𝓟𝓻𝓮𝓯𝓪𝓬𝓲𝓸.
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𝑳𝒂 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆𝒍 𝒊𝒏𝒐𝒄𝒆𝒏𝒕𝒆.
Ambos jóvenes se pasearon por entre la gente, con ropa que dejaba mucho a la vista y poco a la imaginación, maquillaje exagerado y aquella mirada que sólo un par de chiquillos como ellos podían tener; para sus escasos diecisiete años era difícil mantener un trabajo estable y que aceptarán ”niños” pero del lado ilegal la edad era solo un número y nadie tenía porque ponerle un pero a eso; la música pronto opaco sus palabras y ambos jóvenes se quedaron callados mientras se dirigían a un cuarto dónde más personas con ropas igual de llamativas se encontraban conversando, bebiendo o drogándose.
El rubio llevaba el entrecejo fruncido ni el olor, ni el ruido le gustaba de aquel sitio, asqueado continúo caminando por esa habitación, sabía perfectamente que aún quedaba tiempo para que la hora feliz llegará. La noche era fría pero dentro de ese lugar parecía ser el verano más caluroso del año, Horacio se quejaba de eso pero nadie le prestó atención, todos ahí eran jóvenes e insensatos por eso estaban ahí, sufriendo las consecuencias de decisiones incorrectas.
— Ya es hora muchachos, salgan y traigan mucho dinero—
Usualmente el par de hermanos se quedaban hasta el último, esperaban a qué los demás agarrarán “algo” y después, si sobraba ellos se lo quedaban, era extraño pero esa actitud cuadraba bien con sus pobres vidas —Son pobres porqué quieren— recordó el rubio las palabras de algunos de sus compañeros mientras tomaba la mano de Horacio y se colocaban al principio de la fila, todos ahí parecían desfilar en algún evento de la escuela o algo por el estilo y para la gente enferma que gusta de ver gemir, llorar y lamentar, le era fascinante las actitudes aniñadas de los jóvenes del lugar.
Gustabo no era consciente de eso y Horacio menos, así que sólo siguieron el consejo de gente mal intensionada, sin creer que los habían encaminado al infierno.
¿Cuántos años habían pasado desde que entraron a ese mundo? ¿Por qué jamás decidieron cambiar de vida? Esas preguntas y más aparecieron por la mente de Gustabo mientras veía por la ventana manteniendo sobre su hombro la cabeza de su compañero, amigo y hermano; su vista se posó en la ventana de aquel autobús observando como a lo lejos se comenzaba a notar la presencia de aquella ciudad, su nuevo destino, Los Santos.
—Espero, está vez no tener tantos problemas—.
Aquel pensamiento fue quedado en el olvido en tan poco tiempo, después de todo, en Los Santos llegas para meterte en problemas los quieras o no y ellos por mucho que lo negarán ya no podían salir de ese hoyo.
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Oh shit, adoro a Gustabo noseporque pero lo adoro. Este, situación: quería escribir algo sobre él después de su terrible final pues porque con un libro no me basta.
¿Saben? NOLOSUPERO JAJAJA—llora—.
Pero para superarlo debo escribir y pues no te voy a decir que cosa, esto es muy aparte de que me dio covid.
Aclaraciones:
No va a ser una historia de color de rosa así que no se esperen nada lindo, tocaré temas fuertes así que porfa respeten la etiqueta de “contenido adulto”.
F por Gustabo pero necesito como desahogarme.
No sigo los acontecimientos de la serie así que no esperen mucho tampoco esto es como un Au pero más culero aún, no se si me explico.
Espero les guste esta cosa que voy a hacer porfa no me dejen valer verga 😔👎
Atte: Yumila.
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