-17.

________________
ENTRE NAVIDADES
Y ESPEJOS

________________

Diciembre ya se había hecho presente, el frío reinaba en el castillo, los campos de la escuela estaban cubiertos de blanca nieve y todos se preparaban para las esperadas vacaciones de navidad.

Unos cuantos días antes los jefes de las casas habían estado pasando una lista con los que se quedarían en la escuela para las vacaciones de navidad, Harry fue uno de los primeros en anotarse siguiendo la orden de su padre, aunque no entendía el porqué, haría caso.

Se dió cuenta qué tal como dijo James, Romeo y Violet también se habían anotado, además de los todos hermanos Weasley pues sus padres irían a visitar a su hermano Charlie en Rumania.

Saber que estaban en la última clase de pociones del semestre era gratificante, dos semanas sin Snape eran realmente un alivio para algunos como Harry.

Snape aún no llegaba, y el frío en las mazmorras era terrible, el calor de los calderos era aliviante, pero los Slytherin parecían bastante acostumbrados a la temperatura. Las serpientes sólo tenían bufandas o guantes, mientras que los Gryffindor no encontraban más formas de conseguir calor.

—Esto es horrible, extraño las chimeneas de la sala común—dijo Ron tirireando.

—Los Slytherin parecen bastante cómodos con el frío, a duras penas traen bufandas—dijo Harry mirando en dirección a las serpientes, encontrándose con una niña rubia que lo único que la cubría del frío era una bufanda color verde. A Harry le pareció que el verde no le quedaba mal.

—Su sala común queda aquí en las mazmorras, incluso más abajo, los he escuchado decir que ven al calamar gigante de vez en cuando—añadió Hermione—Supongo que hace este clima casi todo el tiempo y ya no les afecta.

—Suena interesante, pero me quedo con las chimeneas de nuestra torre—respondió Harry—A parte no soportaría saber que duermo tan cerca de Snape.

—Ni que lo digas, no sé cómo haría para aguantarme de ir y lanzarle un maldición mientras duerme—susurró Ron—Yo moriría si nuestra sala común quedara aquí abajo.

—El profesor Snape está tardando, y no nos dejará salir hasta que terminemos—se quejó Hermione—Nos vamos a congelar.

Mientras en el otro lado del salón las serpientes también mantenían una amena conversación.

—¿Y qué harán en navidad?—preguntó Zabini—¿Alguno se quedará?

—Draco, Pólux y yo no, pasaremos navidad en la mansión de nuestros abuelos—respondió Mérope.

—¡Será genial!—añadió Pólux—Nuestra abuela cocina delicioso y haremos pijamada.

—Yo también iré a casa—respondió Olivia—Visitaré a mis tías y primos, son demasiado intensas, pero es mejor que estar aquí sola.

—Papá y yo viajaremos a Irlanda, algo así sobre una cena de gente de su trabajo—dijo Theo alzándose de hombros—Gente del ministerio de allá y eso.

—Suena bien, yo también acompañaré a mamá a una cena—dijo Zabini—Aburrido pero es mejor que nada.

—Los de Gryffindor parecen a punto de congelarse—dijo Mérope mirando a cierto pelinegro, disimuladamente, notó que la miraba y cuando ella se fijó en el enseguida el chico volteó su mirada, igual que ella—Ni que hiciera tanto frío.

—Son unos débiles, es ridículo como intentan calentarse—se burló Draco—¿Vieron la lista de los que se quedarán para navidad? Es graciosa.

—No la vi, por? algún chisme?—preguntó Zabini.

—El único chisme es que casi todos los anotados son Gryffindor—dijo Pólux riendo levemente—Todos los Weasley y sus secuaces están anotados.

—Me da mucha lástima—se burló Draco, en voz alta y fingiendo tono de lástima para que toda la mazmorra lo escuchara—Toda esa gente que tendrá que quedarse a pasar la Navidad en Hogwarts, porque no los quieren en sus casas.

—¡Draco!—exclamó Mérope en un susurro—Eso fue cr...

—Y tantos Weasley en la lista...seguramente no tenían dinero para hacer una cena de navidad y tuvieron que dejarlos en el colegio—añadió Pólux, interrumpiendo su regaño.

Todos los Slytherin rieron a coro, en especial Pansy Parkinson que mostró su total apoyo al comentario. Harry y Ron se contuvieron de levantarse y golpearlos, pero por la mirada de Hermione, solo apretaron su puños y Harry vió como Mérope rodó los ojos, le pareció que se veía lin...no, curiosa, haciendo ese gesto.

—¡Acturus!—volvió a reclamar susurrando—De verdad a veces no los soporto.

—Te ves tensa Mérope, deberías reírte de Malfoy como Crabbe y yo—dijo Goyle acercándose.

Harry que la miraba disimuladamente de vez en cuando abrió los ojos cuando vió lo mucho que intentó acercarse a ella uno de los gorilas de Malfoy.

—Que te he dicho de los dos metros de distancia, Goyle—se quejó levantándose se su asiento—Tú te ríes de las bromas de Draco porque eres tan tonto con el resto—rodó los ojos de nuevo, bueno sí, tal vez es su gesto favorito—Theo, ¿te puedes poner del otro lado de Olivia?—preguntó y el chico asintió con la cabeza cambiándose de lugar con ella.

Snape llegó al rato y empezó la clase, tuvieron que hacer una poción sencilla, Harry sorpresivamente logró una poción decente, lo que sorprendió a Snape pero fue para mal porque en vez de reconocerlo pareció molestarle que Potter lograra algo medio bueno en su clase, claro que le molestaba.

Al terminar salieron de la mazmorra de pociones, y encontraron un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Un gran resoplido les indicó que Hagrid estaba detrás de él.

—Hola, Hagrid. ¿Necesitas ayuda?—preguntó Ron, metiendo la cabeza entre las ramas.

—No, va todo bien. Gracias, Ron.

—¿Te importaría quitarte de en medio?—La voz fría de Malfoy llegó desde atrás—¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley? Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts...

—Seguramente está practicando para su futuro trabajo—añadió Pólux—Esa choza de Hagrid debe de parecerte un palacio, comparada con la casa de tu familia.

—Quieren callarse e ir...—iba a hablar Mérope.

Pero de pronto Ron se lanzó contra Malfoy, y Harry contra Lestrange, ambos agarrándolos por el cuello de la túnica, Mérope aunque no estaba de acuerdo con las palabras de ambos empuñó su varita y se iba a meter a evitar la posible pelea. Justo aparecía Snape en lo alto de las escaleras.

—¡WEASLEY! ¡POTTER!—gritó y ambos soltaron rápidamente a los primos y alejándose.

—Los han provocado, profesor Snape—dijo Hagrid, sacando su gran cabeza peluda por encima del árbol—Malfoy y Lestrange estaban insultando a su familia.

—Lo que sea, pero pelear está contra las reglas de Hogwarts, Hagrid—dijo Snape con voz amable— Cinco puntos menos para Gryffindor; Weasley y Potter, y agradezcan que no sean más. Ahora largo.

Mérope rodó los ojos (Harry pensó que es su expresión favorita, pero no le disgustaba verla haciéndolo), le pegó un empujón a su mellizo y primo para que salieron de ahí. Los dos Black pasaron bruscamente, sonriendo con presunción.

—Voy a atraparlos—dijo Ron, sacando los dientes ante la espalda de Malfoy—Uno de estos días los atraparé...

—Los detesto a los tres—añadió Harry—A Malfoy, a Lestrange y a Snape.

—Vamos, arriba el ánimo, ya es casi Navidad dijo Hagrid—Les voy a decir qué haremos: vengan conmigo al Gran Comedor; está precioso.

Así que Harry, Ron y Hermione siguieron a Hagrid y su abeto hasta el Gran Comedor, donde los profesores decoraban el lugar. Ahí se encontraron con Violet que salía de clase de Transformaciones.

—Hola chicos, hola Hagrid—dijo saludándolos a todos.

—Hola Violet, que bueno verte—el semigigante le devolvió el saludo—¿Cuántos días les quedan para las vacaciones?

—Sólo uno—respondió Hermione—Y eso me recuerda... Harry, Ron, Violet, nos queda media hora para el almuerzo, deberíamos ir a la biblioteca.

—Sí, claro, tienes razón—dijo Ron, obligándose a apartar la vista del profesor Flitwick, que sacaba burbujas doradas de su varita, para ponerlas en las ramas del árbol nuevo.

—¿La biblioteca?—preguntó Hagrid, acompañándolos hasta la puerta—¿Justo antes de las fiestas? Un poco triste, ¿no creen?

—Oh, no es un trabajo—respondió Violet sonriendo con extrema inocencia—Es más bien un proyecto de investigación.

—Desde que mencionaste a Nicolás Flamel, estamos tratando de averiguar quién es—explicó alegremente Harry.

—¿Qué?—Hagrid parecía impresionado—Escúchenme...Ya les dije que no se metan. No tiene nada que ver con vosotros lo que custodia ese perro.

—Nosotros queremos saber quién es Nicolás Flamel, eso es todo—dijo Hermione.

—Salvo que quieras colaborar con un poco de información y ahorrarnos el trabajo—añadió Violet moviendo las pestañas rápidamente.

—Hemos buscado miles de libros y no hemos podido encontrar nada...Si nos das una pista...Yo sé que leí su nombre en algún lado—habló Harry poniendo sus dedos en la barbilla y haciendo expresión pensante.

—No voy a decirles nada—dijo Hagrid con firmeza.

—Entonces tendremos que descubrirlo nosotros—dijo Ron. Dejaron a Hagrid malhumorado y fueron rápidamente a la biblioteca.

Pasaron un buen rato buscando y nada, Violet incluso le preguntó a Cedric Diggory si sabía algo, él estaba en tercer año y era bastante popular, además tenía las mejores notas de su generación. Pero esta vez no sabía nada, aunque prometió decirle si descubría algo.

Harry y Violet incluso intentaron entrar a la sección prohibida, pero fueron descubiertos por la señora Pince en el proceso y tuvieron que rendirse. Luego de largas sesiones de lectura sin éxito el cuarteto se rindió.

Al día siguiente despidieron a Hermione que sí iría a su casa por las fiestas, prometiéndole que durante las vacaciones buscarían información.

Mérope también había tomado el tren con su amigos, todos volvían a sus casas. Para ella de verdad era un alivio descansar de la escuela, ella y Draco decidieron hacer sus deberes el día siguiente a su llegada a casa para poder tener las vacaciones libres y poder pasar todo el tiempo posible con Pólux, Venus y sus abuelos.

Durante las vacaciones Ron y Harry tuvieron mucho tiempo para pensar en Flamel y lo que podía estar buscando Snape. También jugaron ajedrez mágico, ya que Ron se ofreció a enseñarle a Harry.

Violet era de los tres la que más libros había sacado de la biblioteca para seguir con la búsqueda, mientras sus dos mejores amigos jugaban, ella leía y buscaba.

Los tres volvieron a la sala común de Gryffindor, McGonagall le había dado permiso a Violet para dormir ahí durante las vacaciones pues ahí estaba su familia, mientras que su sala común se encontraba casi desolada.

En la víspera de Navidad, Harry se fue a la cama, deseoso de que llegara el día siguiente, pensando en toda la diversión y comida que lo aguardaban. Extrañaría mucho a su padre, pero estaría con Romeo y Violet (como siempre), y ahora incluso con los Weasley.

Le pidió a su padre que le enviara regalos para sus amigos, le pidió que comprara todo tipo de golosinas muggles para regalárselas a Ron y los gemelos, a Violet le compró un lazo para el cabello y a Romeo una sudadera que decía "London".

Cuando al día siguiente se despertó, lo primero que vio fue unos cuantos paquetes a los pies de su cama. Se dió cuenta que Violet ya no estaba en la cama de Neville que era donde estaba durmiendo, supuso que salió temprano a buscar a Romeo.

—¡Feliz Navidad Harry!—lo saludó medio dormido Ron, mientras Harry saltaba de la cama y se ponía la bata.

—Feliz Navidad Ron—contestó Harry—Veamos que me han enviado.

Harry cogió el paquete que estaba más arriba. Estaba envuelto y tenía escrito: «Para: Harry, De: Hagrid». Contenía una flauta de madera, toscamente trabajada. Era evidente que Hagrid la había hecho. Harry sopló y la flauta emitió un sonido parecido al canto de la lechuza.

El segundo, muy pequeño, contenía una nota: «Tu padre nos ha avisado que podíamos enviarte algo por navidad, así que este es nuestro regalo de Navidad. De tío Vernon y tía Petunia.» Pegada a la nota estaba una moneda de cincuenta peniques, Harry rodó los ojos en molestia.

—Qué detalle—comentó Harry sarcásticamente.

—¡Qué raro!—dijo asombrado con la nueva moneda— ¡Qué forma! ¿Esto es dinero?

—Puedes quedarte con ella—dijo Harry, riendo ante el placer de Ron—Hagrid, mis tíos...¿Quién me ha enviado esto?

—Creo que sé de quién es ése —dijo Ron, algo rojo y señalando un paquete deforme—Mi madre. Le dije que pasarías la navidad aquí y..oh, no—gruñó—Te ha hecho un suéter Weasley.

Harry abrió el paquete y encontró un suéter tejido a mano, grueso y color azul oscuro, tenía una gran H, (juraba que antes les había visto unos parecidos a Violet  y Romeo), y una gran caja de pastel de chocolate casero.

—Cada año nos teje un suéter—dijo Ron, desenvolviendo su paquete—y el mío siempre es rojo oscuro. Al parecer el tuyo será azul oscuro.

—Es muy amable de parte de tu madre—dijo Harry probando el pastel y viendo el suéter.

Tomó otro regalo que parecía ser de parte de su padre: «Lo mejor, para el mejor. Estoy orgulloso del buscador que críe. Te amo renacuajo. Feliz Navidad, del mejor padre del mundo», eran unos zapatos de quidditch, lucían caros y no solo eso, tenían sus iniciales bordadas con un precioso hilo dorado. Su tío Lupin le había enviado su propio ejemplar de "Quidditch A Través de los Tiempos", supuso que su padre le comentó que Snape le había quitado el que sacó de la biblioteca.

El siguiente regalo tenía golosinas, una gran caja de ranas de chocolate, de parte de Hermione. Además recibió unos guantes de quidditch por parte de Violet y unas gafas de buscador por parte de Romeo, según la nota que puso decía que estaban hechizadas con un hechizo impermeable, pero Harry no pensaba que algún día hicieran un partido bajo la lluvia.

Le quedaba el último. Harry lo cogió y notó que era muy ligero. Algo fluido y de color gris plateado se deslizó hacia el suelo y se quedó brillando. Ron bufó.

—No. Puede. Ser—dijo Ron, dejando caer la caja de grageas de todos los sabores, regalo de Hermione—Si es lo que pienso, es algo verdaderamente raro y valioso.

—¿Por qué lo dices? ¿Qué podría ser?

—Es una capa de invisibilidad—dijo Ron, aún asombrado—Estoy seguro...

Harry se puso la capa sobre los hombros y Ron lanzó un grito.

—¡Lo es! ¡Mira abajo!

Harry se miró los pies, pero ya no estaban. Se dirigió al espejo. Se puso la capa sobre la cabeza y su imagen desapareció por completo.

—¡Hay una nota!—dijo de pronto Ron.

Harry se quitó la capa y cogió la nota. La caligrafía, era desconocida para él.

Tu padre dejó esto en mi poder antes de graduarse. Ya es tiempo de que te sea devuelto. Utilízalo bien.

Una muy Feliz Navidad para ti.

No tenía firma. Harry contempló la nota. Ron admiraba la capa.

—Yo daría cualquier cosa por tener una—dijo Ron—Lo que sea. ¿Qué te sucede?

—No dice quien la envió, pero al parecer era de mi padre—dijo Harry Se sentía muy extraño.

¿Quién me había enviado la capa? ¿Realmente había pertenecido a papá? ¿Por qué papá se la entregó a este sujeto antes de graduarse?, pensó Harry.

—¿Y si él te la envío?—preguntó Ron.

—No...su regalo está firmado por él y no habla nada de un segundo regalo o de una capa de invisibilidad—contestó.

Ron iba a hablar pero cierta rubia ceniza se lanzó sobre ambos, Harry enseguida escondió su capa, no se lo iba a ocultar a Violet, pero ella no venía sola.

—¡Feliz Navidad!—gritó la niña abrazando a sus amigos—¿Les gustaron mis regalos?

—Claro que sí, gracias—respondió Harry y Ron.

—Me alegra, mi hermano habla maravillas del banquete, también se quedó aquí en su primer año—les dijo separándose—¿Recuerdas Harry? Que papá dijo que de castigo había dejado a Romeo en el internado para que Santa le dejara carbón.

—¿Quién es Santa?—preguntó Ron. Violet y Harry solo rieron levemente.

—¡Feliz Navidad Enano y Ronnie!—exclamó Romeo, dándole una palmadita a cada uno—Lindo suéter, yo también tengo el mío.

—¡Y yo el mío!—completó Violet. Ambos mostraron sus suéteres. El de Romeo era negro con una R, en color dorado y el Violet era rosado oscuro con una V.

—¡Feliz Navidad!—dijeron el par de gemelos haciendo presencia.

—¡Eh, mira! ¡A Harry también le han regalado un suéter Weasley!—dijo George. Fred y George llevaban suéteres verde oscuro uno con una gran letra F y el otro con la G.

—El de Harry es mejor que el nuestro—dijo Fred cogiendo el suéter de Harry—Es evidente que mamá se esmera más cuando no es para la familia.

—¿Por qué no te has puesto el tuyo, Ron?—preguntó George—Vamos, pruébatelo, son bonitos y abrigan.

—A veces no me gusta el rojo oscuro—se quejó Ron, mientras se lo pasaba por la cabeza. Harry también se lo puso.

—No te quejes Ron, a mi me encantan—dijo Violet—Además ahora Harry también tendrá el suyo cada año.

—Son geniales, ¿acaso ves a los catrosos de Slytherin con suéteres tan fantásticos? No—agregó Romeo, haciendo como si estuviera en una pasarela.

—A veces creemos que mamá los usa para diferenciarnos—dijo Fred señalando el suyo y el de George.

—Supongo que ella piensa que así logrará saber quién es quién—siguió George—Pero nosotros no somos estúpidos...

—Sabemos muy bien que nos llamamos Gred y Feorge—dijeron al mismo tiempo.

—¿Qué es todo ese ruido?—se escuchó una voz, era Percy. Se asomó la cabeza a través de la puerta, con aire de desaprobación. Era evidente que había ido desenvolviendo sus regalos por el camino, porque también tenía un jersey bajo el brazo.

—¡P de prefecto! Pruébatelo, Percy, vamos, todos lo tenemos puesto, hasta Harry tiene uno—dijo Fred.

—Yo... no... quiero—dijo Percy, con firmeza, mientras los gemelos le metían el jersey por la cabeza, tirándole las gafas al suelo.

—Y hoy no te sentarás con los prefectos—dijo George—La Navidad es para pasarla en familia.

Cogieron a Percy y se lo llevaron de la habitación, con los brazos sujetos por el jersey.

Harry pasó una navidad bastante alegre, aunque extrañaba a su padre y a su tío Lupin, la había pasado de maravilla, y debía aceptar que el banquete de Hogwarts era mejor que el que su padre compraba en algún restaurante de Surrey.

Un centenar de pavos, montañas de patatas cocidas y asadas, guisantes con mantequilla, recipientes de plata con una grasa riquísima y salsa de moras, y muchos huevos sorpresa esparcidos por todas las mesas.

Harry observaba a Hagrid, que cada vez se ponía más rojo y bebía más vino, hasta que finalmente besó a la profesora McGonagall en la mejilla y, ella se ruborizó y rió, con el sombrero medio torcido.

Harry, los Lupin y los Weasley pasaron un día muy divertido, hasta pelearon una batalla de bolas de nieve en el patio. Más tarde, casi congelados, regresaron a la sala común de Gryffindor para sentarse al lado del fuego.

Allí Ron estrenó su nuevo ajedrez (regalo de Violet) y venció espectacularmente a Harry. Después de un té con bocadillos de pavo, buñuelos, bizcocho borracho y pastel de Navidad, todos se sintieron tan hartos que no podían hacer otra cosa que irse a la cama.

En cuanto Harry se metió en la cama, pudo pensar libremente en ello: la capa invisible y quién se la había enviado. Finalmente la curiosidad le ganó y Harry se inclinó a un lado de la cama y sacó la capa.

De su padre...Tal vez si fue de James, le preguntaría cuando lo volviera a ver, es una historia que le gustaría escuchar en persona. Sentía que tenía que probarla. Se deslizó fuera de la cama y se envolvió en la capa. De pronto, Harry se sintió muy despierto.

Miró a Ron y Violet que dormían en las otras camas como un par de bebés: ¿Debo despertarlos? Creo que no, digo, si esto fue de mi padre me gustaría usarla sólo, al menos esta vez, la primera vez, pensó.

Salió cautelosamente del dormitorio, y pasó por el agujero del retrato.

—¿Quién está ahí?—chilló la Dama Gorda. Harry no dijo nada. Anduvo rápidamente por el pasillo.

¿A dónde vamos ahora? Mm...no habrá nadie despierto a esta hora, aunque tal vez Mérope Malfoy le está haciendo un favor al profesor Snape, dijo a sí mismo.

Dio cinco pasos en dirección a la sala de profesores y se dió cuenta lo que le había pasado por la cabeza.

¿Qué estoy diciendo? Debo usarla para algo productivo no para hablar con alguien que no es mi amiga-resopló-Bueno, podría in a la sección prohibida y buscar sobre Flamel, si así es, eso haré.

La biblioteca estaba oscura y fantasmal. Harry encendió una lámpara para ver la fila de libros. La lámpara parecía flotar sola en el aire, la levantó la lámpara para leer los títulos. Notó un libro inusual, era grande, plateado y negro, era demasiado pesado por lo que dejó la lámpara en el piso y cuando lo abrió...¡El libro gritaba!

Lo dejó en su lugar y empezó a correr. Enseguida vió al Filch, le estaba avisando a Snape que al parecer alguien intentó ir a la sección prohibida. Notó que venían caminando en dirección a donde estaba, claro que no lo veían pero si no escapaba podría chocar con ellos.

Se apresuró a correr y simplemente entró a la primera aula que vio, enseguida notó que parecía no tener uso normalmente, lo pupitres estaban apilados y sillas amontonadas, pero había algo que no parecía ser de ahí.

Un espejo magnífico, alto hasta el techo, con un marco dorado muy trabajado, apoyado en unos soportes que eran como garras. Tenía una inscripción grabada en la parte superior: Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse.

Se acercó al espejo, Tuvo que llevarse las manos a la boca para no gritar. Giró en redondo. El corazón le latía más furiosamente. Porque no sólo se había visto en el espejo, sino que había mucha gente detrás de él.

Pero la habitación estaba vacía. Respirando agitadamente, volvió a mirar el espejo.

Harry miró por encima del hombro, pero no había nadie allí. ¿O también eran todos invisibles? ¿Estaba en una habitación llena de gente invisible y la trampa del espejo era que los reflejaba, invisibles o no?

Miró otra vez al espejo. Una mujer, justo detrás de su reflejo, le sonreía y agitaba la mano. Harry levantó una mano y sintió el aire que pasaba estaba realmente allí, debía de poder tocarla, sus reflejos estaban tan cerca...Pero sólo sintió aire, existían sólo en el espejo.

Era una mujer muy guapa. Tenía el cabello rojo oscuro y sus ojos...Verde brillante, exactamente la misma forma, pero entonces notó que ella estaba llorando, sonriendo y llorando al mismo tiempo.

«Sus ojos son como los míos. ¿Será? No puede ser, pensó Harry, acercándose un poco más al espejo.

Luego un hombre se pareció en la escena, era James, Harry lo miró y le hizo ese gesto que siempre hacían cuando quería que le explicara lo que estaba sucediendo, pero la única respuesta que tuvo fue que James abrazó a la mujer pelirroja.

—¿Papá, es mamá cierto? ¿Es ella?—preguntó.

Entonces lo miraron, sonriendo. En su interior sentía un poderoso dolor, mitad alegría y mitad tristeza terrible.

No supo cuánto tiempo estuvo allí. Los reflejos no se desvanecían y Harry miraba y miraba, hasta que un ruido lo hizo volver a la realidad. No podía quedarse allí, tenía que encontrar el camino hacia el dormitorio.

—Volveré mamá, ojalá papá pudiera venir a verte—susurró y salió de ahí.

A la mañana siguiente Harry le contó todo a Ron y Violet, ambos se quejaron por no haber sido llevados.

—Pueden venir esta noche. Yo voy a volver, puedo enseñarles el espejo—les dijo Harry.

—Me gustaría ver a tu madre y a tu padre—dijo Ron con interés.

—Por fin conocería a la tía Lily, papá y el tío James hablan mucho de ella—añadió Violet sonríente.

—Pues ya conozco a los Lupin—respondió Harry—Pero me gustara ver a toda tu familia Ron, todos los Weasley. Podrás enseñarme a tus otros hermanos.

—Puedes verlos cuando quieras—dijo Ron—Ven a mi casa este verano. Violet siempre viene con su hermano, te divertirás.

—Así es, su casa es genial ya lo verás—añadió Violet—Pero qué lástima que no encontraste nada de Flamel. ¿Por qué no comes nada, Harry?

Harry no podía comer. Había visto a sus padres y los vería otra vez aquella noche. Casi se había olvidado de Flamel. Ya no le parecía tan importante.

¿A quién le importaba lo que custodiaba el perro de tres cabezas? ¿Y qué más da si Snape se lo roba? Yo solo quiero volver a ver a mamá, pensó Harry.

—¿Estás bien?—preguntó Ron—Te veo raro.

[...]

En la noche...Harry temía no poder encontrar la habitación del espejo. Iba con Ron y Violet cubiertos por la capa, tuvieron que andar con más lentitud. Trataron de repetir el camino de Harry, vagando por oscuros pasillos durante casi una hora.

—Estoy congelado—se quejó Ron—Olvidemos esto y volvamos.

—¡No!—susurró Harry—Sé que está por aquí.

—Buscaremos un rato más, Harry—añadió Violet calmándolo—Pero si no la encontramos en media hora es mejor volver.

Pasaron al lado del fantasma de una bruja alta, que se deslizaba en dirección opuesta, pero no vieron a nadie más. Harry divisó la pareja de armaduras.

—Es allí... justo allí... ¡sí!—dijo acercándose y abriendo la puerta.

—Está aula parece que la última vez que la usaron Dumbledore era alumno—dijo Violet mirando a su alrededor, ya Harry había corrido al espejo.

—¿Ves? —murmuró Harry.

—No puedo ver nada.

—Ni yo.

—¡Mira! Míralos a todos...ahora son más, son muchos...—dijo Harry, iba a decir otra cosa pero frenó cuando vió algo más en el espejo, una figura que no estaba ayer, ni mucho menos parecía ser un Potter.

Junto al reflejo de Harry apareció una silueta, estaba seguro que era alguien de su edad porque era incluso un poco más bajita que él, tenía puesta una túnica azul oscuro, pero la capucha no dejaba que Harry viera su rostro, podía ver que llevaba ropa negra y la identificó como una niña porque alcanzó a distinguir una falda.

La niña se acercó al reflejo de Harry y le plantó un beso en la mejilla. Por instinto y a pesar de no sentirlo físicamente se puso rojo como un tomate y se tocó la mejilla. En ese momento su madre miraba la escena con ternura y su padre hacía un asentimiento con la cabeza.

De repente la niña se quitó la capucha, Harry quedó en blanco, el rojo de sus mejillas definitivamente se había ido y ahora se veía del color de un papel, la sangre bajó a sus pies y algo en él ya no quería que Ron y Violet vieran lo que él podía ver en ese momento.

—Sólo puedo verte a ti—dijo Violet y Harry suspiró aliviado, pero aún así quería ver que podían ver ellos.

—Yo igual.

—Miren bien, vamos, ponte donde estoy yo—dijo dando un paso a un lado y empujando a Violet, pero era cierto, ahora solo podía verla a ella con su pijama de pandas.

—Oh por Merlín....Harry, será ella?—dijo Violet y Harry pudo notar cómo sus ojos estaban aguados.

—¿Quién? ¿Qué ves?

—Veo a papá, y a Romeo—respondió—Pero también está ella, debe ser mamá y está siendo cariñosa con nosotros. Tengo una insignia de prefecta y Romeo tiene una de premio anual, todos nos felicitan.

—¿No puedes ver a los míos, pero a los tuyos si?—dijo Harry confundido—Tal vez te muestra a tu familia, los conozcas o no.

—Ahora ven tú, Ron—dijo Violet moviéndose, pero en parte quería quedarse ahí viendo a su madre ser amorosa con ella por primera vez.

Ella no la conocía, y Romeo se acordaba de casi nada, su padre les había hablado de la mujer intentando que ellos no tuvieran una mala imagen de ella, pero un día con Romeo escucharon que ella no era tan cariñosa como creían y que para muchos incluso era mala.

—¡Mírame!—dijo Ron que parecía fascinado con su imagen.

—¿Puedes ver a toda tu familia contigo?—preguntó Harry.

—No...estoy solo...pero soy diferente...mayor...¡y soy prefecto!—dijo asombrado.

—¿Cómo?—preguntó Harry.

—Ron es tan raro que seas el único de los tres que no ve a su familia—añadió Violet.

—Tengo...tengo un distintivo como el de Bill y estoy levantando la copa de la casa y la copa de quidditch...¡Y también soy capitán de quidditch!

Ron apartó los ojos de aquella espléndida visión y miró excitado a Harry.

—¿Crees que este espejo muestra el futuro?

—No lo creo, nadie sabe nada de mi madre y dudo que algún día llegue a ser así—respondió Violet algo triste.

—¿Cómo puede ser? Si mamá está muerta, y el resto de los Potter también—dijo Harry extrañado—Déjame mirar de nuevo...

¿Cómo podía mostrar eso el futuro? ¿Acaso ella esta en mi futuro?, pensó el pelinegro.

—Lo has tenido toda la noche, déjame un ratito más.

—Pero si estás sosteniendo la copa de quidditch, ¿qué tiene eso de interesante? Quiero ver a mamá—dijo empujándolo.

—No me empujes.

—¡Basta ya! ¡No peleen!—exclamó Violet—Por Merlín, van a escucharnos.

Un súbito ruido en el pasillo puso fin a la discusión. No se habían dado cuenta de que hablaban en voz alta.

—¡Rápido! ¡Corran!

¿La capa funcionaba con los gatos?, pensaron los tres al ver a la señora Norris entrando a la habitación, hasta que se marchó.

La nieve todavía no se había derretido a la mañana siguiente.

—¿Quieres jugar al ajedrez, Harry?—preguntó Ron.

—No.

—¿Por qué no vamos a visitar a Hagrid?—preguntó Violet—Podemos también molestar a Romeo, él odia que recreemos la escena de Romeo y Julieta.

—No...vayan ustedes.

—Sé en qué estás pensando, Harry, en ese espejo. No vuelvas esta noche—dijo Ron.

—¿Por qué no?

—No lo sé. Pero tengo un mal presentimiento y, de todos modos, ya has tenido muchos encuentros. Filch, Snape y la Señora Norris andan vigilando por ahí.

—¿Qué importa si no te ven? ¿Y si tropiezan contigo? ¿Y si chocas con algo?—volvió a hablar la niña—Te puedes meter en problemas.

—Pareces Hermione.

—Te lo digo en serio, Harry, no vayas

Pero Harry sólo tenía un pensamiento en su mente, volver a mirar en el espejo. Y así lo hizo.

Y allí estaban su madre y su padre, sonriéndole otra vez, y uno de sus abuelos lo saludaba muy contento. No sabía porque una parte de él esperaba que ella apareciera de nuevo, pero luego, por ahora quería estar con su familia.

Nadie iba a impedir que pasara la noche con su familia. Nadie.

—Entonces de vuelta otra vez, ¿no, Harry?—escuchó la voz de Dumbledore.

Harry sintió como si se le helaran las entrañas. Miró para atrás, debió de haber pasado justo por su lado, y estaba tan desesperado por llegar hasta el espejo que no había notado su presencia.

—No...no lo había visto, señor.

—Es curioso lo miope que se puede volver uno al ser invisible—dijo Dumbledore, y Harry se sintió aliviado al ver que le sonreía—Entonces—continuó Dumbledore, bajando del pupitre para sentarse en el suelo con Harry—Tú, como cientos antes que tú, has descubierto las delicias del espejo de Oesed.

Dumbledore le explicó que el espejo te permitía ver los mayores deseos de tu corazón. Eso explicaba porque Ron se veía destacando en todo lo que sus hermanos destacaron antes, y Violet veía a su madre siendo cariñosa con ella y su hermano.

Pero como Dumbledore lo dijo: «No es bueno dejarse llevar por los sueños y olvidarse de vivir», nada de eso era real y pensar que si lo era podía volver loco a cualquiera.

Ese día el director convenció a Harry de no volver al espejo, tal vez si era peligroso, incluso le preguntó a Dumbledore que había visto y le respondió: «Me veo sosteniendo un par de gruesas calcetines de lana», el chico pensó que era falso pero le parecía imprudente seguir preguntando.

Finalmente Harry salió de ahí para no volver, pero algo seguía rondando en su cabeza. Harry no le preguntó nada sobre eso a Dumbledore, y agradeció que al parecer el director no se había enterado, no podía dar explicaciones de cosas que ni el mismo entendía.

¿Por qué la vi a ella? ¿Por qué me daba un beso en la mejilla? ¿Por qué hacía parte de aquel mayor deseo de mi corazón que era conocer a mi familia?, se preguntaba camino a la habitación.

¿Qué hacía Mérope Malfoy junto a su reflejo en el espejo de Oesed?

§
¡Eo! Volví. Lo siento por irme tanto tiempo pero además de escribir fics ya estoy en la universidad y el tiempo es poco.

De recompensa les traje un capituló largo, y espero hoy subir otro.

¿Cómo les quedó el ojo con lo que vió Harry en el espejo?
A ,mi me dieron ganas de decirle: Oh cariño, todo es así solo que no te has dado cuenta.

Cuéntenme, ¿les gustan los nuevos gráficos?

En fin. Gracias por leerme y por votar. Ya somos muchísimxs más de las que esperaba.
Lxs tqm.

Xoxo, Ela.
§

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top