-25.

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XXV:
CUMPLEAÑOS EN
HOGWARTS
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YA EL SEXTO MES DEL AÑO ESTABA PRESENTE. Eso significa que cierto par de mellizos platinados cumplieron un año más de vida. Los Malfoy amaban su cumpleaños, ya que sus padres siempre hicieron lo posible para que su día especial fuera el más feliz del mundo.

Pero esta era su primera vez lejos de casa. En la mansión Malfoy, Narcissa estaba a punto de morir por la nostalgia de no tener a sus bebés cerca, pero debía afrontarlo pues los próximos seis años también estarían lejos, esto porque en Hogwarts no se salía de vacaciones sino hasta dos semanas después.

De vuelta a los dormitorios de Slytherin, el par de cumplimentados aun dormían plácidamente, había tenido una semana bastante atareada. Después de ese castigo en el bosque dormir se había vuelto su actividad favorita.

Venus como siempre se había encargado que los cumpleaños de su hermano y primos menores se sintieran como en casa. Hablo con una amiga Hufflepuff que le ayudará a conseguir un pastel de chocolate, el favorito de sus primos.

—Drella, son las cinco de la mañana—dijo el Lestrange cuando su hermana entró a su habitación a despertarlo.

—¿No recuerdas qué día es hoy?—le preguntó seria.

—Si lo recuerdo.

—Hoy cumplen el par de mal repetidos—añadió Zabini en un susurro desde su cama.

—No es necesario que susurres, Draco duerme como un oso, nada lo despierta—dijo Pólux burlón—. Más bien despierta a Theo.

Zabini hizo caso, pero usó un aguamenti.

—¿Qué pasa?—se exaltó el castaño que había sido despertado con un chorro de agua. Todos rieron menos Draco que seguía durmiendo como si nada.

—Necesito su ayuda, tengan esto aquí—habló Venus entregándoles una caja que tenía en sus manos—. Es un pastel, iré por Mérope y Olivia, cuando vuelva despertaremos a Draco para que sople las velas con Mérope.

—Siempre nos haces sentir como en casa, Venus—dijo el pelinegro a su hermana abrazándola con un brazo y dándole un beso en la mejilla.

—Mi promesa fue hacerlos felices siempre, así que ya vuelvo—respondió y salió de la habitación camino a la de su prima.

—Creo que me enamore de tu hermana—dijo Zabini soltando un suspiro.

—Creo que yo también—añadía Theo también suspirando, ambos mirando a la puerta por donde había salido la Lestrange mayor.

—Miren hacia otro lado, idiotas—contestó serio y lanzándoles unas almohadas—. Mi hermana no tendrá novio hasta los treinta, y seguro que no será ninguno de ustedes.

—Que malo eres, podríamos ser cuñados—dijo Blaise solo para hacer enojar a su amigo. Comenzando así una guerra de almohadas.

Venus camino hasta los primeros dormitorios, donde los de primer año descansaban. Busco la puerta que dijera "M.M & O.A", sabía que estaría abierta por lo que entró encontrándose con dos niñas dormidas. Sabía que Mérope compartía el mismo sueño pesado que Draco por lo que se acercó a la castaña para avisarle.

—Hey Olivia...Olivia—llamaba a la castaña hasta que se despertó de su sueño.

—¿Venus?—preguntó somnolienta—. ¿Qué haces aquí? ¿Qué hora es?

—Temprano, necesito que estés, hoy cumplen los mellizos—le dijo Venus haciéndole señas para que se levantara.

—Es cierto, oh por Merlín es cierto—respondió ya reaccionando un poco—. ¿Qué debo hacer?

—Mira tu encárgate de despertarla y vendarle los ojos, luego llévala a la habitación de Draco—le ordenó a la menor.

—Perfecto, comenzaré ahora, Mérope tiene el sueño pesado—dijo levantándose de su cama y dirigiéndose a su rubia amiga.

—Te veo allá.

Caminó de vuelta a la habitación de los chicos. Le pedía a Salazar que no hayan tirado el pastel o arruinado el glaseado. Cuando llegó sus dos adormilados amigos estaban apoyados contra la pared esperándola.

—¿Trajeron lo que les pedí?—preguntó cuando estuvo ya a su lado.

—Aquí está todo, los gorritos y las serpentinas mágicas—habló Dahpne mostrando una bolsa de papel que contenía lo ya mencionado—. Tal como en el cumpleaños de Act.

—¿Ya les dije que son los mejores amigos de todo Hogwarts?—chilló de felicidad abrazándolos.

—Deberías decírnoslo mas seguido, sabes—añadió Adrian con sorna.

—Miren, ahí viene Mérope—dijo viendo que Olivia intentaba guiar a su prima que traía los ojos vendados—. Voy a ayudarla, preparen a todos.

—Espero mi recompensa por esto, Ve—habló Adrian.

—Unas ranas de chocolate me parecen justas—añadió Dahpne.

—Les daré todo eso, si entran y le ponen gorros a todos—dijo empezando a caminar en dirección a su prima—. Recuerden que el gorro rojo oscuro es de Merope y el verde de Draco, los plateados si para todos.

—Sí mi capitana—dijeron los dos haciendo la señal de unos marineros haciendo reír a Venus.

Bajo las escaleras hasta donde caminaban Olivia y su prima, atrás de ellas venía Gamora acompañando a su dueña, hacer el trabajo recién levantadas no ayudaba de mucho, por lo que Venus bajara fue un alivio para la castaña que intentaba que su amiga no se cayera.

—¿Qué están tramando?—preguntó la rubia.

—No preguntes, solo camina—respondió Venus agachándose para acariciar al animal—. Hola Gamora de mi vida.

—¿Drella? ¿Qué haces aquí?—volvió a preguntar cuando reconoció la voz de su prima.

—Es que me pareció que hoy era un día distinto, así que bueno aquí estoy—dijo para que su prima se moviera y poder abrazar al animal—. Además Gamora me extrañaba.

—Oh vamos Mer, deja de pensarlo tanto—exclamó Oliva—. Te prometo que no te lanzaremos con el calamar gigante.

—¿Me lo prometen?

—¿Enserio desconfías de nosotras?—preguntó Venus indignada.

—Me siento ligeramente ofendida—añadió Olivia.

Mérope se rio por las reacciones de ambas, le hubiera gustado poder verlas, pero la corbata amarrada a su cabeza no se lo permitía. Caminaron poco a poco hasta la habitación de los chicos, Venus abrió la puerta y miró asegurándose que todo estuviera en orden.

Daphne y Adrian había hecho todo como ella lo había pedido. Colgaron serpentinas, un letrero de "feliz cumpleaños" y el pastel estaba intacto. Draco ya estaba despierto, pero también le habían puesto una corbata para que no viera nada.

Venus se aguantó la risa ante las caras de todos, los había hecho madrugar para esto y estaba segura que aunque amaran a los mellizos esperaban que ya todo acabara para poder irse a dormir unos minutos antes de que tuvieran que arreglarse para las clases.

—Siéntate aquí, Cissa—le indicó Venus a su prima para que se sentara en la cama junto a Draco que cuando sintió a su hermana se echó a un lado para darle espacio. Les puso a ambos gorritos de fiesta, de sus colores favoritos y Gamora se sentó en las piernas de la rubia.

—¿Sabes que están tramando?—le susurró Merope a su hermano.

—No tengo idea, cuando desperté me taparon los ojos y luego me pusieron esto—respondió el rubio mayor.

—Estamos igual, estoy segura que Drella planeo todo esto—siguió susurrandole a Draco.

—Puedes estar seguro de eso—le respondió a su hermana. Los mellizos solo podía escuchar murmullos, ya estaban desesperados por no ver nada—. Creo que si Gamora hablara ya nos hubiera contado.

—Deberíamos enseñarle a hablar, sería demasiado útil—añadió Draco haciendo que su hermana riera en voz baja.

—Bueno...a la cuenta de tres—dijo Venus a todos los presentes haciendo señas para que empezaran a contar—. Uno...dos...¡tres!

Las vendas fueron retiradas de sus ojos. Tardaron un poco en acostumbrarse a la luz, pero a los pocos segundos pudieron verlo todo. La habitación de los chicos tenía un letrero de "feliz cumpleaños" y algunas serpentinas.

Todos sus amigos estaban ahí. Olivia, Theodore, Blaise, incluso Adrien y Dahpne estaban ahí. Venus sostenía el pastel y Polux estaba de pie a su lado, ambos sonrieron genuinamente, de verdad había encontrado personas maravillosas. Incluso Crabble y Goyle hacían parte de la sorpresa.

A ambos les pareció graciosa la escena, todos estaban ahí en pijama y con caras de sueño. Seguramente Drella los levantó dándoles órdenes, pensaron los mellizos.

—¡Feliz Cumpleaños Mellizos!—gritaron todos al unísono. Pucey lanzó algo al aire que cuando le apuntó con la varita empezaron a salir serpentinas de los colores predilectos que cayeron sobre los mellizos, todos aplaudieron.

—¡Ay! Esto es bellísimo—dijo Mérope con emoción.

—Bueno, soplen las velas—habló Theo desde su lugar.

—Y no olviden pedir un deseo—añadió Olivia.

Venus se acercó a la cama con el pastel. Daphne desde su lugar prendió las velas con un movimiento de varita y los mellizos se abrazaron por los hombros arrodillándose en la cama del mayor frente al pastel.

«Poder pasar muchos más cumpleaños con las personas que amo», deseo Merope mentalmente. Draco deseo lo mismo pero con una escoba nueva.

—Listo—dijeron ambos mellizos. Uno a uno de sus amigos se acercaron a felicitarlos, se abrazaban y les demostraban lo mucho que los querían.

—Bueno, es hora de que abran los regalos—dijo Blaise—. Quiero ver cuanto oro les mandaron de la Mansion Malfoy.

—Que exagerado eres, Blaise—río Merope.

—Ojalá nos hayan enviado una escoba nueva—dijo Draco.

—¿No te parece mejor esperar al verano que salga la nueva Nimbus?—comentó Adrian y el rubio pareció pensarlo—. Diego que es mejor esperar unos meses y tener una mejor que comprar apresuradamente la de este año que pronto pasará a ser vieja colección.

—Adrien tiene razón Draco, y es muy probable que padre haya pensado así también—añadió Mérope.

—Estoy seguro que mi tío pensó así, el abuelo me dijo lo mismo en mi cumpleaños—hablo Pólux—. Además iremos al callejón diagon en vacaciones, podremos ver muchas mas cosas nuevas.

Los mellizos se dispusieron a abrir sus regalos. Sus abuelos les habían mandado a ambos una librera nueva, era hermosa y solo podía ser abierta por alguien de sangre Black. Sus padres les enviaron una nota diciendo que su regalo sería entregado en la mansión, por lo que todos se imaginaron que será algo grande.

Sus amigos les dieron una cantidad de dulces gigantes, claramente de sus favoritos. Pólux les regaló libros, a Draco "Quidditch a través de los tiempos: edición limitada" y a Mérope una historia de romance cursi como las que a ella le gustaban. Venus les dio unos zapatos diseñados por ella misma, cosa que amaba hacer y por último Crabble y Goyle les dieron unas tarjetas de cumpleaños con plumas de azúcar.

Mérope más tarde quemaría esa tarjeta.

—Muchas gracias a todos, en especial a nuestra hermosa prima Drella por esto—dijo Mérope en voz alta para que todos escucharan.

—Hey yo merezco un agradecimiento especial por el show de serpentinas—habló Adrian.

—Gracias Adrian por el show de serpentinas—volvió a agradecer Mérope con voz cantaría. Pucey volteo un poco su cara y señaló su cachete dando a entender que quería un beso en la mejilla, la rubia se lo dio inocentemente.

—Las manos lejos de mi hermanita Pucey—dijo Draco con celos.

—Tranquilo Malfoy, a mi me gustan mayores—respondió guiñándole un ojo a Daphne haciendo que la rubia se sonrojara un poco.

—Ya no coqueteen frente a los niños—los regañó Venus.

—Adrian, necesito clases de eso—habló Pólux—. No sé como lo hiciste pero quiero hacerlo mejor.

—Me uno a las lecciones—añadió Draco—. La belleza ya la hay, solo falta la práctica.

—Si...lastima sigo siendo la melliza mas linda—le susurro Mérope a su hermano con un tono de superioridad mientras acariciaba a su mascota—. ¿Cierto Gamora?

—¿Pensaron que iba a quedarme por fuera?—dijo Blaise.

—Ni crean que serán ustedes tres solos—habló Theo.

—Nosotros también—dijeron Crabbe y Goyle.

Esto hizo reír a todos los presentes. Pucey les prometió clases de flirteo a los menores haciendo que Venus le diera un manotazo en la nuca, ya que ellos eran solo niños pequeños.

Al rato todos salieron de la habitación a las propias, tuvieron que hacerlo ahí porque querían privacidad y aunque los cuartos de las chicas eran más grandes porque sólo lo compartían con una persona, cuando un chico intentaba entrar las escaleras se convierten en un tobogán y los arrastra de nuevo a la sala común, además de que si era después del toque de queda se activaba una alarma.

Mérope salió con su gata caminando tras ella y Olivia a su lado, pensaron en dormir un rato, pero se quedaron hablando hasta que tuvieron que alistarse para las clases.

La rubia estaba muy pero muy feliz, le gustaba sentirse querida. Sacudió la cabeza cuando el pensamiento sobre sí Potter sabría que hoy era su cumpleaños le pasó por la cabeza. Patética.

Se hicieron las 7:30, la sala común ya se encontraba llena por todos los Slytherin esperando para salir a desayunar, algunos otros del año de Venus felicitaron a los mellizos sabiendo que cumplían años porque la Lestrange era una fanática de organizar celebraciones y probablemente todos los de su año llegaron a verla haciendo o hablando sobre el cumpleaños de sus mellizos así como cuando fue el de su hermano menor.

Los seis amigos se encontraron en la sala común, otros de su año los felicitaban y estrechaban sus manos.

—Hola Draco—dijo una voz chillona que Mérope no se soportaba para nada, rodó los ojos ante la persona que ahora estaba parada frente a ella. Pansy Parkinson.

—Hola Pansy—respondió neutro. Claro, Pansy no podía llegar sola sino con su amiga.

—Hola Pólux—dijo la de pelo largo con el mismo tono que usó su amiga. El Lestrange hizo un gesto con la mano y sonrió de medio lado.

—Hola Astoria—respondió el pelinegro.

—Quería desearte un feliz cumpleaños—dijo la de pelicorta—. Toma, esto es para ti—dijo entregándole una tarjeta en un sobre color rosado—. Espero te guste.

—Es algo como lo que te di a ti el día de tu cumpleaños, Pol—habló Greengrass.

—Si...eso—dijo Pansy con desdén—. Bueno, nos vemos en clase.

—Adiós Pólux—añadió Astoria guiñandole un ojo al pelinegro, tomándolo por sorpresa.

Pansy ante la acción de su amiga no pretende quedarse atrás y le dio uno igual a Draco. Ambos chicos quedaron como en estado de shock, sacudieron la cabeza y ya las pelinegras se habían ido.

—No le bastaba a Pansy con obsesionarse con Draco, ahora Astoria con Act—se quejo Mérope.

—Eso fue demasiado chistoso—se burló Olivia—. Creo que las que necesitan clases de coqueteo son ellas.

—Es el encanto Black, es inevitable—dijo Pólux con sorna—. El abuelo me advirtió que esto pasaría.

—Mírame a mi, encantos Malfoy con encantos Black—añadió Draco tocándose el cabello—. Es demasiado para todas.

—No importa lo que crean ustedes, siempre seré la Black mas bonita—habló Mérope moviendo su cabello. Cuando quería podía ser bastante vanidosa.

—Si..sí, Cissa, lo que tu digas—respondió Draco rodando los ojos en burla.

—Bueno fotocopias defectuosas y pelinegro con complejo de modelo, tengo hambre—añadió Blaise, como siempre con sus comentarios.

—Pensé que nadie nunca lo diría, vamos al gran comedor—habló Theo tocando su estómago que gruñía.


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Caminaron al gran comedor, usaron los atajos y al llegar se chocaron con un grupo de Hufflepuffs. Entre ellos Violet Lupin y Rolf Scamander.

—Mérope—escuchó que la llamaban y se volteó hacia el grupo de tejones. Era Rolf Scamander.

—Los alcanzo en la mesa—le comentó a sus amigos. Draco y Pólux hicieron cara de desacuerdo pero caminaron rumbo a la mesa.

—Hola Rolf, ¿cómo estás?—salido ahora sí mirando y casi al lado del chico. Violet estaba a unos metros hablando con Hannah Abbot y Susan Bones.

—Bien, y supongo que tu igual—le dijo el castaño con una sonrisa—. Me he enterado que es tu cumpleaños.

—Así es.

—Si...bueno, yo quería felicitarte—habló algo nervioso y sacando una rana de chocolate de su bolsillo—. Es para ti, feliz cumpleaños.

—Oh Rolf esto es muy tierno, no tenías que—contestó recibiendo la rana.

—Eres mi amiga, quería darte algo hoy—dijo Scamander, cuando de repente sintió unos brazos alrededor de él. Mérope le dio un rápido abrazo en agradecimiento.

Violet vio y escuchó toda la escena así que empezó a caminar hacia adentro con sus amigas.

—Enserio muchas gracias—volvió a decir Merope viendo la rana recién regalada—. Me gustaría quedarme más tiempo pero me muero de hambre.

—Vamos te acompaño a tu mesa, ¿puedo?

—Claro que sí—le respondió y empezaron a caminar.


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Mientras todo eso pasaba, Harry había llegado temprano a la mesa de Gryffindor. Tomó asiento con sus dos mejores amigos, los gemelos, Lee y Romeo, al rato Percy se les unió causando que los gemelos empezaran a molestarlo.

Harry por inercia se había sentado del lado que pudiera ver la mesa de Slytherin, por lo que se extrañó cuando vio llegar a Malfoy, Lestrange y su grupo de amigos sin la presencia de la rubia. No se hacía una idea de por que no estaba ahí, ellos siempre estaban juntos.

Cuando volvió su atención hacia la conversación que se llevaba a cabo en la mesa, se dio cuenta que le interesaba. Estaban hablando de los primos Black.

—Pero entonces, ¿son primos o no lo son?—preguntó Romeo.

—No son primos, bueno los Malfoy y los Lestrange sí, pero los dos Malfoy, no y los dos Lestrange tampoco—dijo el pelirrojo mayor.

—¿Ah, no? ¿Entonces qué son?—dijo George.

—Ilumínanos sabelotodo—dijo Fred haciendo un movimiento con las manos sobre su cabeza.

Percy rodó los ojos y siguió hablando.

—Son mellizos, los Malfoy son mellizos—continuó Percy y Harry quedó en una especie de shock—. La niña es la primera mujer Malfoy en unas 5 generaciones.

—¿Mellizos?—fue lo único que salió de la boca de Harry. El todo ese tiempo pensó que eran primos, lo escucho en el bosque prohibido una vez llamarla hermana pero pensó que era de cariño, en su conversación ella nunca específico ser hermana de Draco.

—¿Cómo lo sabes?—dijo Ron al ver que Harry seguía mirando a Percy como si tuviera tres cabezas.

—Cuándo fui con papá al trabajo, el señor Malfoy estaba ahí tratando mal a todos como siempre pero estaba acompañado de su hijo, cuando papá estaba esperando para entregarle al ministro unos papeles él le estaba presentando su hijo a alguien, entonces dijo que tenía una melliza pero que estaba con su madre—contó Percy muy relajado.

—¿Y cómo es que son primos de los Lestrange?—preguntó George, era el que mostraba más interés por esa parte.

—Ah, eso. No lo sé, tal vez su madre tiene algo que ver con alguna esposa de algún Lestrange aunque la única persona casada con uno de ellos es...ya saben—respondió Percy y dijo lo último con mucho cuidado.

Los Weasley tragaron en seco, pero Harry que no sabía nada del mundo mágico los miraba confundido.

—¿Ya saben? Yo no lo sé, me enteré que era mago hace un año—dijo Harry algo apenado.

—Tranquilo Harry, te lo contaré—respondió un sereno Percy—. Como todos, quien-tu-sabes obviamente tenía personas que lo seguían, bueno, una de sus secuaces más famosas se llama Bellatrix Lestrange, no sabemos su apellido de soltera pero está en azkaban por torturar aurores.

—¿Creen que los Lestrange sean sus hijos?—preguntó Harry de nuevo.

—¿Estás seguro Perce? ¿No habrá otro matrimonio Lestrange por ahí?—preguntó George de nuevo.

—Oye pero qué interés hermano, si la Lestrange no fuera hija de una loca secuaz de quién-tu-sabes, una serpiente, creería que estás interesado—añadió Fred.

—No te olvides de la guerra que se carga desde inicio de año, parecen marido y mujer—se burló Lee.

—"Cállate Lestrange", "Cállate Weasley", "Ay Weasley mi cabello está arruinado por tu culpa", "Pensé que a las serpientes les gustaba el agua"—se burló Romeo imitando la voz de George y una voz femenina para hacer la representación de la pelea.

Todos se carcajearon, menos el gemelo menor que no le hizo ni cinco de gracia.

—¿Estás loco? Solo pregunto porque por primera vez Perce está hablando de algo interesante—se defendió George.

—Como sea, los dos Lestrange deben ser hermanos y además hijos de ella porque no hay otro matrimonio en esa familia, supongo la madre de los Malfoy tiene algo que ver con Bellatrix y por eso son primos—respondió en últimas y luego se dispuso a hablar con sus amigos de nuevo.

—¡Claro que tiene sentido! Son una familia de malvados—exclamó Ron, ganándose una mirada de Fred y Harry—. ¿No vieron como hablaron el primer día y todos tuvieron miedo al instante?

—Y no solo eso—dijo una voz femenina haciendo acto de presencia, era Violet que tomó asiento junto a Harry—. Hoy es el cumpleaños de los Malfoy.

—Sigo extrañado por lo mucho que a veces hablas de Malfoy, Juls—le susurró Harry a su prima con sarcasmo, ella solo le pegó un manotazo.

—¿Alguien te lo dijo?—preguntó ahora Ron.

—No, alguien de mi casa la estaba felicitando y si son mellizos pues hoy cumplen ambos, ¿no?—respondió neutral.

—¿Que Hufflepuff podría estar felicitando a la hermana de Malfoy?—preguntó Harry, que la verdad ya se hacía una idea.

—Justamente ahí van—contestó, haciendo que todos los oyentes voltearan para nada disimulados en dirección a la chica Malfoy que caminaba junto a Rolf Scamander.

—¿Scamander? No sabía que eran amigos—habló Romeo.

—Yo los vi platicar en el último partido de Quidditch—dijo Violet a lo que Ron asintió de acuerdo

Harry ahora tenía dos cosas en la cabeza: Mérope estaba de cumpleaños y Mérope al parecer era muy amiga de Rolf Scamander. Ahora sentía la necesidad de acercarse a desearle un feliz cumpleaños, no habían hablado desde su castigo en el bosque prohibido y es que Harry solo ha tenido cabeza para la piedra filosofal.

Hoy no.

—¿Qué clases tenemos hoy?—preguntó Harry a Hermione que apenas llegaba a desayunar.

—Tenemos herbología con Hufflepuff y Transformaciones con Slytherin—respondió la castaña sin quitar su vista del libro que tenía enfrente.

—¿Qué lees?—le preguntó Ron.

—Ron...los exámenes comienzan la próxima semana, ¿como es que me estas preguntando que estoy leyendo?—respondió indignada, no podía creer que sus amigos no habían empezado a estudiar.

—Ese es un buen libro de Herbología—comentó Violet uniéndose a la conversación.

—¿Cómo sabías que era de herbología?—preguntó Harry a su prima.

—Es que ya he estado estudiando y ese libro es muy bueno.

—Creo que todos han estado estudiando menos nosotros—le susurró Ron a su mejor amigo.

—Creo que deberíamos empezar—le contestó en el mismo tono ganándose un asentimiento del pelirrojo.


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Luego de una agotadora clase de Herbología, un delicioso almuerzo y una típica clase de transformaciones con la profesora McGonagall todos en ese momento daban gracias a Merlín porque ya la clase había terminado, la maestra solo se la había pasado hablando de su examen final y todo lo que tendrían que estudiar para este.

Cuando empezaron a salir, Harry debía descubrir la forma de hablar con Mérope sin que Draco (mas aun ya sabiendo que es su hermano, peor, su mellizo) y Pólux no se interpusieran en su camino. Harry tuvo una idea.

—Oye Dean, ¿me harías un favor?—se acercó al moreno.

—Que necesitas, Harry.

—Necesito que pases junto a Mérope Malfoy y tumbes sus cosas—pidió finalizando con una sonrisa demasiado inocente, por dentro rogaba que Dean aceptara.

—¿Por qué haría eso? ¿Quieres fastidiarla?—preguntó con curiosidad, Harry le estaba pidiendo un favor muy extraño.

—Eh...si, eso, ¿puedes?—habló algo nervioso.

—Me da igual, lo haré—contestó neutralmente y alzando los hombros—. Si le harás una buena broma avísame para ver la cara de Malfoy.

Harry asintió con la cabeza y se escondió detrás de la puerta para observar todo. La profesora McGonagall había salido del aula por lo que ahí solo quedaban los pocos que aun recogían sus cosas, entre esos Mérope.

La rubia había sacado todo de su bolso porque odiaba no tener sus cosas organizadas por orden de tamaño. Así que sus pergaminos, cuadernos y plumas ahora estaban sobre la mesa que estaba compartiendo con Olivia.

—Puedes ir caminando a la sala común, organizare esto—le dijo a su amiga—. Estaré bien, usare cualquiera de los atajos a las mazmorras.

—Está bien, les diré a los demás qué te esperamos ahí.

Olivia dejó a su amiga sola. Harry celebró internamente e ignoró por completo los múltiples llamados de Ron, el pelirrojo se rindió y se fue con Hermione a la torre de Gryffindor. No entendía qué hacía su amigo, le preguntaría después.

Dean finalmente hizo caer algunas cosas que Merope tenía en el escritorio. La rubia quiso insultarlo, pero se abstuvo, no quería problemas con otro Gryffindor, así que solo rodó los ojos, respiró profundo y empezó a recoger.

Harry ahora debatía sobre ayudarla o no.

No fue necesario, Mérope usó un Wingardium Leviosa para levantar las cosas. Harry es ahora o nunca, se dijo así mismo.

—Hola Mérope—la saludó llamando su atención. Ella se volteó hacia la voz.

—Oh, hola Potter—le devolvió el saludo.

—Escuche algo sobre ti hoy...pensé que te interesaría que yo lo supiera—habló Harry, pensando en lo muy Potter que sonó eso.

—¿Ah sí? ¿Qué cosa?—preguntó alzando una ceja.

—Que hoy es tu cumpleaños—dijo Harry haciendo que Merope sonriera, Harry lo sabía y la había felicidad, eso para ella era suficiente—. Quise darte algo, espero que te guste.

—¿Darme algo? Ni siquiera pensé que lo sabrías y ahora me dices que me darás algo, sorprendes Potter—dijo la rubia con simpleza pero aun con esa sonrisa.

—Tu no me pareces mala y yo no te parezco insoportable—mencionó Harry haciendo referencia a lo que hablar unas semanas atrás en el bosque—. Así que pensé que darte algo hoy sería lo correcto. Feliz cumpleaños Mérope.

Harry sacó de sus bolsillos unas tiras de regaliz que le había robado a Romeo durante el almuerzo, las había comprado en la última salida a Hogsmeade de los de tercer año y el menor aprovechó. Esperaba que a Mérope le gustaran.

—Tiras de regaliz...mis favoritas—dijo admirando el pequeño paquete en sus manos. En un momento de falta de lucidez se inclinó hacia Harry y le dio un beso en la mejilla.

—Pu-puedo suponer q-que te gustaron—respondió en shock con lo que acababa de pasar.

—Te lo aseguro—Mérope habló tan rápido que dudo que Harry le haya entendido. No sabía lo que acababa de hacer, estaba demasiado nerviosa después de ese momento de valentía—. Me esperan en la sala común, gracias Potter.

—D-de nada, te v-veo mañana supongo—habló Harry aun anonadado.

—Si, en clase. Adiós—volvió a hablar a la velocidad de un rayo. Harry tenía un rayo en la frente y ella hablaba a la velocidad de uno, que irónico.

Salió del aula lo más rápido que pudo. Dejando a Harry solo y aun demasiado sorprendido con la acción de la rubia, apenas ella salió se llevó una mano al cachete y esbozo una sonrisa. Lo que más le había gustado era darse cuenta que las veces que había tenido buenos contactos con ella eran las veces que fue él mismo, no el enemigo de Malfoy y Lestrange, no el favorito de Dumbledore, solo siendo muy Potter, Harry Potter.

Ya quería llegar a su casa para pedirle un par de consejos más a James, quería ser amigo de la rubia y estaba seguro de que lo lograría.

Mérope quería arrancarse la cabeza del cuello, por su mente pasaban todas las posibilidades del mundo. ¿Lo habrá espantado? ¿Se habrá incomodado? No tenía idea de porqué hizo eso, ella solía ser bastante cariñosa y acostumbraba a darle besos y abrazos a sus primos y hermano.

Pero este era Potter, Harry Potter.

Prefirió caminar a la sala común por el camino largo para intentar despejar sus sentimientos, lo cual fue inutil por lo terminó tomando una de las puertas secretas. No podía dejar de mirar el paquete de tiras de regaliz en sus manos, se había tomado el trabajo de buscarlas para ella.

Tal vez podría darse la oportunidad de ser amigos.

Entró a la sala común donde Venus había organizado una pequeña mesa para ellos. Los mismo presentes en la mañana ahora estaba ahí frente a la chimenea hablando animadamente, la rubia pronto se unió y comieron tanto de lo que Venus había traído de Hogsmeade que no tuvieron necesidad de ir a cenar.

A pesar de estar lejos de sus padres. Había pasado un cumpleaños muy feliz.

Harry le extrañó no verla en la cena, pero cuando noto que nadie de sus amigos o familia estaba supuso que estarían en algún tipo de celebración.

Después de cenar se fue a dormir. Desde esos momentos en el aula no había podido dejar de pensar en lo ocurrido con Mérope. Finalmente se durmió con una sonrisa en el rostro, tenía una nueva amiga.

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Muero con el Harope del final.

Me encantó dedicarles el 70% de este cap solo a los mellizos, los amo tanto.

¿Ustedes son team ranas de chocolate o varitas de regaliz?

Prometí cap y aquí esta. Me demoré un poquito porque me dormí, lo siento.

¡Gracias por tanto apoyo!

Corro a actualizar los demás fanfics, deberían echarles un ojito ;)

Espero les haya gustado. Voten, comenten y síganme. Enserio ame tanto leerlxs el cap pasado.

Xoxo, Ela.
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