor nivel que yo, ya les habría dado una paliza por intentar estafarte.

—Creo que aún no comprenden la situación, así que se las explicaré, como verán todo este sucio plan suyo por hacerme competir contra mi cuñado les ha salido mal. Por consiguiente, debo decir que les conviene rendirse y aceptar la derrota, cambiar el pase conmigo he irse sin protestar.

— ¿Es su cuñado? ¿Por qué no me dijiste que lo era? —la cara del líder de aquel equipo exclamó con molestia y los demás compartieron la misma confusión del antes mencionado.

—Bueno, montón de bribones hagan lo que se les pide y no abra castigo por querer pasarse de listos.

De mala gana el más alto de ellos estiró su brazo con el papel que contenía el pase a tan esmerado lugar. Y Oscar les dio el suyo.

Mi sorpresa no podía ser más grande.

Estaba que no cabía de la felicidad, pero tampoco la confusión. Y entonces fue que lo entendí.

Acabábamos de ganar.

— ¡Iremos a Corea! Annyeongohaseyo papis. —grito René. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top