Capítulo 60.


Min Ho se despertó con unos brazos rodeando sus caderas. Aspiró el fuerte aroma de alfa a su lado. No, no había sido un sueño, Jin estaba con él. Llevó su mano tímidamente a la enorme que estaba posada en su estómago, cerró los ojos al mismo tiempo que acariciaba el dorso de ésta. Las caricias pronto dieron resultado ya que unos dedos comenzaron a acariciar su vientre con delicadeza, casi llegando a lo cariñoso. Sonrió y se acomodó mejor en el cuerpo ajeno, entonces el castaño pudo abrazarlo con mayor facilidad. Pronto se le añadieron unos labios a su espalda, dejando pequeños besos, haciendo al omega suspirar de relajación.

Tomó valor y se volteó para ver a Jin con una sonrisa en sus labios, no pudo controlar la sonrisa que se dibujó en sus propios labios, feromonas de felicidad llenando el aire, el alfa pasó un brazo por su cintura y lo atrajo hacia su pecho. Min Ho sintió como Jin aspiraba su cabello, viendo los músculos del alfa relajarse al instante; llevó su mano a la piel del mayor y la acarició con cariño.

No hacía falta palabras, sus acciones decían mucho. Los dos estaban emanando feromonas de felicidad, no podían detener sus manos de acariciar el cuerpo contrario. Jin acercó su nariz para rozarla con la del omega, sonriendo al ver como el chico se movía en busca de más contacto.

—Te amo. —definitivamente el corazón del menor se detuvo un pequeño periodo de tiempo. Miró a Jin a los ojos sin poder creerlo, no encontró rastro de mentira. —Te amo. —volvió a repetir.

Sin querer, los hermosos ojos del omega se aguaron, ¿cuánto había esperado para escuchar que esas palabras salieran de la boca de Jin? Su corazón se encogió y la primera lágrima salió, cerró los ojos cuando el alfa le tomó la barbilla y alzó su rostro para poder verlo. 

Unos labios se colaron por sus mejillas, besando el recorrido que las lágrimas habían hecho, así estuvieron un buen rato hasta que alcanzaron los del omega, sus labios se conectaron, comenzando una linda danza, Min Ho no dejaba de llorar conforme el beso lo mantenía distraído, el alfa se metió entre sus piernas, abrazando el pequeño cuerpo del omega, ambos estaban felices, ambos habían estado mucho tiempo lejos del otro, lejos de su otra mitad, habían deseado este beso por mucho tiempo, sus labios se conocían con desespero, reclamando y reconociendo que efectivamente eran esos que amaban. 

Las pequeñas manos del omega acariciaron las mejillas del alfa con cariño, todo, absolutamente todo era con cariño, no había nada más que amor entre ellos. Varios chazquidos sonaban debido a que sus labios de vez en cuando se separaban unos milisegundos antes de volver a unirse.

—Lo siento...—dijo Jin. —Lo siento mucho... por todo...—dejó de besarlo para esconder su rostro lloroso en el pecho de Min Ho. —Perdóname...

El omega no dijo nada, no dijo las palabras que Jin estaba esperando. Sólo se quedó en silencio, llorando y tocando los mechones castaños del mayor. No podía perdonarlo tan fácil, continuaba amándolo como siempre, pero todo el daño estaba presente, la razón por la que estuviera en Anyang estaba frente a sus ojos. Simplemente no podía permitirse olvidar todo como si no tuviera importancia.

—¿C-Cómo diste conmigo? —preguntó tratando de que la voz no le fallara. Jin le acarició el pecho.

—Contraté un detective. —respondió con la mirada baja.

—¿Por qué? —sabía la respuesta, pero quería escucharla de la boca de Jin.

—Porque te necesito. —dijo viéndolo a los ojos. —No sabes lo mal que la pasé en estos dos meses, te necesito, necesito a mi chico, necesito al omega que me complementa. —dijo sincero.

—¿Nada más me necesitas? —desvió su mirada hacia cualquier lugar que no fueran los ojos del alfa.

—Te amo. —dijo Jin. —Eso implica que te necesito, te amo, quiere decir que quiero estar contigo por voluntad, porque todo este tiempo fui un ciego que no supo valorarte. Estoy enamorado de ti y tus hermosas cualidades, estoy enamorado del hijo que tienes en tu vientre, estoy enamorado de ti Min Ho. Lamento todo, desde lo más sincero que te puedo decir, lamento cada estupidez que hice, es solo que...—el castaño suspiró profundamente. —No tengo excusa para justificar todo, solo por favor... aunque te cueste... cree que estoy arrepentido, arrepentido y enamorado.

El omega estaba luchando en su interior para no sonreír, quería verse frío ante los ojos de Jin, quería que el alfa pensara que ya no tenía efecto en él, cosa que era una reverenda mentira. Jin siempre sería el hombre por el que Min había caído, era su alfa y esa su compañero de vida. Al menos por ahora.

—¿M-Me darías otra oportunidad...? —los ojos de Jin delataban nervios, incluso el aroma a inseguridad llegó al ambiente. Miró al alfa con seriedad, pensado en su decisión.

—¿Q-Qué me asegura que no eres el mismo de siempre? —preguntó desviando la mirada. La posible respuesta le daba miedo.

—Dejé a Jungkook fuera de mi vida. —dijo amargo. —Lo olvidé, ya no me importa, era solo un deseo, pero a pesar de que decía quererlo, mi parte animal se enojaba, además tú eras el que rondaba mi cabeza cada día, cada minuto.

Sí bien, eso debía admitir que lo había sorprendido. ¿Jin dejó en paz a Jungkook? No quería ser grosero pero le costaba imaginarse eso, el alfa había estado quien sabe cuánto tiempo obsesionado con Jeon que ya hasta aburría verlo pendejeando por el pelinegro. Aunque daba gracias al cielo, el único obstáculo que lo separaba del alfa de su vida ya estaba fuera del camino. Miró a Jin, éste estaba esperando una respuesta de su parte.

—N-No... no la tendrás f-fácil Jin...—dijo con pena intentando ser serio, odió la forma en la que su estúpida voz lo traicionó tartamudeando. Se dio el lujo de sonreír de una vez por todas cuando Jin se removió en felicidad y las feromonas de felicidad se esparcieron en el cuarto donde estaban acostados, provocando que el omega se drogara con el olor.

—Te amo Min...—dijo el alfa con cariño, un cariño que Min Ho jamás había escuchado de su parte. —Te amo mucho, los amo a los dos...—y la mano de Jin se colocó en el estómago del omega, sintiendo el bulto del chico.

—Y-Yo también te amo J-Jin...—susurró feliz de poder decir esas palabras en voz alta.

—Déjame cuidarte... cuidarlos a los dos...—dijo a centímetros de los labios del omega.

—Hazlo por favor...—dijo bajito, abrazando a Jin.

Y el beso que compartieron fue el sello a ese trato.







♦♦♦






—¡FALTA UN MES Y MEDIO! ¡LA OMEGA QUE ME PARIÓ! ¡NO LE DIGAN A MAMÁ QUE DIJE ESO! ¡FUE LA ADRENALINA! —tanto Jimin como Hee Sook pegaron un fuerte brinco por los gritos de Jung Hyun cuando entró a la cocina.

El pelirubio hizo un puchero, el brinco que dio le hizo cortar más de lo que debía el pastel de chocolate que le había hecho a Jungkook. Le dedicó una mirada con los ojos entrecerrados a el omega, parecía un gato, esos que dicen: "te voy a matar, mira lo que me hiciste hacer" con solo la mirada.

—¿Para qué? —dijo tratando de volver a cortar correctamente el pastel para meterle unas frutas dentro.

—¿Excuse me? —dijo el chico. —¿Para qué más? ¡Tu boda! —dijo con enojo. —Ya hasta han etiquetado a Jungkook como millones de veces.

Jung Hyun se acercó al omega para enseñarle donde varios famoso, tanto empresarios como cantantes y otras profesiones, le daban sus felicitaciones a Jungkook por la próxima boda. Jimin se sonrojó.

—Son muchos...

—Y esto es solo la mitad. —dijo la chica. —Mi bebé HyunA puso un comentario. —Jimin se acercó para ver mejor.

"@HyunAofficial: ¡Felicidades! @JeonJUNGKOOK espero conocer al afortunado. Esperando el evento desde ahora. Besos."

Jimin sonrió apenado. Jung Hyun le mostró más de uno diciendo casi lo mismo. Muchas personas estaban esperando la boda del empresario más rico de Corea. Y Jimin pensando que iba a ser solo la familia del alfa, vaya ilusión.

—Un mes y medio...—susurró con notable felicidad, cubriendo sus encendidas mejillas. —Seremos esposos en un mes y medio...

Jung Hyun se acercó para abrazarlo cuando vio los ojos cristalizados del pelirubio, le acarició la espalda para reconfortarlo y Jimin lloró en su hombro. Estaba tan feliz, saber que encadenaría su vida con la persona que amaba lo hacía tener estos efectos. 

Jeon no podía haberlo hecho más feliz cuando lo escogió de ente muchos otros, cuando lo aceptó sin importar quien fuera y sin juzgarlo por donde provenía. Sin duda se había sacado la lotería con el alfa y viceversa.






♦♦♦





Suni entró con unos documentos en la mano, unas dona y dos cafés. Jungkook agradeció al cielo, al menos ya iba a liberar un poco la carga que tenía en esos momentos. El problema era, que además de trabajo que le tocaba hacer a él, tenía que hacer el de su madre. Y para peor el de su padre también. No podía con tanto, no había podido tomar el teléfono y ponerle un mensaje a Jimin y decirle que lo extrañaba y que lo amaba. Se preguntaba como estaría su omega. Quería abrazarlo, y eso es lo que haría apenas llegara a casa, lo besaría hasta cansarse y le diría al oído lo mucho que lo ama.

—Bien, dame aquella columna. —Suni se sentó frente a su mejor amigo y comenzó a llenar papeles. Bebió de su café y miró lo estresado que estaba el alfa. —Oye, come una dona, no quiero que te llegue la ansiedad.

Le pasó las donas, unas rellenas, otras con chocolate, vainilla, maní, gomitas, dulces, etc. Jeon tomó una y la mordió, bebió de su café y dejó lo que estaba haciendo para poder comer.

—Anda, dilo. —dijo el alfa. Mirándola con seriedad. La omega suspiró.

—No quisiera pensar en eso ahorita. —dijo rellenando unos espacios.

—Entonces vas a evitar el tema todo el tiempo, no Señorita, dime qué mierdas hizo ahora.

La omega cerró los ojos, recordando como había encontrado al alfa que quería metiéndosela hasta el fondo a otra omega. Miró a Jungkook con los ojos cristalizados y dejó salir el sollozo que estuvo reteniendo.

—Me engañó. —se encogió de hombros. —Como todos los alfas, me hizo creer que lo nuestro era serio pero no era así—.Suni apretó los puños del enojo.

—Te dije que es un imbécil. —dio un golpe en la mesa. —Al menos dime que hiciste algo.

Suni sonrió victoriosa en medio de las lágrimas.

—Los eché de la casa. Debiste ver como corrían desnudos por toda la calle. —carcajeó. —Ni vestirse les dio tiempo.

—Bien, no quiero verte con él de nuevo. —demandó serio. —Sino yo mismo meteré manos en el asunto.

Unos toques en la puerta llamaron la atención de ambos individuos, la chica se volteó para poder limpiarse las lágrimas, Jungkook vio a Yang Mi entrando en la oficina.

—Señor, lo buscan en la recepción. —dijo antes de voltearse e irse.

—La puta madre. —dijo poniéndose de pie. —¿Ahora quién será?

Caminó y caminó por el edificio, bajó en el ascensor y se acomodó su apariencia un poco; arreglándose el flequillo y acomodándose el traje. Cuando las puertas del elevador se abrieron, lo primero que vio a lo lejos fue a un hombre y a lo que parecía era su esposa. Fue hasta donde ellos, los desconocidos le prestaron atención.

—¿Jeon Jungkook? —dijo el hombre, no tardó en reconocer que era un alfa. Jungkook asintió.

—Sí. —dijo confuso a la sonrisa para nada confiable del hombre.

—Al fin nos conocemos, soy Lee Hyun Mi, y ella es mi esposa Young Mi.

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