EXTRA: Liz, diminutive of Elideth (*)

[1978]

Tipo de narrador: Tercera persona

Aquella niña pelirroja de no más de doce años se encontraba recostada con la espalda pegada a la pared mientras que en sus brazos se las arreglaba para sostener a dos niñas de seis años, una castaña y una rubia respectivamente

Las tres estaban reunidas en la habitación de la niña mayor, ya que las dos màs pequeñas estaban algo desanimadas en la sala arcoíris, por lo cual la pelirroja aprovechó una distracción de los guardias para llevárselas a su habitación y hacerlas sentir mejor, llevaban varias horas contándole cuentos a las dos, llevaban varios, como caperucita roja, la reina de las nieves, el príncipe rana, y en este momento estaba empezando el cuento de Hansel y Gretel

—Los niños vivían en medio del bosque, se llamaba Hanzel y Gretel...— las palabras de la niña mayor fue interrumpida por la rubia más pequeña

—¿Por qué nosotras no tenemos un nombre como ellos? — se preguntó despegándose un poco de la pelirroja para mirarla, los ojos verdes de la niña llegaban a cohibirla, ya que era algo hermoso en su rostro

—Todos tenemos un nombre— le respondió la pelirroja tocándole levemente la mejilla que tenía roja debido a lo fría que estaba el rostro de la pequeña

—No me gusta Twelve— la menor arrugó la nariz

—A mí tampoco, pero es nuestro nombre— la castaña del otro lado de la cama miro con pena a su hermanita más pequeña

—No lo quiero— Twelve se acurruco al lado de la pelirroja ya que seguía con mucho frío— ¿me pones un nombre tú? Uno que sea lindo

—No soy buena con los nombres— la mayor sonrió con melancolía

—¿Por favor? — La rubia pego la cara más a su costilla escondiendo su rostro— por el meñique

No pudo rechazar su pequeña mano extendida, o mejor dicho su meñique, así que lo entrelazo con el suyo

—Está bien— la pelirroja miró a la rubia con una pequeña sonrisa— Elideth...— ambas niñas entrecerraron los ojos al oír ese nombre, aunque estaban de acuerdo que se oía hermoso— pero te podemos decir Liz, es diminutivo de Elideth

—Me gusta— la rubia pegó su cabeza a la costilla de la mayor satisfecha de lo bonito que se oía aquel nombre— me gusta mucho

—Lindo— Eleven les sonrió estando de acuerdo

—Pero no le digan a nadie— la mayor miro a ambas niñas a sus costados— aquí, cuando estemos solas, nos podemos llamar como queramos, pero afuera tenemos que seguir siendo Eleven y Twelve, ¿okey?

—Hay que ponerte un nombre también para ti— sugirió Eleven

—Pero recuerda que mi nombre es Francine— la pelirroja sonrió

—Fran...— empezó a tratar de pronunciar la castaña— Fran...— apretó los labios y terminó soltando una larga respiración ya que no sabía cómo decir bien esa parte del nombre de la pelirroja— aun no me sale la última parte

—Tranquila—Francine le dejo un pequeño beso en la coronilla de Eleven— Frank se oye bonito— ambas niñas asintieron frenéticamente— pero solo aquí, cuando nadie ve

Las pequeñas asintieron dando a entender que estaban de acuerdo, y no tardo tanto tiempo cuando las luces se apagaron, dejándolas a ellas en la oscuridad

—Es la hora— Francine se acomodó sin querer apartar a las dos pequeñas de ella— mañana debemos madrugar

Las acomodo en su cama de tal manera en que las dejó juntas mientras que ella se levantaba mirándolas para estar seguras que nada les iba a pasar

La pelirroja haría lo que fuera por esas dos pequeñas, ella había llegado al laboratorio cuando apenas tenía la edad de ellas, su padre la había vendido ahí, y nunca comprendió porque, o por lo menos en ese momento, eso lo averiguaría en los años posteriores.

Y cuando menos se esperó, el doctor Brenner le había encargó a Eleven y a Twelve para que las cuidara, si, era una niña cuidando a otras dos niñas, pero ella no tuvo tanto problema, ya que se encariño con ellas cuando apenas empezaban a caminar, y ahora, después de bastante tiempo, seguía teniéndoles cariño y la necesidad de protegerlas, como a ella le hubiera gustado ser protegida

—Canta—le pidió la más pequeña débilmente mirando a la pelirroja en la oscuridad

Una noche al ponerse el sol... — empezó a cantar la pelirroja una canción que le había enseñado su madre, creía que era lo único bonito de su vida pasada— la hoguera ardía y por las vías vacías apareció un vagabundo que dijo: "no daré la vuelta, voy a una tierra muy lejana junto a la fuente de cristal. Ven conmigo, ven a ver la gran montaña de caramelo, en la gran montaña de caramelo hay una tierra luminosa y alegre"

Esa canción logró que Eleven y Twelve cerraran los ojos, sin embargo la tranquilidad de la oscuridad duró poco tiempo, ya que el ruido de la puerta la hizo brincar en su lugar antes de que se abriera revelando a papá al lado de dos enfermeros que sabía que no habían venido a tomar el té

—¡No!— la pelirroja abrazó a la castaña y a la rubia a su lado— ¡no, aun no, por favor!

—Alec, Peter— el mayor señaló a las dos niñas, ambos enfermeros tomaron a las niñas a las malas pese a las protestas

Las pequeñas empezaron a soltar patadas al aire al igual que un llanto que les cubrió la cara de lágrimas, y por supuesto, hicieron sentir mal a la niña mayor al ver como los dos brutos de esos enfermeros arrastraban a sus hermanitas sin ningún tipo de delicadeza

—Por favor, se sentían mal— le reclamó la pelirroja al doctor una vez que los enfermeros salieron de la habitación con la niñas entre los brazos— solo déjalas un rato conmigo, están tristes

—Sabes las reglas, Six— le recordó el mayor, mientras que la pelirroja apretó su puño con fuerza— no pueden compartir habitación

—Ellas me necesitan— le dijo la chica reteniendo las lágrimas— por favor, no les hagas nada, no les pegues...

El doctor no le respondió nada, simplemente se dirigió a la puerta cerrándola, dejando a la niña frustrada consigo misma al ver cómo se llevaban a las niñas más pequeñas sin que ella pudiera hacer nada

Tenía miedo de un día amanecer muerta, o que ellas amanecieran muertas

Por lo cual sus siguientes pensamientos de los próximos días se redujeron a que quería libertad, por lo cual a escondidas empezó a usar su poder de clarividencia

Ese era su don, ver el futuro, por lo cual, luego de muchas visiones y muchas lagunas mentales y estrategias en su cabeza, logró trazar un panorama completo de cómo lograría salir de ahí camino a su libertad

No lo pensó por mucho tiempo cuando decidió que tenía que escapar, actuaría rápido, pero aún tenía un problema

No podría llevarse a Eleven y Twelve

Pensó una y mil maneras de llevarse a esas niñas con ella, y en ninguna de esas podrían salir vivas las tres, así que... con todo el dolor que esto le provocaba, decidió no llevarlas

La noche que decidió escapar, esperó a que las luces en el laboratorio se apagaran para actuar. Primero fue al cuarto de Eleven que ya estaba durmiendo

—Perdóname, por favor, perdóname— recargó la frente en el borde de la cama de la castaña— ni siquiera tengo el valor para despertarte y despedirme... vas a estar bien, te juro que apenas pueda, te buscaré

Le dejó un beso en la frente a la castaña que se removió un poco, por lo cual Francine se levantó intentando hacer el menor ruido posible. Cuando salió del cuarto de Eleven y vio enfrente el de Twelve... quiso largarse a llorar

Pero sabía que no era lo correcto

El futuro para ella en este instante ya había sido escrito, y la niña lo sabía

También sabía que papá no iba a dejar de perseguirla, y que si las encontraba juntas, las mataría, era algo egoísta, pero más egoísta era provocar que dos niñas de seis murieran siendo inocentes de absolutamente todo

Entró a la habitación de la rubia arrodillándose en un lado de la cama de esta, tampoco tenía el valor para despertarla y decirle que se iría

—Voy a buscarte— le pasó los nudillos por el rostro lentamente a la rubia— te juro que voy a buscarte, cuídate mucho

Dejo un beso rápido en la coronilla de la pequeña, mientras que dejaba bajo su almohada un dibujo de un muñeco de nieve

Sabía que a Twelve le gustaba la nieve, por lo cual esperaba que fuera algo bonito tener ese dibujo antes de dejarla

Si tan solo, Six hubiera salido, que salir de esa jaula la llevaría a otra jaula mucho más grande y con una cadena que nunca le daría la libertad por la que tanto luchó... tal vez hubiera preferido quedarse 

-------------------------------

Liz feto en multimedia :3

—Ellis

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top