Lobo iba de camino al aeropuerto y serpiente estaba en su departamento, bebiendo una taza de café con exceso de azucar antes de limpiar un poco. Diane regresaba de un viaje importante por temas políticos y la pandilla quería darle una cálida bienvenida, así que se reunirían todos. Lobo se ofreció a recogerla apenas ella avisó su llegada, así que por eso se había ido. Pero no se iba a demorar en regresar.

Serpiente estaba tranquilo y alegre aunque no lo demostrara, ¿Cómo no estarlo? Todos iban a pasar un buen rato, sobretodo el reptil y el lobo, que recien habían formalizado su relación.

A serpiente le costó aceptarlo, y darse cuenta que los comentarios coquetos por parte del lobezno no eran tan en broma desde lo sucedido con el meteorito fue parte de ese proceso de aceptación. No se había creído el gustarle a lobo, después de todo, había notado tensión entre él y la vulpina desde que estos se conocieron, tanta que serpiente creyó que después de lo acontecido ambos se volverían una pareja.

Pero las cosas habían dado un giro y ahora ellos dos, amigos de muchos años, eran una pareja que pronto cumpliría unas cuantas semanas de relación, la cual empezó dos días después de que Diane se fue.

Apenas terminó su café se puso manos a la obra y comenzó a ordenar el departamento y colocar algunas de las decoraciones que lobo le pidió, los demás miembros de la pandilla traerían botanas y otras cosas para pasarla bien. Todo daba indicios de poder salir bien.

Pero que algo salga bien, es lo primero que llega a salir mal.

El anochecer ya era presente en el cielo cuando Lobo sacó una botella de vino para brindar por los negocios hechos por la gobernadora, cada quien bebía de su copa mientras se divertían a su manera.

Lobo y Diane jugaban Just Dance en el televisor de la sala, redes y Piranha estaban sentados en el sofá, apostando por quien iba a ganar mientras que el reptil y Tiburón estaban en la cocina, peleando por una paleta en el refrigerador.

Serpiente siseaba cada vez que el animal marino pretendía arrebatarle aquel dulce, apartándose cada vez que Tiburón se acercaba. Y en un momento dado este empezó a lloriquear por la paleta, haciendo al reptil esbozar una mueca de fastidio.

Estando a punto de gritarle que lo dejara en paz, el sonido de celebración proveniente de la sala llamó su atención, haciendolo girar para observar.

Diane parecía haber ganado y se burlaba del lobo que refutaba por su derrota, exigiendole a la vulpina otra ronda como revancha. Diane reía mientras se apoyaba sobre su hombro, abrazandolo poco después.
La cola de Moe se movió ante aquella acción y serpiente quiso no sentir celos, es normal estar felíz cuando estás con tus amistades, y molestarse por ello sería algo tonto. ¿Cierto?

Quería convencerse de ello, no debía molestarse de que ellos se demostraran cariño. Menos de que lobo pareciera ignorarlo al estar junto a la vulpina, ¿Verdad? De seguro había extrañado a la gobernadora en términos de amistad y por ello no notaba que le hablaba, tenían que ponerse al corriente de lo que había pasado en el viaje de ella si eran cercanos, ¿O no? Debía ser algo normal... Aunque usara ese tono de coqueteo más de lo normal al estar junto a ella...

─¡Ajá, bajaste la guardia!─ Tiburón aprovechó su distracción y logró tomar la paleta, comiendola de inmediato.

Serpiente siseó fuerte y negó con la cabeza, desvaneciendo los pensamientos de enojo en su mente.

─¡L-lo hice para que dejaras de lloriquear!─ Mintió acercandose a la sala, dispuesto a dejar de ser inseguro respecto a su novio.

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Después de una ronda de karaoke donde todos perdieron contra Piranha, este terminó emborrachándose hasta decir incoherencias y soltar mordidas a cualquiera, entonces serpiente se enroscó en el para detenerlo y mantenerlo quieto en lo que lo llevaban a la habitación de huespedes, que era donde toda la pandilla se quedaba a excepción del reptil y el lobo, ellos dormían juntos.

─¿Cómo le abriremos un espacio a Diane?─ Preguntó redes, que era la menos ebria.

─Lobo y yo podemos dormir en el sofá, le dejaremos la habitación─ Explicó con simpleza, recordando que la vulpina tenía su propio hogar ─Si es que ella quiere quedarse.─

Serpiente sintió un peso en su anatomía cuando se dió cuenta de que Piranha ya estaba dormido, así que lo puso en la cama que el pez compartía con redes. Tiburón tenía otra aparte al ser el más grande.
Les dio las buenas noches al notarlos cansados y se fue de la recamara, regresando a la sala para encontrarse con la vulpina y el lobo.

Pero ellos no estaban allí.

Miró alrededor y solo vió la botella de vino tirada en la mesa, goteando el contenido por el mantel blanco hasta llegar a el suelo. Serpiente siseó y los buscó hasta en la cocina sin ningún resultado. Se deslizó silenciosamente por más rincones del departamento hasta que recordó la tensión entre ellos nuevamente, más el alcohol que habían consumido en poco tiempo, además había otro lugar donde no había buscado... El dormitorio que compartía con lobo. Alli sospechó lo peor y rezó por que nada de lo que estaba pensando fuera a hacerse realidad.

Serpiente llegó al dormitorio a toda velocidad, acercando su oído a la puerta para lograr escuchar algo, como lo hacía cuando solía abrir cajas fuertes. Escuchaba pocos ruidos y las sombras visibles bajo la puerta se veían sospechosas, entonces tragó saliva, inhaló profundamente y se atrevió a entrar a la recamara.

Cómo se arrepintió de haberlo hecho.

Allí, en la cama que compartió junto al lobo tantas noches, estaban ambos. Diane Foxington y Moe Wolf compartían besos apasionados con las camisas ya desabrochadas. Las copas de vino estaban rotas en el suelo y habían manchado la alfombra con aquel líquido rojo. Parecían estar tan inmersos en ellos que ni siquiera notaron la presencia del reptil. Menos cuando este comenzó a derramar lágrimas antes de irse de nuevo a la sala.

Todo pareció cobrar sentido para serpiente. Lobo no lo había ignorado accidentalmente. Esa tensión entre él y la gobernadora regresó y más fuerte que nunca... No, es que eso jamás se había ido, sólo parecía haberse suspendido mientras Diane se iba de la ciudad. Y al sentirla lejos, idealizó aquel supuesto amor por el reptil hasta que ella volvió. ¿Siquiera le habló de su relación? Lo dudaba mucho.
Serpiente se sintió tan estúpido y lloró en el sofá en silencio para no despertar a sus amigos, ni interrumpir a la pareja que tenía un buen rato en la habitación.

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Cuando la mañana llegó casi todos estaban en el comedor, exceptuando al lobo y a la vulpina.

─¿Y serpiente?─ preguntó Tiburón, normalmente este era el primero en levantarse.

─Con lobo, supongo.─ Contestó redes mientras jugaba en su computadora, tomando un vaso de agua debido a la ligera resaca.

Voces se escucharon en el pasillo y los chicos buenos supucieron que se trataba de serpiente y lobo, pero este último fue el único que apareció, y estando acompañado por la vulpina.
Ambos tenían el pelaje algo desaliñado y se notaban nerviosos, incluso incómodos.

─¡Hey!─ Lobo tomó asiento al lado de sus amigos ─¿Que tal?─ Preguntó aparentando estar como si nada.

Él y la vulpina bajaron las orejas al sentir las fuertes miradas de sus colegas sobre ellos.

─A-ahm... ¿No han visto a serpiente?─ Preguntó el can.

─¿No estaba contigo anoche?─ Preguntó redes.

─N-no, e-es que nosotros...─

Piranha interrumpió al hacer una mayor observación.

─¿Por qué están despeinados?─ Cuestionó el pez ─¿Y esas marcas en sus cuellos?─

Diane y Lobo se tensaron, agachando la mirada con un fuerte sentimiento de culpa. Las mentes de los 3 contrarios se hicieron a la idea de lo que había pasado. Se miraron sorprendidos.

─¿Acaso ustedes...?─

─C-chicos, miren esto.─ Tiburón interrumpió, notando debajo de las servilletas algo inusual.

Era una fotografía de la vulpina y el lobo en la cama, casi desnudos en su totalidad mientras compartían un apasionado beso. Aquello hizo a lobo sudar frío y a Diane cubrirse la cara por la vergüenza.

Pero lo más triste y sorprendente era la nota pegada detrás de la foto.

"Adiós"
-Sr. Serpiente.

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