-21.

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NORBERTO IS HERE

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El cuarteto de oro ya tenía algo más de qué preocuparse: lo que podía sucederle a Hagrid si alguien descubría que ocultaba un dragón ilegal en su cabaña.

—Me pregunto cómo será tener una vida tranquila—suspiró Ron, mientras noche tras noche luchaban con todo el trabajo extra que les daban los profesores.

Hermione, apoyada por Violet había comenzado ya a hacer horarios de repaso para Harry y Ron. Los estaba volviendo locos.

Entonces, durante un desayuno, Hedwig entregó a Harry otra nota de Hagrid. Sólo decía: «Está a punto de salir».

Ron quería faltar a la clase de Herbología e ir directamente a la cabaña. Hermione no quería ni oír hablar de eso.

—Hermione, ¿cuántas veces en nuestra vida veremos a un dragón saliendo de su huevo?—dijo Ron.

—Apoyo a Ron, ¡eso no ocurre nunca! Tenemos que ir—lo apoyó Violet.

—Tenemos clases, nos vamos a meter en líos y no vamos a poder hacer nada cuando alguien descubra lo que Hagrid está haciendo...

—Yo puedo hablar con Sprout para que no nos ponga falla, sabes yo si me muero por saber cómo eso sale de...—volvió a hablar la Hufflepuff.

—¡Cállate! —susurró Harry, interrumpiéndola. Había visto una cabellera platinada venir, y no era la que a él le hubiera gustado.

Malfoy estaba cerca de ellos y se había quedado inmóvil para escucharlos.

¿Cuánto había oído?, pensó Harry, pues no le gustó la expresión de su cara.

El platinado había escuchado lo suficiente, y salió corriendo hasta donde se encontraban sus amigos, tenía que contarles lo que había visto.

—A que no se imaginan lo que acabo de escuchar—dijo cerrando un círculo con sus cinco amigos.

—Y yo pensaba que el de los chismes del grupo era Blaise—habló Mérope.

—La verdad me sorprende que el que venga con un chisme sea el albino—añadió Blaise.

—¿Entonces no quieren saber lo que oí?

—Nadie ha dicho que no queríamos saber—respondió Olivia.

—Suéltala Draco, no tenemos todo el día—dijo Pólux.

—Potter...—habló Draco, y cierta rubia que no se había mostrado tan interesada sintió cómo su cuerpo le pedía que pusiera atención—. Él y su trío de amigos están cubriendo al fenómeno que tenemos de guardabosques, de algo ilegal...

—¿Ilegal?—respondieron los cinco al unísono.

—¿Por qué el guardián de Hogwarts haría algo ilegal?—inquirió Theodore—. El director se enteraría al instante.

—No lo sé—respondió el platinado—, pero irán a su cabaña más tarde a ver lo que está haciendo.

—¿Y tú no estarás pensando ir a espiar, verdad?—lo miró Mérope con una ceja alzada y brazos cruzados.

—¿Draco a espiar? ¿Cómo se te ocurre, Cissa? El es un alma de Salazar—defendió Pólux a su primo con extrema ternura (y sarcasmo).

—Oh claro que es un alma de Salazar, de eso estoy segura—respondió irónica, pero aún seria.

—Puedo averiguar si escucho a alguien hablar sobre ello, pero es que intentar oír la conversación directamente de esos cuatro, es casi imposible—habló Zabini.

—Así me gusta Zabini—añadió Olivia.

—¿Zabini dice que va a buscar el chisme por ahí y no le dicen nada?—se quejó Draco.

—Al menos sus maneras de buscar información no nos meten en problemas—contraatacó Mérope.

—Muy interesante la platica, pero tenemos clase de encantamientos—dijo Theo.

—Nott es un listillo de lo peor—rodó los ojos Olivia.

—Theo tiene razón, Flitwick siempre llega temprano y tenemos clase con Ravenclaw—añadió Mérope empezando a caminar al aula.

—Al menos no les veremos la cara a esos idiotas de Gry...—Pólux iba a hablar pero un jalón por parte de su primo lo hizo frenar—. ¿Qué sucede?

—Tú y yo, iremos a ver qué traman Potter y sus amigos—le susurró y su primo sonrió con malicia—. ¿Me apoyas Act?

—¿Lo dudas? Los meteremos en problemas de una vez por todas—le respondió, ambos sonrieron con malicia y suficiencia—. Apenas salgamos de encantamientos.

—Va.

Los chicos entraron a su clase, Mérope y Theodore se mantuvieron atentos y ganaron algunos puntos para su casa. Olivia y Blaise la pasaron hablando disimuladamente sobre teorías y formas de averiguar lo que tramaba el grupo de Potter, y Draco con su primo habían estado planeando cómo seguiría el cuarteto dorado.

La clase se acabó. Draco y Pólux salieron como unas bengalas del aula, pero Mérope lo notó y fue tras ellos.

—¿A donde creen que van?—les dijo.

—A-ah...vamos a...este...—empezó Draco a balbucear, se le hacía muy difícil mentirle a su melliza—, tú sabes.

—¿Yo sé qué?—inquirió con una ceja alzada.

—Vamos al campo de quidditch—contestó rápidamente Pólux antes de que su primo la arruinara más—. Vamos a ver el entrenamiento.

—Si...eso que dijo Acturus.

—Espero sea eso y no seguir a Potter...es espero—dijo yéndose camino a la sala común a pasar el recreo.

Mérope se dió la vuelta, inocente de que su mellizo y su primo si corrían en dirección a las afuera del castillo, pero no al campo de Quidditch, sino a la cabaña del guardabosques.

—Vamos rápido.

Ron y Hermione discutieron durante todo el camino hacia la clase de Herbología y, al final, Hermione aceptó ir a la cabaña de Hagrid con ellos durante el recreo.

Cuando al final de las clases sonó la campana del castillo, los tres dejaron sus trasplantadores y corrieron por el parque hasta el borde del bosque. Hagrid los recibió, excitado y radiante.

—Ya casi está fuera —dijo cuando entraron.

El huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara. Algo se movía en el interior y un curioso ruido salía de allí.

De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en la mesa. No era exactamente bonito. Harry pensó que parecía un paraguas negro arrugado.

—Hola Norberto—le dijo Hagrid como si de un bebé se tratara.

—¿Norberto?—dijeron Ron y Harry al mismo tiempo.

El animal estornudó. Volaron unas chispas.

—¿No es precioso? —murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón. Este le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos. —¡Bendito sea! Miren, conoce a su mamá.

—Precioso que digamos precioso...Mm, papá dice que la belleza es subjetiva—comentó Violet algo impresionado con el animal.

—Hagrid —dijo Hermione—. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?

Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe su rostro palideció. Se puso de pie de un salto y corrió hacia la ventana.

—¿Qué sucede?

—Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina...Eran dos chicos...Van corriendo hacia el colegio—dijo el semigigante asomado.

Harry fue hasta la puerta y miró. Incluso a distancia, era inconfundible: Malfoy había visto el dragón.

Luego de una discusión llegaron a la conclusión que lo mejor sería avisar al hermano mayor de Ron, Charlie, para que buscara al dragón. Malfoy y Lestrange podían delatarlos en cualquier momento.

Y es que el platinado y el pelinegro no se iban a quedar de brazos cruzados.

Corrieron hasta la sala común donde se encontraron con sus amigos sentados en un rincón de la sala.

—Potter...Dragon...Gigante...—jadeó Draco recuperando el aire.

—Huevo...Weasley...Ilegal...—hablaba entrecortado Pólux apoyado sobre sus rodillas.

—Parecen cavernícolas, hablen más lento—les exigió Olivia.

—¡Por Merlín! ¿Qué les pasó?—preguntó Mérope.

—Parece que le hubieran dado tres vueltas a la escuela,

—Casi...—respondió Draco—. Lo qué pasa es que seguimos a Potter y sus amigos, los siento Cissa.

—¡Les dije que no!

—Lo sabemos, pero teníamos que hacerlo y créeme que no nos arrepentimos—dijo Pólux—. Descubrimos algo increíble.

—Sigo sin entender porque a los Black les gustará dar tanta vueltas para decir un chisme—se quejó Zabini.

—Porque no todos volamos con el chisme como tú—lo atacó Theo. Zabini respondió con un «Oh cállate Nott».

—Bueno, la cosa va así—empezó Draco—, los seguimos hasta la cabaña del guardabosques, al principio solo estaban hablando...

—Pero luego, se pusieron alrededor de una mesa—siguió Pólux—, no veíamos nada, pero luego el gigante se cambió de lugar y pudimos ver un huevo.

—¿Un huevo? ¿Por qué Hagrid tendría un huevo?—preguntó Mérope, ahora sí interesada con la historia.

—Sí, y no se imaginan que salió de ese huevo—siguió Draco—. Un dragón, era horrible pero el gigante lo miraba con ¿ternura?

—He leído sobre dragones, y el semigigante dijo que es un Ridgeback Noruego, es un dragón muy raro—dijo Pólux—. No sé cómo lo habrá conseguido, esos son carísimos pero ahí lo tenía, nosotros lo vimos.

—Wow, impresionante, más aún que una niña con Hermione Granger ha estado cubriendo algo así—respondió Mérope—, eso es...

—Ilegal—completó Olivia—, y sorprende de Granger porque es un bocona, si hubiera sido uno de nosotros ya estaríamos camino a Inglaterra.

—¿Creen que debamos avisar?—preguntó Pólux.

—¡Claro que si!—respondió Theo—. No me importa que sean Potter o Granger o el que sea, es ilegal.

—¿No creerían que Hagrid tiene un permiso? El es guardabosques de un colegio mágico, no sería raro—añadió Mérope.

—Pues si tiene un permiso lo sabremos cuando le diga a algún maestro—dijo Draco—, y si no, Potter y Weasley estarán a bordo de ese tren mañana.

—¿Esto es por qué es ilegal o por querer fastidiar a Potter?—preguntó Mérope burlona y con una ceja alzada.

—Ambas—respondieron los primos Black.

Se quedaron en la sala común haciendo deberes y hablando cosas sin sentido hasta que cayó la noche.

Mérope subió a su habitación con Olivia que quedó dormida al instante mientras ella decidió sentarse en el marco de la ventana con Gamora entre sus piernas.

—Ay Gamora, un parte de mi no quiere meter en problemas a Potter—dijo y su gata la miró con la cabeza inclinada, como si quisiera entenderle—. El no me cae tan mal como a Draco ¿sabes? A veces me gustaría hablar con él, me causa curiosidad que siempre parece estar  investigando algo.

La gata le entrecerró los ojos como si lo que estuviera diciendo no debería decirlo.

—¿Qué? No me mires así, solo es curiosidad lo juro—le dijo rascando entre sus orejitas—. El jamás hablaría conmigo, soy una Malfoy y él un Potter, parece que hubiéramos sido creados para llevarnos mal.

Luego de un par de bostezos Mérope decidió acostarse por fin. Como siempre Gamora se enrolló al pie de la cama de su dueña y ambas cayeron en un profundo sueño.

Días después de enviar la carta, el miércoles de aquella semana Ron y Hermione fueron a la cabaña de Hagrid.

Harry que no había ido a la cabaña por su entrenamiento de quidditch había vuelto a como en el camino vio a la platinada caminar hacia las mazmorras.

—¿Cómo puede ella ser prima de Malfoy?—se preguntó a sí mismo mientras la veía estudiar junto a Olivia Avery en el patio.

Se ve tierna estudiando, pensó pero no lo dijo ni en un susurro. Claro, apenas ese pensamiento pasó por su cabeza se sacudió y siguió su camino a su sala común.

Y para él fue imposible mientras esperaba a sus amigos que no se le pasara por la mente la hermana de su peor enemigo ( que aún no sabía que eran mellizos), pensando en que si ella sabría lo del dragón en que si su hermano y sus primos le habían contado y que pensaba al respecto. 

Mientras Harry veía a la chimenea pensando en todo lo que me ha pasado en tampoco tiempo en Hogwarts, Hermione, Ron y Violet entraban por el retrato de la dama gorda.

—¡El pajarraco me mordió!—casi que gritó Ron con la mano ensangrentada.

—Llevo todo el camino diciéndote que vayas a la enfermería—suspiró Violet—. Parece que te hubiera mordido una mandrágora.

—Pues gracias por el cumplido—ironizó Ron.

—Ya no te quejes Ron.

Se escuchó un golpe en la ventana.

—¡Es Hedwig!—dijo Harry corriendo a la ventana—. Debe ser la carta de tu hermano.

Efectivamente era la carta de Charlie, le dijo que le encantaría quedarse con el dragón y que lo recogería el sábado a medianoche.

—Bueno...tenemos la capa invisible—habló Harry—. No debe ser tan difícil...creo que puede cubrirnos a Norberto y a dos de nosotros.

Al día siguiente la mano de Ron parecía la gran raíz de un árbol, estaba horriblemente hinchada y morada. Aunque les preocupas que la señora Pomfrey podía reconocer la mordedura no tenían de otra, Ron tuvo que ir a la enfermería.

Malfoy y Lestrange no desaprovecharon la oportunidad, cuando se enteraron de que Weasley estaba en la enfermería no dudaron en acompañar a Mérope que tenía dolor de cabeza.

—Creo que durmiendo un poco se me pasará—dijo recogiendo sus cosas de la mesa—. Nos vemos para la cena.

—¿De qué hablas Cissa? Deberías ir a la enfermería—le propuso Pólux.

—Es cierto, nosotros te llevaremos para que no vayas sola ¿si?—añadió Draco.

—Es solo dolor de cabeza, creo que debo hacerle caso a mamá y no tomar café con once años—replicó la rubia.

—Deberías hacerles caso, tal vez si necesitas una opción o algo—le dijo Olivia inocente de las intenciones de los dos primos—. Yo iré por Zabini y Nott, los esperamos en el gran comedor.

—Está bien, iré a la enfermería, pero vamos ya que enserio quiero cenar—cedió.

Olivia salió en busca de sus otros dos amigos mientras que los tres primos Black salieron rumbo a la enfermería.

—Hola Madame Pomfrey—saludó Mérope a la señora—, es que tengo dolor de cabeza. ¿Podría darme algo?

—Claro que sí, querida—respondió la señora—. Siéntate aquí y espérame mientras voy por eso.

Mérope se recostó en una de las camillas y cerró los ojos para aliviar su dolor. Draco y Pólux aprovecharon para espiar en las otras camas buscando al Weasley que querían fastidiar.

Y lo encontraron. Ron que había reconocido las voces, cerró los ojos con fuerza e intentó hacerse el dormido.

—¿Qué crees que tenga en la mano?—preguntó Draco cuando lo vieron.

—Es obvio que lo mordió el dragoncito—se burló Pólux—. Abre los ojos Weasley sabemos que estás despierto.

—¿Te mordió el dragoncito Weasley? Ni a los dragones les caes bien—se burló el platinado.

—Y yo que pensé que servía para guardabosques, ni las criaturas soportan el olor a pobre—siguió Pólux.

Ron que ya estaba rojo hasta las orejas mantenía los ojos cerrados, tal vez así si los ignoraba se irían rápido.

—Esto te pasa por pegarme en el partido de quidditch—dijo tomando la mano de Ron, haciéndolo soltar un quejido—. No te vuelvas a meter con nosotros, si no quieres que se enteren que te mordió...

—O no sabes lo que te espera, comadreja—finalizó Pólux—. Y nos llevamos esto—dijo tomando un libro sobre la mesa—, te lo devolveremos cuando tú mano mejore.

Draco y Pólux volvieron a la camilla de la rubia. La encontraron dormida plácidamente.

—Es mejor que no la despierten, estará bien—les dijo la enfermera—. Yo la enviaré a la sala común con una excusa cuando despierte.

—Gracias Madame Pomfrey—dijo Pólux y ambos salieron de ahí.

Después de la cena, Harry, Hermione y Violet fueron a la enfermería a ver a Ron. Su mano sólo empeoraba.

—Ron...eso se ve, terrible—le dijo Hermione viendo la mano.

—¿Seguro que ese dragón sólo te mordió?—preguntó Violet—. Parece que tu mano se fuera a caer.

—No es solo mi mano—se quejó el pelirrojo fulminandola con la mirada—. Malfoy y Lestrange vinieron a traer a la chica Malfoy que se sentía mal, me amenazaron con decir que me había mordido. Tal vez no debí pegarle en el partido.

—De todas formas lo merecía, es un idiota—dijo Violet.

—Yo también le hubiera pegado, tengo ganas de darles una paliza hace tiempo—añadió Harry.

—Al menos el sábado en la noche todo habrá terminado—intentó calmarlos Hermione. De pronto Ron entró en pánico, comenzó a temblar.

—Medianoche del sábado...¡Oh, no no no!—empezó a desesperarse y todos se miraron con confusión—¡La carta de Charlie estaba dentro del libro que me quitaron!

Madame Pomfrey los sacó de la sala común, pero sus manos temblaban, su corazón iba a mil por hora.

—¿Creen que Malfoy nos delate?—preguntó Hermione demasiado nerviosa.

—Mientras tengamos la capa y no hagamos ruido nadie tiene que descubrirnos, aunque nos delate estaremos bien—respondió Harry.

—Hermione no puede de los nervios, es menor que yo sea quien vaya contigo—dijo Violet.

—Está bien, todo habrá terminado el sábado.

Así cada uno se fue a su sala común pensando en el día que tendrían que tomar al dragón y acabar con ese problema.

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Quiero actualizar mas seguido pero los exámenes me tiene arruinada.
Pero cuando vuelva lo haré más seguido que nunca!

Aún así aquí hay otro cap, espero les guste mucho.

Échense una pasadita por REWRITE THE STARS. Mi fic con George que está conectado a este...Por allá también acabo de actualizar.

Síganme en Instagram: ela_scamander13

Voten, comenten y síganme. Nos leemos a la próxima.

Xoxo, Ela.
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